Disclaimer: Kuroko no Basket le pertenece a Fujimaki Tadatoshi.

Advertencia: En este fic N°2 no existe. NO ES YAOI NI SHONEN AI.


If Only

Otra vez, volvía a decírselo. "No has cambiado nada." El comentario salió de parte de Daiki, refiriéndose a su humor tan poco común. Pero si había cambiado algo.

Tenía que decírselos, habían estado celebrando su cumpleaños y tan sólo quedaban Aomine, Kagami y él. La lluvia empezaba a caer, los faroles se prendían, las personas pasaban tan rápido como podían, cubriéndose del agua.

Él quería decírselos, pero al mismo tiempo no sabía cómo hacerlo, no quería arriesgarse a hacerlo, pero debía, de todos modos. Se detuvo, despacio, bajando la mirada, sólo eran ellos dos, ambos eran luces, habían sido sus luces, tenían que saberlo. Reanudo la marcha y cuando llegaron a la entrada del departamento que compartían desde hacía ya unos meses, decidió soltarlo.

-Chicos, tengo que decirles algo importante.-la llave en la cerradura, los ojos posados en él. Su semblante sombrío.

Antes de nacer su madre se contagio del síndrome de inmunodeficiencia adquirida. No, no fueron drogas, ni sexo. Su madre había sido enfermera de emergencias y ocurrió un incidente por el cual resulto contagiada.

Lamentablemente, al momento de nacer, su madre murió, y tuvo la mala suerte de ser de ese pequeño porcentaje de recién nacidos seropositivos. Fue entregado a su abuela, mientras su padre simplemente desapareció de su vida, de vez en cuando les enviaba dinero, una gran suma a decir verdad.

Por suerte, con la medicación había sido capaz de desarrollar una vida normal. Pero había un detalle en todo este asunto, ninguno de sus amigos sabia de esto. Ni siquiera lo sabían todos sus profesores, sólo un par de ellos, el rector y la enfermera estaban, o estuvieron, al tanto.

-Realmente aprecio su amistad...- ahora que habían llegado a este punto, tenían que saber el porqué era el único sin ingresar a la universidad, y también tenía que decirles que no lo había hecho.-...y sería muy feliz si sigue siendo igual después de lo que les diré.

Habían empezado a vivir juntos en el último año de preparatoria, la abuela de Kuroko había fallecido, a una, ya de por sí, elevada edad, y no tenia donde quedarse, puesto que no podía costear la casa, Kagami necesitaba cambiarse de edificio a uno más cercano a la escuela, al igual que Aomine, ya que sus padres habían decidido vender la casa e irse al campo, y claro, el prefirió quedarse en la ciudad ya que de todos modos faltaba poco para que ingresara a la universidad, a la cual ya estaba postulando. Kagami firmó como dueño, y ellos entregaron su parte del dinero.

-Tetsuya, nosotros no te abandonaremos, ¿verdad?-Kagami miró al moreno de reojo, este asintió. Pero no lograron una respuesta tranquila de parte del más bajo, sus ojos estaban llorosos y sus mejillas sonrojadas.-Vamos, no puede ser tan malo.-intervino Daiki.

Kuroko tenía miedo, estaba aterrado, sus lágrimas caían sin control. Sentía como su pecho se oprimía por el hipeo. Ingresaron al departamento y tomaron asiento en los sillones que habían traído de casa de su abuela.

No sabía por dónde empezar, si por la parte de su condición, de que nació así, que el doctor le había dicho que los medicamentos no le hacían efecto... que probablemente no dudaría mucho tiempo... porque su VIH podría pasar a SIDA en cualquier momento, si es que no lo había hecho ya, que moriría de una forma horrible y que al final quizás ni siquiera los reconocería.

Tomó una gran bocanada de aire.-Tengo VIH.-sintió como más lágrimas se agolpaban en sus ojos, nublando su vista al grado de no poder mirarlos a la cara.

