Saludos! Aquí vuelvo, después de meses desaparecida, con un nuevo fic más largo que los anteriores que he publicado sobre Final Fantasy VII. En este primer capítulo no sucede nada importante, quizá hasta pueda parecer un poco innecesario, pero realmente es el capítulo que actúa como introducción a la acción, que será mayor según vaya publicando. Puede que en ciertas partes me haya quedado algo estúpido, quizá hasta ridículo; de verdad que espero que este primer capítulo se pueda aguantar, porque más adelante la historia se pone mucho más interesante.

Aviso también de que quizá la historia no esté bien encajada en el arco temporal de la saga, ya que no he jugado a Dirge of Cerberus y por lo tanto escribo los fics ambientados después de Advent Children como si después no se supiera lo que pasa; de hecho, yo misma no sé lo que ocurre después. Sólo sé que Dirge of Cerberus está protagonizado por Vincent, aunque en mi defensa tengo que decir que sí he jugado tanto a Crisis Core como al propio Final Fantasy VII (si no ¿cómo iba a escribir basándome en los personajes del juego?), y he visto Advent Children...

Ah! Se me olvidaba… en próximos capítulos hay escenas lemmon.

Y, sin más dilación, aquí va el primer capítulo de esta nueva historia…


CAPÍTULO 1

Era aquella una fría y desapacible noche de finales de octubre; un manto de millones de brillantes estrellas cubría el cielo, en el que no había ni rastro de la Luna, y sobre Edge se cernía una profunda oscuridad que las farolas de las calles y las luces de los coches a duras penas conseguían penetrar. La ciudad estaba sumida en el silencio, sólo roto por aquellos que se aventuraban en la noche por sus calles; la mayor parte de los habitantes de la ciudad descansaba ya en sus casas a esas horas de la madrugada, al calor de su hogar. Quizá intuían que algo malo iba a ocurrir.

Sobre los tejados de los edificios, un pequeño grupo, de unas 10 personas, atravesaba en ese momento la ciudad a toda velocidad con un objetivo fijo. Nadie podría haberlos detectado a pesar del silencio que reinaba, ni siquiera aunque los mirara fijamente: no hacían el menor ruido a pesar de avanzar a gran velocidad; sus ropas, completamente negras, los ayudaban a mimetizarse con las sombras de la ciudad. No portaban armas a la vista, pero aun así tenían un aspecto amenazante, y llevaban la cara cubierta por unas máscaras que protegían su identidad, haciéndolos iguales unos a otros.

Tras unos minutos de intensa carrera, el grupo llegó hasta una pequeña casa situada en un barrio a las afueras de Edge. Después de comprobar desde las alturas que no había nadie cerca, el grupo se dividió en dos, y mientras la mitad de éste se quedaba sobre los tejados vigilando que nadie se acercara al edificio, la otra mitad se acercó a la casa, y una vez abrieron la puerta de la entrada con habilidad, los cinco hombres entraron en ella sin hacer el menor ruido.

Rápidamente los componentes del grupo se dispersaron por la casa y la registraron piso a piso hasta encontrar lo que habían ido a buscar. Por supuesto nadie les oyó entrar: sus pisadas eran sutiles, apenas tocaban el suelo; sus movimientos eran rápidos y certeros, ya que sabían muy bien lo que habían ido a buscar allí; sus respiraciones eran lentas y controladas. Estaban muy entrenados para llevar a cabo misiones como la que en aquel momento estaban realizando.

A los pocos minutos de entrar en el edificio, el grupo salió de él tan silenciosamente como había entrado, dejando todo tal y como lo habían encontrado y teniendo cuidado de borrar las posibles huellas o pruebas que hubieran podido quedar de su paso por allí. Uno de los miembros del grupo acarreaba, a la salida, un gran bulto de algo envuelto en mantas entre los brazos, que a simple vista no se podía determinar, pero que por la mayor lentitud con la que lo hacía desplazarse parecía realmente pesado. Aun así se movía con velocidad, sin quedarse retrasado respecto a sus compañeros.

Por fin las dos partes del grupo se reunieron de nuevo al abrigo de miradas indiscretas en los tejados. Los dos que parecían los cabecillas mantuvieron una pequeña conversación que ni siquiera oyeron los que los rodeaban, que esperaban órdenes, y tras realizar cada uno de ellos varios gestos de asentimiento y negación, se volvieron hacia el resto del grupo. Uno de los dos hombres que había estado hablando agitó un brazo, indicando a las otras personas que se pusieran en movimiento, orden que obedecieron de inmediato siguiéndolo a gran velocidad. La noche los engulló. Segundos más tarde ya no quedaba ni rastro de su paso.

