Disclaimers: Los personajes de Harry Potter pertenece a J.K. Rowling y a los que han comprado parte de los derechos de autor, lo cual NO es mi caso, y sólo los utilizo sin intención de lucro alguno, la trama me pertenece, salvo los personajes, como ya se ha mencionado anteriormente.

Nota de la Autora: La historia es una segunda parte de "La Heredera de Morgana", no tenía pensado hacer una segunda parte a pesar de que me dijeron que el final había sido bastante abierto, sin embargo, la actuación de Domhnall Gleeson en Star Wars, The Force Awakens me inspiró para hacer esta segunda parte.

Nota de la Autora 2: Esta historia contiene muchas referencias de películas ajenas de Harry Potter que habla de la época Arturica, y por lo tanto de Merlín y Morgana, también de series de magia, mezclé muchas cosas que vi y me parecieron interesantes, por lo tanto he puesto esas referencias en el fic, sólo sobre la clase de magia que se puede hacer por parte de algunos personajes, no de todos. Espero que puedan darle una oportunidad.

¡Hola! Pues he vuelto con una nueva historia, espero que les agrade, cualquier cosa, siempre y cuando sea dejada con respeto será aceptada, no me cierro a las críticas siempre y cuando sean constructivas y para mejorar, si no les gusta, también sabré aceptarlo, sólo si se dirigen con respeto, bueno, pues, espero que les agrade, ya lo dije, nos leeremos después.


Observó la sonrisa de satisfacción formarse en los labios del hombre frente a él, la diferencia de poderes no era lo único que los diferenciaba, sino también la edad, el hombre frente a él, era joven, lleno de vida, los ojos eran una mezcla de ambas familias, cerca de la pupila era de un color café claro, como el de su abuela y su madre, perdía tonalidad volviéndose gris y aumentaba al final para tornarse de un extraño azul obscuro, no recordaba que esa mirada estuviese tan llena de resentimiento hacia él, hacía el mundo.

No fue tan rápido al momento de defenderse, se sentía tan impotente de no poder ni siquiera proteger su mente de él, estaba tan vulnerable, estaba tan expuesto al hombre de veintitrés años frente a él, la melena pelirroja se agitó cuando negó, estaba viendo todos sus recuerdos, disfrutando de torturarlo en el proceso.

Unos minutos después, dejó de moverse dentro de su cabeza, buscando recuerdos al azar, podía saber lo que buscaba, pero esa memoria, iba a negarse a otorgarla, tal vez un día tuvo el destino más grande e importante del mundo mágico, pero eso había quedado en el pasado, y ahora, estaban en un momento de culminación, lo sabía, lo iba a matar en cuanto encontrara ese cruel recuerdo en su memoria, el recuerdo que posiblemente había desatado todo estos sucesos, le dolía admitir que estaba ahí, hincado esperando que ese hombre se dignara a matarle de una vez, y no alargara más su agonía.

Su vista fue de nuevo al hombre, era extraño verlo, después de todo aquello que había pasado, pero Harry siempre había hecho las cosas conforme creyera que eran correctas, tal vez para el resto del mundo pudiese calificarse como egoísta, pero siempre pensaba más allá, o al menos eso siempre quiso pensar, sus acciones nunca habían sido las mejores, pero jamás lo habían llevado hasta éste punto, siempre las personas lo amaban u odiaban por el nombre que llevaba, por su historia, no por sus decisiones, esas jamás importaban del todo, el mundo mágico siempre esperaba mucho de él, pero nunca supo qué.

Harry Potter había ocasionado ya muchos problemas desde su primer año de edad, pensó que era el destinado a terminar con el más grande mago tenebroso de todos los tiempos. Que equivocados habían estado. Su destino era terminar con un mago tenebroso, sólo para despertar la furia del hechicero más grande.

El pelirrojo que era una copia pelirroja y no muy distante de su padre físicamente, pero si Draco Malfoy alguna vez había sido frío, distante y arrogante, su hijo estaba superando por mucho, los pasos de su padre, el joven caminaba erguido, con la cabeza en lo alto, como si no hubiese nada en el mundo que pudiese avergonzarlo, tenía habilidades demasiado desarrolladas en magia antigua y poderosa, ni siquiera usaba una varita para controlar aquellos poderes, usaba magia no verbal, y cuando pronunciaba algún hechizo, Harry no lo conocía, y podría jurar que si su mejor amiga siguiese viva, tampoco los conocería.

—Es divertido lo mucho que te pareces a tu padre –soltó un poco divertido Harry.

— ¿Ahora vas a expresarte bien de mi padre? –elevó una ceja y le otorgó una sonrisa torcida, marca Malfoy.