Aomine bufó y se paró de golpe, se acercó a él y lo hizo mirarlo, limpiándole las lagrimas.-Tetsuya, está bien, hay tratamientos...

-Ese es el problema.-le interrumpió el de ojos celestes. Sintió una mano en su hombro y vio a Taiga sosteniendo un vaso con agua para él, ¿en qué momento se había ido a la cocina?-Tranquilízate un poco y nos sigues diciendo como paso todo esto.-su mirada no era amable, parecía molesto, estaba tenso.

Pasaron unos minutos, Daiki estaba procesando muy bien la información, pero Taiga, por el contrario, parecía escéptico, no creía ni una sola palabra que salía de sus labios, y esto realmente le hacía sentir incómodo, por lo cual no pudo terminar de contarles lo ocurrido en su última consulta.

Kagami miró a Aomine, viendo total convencimiento en su rostro.- ¿En serio le crees?-oh sí, Tetsuya lo veía venir, pero en realidad esperaba que sus reacciones fueran contrarias, estaba preparado para el rechazo del moreno, pero no del pelirrojo, después de todo lo que habían vivido realmente esperaba que fuera al revés.- ¿Comprendes lo mínimo de la posibilidad de que nacieras con SIDA? Y qué lo has mantenido en secreto durante 18 años, ¡por favor! ¿Tratas de tomarnos el pelo? No es 28 de diciembre por si no lo notaste.

-¡No estoy mintiendo!-luego empezó una pelea acalorada entre los más altos, Daiki defendiendo a Kuroko, Taiga reatándolo, hasta que le ordenó probar lo que decía.-Como quieras.-el más pequeño empezó a desabotonar su camisa, bajo esta traía una polera, que quito, volviéndose de espalda. Era la primera vez que veían la espalda de Kuroko, llena de manchas color café. Y al volverse hacia ello, pudieron ver que no era sólo su espalda, era todo su torso.

-Oh my fucking Gosh!-exclamó el pelirrojo, no necesitaba más pruebas, había visto gente contagiada de eso cuando vivió en Estados Unidos. Se sintió estúpido por dudar de su amigo. ¡Pero es que esas coincidencias no son comunes, ni mucho menos!

-Por favor, vuelvan a sentarse.-pidió el mayor.-Aun no les he dicho todo.-y esta era la parte más difícil de todo el asunto.- El doctor dijo que ya no vale la pena que tome o no tome la medicación, a este punto da lo mismo… ya no me hace efecto.-ambos quedaron sin palabras, sus ojos abiertos como platos, la respiración contenida.-Así que pase lo que pase, si llego a lastimarme y ustedes tienen una mísera herida no me ayuden, sólo tiéndanme el botiquín y…

- ¡¿Qué te pasa?! ¡¿Cómo puede preocuparte eso?!-era el turno del moreno para descontrolarse, y con buen motivo.- Básicamente nos estas diciendo que puedes morir en cualquier momento de ahora en más, ¡incluso por un resfriado! ¡¿Y sales con eso de que tengamos precaución de no contagiarnos?! Por favor, ¡ponte como prioridad una vez en tu vida!

-Kuroko,-le llamó Kagami.-tu hiciste papeles de ingreso para la universidad, ¿o no?-pensó que nadie lo notaría, que pasaría desapercibido como siempre, pero no, Kagami no lo dejaba pasar, siempre lo hacía seguir adelante.-No.-fue toda la respuesta que dio.-Pero conseguí un trabajo y puedo hacerlo desde aquí. Durante todos estos años he sido muy cuidadoso, así que me aseguraré de no enfermarme, pero para eso,-su mirada cambio a la normal, aquella cara de póker, aquel tono neutral.-lo principal es que ustedes tampoco lo hagan.

-Por mi está bien.

-Cuenta con ello.


