León & Ada

Disclaimer:todos los personajes pertenecen a CAPCOM, los personajes utilizados aquí son solo para entretenimiento y no tienen ningún fin lucrativo, solo me pertenece la trama y personajes adicionales no creados por CAPCOM.

Este fic, está redactado en primera persona, así que al comienzo de ciertos párrafos estará el nombre del personaje que lo cuenta en MAYÚSCULAS NEGRITAS Y CURSIVAS.

Nota a mis queridos lectores

El Fic fue reordenado cronológicamente, para darle más sentido a la trama.

Así que espero sus comentarios al respecto.

Saludos

#Zhines


Gracias a mis Betas Reader: Addie Redfieldy MissHarperWong27 por ayudarme en mis locuras y darles sentido.

Fanfic: Life – Nuestra Vida

Prologo

La vida, en la mía en particular, no es nada fácil. Nunca me vi como una mujer normal, desde muy pequeña me di cuenta de que mi vida no sería nada normal.

Pasa el tiempo, y sigo sin tener una vida normal, aunque debo decir, que ha sido una vida de lo más interesante, he tenido altos y bajos. Mi vida ha estado al borde de la muerte más de una vez, a lo largo del camino he hecho muchos aliados y también algunos enemigos, pero definitivamente, hubo un momento en mi vida en que todo empezó a tomar un rumbo diferente, y fue allí cuando conocí, a quien hoy en día sigue siendo, quien hace que mi vida sean aún más interesante de lo que es, pero para que puedan entender mi vida, debo contarles primero quien soy, y quien soy yo, pues empezare por decir que mi nombre, es Ada Wong

Fanfic: Life

Capítulo 1 — Nuestra Historia

ADA

Supe en el momento que vi a Leon en esa villa española, luego de seis largos años sin verlo, que no podría quitarme de encima ese sentimiento que me negué tantas veces y que sentí desde aquella fatídica noche en Raccoon City.

Ese día en tan solo unas pocos horas, Jack Krausser, quien en un principio era mi aliado en esa misión, se pudo dar cuenta sin mucho esfuerzo, que entre Leon y yo, habían sentimientos mucho más allá de una amistad. Ese mismo día, el mismo Líder de la Secta de Los Iluminados, Saddler, se aprovechó de nuestra debilidad para atraparme y atraer a Leon a su trampa. Por supuesto él llego a tiempo para salvar el día, mientras yo por mi parte, nuevamente como en Raccoon City, volví a ayudarlo, dándole un lanza misiles para destruir al desgraciado, además de dejarle una forma de escape.

Claro que tenía que confundirlo, y no tuve más remedio que quitarle a punta de pistola la muestra de las plagas, y huir melodramáticamente en un helicóptero.

Obvio mi traición a Wesker no iba a pasar desapercibida por mucho tiempo; así que me aleje de Wesker, y de todo por un tiempo, hasta que recibí nuevas órdenes de la organización, pues un Jefe que venía directamente desde el Gobierno, estaba muy interesado en mi trabajo, claro aunque indirectamente yo trabajaba para el gobierno estadounidense, debía trabajar por supuesto a la sombras, sin embargo este nuevo estatus, por así decirlo, me daba la oportunidad de hacer ciertas visitas sociales.

Ya tenía 3 meses vigilando todos los movimientos de Leon: cuando se levantaba, que desayunaba, a qué hora salía del trabajo. Me daba cierta satisfacción que no había ninguna mujer en su vida, omitiendo claro está a su amiga Claire; pero obvió que ambos en las pocas veces que se encontraban, se trataban como hermanos. Así que un día sin más, decidí hacer acto de presencia en su casa.

13 de Septiembre de 2007

Logre colarme a través del balcón del segundo piso, gracias a mi pistola gancho. Baje las escaleras y espere en la oscuridad de la sala.

En menos de 5 minutos, escuche el Jeep de Leon llegar y entrar en su Garaje. Al parecer traía algunas bolsas consigo, por lo que paso directamente a su cocina; así que decidí entrar en acción: me acerque lo más sigilosamente que pude a su espalda desenfundando mi pistola, claro está que con su entrenamiento un acto así no puede pasar desapercibido, así que en cuestión de segundos saco su fiel cuchillo teniendo un pequeño enfrentamiento parecido al que tuvimos en el castillo de Salazar, con la diferencia que esta vez, su cuchillo rasgo parte de mi blusa roja a la altura de mis pechos dejándome atrapada entre la pared y su cuchillo

— Haz mejorado tu técnica, Guapo – digo en la forma más seductora de todas

— Ada – su vista pasa desde mis ojos, al corte que ahora deja ver parte de brasier de encaje negro

— Así recibes a tus visitas, Leon – digo aun de forma seductora

— Mis visitas, no me atacan con una pistola – dice tomando mi pistola y deshaciéndose del peine, pero sin dejar de amenazarme con el cuchillo –. Que haces aquí Ada, ¿vienes a matarme?