—Él y yo jamás fuimos amigos –contestó Harry –no hizo cosas buenas para…

—No fue él quien asesinó a sus propios amigos –soltó con naturalidad –no fue él quien asesinó a la única familia que tuvo cuando literalmente nadie lo quería ¿Qué fue lo que te provocó que la mujer que amabas, según tú, claro, te cambiara por tu enemigo?

—Ginny y yo…

—Su nombre era Ginevra –negó –me siento más cómodo llamándola Ginevra –se encogió de hombros.

—Ni siquiera madre –soltó Harry incrédulo.

—La única madre que tengo se llama Ana –negó –fue ella la que cuidó de mí.

—Tu madre te amaba.

—Lo sé, mi padre también, mi hermana incluso me amaba, pero somos parecidos en algo, Tío Harry, un hombre, un mago, nos arrebató todo, creo que no pensaste en cómo te sentiste toda tu vida por que un hombre decidió jugar a ser todo poderoso y mató a tus padres, mataste a ese hombre, y ambos sabemos que no fue por el bien de la seguridad mágica, querías venganza, y tuviste tu venganza.

—Así que vas a vengarte de mí –se burló –eso no funcionará para nada –negó.

—Lo sé, lo sé, he tenido muchos años imaginando este momento, he estudiado todo lo relacionado a los míos, los tuyos, los magos tenebrosos, la diferencia entre ellos y yo, no es la habilidad, somos igual de habilidosos, si no es que me estoy menospreciando a mí mismo, la magia oscura que ellos trajeron al mundo, tío Harry, es magia muy reciente.

—La tuya no ¿me equivoco?

—No estoy usando Legeremancia –pronunció el pelirrojo y observó a Harry –no he entrado en tu mente, como has estado pensando –sonrió –tus pensamientos han estado tan quietos, como lo estuvo tu conciencia mientras matabas a mi familia.

—Pero…

—Magia oscura y antigua, no necesito entrar a tu mente ¿conoces las mandrágoras tío Harry? –Sonrió –claro, con una trajeron de vuelta de la petrificación a mi tía Hermione –negó –me fascina la idea de imaginarla aquí –se acercó divertido a Harry –aprender todo lo que yo he aprendido, sin duda sería la mejor bruja del mundo, mejor que yo –sonrió.

Harry observó con atención al pelirrojo, la forma en la que hablaba de Hermione, sin duda esa clase de magos tenebrosos eran bastante nuevas, el mago frente a él era un mago de sangre pura, proveniente de una de las familias más importantes, como lo eran los Malfoy, y… no conforme con eso, sus ancestros eran Morgana y Merlín. Y aun así, hablaba de una sangre sucia como si hablara de…

—Aun no lo entiendes –habló él sacando de sus pensamientos a Harry – ¿o sí?

—No sé de qué me hablas –frunció el ceño.

—El origen de la sangre, es una mezcla de la sangre de la madre, con la del padre, no importa si eres sangre pura, o nacido muggle, la sangre no se diluye por eso –sonrió –todo está aquí –se apuntó un dedo a la sien –lo inventó alguien que simplemente, quería sentirse superior, mi tía Hermione era genial, su dominio por toda clase de hechizos, hubiese sido Ministra de Magia, si no hubieses hecho que la mataran.

—Estábamos intentando…

—Deshacerse de mi hermana y de mí, supongo que te arrepientes de haber matado al equivocado, Eltanin jamás, hubiese aceptado irse con Ana –se encogió de hombros –y realmente, tío Harry, no estaríamos aquí, si no hubieses irrumpido en la Madriguera esa noche, mi padre podría ser el arrogante inútil más grande del mundo, pero me amaba tanto, lo suficiente, como para mantener la oscuridad dentro.

—Bueno, eso está en juicio ¿no es así?

—Supongo –se alejó y se giró, Harry volteó en la dirección a la cual el pelirrojo observó.

—Noticias –sonrió la rubia que se había llevado a joven cuando era niño, para sorpresa de Harry, seguía idéntica.

— ¿Qué tan buenas son esas noticias? –interrogó.

—Tienes un nuevo nombre, te llaman Lord Mors –se burló.

—Mors –frunció el ceño y observó a Harry –dime algo tío Harry ¿Por qué los magos tenebrosos buscan pseudónimos ridículos?

—Dímelo tú, Lord Mors –se burló Harry.

—La buena noticia no es esa –le extendió una copia del Diario el Profeta, el chico hizo cara de fastidio y la tomó –Lily Luna Potter –susurró la rubia al oído de Harry –te ha bautizado como Lord Mors –sonrió y besó la mejilla con diversión.

