Hola! Bueno me dieron ganas de escribir Personajes X Lector, así que usaré al día de San Valentín por eso serán 14 comenzaré con uno y ustedes me dirán a quién quieren para siguiente y yo lo discutiré con la almohada xD, no se repetirán, bien eso es todo n.n

Pareja: HibarixLector.

Disclaimer: Katekyo Hitman Reborn no me pertenece es propiedad de Akira Amano.

Nos vemos abajo.


El San Valentín es para todos

I:

Invisible

Ella los conocía, los conocía todos, unos eran sus compañeros y otros simplemente eran muy ruidosos como para no notarlos; muchas veces los miraba por la ventana mientras comía con sus dos mejores amigas, únicas amigas debía decir, ella no era tan buena para hacerlos pero aun así ellas estaban con ella y se los agradecía bastante, y mucho más cuando supieron que chico era el que le gustaba.

Ésta fue su reacción…

¿¡Qué?! — las dos chicas gritaron al unísono, ganándose las miradas de las demás féminas del club de cocina, que recogían las cosas para irse.

N-no griten — dijo en un susurro, mientras hacía ademanes con las manos y un sonrojo en las mejillas.

¿P-pero co-cómo?— empezó las más alta de las tres, que se soltaba su ondulado cabello rubio y largo de la pañoleta que traía.

Cómo, ¡no!, sería ¿por qué? — la otra con un ceño fruncido muy notorio, se quitaba el fleco de la frente de su corto cabello marrón.

Bajó la mirada, no sabía que decir.

La rubia y castaña se miraron unos segundos.

¿Por eso no comías unas veces con nosotras? — preguntó la rubia, contemplándola, tratando de comprender.

La acusada asintió.

¿Y también cuando no te ibas con nosotras? — la castaña tenía los brazos cruzados y estaba recostada del mesón que tenía a su espalda.

Volvió a asentir con su cabeza gacha.

Bueno, primero que nada estás loca — la del fleco colocó sus brazos en jarra, cerrando los ojos mientras asentía.

¡Nia! — reprochó la rubia con preocupación, encarándola.

La otra se sintió más chiquita.

Y también medio acosadora — volvió hablar ganándose una mirada más intensa de la rubia. —Pero… si te gusta él no podemos hacer nada — sus brazos seguían en jarra pero tenía una enorme sonrisa, tratando de animarla.

La más alta sonrió mirando a la otra: — No te preocupes, todo está bien — sus orbes llenos de preocupación no se iban, pero la iba apoyar.

La chica alzó sus ojos, viendo la comprensión en sus amigas y sonrió un poco junto con ellas.

Suspiró, regresando a la realidad y vio por enésima vez la crema de chocolate que estaba enfrente.

Mañana iba a ser catorce y como es la tradición le daría al chico que les gustaba un chocolate. Pero ella no era muy buena con los dulces, justamente por eso se encontraba luego que las clases acabaran en el club desierto de cocina, intentando que le quedara decente… al menos.

Un poco nerviosa hundió un dedo en la mezcla.

Por favor, que éste sepa mejor.

Sin embargo, justo antes de llegar a su boca, la puerta se abrió y giró su cabeza hacia ella.

Y ahí, en el umbral, con su uniforme siempre impecable se encontraba Hibari Kyoya, contemplándola fijamente.

La chica se alarmó y bastante, trataba de no notar el incesante pum pum pum, de su corazón acelerado.

—Es contra las reglas estar en la escuela luego de horas de clases — el chico ojeó el salón y la chica que estaban igualmente sucios.

La chica tragó duro y trató de aclarar sus ideas: — ¡L-la presidenta m-me dejó un pase! — gritó un poco innecesariamente, mientras buscaba dicho papel. Sus mejillas estaban ardiendo y su corazón se aceleró más por los nervios.

Cuando la chica encontró el papel -manchado un poco de chocolate- se lo entregó sin mirarlo a los ojos.

Él lo miró: — Limpia el salón y vete en quince minutos o tendrás un castigo — se volteó y salió del salón, dejando a la chica pasmada en la puerta.

Sí, la persona que ella le gustaba era el tan afamado presidente del comité disciplinario, Hibari Kyoya. Ni ella misma sabía cuándo fue que empezó, primero lo empezó a seguir con los ojos cuando hacía la guardia, después lo observaba "cumplir las reglas" y así sucesivamente. Creyó que era un tipo de admiración por lo fuerte que era, pero la admiración no hace que tu corazón lata con fuerza, o que quisieras que volteara y te viera, y justamente por esas razones observaba el grupo de Tsunayoshi-kun, unas veces "estaba" con ellos y muchas de esas había visto esas locas cosas que tenían ellos, pero ese no era el punto ahora, tenía que irse sino quería que el prefecto regresara.

Cuando ya estaba en la entrada de la escuela la miró y comenzó a caminar.

Mañana era el día…

Para Reborn la fecha del 14 de febrero siempre ha sido algo divertido y estaba seguro que eso no cambiará hoy; el año pasado con Bianchi fue genial se preguntaba qué traerá éste.

—Más vale que recibas algo éste año, Dame-Tsuna — susurró Reborn, mientras caminaba. El sicario dio un saltó cuando sintió que algo cerca de él caía.

El gemido de dolor de una chica se escuchó.

El arcobaleno miró hacia abajo –estaba en una cerca- y se encontró con una chica que trataba de levantarse.