—Para nada –miro sus intensos ojos azules– .Te habría podido matar desde la distancia, si hubiera querido, pero esa no es mi intención

— ¿Cuál es tu intención? – dice sin dejar de mirarme

—Quiero aclarar ciertos puntos que quedaron pendientes, desde la última vez que nos vimos, aunque sería más fácil de hablar, si quitaras tu cuchillo de mi garganta.

Durante unos cuantos segundos que me parecieron eternos, nos miramos directamente, como si quisiéramos entendernos solo con la mirada. Leon es el primero en romper el contacto visual, mientras guarda su cuchillo y da un paso hacia atrás.

—Creo que fue una mala idea haber venido – digo caminando decididamente hacia la puerta.

—No – dice tomando mi muñeca y haciéndome voltearme, quedando ambos muy cerca – .No fue una mala idea – sin más me toma desprevenida, siento su inmensa necesidad de mí, cuando su boca me pide acceso. Mi cuerpo no me pertenece en ese momento; responde vehementemente a su beso, como si la vida me fuera en ello. Nuestras manos recorren nuestros cuerpos, buscando compensarnos esas ganas que nos tenemos desde la última vez que nos vimos.

No sé cómo, ni cuándo, pero apenas me percato que hemos llegado al sofá. Leon parece muy diestro en lo suyo. Mi conciencia grita por dentro que me detenga, pero la pobre está encerrada con llave; pues mi cuerpo y mi corazón tienen el mando. Yo solo respondo a los deseos ocultos de este hombre que se adueñado de mí….

Algunos rayos de luz me dan sutilmentemente en la cara. Abro los ojos pesadamente mirando atentamente donde me encuentro, estoy en la habitación de Leon, no recuerdo cuando llegamos aquí. Intento moverme, pero tengo el pesado brazo de Leon sobre mi pecho, sus piernas enredadas con las mías; cualquier movimiento que haga lo despertara. Seguro querrá impedir que me vaya, estoy muy segura que estará meloso y eso no va conmigo. Suspiro profundamente y decido salir de la cama

— ¿A dónde vas?– dice el sentándose en la cama y devorándome con la vista

—Me he quedado, más de lo que tenía pensado – digo buscando mi ropa y dándome cuenta no hay rastro de ella en la habitación. Seguro él está disfrutando del espectáculo, así que voy a su armario y saco la primera camiseta que encuentro, me la coloco volteándome le digo – ya has visto demasiado

—Pero es una vista que no me caso de ver – dice alzando los hombros, levantándose de la cama, dejándose ver completamente a propósito, acercándose a mí y robándome un beso corto, pero emocionante –. Buenos días, Ada

—Buenos días, Guapo – me alejo y salgo de la habitación lo más rápido que puedo para buscar mi ropa, y no volver a caer en sus encantos. Por supuesto el me sigue cual perro faldero

—Y ¿a dónde vas? – pregunta como si nada, pero sé que quiere sacarme información.

—Tengo trabajo que hacer Leon – digo de espaldas a él colocándome velozmente mis pantis y mi pantalón negro. Seguidamente me coloco mis botas negras, mentalmente pienso no recuerdo cuando me las quito, este hombre de verdad me hizo salir de este mundo anoche, pues no recuerdo mucho de ella.

—Creo que me debes una blusa nueva – digo levantando mi blusa y viendo que la misma quedo destrozada por su cuchillo la noche anterior – así que deberé llevarme tu camiseta.

— No tengo problema, siempre que dejes tu blusa roja aquí – dice casualmente, como si nada.