El invierno llegó a su fin, e iniciaron las lluvias de primavera, Kuroko pasaba mucho tiempo solo en el departamento, pero no le importaba, así era más fácil trabajar, solía salir a dar una vuelta a mitad del día, para estirar las piernas y mantener su ritmo en el basket, aunque la mayoría de su entrenamiento continuaba bajo techo, al volver, en el gimnasio del edificio.

Aomine es el primero en llegar a casa, deja la mochila tirada en la entrada, junto a los zapatos, luego bosteza profundamente, avanzando hacia la cocina, donde se encuentra con el más bajo, preparando su merienda, un bollo dulce de vainilla, relleno de mermelada, acompañando del infaltable batido de vainilla.-Io.-le saludo, flojo como de costumbre.-Buenas tardes Aomine.-respondió el otro con la cortesía acostumbrada.

-No seas tan estricto.-se mofó el moreno.-Por cierto, me topé con Atsushi, dijo algo de que nos juntaremos a jugar basket cerca del cumpleaños de Kise, o algo así.

-Le preguntaré a los demás por el chat.-respondió el mayor, sacando su teléfono.- ¿Qué tal tu día?

-Igual de aburrido.-sí, fue una gran conversación. Hasta que llegó Kagami y todo se volvió más animado con algunas palomitas y películas para el resto de la tarde, sin mencionar la teleserie venezolana con las discusiones de los más altos. Tal como creen, Kuroko no los detuvo, era algo interesante.

Sus días transcurrían de la misma manera durante la temporada de lluvias, hasta que a fines de Mayo decidieron juntarse en un parque multi-cancha, hacía meses que no se veían cara a cara, los mensajes no eran lo mismo, y claro, sus horarios nunca coincidían, nunca.

Así que, esta oportunidad simplemente ameritaba el no detenerse, era un día soleado, y la lluvia había cesado la semana pasada. Momoi animaba desde las bancas, calculando cada posibilidad de jugadas mentalmente, después de todo era su especialidad, pero notó algo extraño en Tetsu, estaba moviéndose más lento de lo normal, erráticamente, sus jugadas solían ser rápidas, decididas y espontaneas. Entonces ocurrió, lanzó el balón, Kise no lo había notado, y chocó contra el apenas soltaba la pelota, cambiando ligeramente la trayectoria de esta, Kuroko se cayó de lado, sobre sus piernas cayó Kise, y milagrosamente ¡encesto por primera vez en toda su corta vida!

Pero, no se dio la ocasión de celebrarlo, un quejido salió de sus labios, Kise se paró rápidamente, viendo una mancha de sangre en la zapatilla del más bajo. Kuroko se había raspado la pierna con la suela del calzado, el rubio le ayudó a ponerse de pie, en lo que Midorima se les acercaba, observó la herida y mandó a Murasakibara a llevarlo a la banca, evitando que pisara sobre esa pierna.

Pero la tela de la camisa del más alto se adhirió en la herida, por suerte sólo fue momentáneo, pero no quitaba que le doliera, y que la camisa estuviera empapada en sudor. Pero para variar, Kuroko no dijo nada, o si lo hizo, nadie lo escuchó. Momoi esperaba con el botiquín en la mano, mientras Midorima volvía de lavarse las manos, costumbre adquirida en la escuela de medicina.

Mientras vendaba la herida, Kuroko no pudo evitar preguntar,-Midorima… ¿estas resfriado?-lo cual generó alerta en sus compañeros de piso. El de peliverde lo miró extrañado, no era momento de fijarse en esos detalles, pero de todos modos le respondió, se había contagiado en una pasantía clínica. La preocupación en la cara del mayor le resultó más que extraña al menor, pero inmediatamente Taiga y Daiki aparecieron hablando de otra cosa, quitando la atención de la reacción del más bajo.

Con lo ocurrido el ánimo del juego simplemente se esfumó, por lo que fueron comer algo, después de todo ya se había hecho tarde. Pero Momoi y Midorima sabían que algo no estaba bien.