—Creo que no saben que el hijo de Malfoy sobrevivió ¿cierto?

—No, nadie sabe que sobreviviste –admitió.

—Ya veo, porque sabes algo tío Harry, si sus magos tenebrosos de antaño usaban pseudónimos tontos y ridículos, era porque se avergonzaban de sus orígenes, pero yo soy Rastaban Malfoy. No hay nada de qué avergonzarse. Así que fui, soy, y seré Rastaban Malfoy.

—Suena bien –bufó –pero si vas a matarme, hazlo ya –exigió.

—No funcionan así las cosas, tú lo dijiste, vengarme y matarte, terminaría con todo, no pienso ser tan benévolo en ese aspecto, mientras tanto, creo que es necesario ir a visitar a la pequeña Lily Luna Potter, una visita cordial, sólo para presentarme… tal vez ya no me recuerde, pero tenemos algo en común, somos pelirrojos, y creo que es un poco lista ¿no lo es? Sabrá inmediatamente, que soy un Weasley, no sólo un Malfoy.

—No te atrevas a ponerle una mano encima a mi hija –bramó Harry pero no pudo moverse ni un solo centímetro.

—Vamos, tío Harry, ella y yo no somos familia ciertamente, así que –se acuclilló frente a Harry –si ella quiere ¿quién soy yo para negarle ese placer? Sería interesante ¿no? Me pregunto –sonrió –si el noble y perfecto Harry Potter sería capaz de matar a su propio nieto si llegara a ser mío –sonrió y desapareció.

oOo

Lily Luna estaba sentada tras su escritorio escribiendo acerca de las nuevas noticias sobre ese extraño mago, había aparecido de la nada, y todo el mundo mágico se había vuelto un caos, el Ministro de Magia evadía todas sus preguntas al respecto, pero lo conocía tan bien, como para saber que ocultaba algo, y su padre, bueno, a él no lo veía desde hacía casi una semana, pero tampoco era algo muy anormal, como jefe del Departamento de Aurores, desaparecía semanas cuando investigaba a los ex mortífagos, y ahora con el rumor de que un nuevo mago tenebroso estaba por alzarse, el famoso Auror Potter estaría buscándolo, no le preocupaba, su padre podría con él, así como con Voldemort.

—Así que Lord Mors –dijo una voz profunda, suave y seductora a sus espaldas, una voz completamente extraña.

—Pero… ¿qué… cómo? –se giró asustada y observó al hombre que le otorgó una sonrisa torcida.

—Una reportera que no puede formular una pregunta ¿cómo es que le contrataron? –se burló –cierto, por la influencia de papá ¿no?

—No –negó enfadada –lo que ocurre es que… me ha sorprendido, no lo he visto entrar, y… mi puerta ha estado cerrada desde hace media hora.

—Bueno, si gira el picaporte, seguramente se abre.

—Buen intento, pero no lo haga, no soy idiota, usé un hechizo protector.

—Demasiado débil, si me permite –sonrió.

—Claro que no es débil, mi padre me enseñó…

—Demasiado débil –sonrió de vuelta –pero no, no he girado su picaporte –aclaró.

—No hay manera de…

—Aparición –soltó como simple.

—Nadie puede aparecerse en el Ministerio de Magia –contestó –sólo las chimeneas que están…

— ¿Por qué Lord Mors? –cambió de tema.

—Mitología –contestó ofendida –bueno, no creo que lo sepa, por supuesto…

—Según la mitología romana, Mors es la personificación de la muerte ¿me equivoco? –sonrió ante la perplejidad de la chica pelirroja frente a él.

Lily observó con detenimiento al hombre, no lo conocía, estaba segura, pero le resultaba familiar, extrañamente familiar, se detuvo un momento en el cabello pelirrojo y después en el de ella, era de diferente tonalidad, el de ella era claro, en cambio, el de él, era un rojo pasión, sonrió débilmente, le recordaba el rojo Weasley.

Se mordió el labio cuando la mirada profunda del hombre se posó en ella, revisándola con demasiada atención, tragó saliva y sus ojos le llamaron la atención.

—Así que sabe de mitología –sonrió.

—No estoy de acuerdo en que le llame Lord Mors –se encogió de hombros y avanzó hasta el frente del escritorio.

—No he pedido su opinión respecto a cómo he decidido nombrarle.

—Así que alguien nombró a Voldemort –se cruzó de brazos.

Lily intentó observar a otro lado, los bíceps del hombre fue algo que sin duda la distrajo.

—No, él lo creó con su nombre, es un anagrama ¿sabe que es un anagrama? Bien, en todo caso ¿Por qué debe importarme su opinión respecto al nombre que le he dado? Nadie sabe nada de él, sólo se le ha visto en seis ocasiones, en ninguna de ellas es claro, su identidad ha estado bien oculta.