—Bien – me volteo de espaldas, me quito su camiseta, me coloco el brassier cuidando que vea lo menos posible creo que ya ha visto suficiente de ellos. Sin previo aviso siento sus manos en mi cintura, besa delicadamente mi cuello haciéndome gemir. Sus manos viajan por debajo de mi brassier recién puesto. Vuelvo a gemir profundamente, giro un poco mi cuello y nos besamos largamente. Me pongo frente a él, ahora sus manos van hacia mi trasero, apretando tratando de excitarme aún más. De repente recuerdo que en menos de dos horas debo partir hacia una misión para el nuevo jefe de la agencia

— No – digo tratando de romper el beso – de verdad tengo que irme Leon

—Está bien, no te detengo más – se aleja un poco de mí y me pasa su camiseta. Me la coloco y le hago un pequeño nudo de un lado, para darle un aspecto más femenino .Recojo mi arma, la guardo en mi bolso

— Adiós Guapo – le digo dándole un intenso beso

—Adiós Ada – me volteo y salgo sin mirar atrás….

.

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LEON

Mi vida, siempre ha girado a entorno a los problemas. Casi siempre, estaban relacionados a las mujeres. En la secundaria, los aprietos que tuve fueron gracias a las mujeres, y sus ganas de meterme siempre en problemas. Al menos al entrar a la academia de policía no tuve mucha de estas dificultades, aunque gracias a las damas llegue tarde a mi primer y único de día de trabajo como policía. Supongo que fue una ironía de la vida, haber llegado un día después de mi entrada al servicio para salvar mi vida de la infección del virus T, cambiando mi vida radicalmente.

Han pasado 17 años desde ese día, y solo hay una mujer por la que sería capaz de meterme en cualquier problema, con tal de mantenerla a salvo. Aunque más de una vez, me ha demostrado ser capaz de protegerse a sí misma, además de salvar mi pellejo de vez en cuando. Por su puesto ella no me hace las cosas tan fáciles, mostrando en todo momento ser fría, calculadora y extremadamente reservada; aunque delante de mí en escasos momentos, ha demostrado sus verdaderos sentimientos.

Sin embargo, más de una vez su actitud y su trabajo me han sacado de mis cabales; en las cuales no quiero amarla, sino matarla. Aunque sé que ella disfruta verme molesto, y no le importa decírmelo a la cara.

Recuerdo aquella vez, que nos reunimos por segunda vez en un ambiente libre de B.W.O.S. Habían pasado 4 años de aquella noche especial, donde por primera vez pudimos expresar el deseo y los sentimientos que ambos nos empeñábamos en esconder, pero que cada vez fracasábamos en ello. Esa vez ella dijo algo de querer hablar, pero no cruzamos muchas palabras coherentes en aquel momento

29 de Octubre de 2011

Como la vez anterior, ella se había colado nuevamente en mi casa, antes de yo llegar a ella; pero en esta ocasión al entrar en mi sala, su perfume la delato. Voy directamente al mini bar de la sala, haciendo caso omiso de su presencia y sirviéndome un vaso de whisky

— ¿Tienes algún asunto pendiente, Ada? –digo casualmente, tomando un trago de mi vaso

—Vaya León— me dice de forma muy calmada – directo al grano, ¿no?

—Bueno contigo, hay que ir directo al grano debido a tu súbita manera de escapar de cualquier situación– digo a la vez que me volteo y la enfrento. La recorro con la vista de abajo hacia arriba: lleva unas sandalias negras como las que llevaba en España, un vestido negro sujeto a su cuello con un escote revelador, extremadamente corto y un collar con una mariposa con detalles rojos, pero lo que más me impacto de ella, es que lleva el cabello extremadamente largo con su singular brillo negro azabache, y se lo hago saber – te vez muy bien así Ada

—Gracias Guapo, tu tampoco estas nada mal – me dice de manera muy sensual, sentándose en una de las sillas del comedor de manera muy provocativa. Esto es mucho para mí, así que tomo de un solo golpe lo que queda en mi vaso para darme algo más de valentía; sin darle mucho tiempo me acerco a ella, la tomo entre mis brazos y la llevo escaleras arriba

—De verdad vas directo al grano, ¿ahh Leon? – logra decir antes de tomar sus labios en un profundo beso. Ella se agarra con fuerza a mi cuello y me responde con tantas ansias o más de las que tengo yo. Así seguimos hasta llegar a la cama, en un hábil movimiento ya estoy despojado de mi camisa, pantalones y zapatos. Entre besos le quito el vestido revelador a Ada, dejándola solo en ropa íntima, por un momento paramos para mirarnos, jadeando por el deseo que llevamos dentro

—Te deseo Ada – le digo mirando sus ojos –. Te necesito aquí conmigo, no te vayas – digo mientras beso su cuello hasta sus pechos, mientras que con mis manos toco su zonas bajas, arrancándole un fuerte jadeo, a la vez que clava sus uñas en mi espalda

—Leon – dice ella de la forma más erótica posible. Luego de más besos y jadeos, estoy por ocuparme de su brassier de encaje; cuando escucho en forma lejana el tono de un celular. Ada hace el primer intento de alejarse, pero no la dejo apartarse.