— ¡Rayos, ya es tarde! — Observó la cajita que traía — No le pasó nada — suspiró con una diminuta sonrisa y se echó a correr olvidado algo en el camino.

Los ojos negros de Reborn se fijaron en un papel doblado en el suelo y lo agarró antes que saliera volando.

—Hibari Kyoya-san…— leyó el nombre en la parte de arriba y no pudo evitar sonreír. Lo sabía éste año sería interesante también.

Las clases pasaron normal para la protagonista de esta corta historia y para la hora del almuerzo estaba lista para cumplir su cometido.

De algún modo los estudiantes lograron salir del salón por la enorme obstrucción de las fans de Yamamoto Takeshi y Gokudera Hayato, por lo menos se movilizaban cosa que agradecía pero Tsuna que era seguido por sus amigos y la enorme oleada de fans de los primeros, no estaba feliz y más que todo porque Bianchi lo empezó a seguir con su poison cooking.

Pero tres se encontraban aún en el salón.

— ¿Éstas lista? — su amiga Nia le sonreía.

Ella asintió.

—No es necesario que lo hagas — continuó la rubia preocupada, después de todo era Hibari Kyoya de quien estamos hablando.

—Sí, lo haré — dijo ella con un poco de confianza. — ¿Podrían dejarme sola? Tengo que pensar un poco — se rascó la cabeza con vergüenza.

— ¡Claro! — Nia arrastró a la rubia junto con ella —Pero, no le digas que lo sigues, eh — le guiñó el ojo y salió.

— ¡Suerte! — se escuchó de la rubia que ya no se veía.

La otra se sonrojo por el comentario.

No era necesario decir eso.

Respiró profundamente y agarró el chocolate que estaba en su mesa, iba a caminar pero recordó algo: —Cierto, el papel — abrió su bolso y empezó a buscar dicha cosa, sin éxito. —¿Dónde ésta? — se desesperó un poco. Vamos no se le podía perder, le tomó horas escribir eso sin que sonara… torpe, ni patético. ¡Y ahora más que ni se acordaba bien de las palabras!

—Ciaossu, ¿esto es lo que buscas? — en el marco de la ventana se encontraba un bebé con su dichoso papel en la mano.

Sí, ese bebé lo había visto antes en la escuela, siempre le pareció extraño pero nunca se lo mencionó a sus amigas.

—Sí, eso creo — recibió el objeto y leyó encima y se sonrojo furiosamente. — ¿Lo leíste?

—Sí — esa respuesta simple hizo que se volviera chiquita. —Hibari está patrullando por el alboroto de san Valentín, si se lo quieres dejar en la azotea será mejor que te apures. — la mirada sorprendida de la chica se encontró con la imperturbable de Reborn.

¿Cómo supo que yo…?

Ella asintió no muy segura y salió del salón, luego de ver esa peculiar sonrisa del pequeño sicario.

Luego de ese alborotado almuerzo, que se extendió un poco más por la fecha; las clases siguieron su curso normal, aunque los alumnos se "supone" que están en clases, él, el presidente del comité disciplinario siguió patrullando un poco más, para luego subir para tener su merecido descanso.

Él le desagradaba la fecha porque los herbívoros se ponían más herbívoros de lo que ya eran sino también porque son aún más ruidosos, aunque eso ya no importa eso se acabó.

Abrió la puerta de la azotea y enseguida algo en su rango de visión apareció. Se acercó hasta ver que era una cajita de envoltura blanca y lazo rojo, y debajo de ésta estaba algo así como una carta.

El moreno sintió como Hibird aterrizaba en su cabeza.

—Hibari, Hibari — canturreó la pequeña ave, mientras su amo bajaba a agarrar las dos cosas.

Miró la caja unos segundos y la palabra chocolates pasó por su cabeza, los olfateó para ver si encontraba algo raro. No, no había nada. Sus metálicos ojos se fijaron que la "carta" decía su nombre.

La ave su bajó a su hombro, igualmente viendo la carta.

Hibari Kyoya-san

Feliz día de San Valentín

Le dejo estos chocolates como muestra de gratitud por su gran trabajo,

Admiro que siempre esté al tanto de cumplir las reglas; al igual que admiro su fuerza,

Desearía ser igual de fuerte que usted para poder entregarle éste regalo de frente

Pero no puedo, aún soy muy débil, y no me perdonaría el hecho que ni su cara viera por cobarde.

Es por eso que ni mi nombre le doy, porque quiero que cuando me vea sea alguien fuerte y de confianza como usted

Att: La chica invisible.

—Herbívoros… — susurró, mientras abría la caja y se metía un chocolate, de tres en la boca.

Amargo.

Se sentía un sabor amargo y dulce al mismo tiempo.

Se recostó en el suelo mirando al cielo; el chocolate se deshacía en su boca lentamente.

La chica invisible

Sonrió de medio lado, mientras se llevaba otro más a su boca.

Un herbívoro que quiere ser como él…

Reborn observó, de donde estaba, los ojos cerrados de Hibari, parece que ya era hora de tener otro miembro de familia.

Después de todo ya la chica conocía un poco. La sonrisa del sicario se amplió.


Y listo algo largo y nada de romance xD bueno es un poco difícil considerando que es nuestro Hibari pero creo que no está tan mal, el próximo no se cual será, así que si les gustó díganme n.n

Ciao Ciao!

Sayuki. Uchiha .Vongola