—Bueno, tal vez deberías darle tiempo.

— ¿Tiempo? –Se burló –supongo que vendrá aquí y se presentará conmigo, y me dirá que deje que se autonombre él.

—Lord Mors no asusta para nada –se encogió de hombros.

—Ya sé quién eres –se acercó a él y golpeó su pectoral derecho –eres el nuevo reportero ¿cierto?

—No, no lo soy –observó la mano de la pelirroja, así que ella se alejó apenada.

—Lo siento en ese caso, no puede venir aquí y decirme que le gusta o que no le gusta.

—No sabes nada de ese a que aman llamar mago tenebroso. No puedes llamarlo Mors.

— ¿Por qué no?

— ¿Sabe algo de mitología? –Elevó una ceja –porque si sabe, Mors vendría siendo lo que Tánatos para la mitología griega, según, era hijo de la Diosa noche, Nox, y es hermano de la personificación del sueño, se le confunde con Marte, Dios de la guerra, y Plutón, el Dios del inframundo u Orcus, Dios de la muerte y castigos del perjurio.

—Y sabiendo todo eso, consideras que he elegido mal el pseudónimo –se burló.

—Sabe todo de Mors, pero dígame ¿Qué sabe de Tánatos? Después de todo, son la misma persona, en diferentes lugares, al mismo tiempo.

—Tánatos era la personificación de la muerte ¿qué más? Es un mago tenebroso, sin duda matará gente.

—Sin duda lo hará –se acercó a ella y se agachó, aproximando sus labios a los de Lily –sin duda matará, pequeña Potter, pero… Tánatos y Mors, son la personificación de la muerte sin violencia. Y créeme algo, si ese mago tenebroso va a matar, no será sin violencia, sino lo contrario, será con mucha violencia.

—Así que tengo que cambiar su nombre a Lord asesino violento.

—No –rió divertido –tiene un nombre, y le gusta que lo llamen por ese nombre.

—Por supuesto, ¿y cuál es ese nombre y por qué lo sabes tú?

—Su nombre es Rastaban Malfoy –la chica se quedó sorprendida y sus ojos esmeraldas se abrieron tanto, que parecería que saldrían dos pequeñas esmeraldas de sus cuencas –y lo sé, porque soy él –sonrió.

La pelirroja negó, en un intento de aclarar su mente, avanzó hasta él, y sin previo aviso lo abofeteó, provocando una mirada penetrante y una sonrisa divertida en él. Mientras ella temblaba ante la ira.

—Rastaban Malfoy está muerto –soltó en un bufido –lo ha estado por años, y sin duda no permitiré que uses su nombre para algo así, no involucrarás a la familia Malfoy o Weasley para algo así, no lo permitiré.

—No es de permitir, o no permitir, Lily Luna Potter. Deberías preguntarle al Ministro de Magia lo que pasó esa noche en la Madriguera, como irrumpió de la nada, y junto a tu padre, asesinó a toda mi familia.

—Haré que te arrepientas de esto –lo apuntó con su varita, él sólo sonrió.

—Como quieras –chasqueó los dedos y la varita quedó incrustada en el concreto.

Sacó un pequeño frasco de sus pantalones y se lo arrojó, Lily lo sujetó un poco asustada, pero aun así, intentando no demostrarlo, soportó la mirada fría y la sonrisa sarcástica la molestó.

—No es necesario que uses el pensadero –se encogió de hombros –tampoco que lo bebas todo, puedes guardar un poco para James y Albus –ella bajó la vista hasta el frasco –el tío Harry, fue tan amable en otorgarme ese recuerdo.

Cuando ella levantó la vista del frasco, él ya no estaba, así que observó de nuevo, tomó su abrigo, negó al ver a su varita incrustada todavía en la pared, suspiró y salió de la oficina.

Llegó al apartamento de James, donde había citado a sus dos hermanos, los dos ya estaban ahí, esperando, pensando que iba a decirle algo respecto a su compromiso que no había anunciado aún, aventó el abrigo y se cuadró ante sus hermanos.

—No, no me lo digas, te peleaste con el idiota de McLaggen, Lily ¿no se supone que planean casarse?

—No es eso por lo que los hice venir, chicos –suspiró.

—Menos mal, yo creí que tendría que golpearlo, o algo por el estilo –sonrió James.

—Es sobre papá.

— ¿Qué con él? –frunció el ceño Albus.

—Recuerdan que les conté sobre el rumor de un nuevo mago tenebroso…

—Sí, todo el mundo mágico lo sabe, están aterrados, ¿sabes quién es? –interrogó James.