—No respondas – le digo sujetándole de las muñecas

—Leon, debo contestar, mis llamadas nunca son sociales – dice tratando de soltarse de mis manos

—Puede ser, pero aún no ha terminado tu misión aquí — digo mientras le beso el cuello y sacándole un suspiro profundo, mientras el teléfono en la sala sigue sonando sin parar

—Leon, por favor — ruega sin éxito. La tomo entre mis brazos, mientras la sigo besando a ver si se olvida del estúpido teléfono. Al parecer tengo algo de suerte pues se deja hacer mientras el aparato para de sonar. Volvemos a retomar la pasión, cuando de nuevo volvemos a ser interrumpidos por tono del celular nuevamente. Esta vez ella lleva la delantera, agarrándome desprevenido al saltar de la cama, toma su vestido, sus zapatos y llega velozmente a la puerta del cuarto.

—Lo siento guapo, deberemos terminar esto otra noche – me guiña el ojo, y tras esto sale corriendo

—Mujeres– digo dándome por vencido, mirando tontamente la puerta por la que se acaba de ir Ada Wong…

Por alguna razón siempre nos volvíamos a encontrar en los sitios más extraños; por ejemplo en plena Guerra Civil en Eslavos Orientales. Me había dicho a mí mismo en ese momento, que tenía que olvidarla, pero también recordaba con mucho enojo; la manera tan desprevenida y necesitada en que me dejo esa noche inconclusa.

2012

Acaba de llegar al estacionamiento del mercado donde anteriormente me había atacado el Licker. Noto en el suelo una maleta abierta, al agacharme a revisar la veo que está completamente vacía, me levanto y miro alrededor con la esperanza de encontrar a Buddy, pero no fue al el al que encontré.

— ¿Buscas a alguien? – escucho una extrañamente conocida voz. Seguidamente me deslumbran con una luz en mi cara; inmediatamente apunto con mi arma, pero de inmediato me bloquean con ella misma intento dar una patada, para alejar a la intrusa pero ella la esquiva dando dos volteretas hacia atrás, quedando agachada me apunta con su arma, confirmo su identidad

—Ada– se levanta lentamente sin dejar de apuntarme, esta con un conjunto negro de rayas grises de falda muy corta con chaqueta, con blusa roja debajo, zapatos de tacón rojos y vuelve a llevar su habitual cabello corto.

—Ha pasado mucho tiempo, Leon – dice, mientras esboza una media sonrisa .

— ¿Qué haces aquí? – le pregunto sin dejar de apuntarle con mi arma.

—Te iba a preguntar lo mismo – dice a la vez que empieza a moverse hacia donde está la maleta vacía.

— ¿Tú liberaste la plaga?

—No me hagas reír, no me interesan los productos defectuosos, solo estoy aquí para darles una mano

— ¿A quiénes?

—Aunque parece que mi ayuda no era necesaria – dice ignorando mi pregunta.

— ¿Qué haces aquí? – insisto, quiero algunas respuestas de su parte.

—Si ellos atacan la capital, me facilitaran mucho el trabajo –dice mientras llega a donde está la maleta, percatándose que está vacía –. Es todo.

—A propósito, ¿Cuándo vamos a seguir lo que, dejamos pendiente esa noche?– dice con una sonrisa pícara.

—En cualquier momento, excepto ahora – por un breve momento recuerdo esa noche, pero inmediatamente recuerdo el mal momento que me hizo pasar.

—Estás enojado conmigo, ¿verdad? – Dice de manera como si le doliera, aunque no sé si es cierto – Te sienta bien– dice resignada, levanta su brazo derecho, y dispara hacia arriba, dándome cuenta que no me apuntaba con un arma real sino con su pistola gancho

—Te advierto – dice en voz más alta, a medida de que su gancho la lleva hacia arriba – ¡Pronto esta ciudad quedara purgada! – llega hasta lo más alto y con un sutil salto desaparece de mi vista

—Mujeres – digo mirando hacia el punto en el que desapareció…