Pasaron un par de días y Kuroko se había olvidado, completamente, de cambiar la venda, mas ese día se pegó el alcachofazo* de que debía hacerlo, y de que no habían vendas en casa, se vio obligado a ir a la farmacia, dejando su trabajo abandonado sobre la mesa. Una vez ahí, esperó a que llegara su turno para ser atendido, compró las vendas, y al momento de pagarlas vio la cara compasiva del farmacéutico. Antes de salir se miró en uno de los espejos del local, dándose cuenta de que estaba sumamente pálido y ojeroso.-Pero sí he estado durmiendo bien.-pensó consternado.

Volvió tan rápido como pudo al departamento, sintiendo que el estómago le quemaba de preocupación, realmente no sabía que estaba mal. Al entrar al elevador se encontró con Taiga, extrañamente volvía temprano ese día, por lo que le ayudo a cambiar el vendaje, regañándolo de paso por no haberlo hecho antes.

La herida estaba enrojecida con una extraña capa transparente brillosa sobre ella, por lo que decidieron estrenar la botella de suero para limpiarla, sin más volvieron a vendar y se olvidaron del tema. Pero eso no quitó que Kuroko obligara a Kagami a usar guantes.

De ahí en más, no volvió a olvidar el cambio de vendaje, pero aun así no prestaba mayor atención de la requerida a la herida. Casi dos semanas después sintió escalofríos recorriéndole la espalda, ardor en los ojos y falta de apetito, sumándole que a momentos sudaba frio.

Durante la cena del miércoles, comentó que la herida parecía un poco más grande que al principio y que no había costra. Kagami se atragantó con su bebida, mientras que Aomine le reclamaba que no era momento de hablar de eso, ¡que estaban comiendo! Pero de todos modos agregó "Debiste decirnos antes" y lo arrastró al baño. Kagami los siguió por curiosidad.

Aomine hizo a Tetsuya sentar sobre el inodoro y apoyar la pierna sobre el cesto de ropa sucia. De por sí la venda no se veía bien, estaba algo amarillenta y húmeda en el área de la herida, así que sin esperar más, el moreno tomó las tijeras, y las corto, no iba a darse el trabajo de desenrollarla.

Se encontraron con una herida más profunda que al principio, con los bordes amoratados y con los alrededores enrojecidos y afiebrados. Kagami se llevó la mano izquierda a la boca y se apresuró a alejarse momentáneamente. Kuroko se puso pálido, diciendo que no estaba así la última vez, y Daiki bufó al momento que rodaba los ojos.

-Al hospital.-dijo sacando un nuevo vendaje.

Una hora después estaban en la sala de espera, estaba muy llena, sin mencionar que ya estaban esperando a que una asistente evaluara la gravedad de la herida de Tetsuya. Al revisarlo y escuchar la historia, la asistente se disculpó saliendo del cubículo y volvió con la enfermera jefe, la cual traía consigo un equipo de signos vitales. La enfermera lo encontró algo desorientado, con la presión baja y fiebre, por lo que ordenó que lo admitieran inmediatamente.**

En lo que resto del día, el proceso resulto bastante rápido, el medico lo evaluó y rápidamente les comunicó que posiblemente la herida estaba empezando un cuadro gangrenoso, por lo que pasarían a Kuroko a Tratamientos Intensivos con tal de ver como evolucionaba su reducida respuesta a los antibióticos. También les informó que el horario de visita era estricto y reducido, por lo que tendrían que irse tras llenar las formulas y que podrían volver a visitarlo al día siguiente.

Al salir del hospital, decidieron que era prudente avisar al resto de sus amigos que Tetsuya estaba en el hospital. Las preguntas no se hicieron de esperar, pero los compañeros de piso no podían decir toda la verdad, así que dieron parte de la información, una infección. A la mañana siguiente agregaron la información sobre los horarios de visita, que para extrañeza del grupo, eran demasiado estrictos como para una simple infección.