—No estoy muy segura de quién sea realmente él, pero hoy fue a mi oficina en el Ministerio.

— ¿Y quién dice que es? ¿Lord Mors? –elevó una ceja James.

—Rastaban Malfoy –contestó la inquietud de James.

—Eso es imposible, papá nos contó que hace diecisiete años, los mortífagos atacaron la casa de los Weasley justo antes de Navidad, y que todos murieron. Sin duda él no puede ser quien afirma ser.

—Me dio esto –mostró el frasco –dice que papá se lo dio, es el recuerdo de lo que pasó, según él.

—Si ese hombre resulta ser el mago tenebroso, Lily ¿no has considerado la posibilidad de que nos quiera muertos? Somos hijos de Harry Potter, el salvador del mundo mágico, nuestro padre venció ya una vez a un mago tenebroso, no se querrá arriesgar a que uno de nosotros arruine sus planes.

—Había algo en él –negó la chica.

El recuerdo de los ojos de ese chico llegó hasta su memoria, ese rostro inexpresivo y atractivo, era demasiado despegado a lo que el espacio personal era.

—No creo que él quisiera matarme, lo hubiese hecho, tomando en cuenta que un hechizo protector como el que tiene el Ministerio de Magia para que no se pueda desaparecer o aparecer, no fue nada para detenerlo.

—Pues entonces vayamos al pensadero –sugirió Albus.

—Dijo que sólo era necesario un pequeño trago –informó.

Los tres Potter observaron el frasco frente a ellos, se encontraba a mitad de la mesa de centro de la sala del apartamento de James, quien fue el primero en desesperarse, sujetó el frasco y bebió un pequeño trago, Lily siguió el ejemplo, y al último, Albus.

La puerta principal de La Madriguera se abrió de golpe, perturbando la pacífica cena que todos los miembros de la familia tenían, la Madriguera en un instante se vio invadida por una brigada de Aurores, junto al Ministro de Magia, haciendo que Arthur Weasley se levantara entre un tanto alegre de ver a su viejo amigo Kingsley y un poco preocupado por la forma en la que habían entrado a su hogar, mientras cenaba con sus hijos, sus nueras y su yerno, acompañados de todos sus nietos.

El rostro de Molly Weasley se vio completamente perturbado cuando el pelinegro de ojos esmeraldas se abrió paso entre todos, con una mirada ajena, como si se tratasen de unos criminales, y no de la familia Weasley, esa familia que había sacrificado a uno de sus miembros por él, por decirlo de alguna manera.

Harry, querido ¿Qué ocurre? –la voz de la mujer tembló un poco.

No estoy aquí como Harry –soltó con desprecio –sino como el Auror Potter.

Mi jefe –sonrió Ron intentando calmar un poco el ambiente.

Estás suspendido de tus labores Ronald –mostró su varita y señaló en dirección a Ginevra, que tenía a su hijo de seis años sentado en sus piernas.

¿Puedo saber qué demonios estás haciendo apuntando a mi esposa y a mi hijo con tu varita, Potter? –soltó enfadado Draco.

Sujeten a todos –ordenó Harry y sonrió sin ganas al ver a la pelirroja, que protegía a sus hijos, ocultándolos con su cuerpo.

Harry ¿por qué estás haciendo esto? –susurró.

Soy un Auror –les recordó –y mi deber va primero, la seguridad del mundo mágico está primero que todo.

Pero ¿de qué estás hablando?

Tus hijos –soltó sin inmutarse, provocando que los Weasley presentes lo observaran sin comprender.

Mis hijos –se burló Draco –mi hijo tiene seis años, y mi hija está en sus primeras vacaciones fuera de Hogwarts, Potter –negó –eres un…

Como Ministro de Magia, tengo el deber de proteger a la comunidad mágica de cualquier peligro, y tenemos motivos para pensar que tus hijos son un peligro para la comunidad.

¿Tengo que recordarle la edad de mis hijos? –bufó Draco.

¡No señor Malfoy! ¡No tiene que recordarme la edad de sus hijos! –Gritó furioso el ministro de Magia –si hubiésemos tomado medidas como estas, no hubiésemos tenido dos guerras mágicas en el pasado –observó a los Weasley –ustedes perdieron un integrante de su familia en esa guerra.

Sí, mi hermano Fred dio su vida por un traidor –soltó con todo el desprecio que pudo Ron, sin quitar su vista de Harry –vas a tener que llevarme preso…

Ministro –habló Harry y observó a Ron, para después observar a Ginevra –considero que ella también, no podemos dejar cabos sueltos, el incidente con Morgana en el pasado, es un precedente de que algo así estaba por ocurrir.