OoOoOoOoOoOoO

"… Iniciamos esta edición de noticias matinales con un suceso de última hora. Alrededor de las 3:30 de la madrugada de ayer, Tyler Bones, de 10 años, desapareció de su domicilio, situado en la calle Kalm, a las afueras de Edge. De momento se desconocen las causas de esta desaparición, pero no se descarta la hipótesis del secuestro debido a su corta edad y a que según familiares, Tyler no era un chico problemático ni jamás se había comportado como si estuviera deseoso de abandonar su casa. Este nuevo caso se une a las ya conocidas desapariciones de Annie Kerry, Martin Rommel y Rain Holden, todos ellos de edad parecida a la de Tyler. Aún no se sabe si los niños se fueron de casa por su propia voluntad, o si realmente han sido secuestrados, ya que no se han encontrado pistas ni huellas extrañas en el domicilio. Sigan conectados a este canal, les…"

Con un resoplido Tifa apagó el televisor. Esta era la ya cuarta desaparición de un niño en Edge en apenas tres meses, y nadie sabía qué estaba ocurriendo, ni cómo poner fin a esa situación. Los Turcos, encabezados por Reno y Rude, eran los encargados de realizar las investigaciones y por lo que les habían contado a ella y a Cloud, todavía no tenían ni una mísera pista que seguir.

Tanto Tifa como el propio Cloud les habían ofrecido su ayuda, pero ellos, al no pertenecer al grupo de los Turcos ni a ningún departamento de Shinra, no podían inmiscuirse (al menos de momento…); además, Reno y Rude estaban realizando la investigación por orden del propio alcalde, y se trataba de un asunto my delicado con el que debían tener mucho cuidado. Es por esto que los dos amigos seguían con su vida en la medida en la que podían, aunque la morena no podía evitar sentir cierta inquietud porque les pudiera pasar lo mismo a Denzel o a Marlene.

Intentando apartar estos pensamientos de su mente siguió preparando los desayunos de los niños y de Cloud, que aquel día, al tener menos entregas, había decidido desayunar junto a ellos. Sonrió al recordar el cambio en el rubio desde que se curó del Geoestigma: ahora era mucho menos taciturno y solitario que antes, y pasaba más tiempo junto a ella y los niños por lo que casi se podía decir que realmente formaban una familia. Sin embargo seguía sin ser muy hablador, y por supuesto no mostraba sus sentimientos, pero quizá fuera porque él era así y nada lo haría cambiar; realmente esto no le preocupaba. Lo que importaba era que por fin podían tener una vida normal, sin temor a que el rubio abandonara la casa en cualquier momento sin decir nada a nadie y no volviera jamás.

Sus pensamientos fueron interrumpidos por Denzel y Marlene, que en aquel momento entraban corriendo en la cocina.

"¡Buenos días, Tifa!" exclamaron los dos niños a la vez, mientras tomaban asiento alrededor de la mesa y comenzaban a desayunar. Tras ellos llegó más despacio Cloud, estirándose y bostezando con fuerza en un último intento de sacudirse el sueño de encima.

"Buenos días" saludó Cloud con una leve sonrisa dirigida a Tifa; la chica sonrió a su vez, contenta de que el rubio se hubiera levantado de buen humor. De hecho, desde su curación estaba de buen humor bastante habitualmente, lo cual era de agradecer; pero la morena había detectado durante los últimos días que algo preocupaba al chico: una sombra oscurecía su mirada. A pesar de ello no hizo ningún comentario al respecto; fuera lo que fuera, si era importante Cloud se lo acabaría contando.

"Buenos días para vosotros también" contestó la morena mientras colocaba encima de la mesa un plato de tostadas y Cloud se sentaba a desayunar sin decir nada más. Denzel y Marlene no paraban de hablar y reír entre ellos mientras comían con rapidez, y para cuando ella se sentó también, los niños ya habían acabado con su desayuno.

"¿Adónde vais con tanta prisa?" preguntó Cloud tras pegar un mordisco a su tostada. Tifa negó con la cabeza, sonriendo de nuevo mientras daba un sorbo a su café: iba tan concentrado en sus cosas que no se había acordado de que ese día iban a hacer algo que les llevaban repitiendo diariamente desde hacía meses.

"Hoy tenemos una excursión" le respondió Marlene con voz alegre, cogiendo su mochila. "¡Vamos a una granja de chocobos!"

"Os traeremos algún recuerdo, no os preocupéis" añadió Denzel, empujando a la niña hacia la puerta. Antes de irse, ambos se despidieron con fuertes abrazos de Cloud y de Tifa, y salieron los cuatro juntos hasta la puerta de la entrada.

"¿Seguro que no queréis que os acompañe uno de nosotros?" preguntó la chica morena a los niños mientras arreglaba sus desordenadas ropas. Los niños se miraron entre ellos, y pusieron los ojos en blanco.

"No hace falta, Tifa. Sabemos ir solos hasta la escuela" respondió Marlene alegremente, adelantándose unos pasos.

"No, ya no somos unos niños…" dijo también el niño, mirando al suelo. Tifa suspiró; aunque no lo fuera, no podía evitar comportarse como su madre algunas veces… Pero había prometido que los cuidaría, y eso era lo que estaba haciendo. Sonrió. Se estaban haciendo mayores.