Esto causo una pequeña conmoción en el chat, finalmente decidieron juntarse a la hora de almuerzo para ir a visitar al más bajo. Kagami y Aomine estaban un poco preocupados por lo que habían ocasionado, así que llegaron un poco antes para avisarle a Kuroko. Los mensajes iban y venían, media hora después todos estaban en la blanca y extremadamente estéril habitación de hospital.

Shintaro ajusto sus lentes, y con voz analítica preguntó "¿Se puede saber por qué Kuroko está en tratamientos especiales, si sólo tiene una infección?". Kagami y Aomine no hallaban donde meterse, Kuroko sobre abrió ligeramente los ojos, mirándolos acusadoramente, pero aun así no mostraba mayor expresión en su rostro, "¿No les dijeron?", se notaba como un peso se apoyaba sobre sus pequeños hombros, en comparación al resto.

-Es que no sabíamos por dónde comenzar.-explicó Taiga.-Ni que parte nos permites decir.

-Mmh, tienes razón.-reflexionó Tetsuya.- Bueno, no queda de otro modo.-se dirigió a los demás, quienes esperaban una respuesta.-Tengo principios de gangrena en la pierna que me lastime durante nuestro último juego.

-Un segundo…-interrumpió Midorima.-Eso no tiene sentido, eres una persona sana y haces deporte.

-En realidad eso no es tan cierto.-respondió con paciencia.-Verán chicos, les he estado ocultando algo durante todo este tiempo…-tomó una gran bocanada de aire.-Tengo SIDA.

Silencio absoluto, sólo las máquinas y la respiración cortaban ese ambiente sepulcral.

-Kuroko…sólo nos habías dicho que era VIH.-Aomine fue el primero en romper el hielo, hacía ya un tiempo el mayor les había explicado la diferencia, algo no muy agradable de recordar.

-¿Cómo te contagiaste?-Kise no podía creerlo, eso que era modelo y esa enfermedad es muy común en su mundo.

-Por favor Tetsu, dime que no me engañaste.-Momoi estaba al borde del llanto.

-Momoi, ni siquiera hemos empezado oficialmente, tu sólo lo asumiste.-Kuroko no pierde la oportunidad, pero esto quitó parte de la tensión.-Y no, no te he engañado con nadie, soy seropositivo, significa que nací con VIH, podría vivir hasta los treinta y tantos con la medicación correspondiente, pero dejo de hacer efecto, por lo que inevitablemente evolucione a un cuadro de SIDA, y por eso mi pierna esta así.

-¡No me importa tu pierna en este minuto!-explotó la peli-rosa.

Luego de aquel incidente pasaron un par de días sin que recibiera visitas, pero volvieron a visitarlo, cada uno en diferente horario, a veces se topaban dos, otras veces volvía a quedar solo por el día. Por lo menos eso lo hacía sentir un poco mejor, mas, la última conversación con su médico le dejo atormentado. Así fue como lo encontró Kagami.

-¿Qué pasa Kuroko?-no hubo reacción. Se asomó por la puerta, buscando a una enfermera con la vista, pero se topó con el médico que atendía a Kuroko, este se acercó y le preguntó si había algún familiar con el cual podían contactar. El más alto negó, pero le aclaró que eran compañeros de piso, y que entre él y Aomine eran los únicos que podían hacerse cargo del peli-celeste.

El medico se dirigió a Tetsuya, este sólo asintió a una pregunta inaudible para el pelirrojo. Luego le dijo lo que había pasado. Los antibióticos no hicieron efecto, por lo que la gangrena había avanzado al hueso, y que lo único que podían hacer en aquel punto era amputar la pierna bajo la rodilla. Kagami inhaló poniéndose de pie bruscamente.-Yo…tengo que salir un momento.-sin más salió del habitación.

-¿Ya tomaste una decisión?-le preguntó el medicó sentándose a su lado, de un modo mucho más cercano que el profesional.

-No voy a cortar mi pierna.-le dijo con toda la convicción que pudo reunir.- Yo vivo por el basket, y no podría soportar el no jugarlo.