Harry ¿por qué estás haciendo esto? –chilló Hermione.

Es nuestro deber, Hermione –la observó –soy mestizo, tú una sangre sucia, ¿crees que volveremos a sobrevivir en una maldita supremacía de la sangre?

¡Jamás vuelvas a llamarla de esa forma! –le exigió Ron apuntando su varita a su mejor amigo.

Desde el momento en que aceptaron esa unión, condenaron a su familia –la vista de Harry se posó de nuevo en Draco –sabía que debíamos matar a todos los Malfoy cuando la guerra terminó, así no nos traerían problemas de nuevo, y mira, lo has hecho bien, arruinaste la vida de ésta familia, y la de tus hijos.

No arruiné nada –observó a Ginny y asintió.

No lo intentes, protegimos el lugar para que nadie pudiese aparecer y desaparecerse –sonrió –y si seguirán oponiéndose a esto, van a morir.

No vamos a dejar que te lleves a nadie de aquí –le aseguró Charlie colocándose frente a Draco.

Quieres morir, Charlie –sonrió Harry.

Lo haré, de ser necesario –se encogió de hombros.

Bien, así será –chasqueó los dedos.

La cocina se llenó de luces de colores de los diferentes hechizos lanzados, Hermione se encargó de combatir a Harry, mientras Arthur Weasley se encargaba del Ministro de Magia mismo.

El abuelo Weasley era un hombre en su mayor parte pacífico, pero se comportaba como un verdadero león cuando se trataba de proteger a sus hijos, y no le importaría ir a Azkaban por matar al Ministro si con eso salvaba de la injusticia a sus nietos.

Avada Kedavra –soltó un Auror golpeando la espalda de Arthur Weasley, el chillido de Molly se escuchó un poco sobre el ruido de la batalla.

Por muy diestros que fueran en la magia, había demasiados Aurores en su hogar como para que realmente sobrevivieran todos a eso, y si alguien lo hacía, no sería suficiente como para evitar la misión.

Va a ser divertido –se burló Ron y observó a la castaña que estaba completamente despeinada –aun así luces hermosa, Herms.

Tú luces atractivo, como siempre –sonrió.

Promételo –le otorgó una sonrisa y tragó saliva.

Ron por favor –le suplicó, pero el pelirrojo no esperó, sujetó a sus antiguos compañeros que estaban acorralando a su madre y atravesó la barrera mágica desapareciendo en la nada con ellos.

¡Tío Ron! –chilló Eltanin saliendo de la seguridad que sus padres les estaban dando y un Avada Kedavra la golpeó directamente proveniente de Harry.

¡Eltanin! –chilló Ginevra e intentó ir hacia su hija, pero Draco la sostuvo.

Protege al niño –le sonrió y la sujetó de las mejillas –pase lo que pase esta noche, no olvides que los amo –le otorgó un beso corto y marcado por la despedida, se acuclilló frente a su hijo y le sonrió –prométeme que protegerás a mamá, campeón –sonrió y el pequeño asintió –estoy muy orgulloso de ti, soy el hombre más afortunado en el mundo por tenerte a ti, a tu madre y a tu hermana –limpió las lágrimas de su hijo y acarició la melena pelirroja –y no existirá nada que me haga sentir decepcionado de ti.

Ginevra atacaba a los que se acercaran a ella, a su hijo y al cuerpo de su hija que Draco le había dejado, pero no podía moverse tan a placer por defender a su hijo.

Avada Kedavra –escuchó la voz de uno de los Aurores y como la luz verde inundaba el cuerpo de George, haciendo que su hijo la sujetara más de las piernas.

Tenemos que movernos –le dijo a su hijo y él asintió –pase lo que pase no me sueltes –pidió, tomó el cuerpo de su hija y protegió al niño, aprovechando que Hermione, Bill, su madre y Draco tenían la atención de la mayoría de los Aurores.

Se quedó congelada al ver como la luz verde iluminaba el lugar proveniente de dos direcciones diferentes, una golpeando el pecho de su madre y la otra golpeando la pierna de su hermano.

Vete –le dijo Hermione y ella asintió.

No tan rápido –la sujetó Harry, haciendo que el cuerpo de Eltanin golpeara el suelo inerte junto a su hermano, que abrió los ojos completamente aterrado de todo lo que estaba pasando –ya no importa –observó a Draco y a Hermione, peleen lo que quieran, pero ya los tengo.

Harry –suplicó Hermione, intentando apelar al buen juicio –por favor.

Avada Kedavra –la luz iluminó el cuerpo de la pelirroja, provocando la furia del rubio, que se lanzó contra Harry.