"Está bien; pasad un buen día entonces" se despidió Tifa de los niños, que se alejaban con lentitud mientras Cloud, junto a ella, les decía adiós con la mano. Una vez dicho esto, los niños comenzaron a correr y rápidamente desaparecieron de su vista, así que volvieron de nuevo a la cocina para acabar de desayunar, y tras sentarse en su silla de nuevo, Tifa comentó al chico la noticia que había oído aquella mañana en las noticias.

"Cloud…" llamó. El rubio se giró hacia ella sin dejar de comer y la miró fijamente, invitándola a hablar. "Anoche secuestraron a otro niño aquí, en Edge". La expresión de Cloud, levemente sonriente hasta el momento, se endureció.

"Es el cuarto niño que desaparece en tres meses… A los Turcos se les está yendo de las manos" dijo, apretando los puños con fuerza bajo la mesa. "Me encantaría poder hacer algo para encontrar a esos chicos…"

"Sí, lo sé, a mí también. Pero sabes que nosotros no podemos hacer nada; sólo esperar, como los demás, a que los Turcos encuentren una solución a esta situación" intentó tranquilizarlo; por lo visto el tema afectaba profundamente a Cloud. "No quiero ni imaginarme cómo deben de estar los padres"

"Pues seguramente como estaríamos nosotros si se llevaran a Marlene o a Denzel…" reflexionó Cloud, tomando un último sorbo de café y poniéndose en pie. Este comentario sorprendió gratamente a Tifa: parecía que su amigo por fin había aceptado vivir junto a ellos, y parecía quererlos a todos mucho, aunque normalmente no lo demostrara excepto en ocasiones puntuales como aquella. Sonrió, acabándose su tostada.

"No quiero ni pensarlo, así que ¿por qué no cambiamos de tema?" dijo la morena, levantándose también y llevando los platos al fregadero para lavarlos. "¿Llegarás hoy antes de cenar?".

"Por supuesto" contestó él, ayudándole a recoger. "No me perderé la cena por nada del mundo". Antes de que el chico se diera la vuelta para ir a buscar su moto, Tifa pudo distinguir en sus ojos un brillo distinto al que ya conocía, como si algo fuera a cambiar pronto.

OoOoOoOoOoOoO

Eran algo más de las nueve de la noche, y todos se encontraban cenando tranquilamente tras un día de trabajo duro. Mientras, Marlene y Denzel relataban entre los dos las andanzas de aquel largo día.

"… y cuando me monté sobre él, se sacudió tanto que estuvo a punto de tirarme!¡Y luego echamos una carrera y yo gané!" contaba en ese momento Denzel, visiblemente emocionado tras la excursión de aquel día.

"¿Podemos tener un chocobo?" preguntó entonces Marlene, suplicante. Tifa sonrió para sus adentros: si supieran realmente cómo era recorrer el mundo sobre un chocobo… La chica y su amigo negaron a la vez, rechazando la petición de la niña. "Por favor…"

"No podemos tener un chocobo. Nadie podría cuidarlo y…" intentó explicar la morena.

"¡Nosotros lo cuidaremos!" dijeron los niños al unísono. Tifa se giró entonces hacia Cloud, suplicando su ayuda con la mirada, ya que hasta entonces se había dedicado a observar la situación sin intervenir.

"Está bien, niños, a la cama. Es tarde" dijo entonces el rubio, acabando con la discusión.

"¡No, yo quiero quedarme un poco más!" se quejó Marlene.

"¡Yo también!" le secundó Denzel. Cloud y Tifa se miraron con cara de circunstancias, pero no cedieron.

Al poco rato y a pesar de las continuas quejas, los niños acabaron obedeciendo y fueron a su habitación: había sido un largo día y estaban cansados. Cloud los acompañó hasta sus camas; a los pocos minutos ya dormían profundamente.

Un rato después, tras recoger todo, Tifa y Cloud se dirigieron también a sus respectivos dormitorios.

"Buenas noches, Cloud" se despidió Tifa con una sonrisa cansada cuando llegó delante de la puerta de su habitación; el chico, por su parte, se dirigía a la suya sumido en sus pensamientos.

Sin embargo, antes de entrar, el rubio se giró sin previo aviso y se aproximó a ella con una media sonrisa pintada en los labios, como si supiese que algo pronto iba a cambiar en algún aspecto de su vida y se alegrara por ello, e hizo algo que pilló totalmente por sorpresa a la morena: acercó su rostro al de Tifa y le dio un suave beso de buenas noches en la mejilla.

Apenas le rozó la piel, pero un escalofrío recorrió la columna vertebral de la morena de arriba abajo y paralizó todos sus músculos. ¿A qué venía eso?, se preguntó muy extrañada. Cloud jamás se había comportado así; de hecho, le sorprendió tanto lo que acababa de hacer que durante unos minutos no pudo moverse.

"Que duermas bien" contestó el rubio cuando se separó de ella, sin percatarse de la reacción que había provocado en la chica.

Y vaya si lo haría, se dijo ésta tras ver a Cloud entrar en su dormitorio. Definitivamente parecía que algo iba a cambiar, y ese cambio estaba comenzando por el comportamiento de su amigo.