¡Vete Hermione! –chilló Draco.

Sí –corrió hacia el pequeño pelirrojo que estaba temblando junto a las escaleras.

Avada Kedavra –pronunció Kingsley golpeando la espalda de la castaña.

Sólo quedas tú –negó Harry y le dio un puñetazo a Draco directo al rostro.

La pelea fue un poco reñida, si eso hubiese ocurrido en sus buenos tiempos de Hogwarts, posiblemente Ron estaría disfrutando de esa golpiza, él y los demás Weasley, pero en ese momento, sólo quedaba con vida un pequeño pelirrojo que veía a su padre defenderlo.

No puedes pelear como un muggle cuando no sabes nada de ellos –se burló Harry –Avada Kedavra –pronunció, con tanto desinterés, como si fuese algo peor que una cucaracha lo que estuviese matando.

El cadáver de Draco Malfoy quedó sobre el suelo, con los ojos grises inexpresivos, el pequeño pelirrojo corrió hasta el cuerpo de su padre, lo movió y observó a su alrededor, el único cadáver que faltaba era el de su tío Ron, pero toda su familia estaba ahí, tirada y muerta.

Los ojos inocentes café-grisáceo-azulado, observaron directamente a los ojos esmeraldas de Harry, que se limpió la sangre del labio que los golpes de Draco habían provocado.

Tío Harry –pronunció el niño con voz pastosa – ¿Por qué?

Ahora es tu turno –apuntó su varita al rostro del pequeño.

Hubo un pequeño temblor que distrajo a todos los Aurores y al mismo Ministro, la capa color carmesí se arrastró un poco mientras avanzaba entre los cadáveres y los escombros. La persona que se ocultaba en esa capa desarmó a todos con un solo chasquido de dedos, se quitó la capucha, dejando al descubierto una melena rubia y ondulada, que llegaba hasta los hombros.

¿Quién eres? –preguntó el Ministro.

No preguntes mi nombre, pregunta mi destino –le tendió la mano al pequeño pelirrojo, que dudó en aceptarla –no te preocupes, juntos vengaremos lo que ha ocurrido esta noche –observó a Harry y sonrió –te prometo que nada podrá dañarte.

El niño bajó el rostro y observó a Harry, buscando ayuda, buscando a aquél tío que había jugado con él muchas veces, que le dejaba ganar en los partidos de Quidditch. Pero el hombre sólo le dedicó una mirada fría y distante.

Se puso de pie y sujetó la mano de la mujer, que terminó desapareciendo, sin que alguno de los hechizos de protección que habían hecho antes de atacar, funcionara en ella, en ese momento Harry lo comprendió.

El destino tan grande que esa mujer tenía, y el poder tan grande de Rastaban.

Lily se sujetó la cabeza, tenía un fuerte dolor, algo parecido a la vez que se excedió con el whiskey de fuego, salvo que esta vez recordaba a la perfección todo, desde lo que había bebido, hasta lo que pasó, su hermano James estaba de pie frente a la chimenea, con la cabeza baja, mientras Albus estaba sentado en el sofá, cubriendo su rostro, ella había estado recostada sobre el suelo, tenía las mejillas mojadas a causa de las lágrimas.

—Ese hombre debió fabricar esto –intentó Lily.

—No lo ha hecho –terminó por romper el encanto James –la noche que eso pasó, escuché la charla entre nuestros padres con Kingsley, mamá estaba histérica, recuerdo que le llamó mentiroso traidor, las cosas son demasiado… completas, para ser un recuerdo inventado o alterado.

—Puede que sea un recuerdo real, y lo único alterado sea la imagen de papá –insistió Lily.

—No hay nada de alterado en ese recuerdo –insistió James.

—James tiene razón, ese recuerdo realmente me pertenece, y es completamente cierto –los tres se giraron a ver a su padre.

— ¿Has mentido a todos durante todo este tiempo? –Bufó Lily –lo siento, la pregunta debería ser ¿por qué hiciste algo así, papá? Nos criaste amando a los Weasley, incluso a Draco Malfoy, y la forma en la que le mataste –la pelirroja se estremeció –esa mirada fría y distante, tú nunca habías sido así, papá.

—Lo sé, es algo que quería ocultar, pensé que Rastaban jamás volvería.

—Esa mujer juró venganza y creíste que no volvería ¿eres idiota, papá? –se mofó James.

— ¿Por qué ellos y no cualquier niño? –Harry observó a su hija y se encogió de hombros.

—Una profecía –contestó.

— ¿Y por qué los Aurores pensaron en los hijos de los Malfoy? –Lily se acercó más a su padre.

—Morgana y Merlín.

—Ellos tienen siglos muertos papá, y eso no explica nada –gritó la chica.

—Ginevra… ya habíamos tenido un incidente con Morgana, poseyendo el cuerpo de Ginny, por fortuna Ron, sus hermanos, Draco y Lucius Malfoy, lograron arreglar todo ese embrollo.

— ¿Cómo? –interrogó Albus.

—Magia poderosa, capaz de volver en sí, arreglando el error.

— ¿Por qué no hacemos eso y solucionamos la masacre, papá? –sugirió James.

—No hay nadie tan poderoso como para ello, además, sólo fueron pocos meses atrás, no años.

—Eres peor que Voldemort, por lo menos él, no traiciono a los suyos, como tú lo hiciste –negó la chica.

Lily azotó la puerta del apartamento de James, estaba furiosa, que no usó la red flu, no importaba, quería caminar un poco, y tomar un poco de aire fresco, quería procesar la información, jamás hubiese creído que su padre fuese capaz de hacer cosas tan atroces, lo cierto era, que se había dado cuenta de lo poco que conocía a su padre.

oOo

La rubia destrozó todo a su paso, con una clara furia, observó al despreocupado chico viendo hacía el horizonte, su rostro impasible, algo que le había costado dominar, no era nada del niño que salvó de la muerte segura, ese niño había sido demasiad trasparente, mostrando sus emociones, si algo le dolía, o le lastimaba, sin duda su rostro lo demostraba, pero ya no, era frío, distante y completamente desapegado a cualquier clase de emociones, era difícil molestarlo, alterar su calma era muy difícil, incluso en eso, era frío.

—Dejaste ir a Potter –soltó por fin.

—Lo hice –contestó sin girar a verla.

—No voy a recordarte cuantos años tenemos esperando este momento.

—Hay algo en la venganza que las personas irracionales no calculan, Ana.

— ¿Qué? ¿Sabes acaso el significado de la palabra?

Acción con la que una persona, se venga de otra.

—Exactamente, no veo esa acción en dejarlo ir.

—Matar a una persona se siente bien –contestó Rastaban –pero no dura lo suficiente como para compensar el hecho de que pasaste sufriendo años por la acción de esa persona, por lo tanto, pierde sentido la venganza.

— ¿Perdiste el sentido? –se burló la mujer.

—No, encontré un camino más estable, y lo elegí. Simple. Sencillo.

—Espero que funcione, o si no, yo te mataré –amenazó la mujer.

—Posiblemente lo intentes y seguramente fallarás.

El chico salió del salón, dejando a la rubia un poco frustrada, a veces olvidaba lo complicado que era manipular a las personas, pero mientras él estuviese junto a ella, no tenía nada que temer, en lo que la siguiente profecía llegaba.

Rastaban se detuvo frente al enorme espejo, leyó la inscripción, y sus ojos se posaron de nuevo en la imagen que el espejo mostraba.

—Seguramente he de tener algo mal –se burló al verse a sí mismo en el reflejo.

—Tal vez, lo único que quieres es pertenecerte a ti, y no a los demás, ser tú es tu mayor deseo.

—Sabes que no debes vagar, a menos que quieras que Ana se ponga histérica, ven aquí, quiero saber qué es lo que ves.

El hombre se puso frente al espejo, y sus ojos amarillos fueron directo a los ojos azules frente a él, pero poco a poco, los ojos se fueron tornando chocolate, y la sonrisa aparecía en su rostro travieso.

—Muy interesante, supongo que no decides aún entre Morgana y mi madre ¿cierto?

—La llamaste madre –lo observó.

—Es mi madre, y no me avergüenzo de ello, ni de quién fue mi padre.

—Supongo que eso es algo muy noble –murmuró el hombre.

—No, Smart –se burló Rastaban –no hay nada noble en mí, y posiblemente nunca lo hubo, dejé que mataran a mi hermana –observó el espejo, creyendo que pensar en su familia, les haría aparecer frente al espejo, después de todo, se decía que mostraba lo que más deseabas, y estaba seguro que pertenecerse a sí mismo no lo era, tendría que ser el hombre más completo, para verse a sí mismo, y por más que creyera que no era lo suficiente feliz, el espejo pensaba opinar distinto.

—La hubieses salvado si hubieses podido ¿me equivoco?

—Tengo todo este poder corriendo por mis venas, estuvo ahí antes, está ahí ahora, siempre lo he sentido, pero fui incapaz, pero nada así volverá a pasar.

—Rastaban…

—Quiero que vayas a Londres, quiero que comiences a decir quién está detrás de los ataques, que todo mundo sepa, lo que Potter hizo con mi familia –ordenó.