-Escucha hijo,-dijo el doctor como cada vez que deben intentar convencer al paciente de lo más sensato.- no creo que al aumentar el tratamiento con antibióticos vayamos a conseguir algo, tu mejor oportunidad es la amputación. Además el hospital puede conseguirte una prótesis.

-El papeleo es demasiado, y de todos modos no podría pagarla, así que, no lo haré, prefiero correr el riesgo.-sentenció con determinación en la mirada.

-Está bien.-suspiró el medico.-Cambiaré tu tratamiento por uno más fuerte y te daré opiáceos para el dolor. ¿Necesitas algo para sentirte cómodo?

-¿Podría dejar que Kagami y Aomine se queden durante la noche? No quiero sentirme sólo ahora.

-Por dios, ya sabe lo que le va a pasar.-pensó el hombre mientras asentía.-Por supuesto. Mañana te tomaran algunas muestras para saber que terreno estamos pisando. Trata de descansar.

Unos minutos después Kagami volvió a la habitación, por su aspecto supo que había estado corriendo, le contó que no se cortaría la pierna y que a partir de ese día, él y Daiki podrían quedarse por la noche. Kagami asintió y le revolvió el cabello.

-Te apoyaré hasta el final.-luego de eso dejó que el peli-celeste llorará en su hombro.

Un par de horas después se fue al departamento, esto no era algo que comunicar con un mensaje, habló con Aomine directamente, comieron algo ligero y tras tomar un pequeño cambio de ropa, se fueron camino al hospital, Kuroko debía estar esperándolos.

El medico llegó a medio día con los resultados en la mano, se paró frente a la cama de su paciente, y con voz sería, pero aun así amable, comenzó a comunicar los resultados que habían arrojado los exámenes.-Kuroko, tengo malas y buenas noticias, ¿cuál quieres oír primero?

-Parta por las malas noticias, por favor.-dijo manteniendo su rostro inmutable, pero en el fondo deseaba que sus amigos estuvieran ahí, sin embargo, por los horarios de clase no podían darse el lujo de pasar todo el día junto a él.

-Está bien.-dijo el hombre levantando los papeles hasta su pecho.-Primero, tus glóbulos blancos están casi en cero, tus exámenes renales muestran que tus riñones están empezando a fallar, si no presentas una mejora pronto, necesitaras diálisis o trasplante.-observó a Kuroko, su rostro estaba empalideciendo a medida que daba los resultados.-y además, hay presencia de infecciones generalizadas, incluyendo tu sangre, eso quiere decir que tienes sepsis. Segundo, y por lo mismo, tendremos que transferirte a Cuidados Intensivos, ya que requeriremos mayor monitoreo, sobre las visitas, tan sólo tus compañeros de piso podrán entrar.

Kuroko tragó espeso, realmente necesitaba a alguno de sus amigos ahí, sentía su mundo se caía a pedazos y no podía hacer nada para remediarlo. El medico esperó a que ordenara sus pensamientos antes de preguntarle si quería oír las buenas noticias enseguida. El chico sólo asintió levemente, buscando algo de esperanza en el final de aquel diagnóstico.

-La buena noticia es que la gangrena no está avanzando y tu fiebre ha disminuido considerablemente. Además, Kagami y Aomine podrán acompañarte del mismo modo que aquí en Cuidados Intensivos.

-Gracias señor.-dijo Kuroko, en realidad eso le hacía sentir más aliviado, esta vez sería un poco egoísta, pero realmente no quería quedarse sólo, pasara lo que pasara, tenía miedo, pero no iba a admitirlo en voz alta.

El medico se iba retirando, pero antes decidió voltearse un momento y agregar algo más.-Por cierto, las enfermeras dicen que la comida de Cuidados Intensivos es mejor que la de Tratamientos Especiales.-y se fue, haciendo que Kuroko se riera un poco por el comentario tan fuera de lugar. Así estaba mejor.

Unos quince minutos más tarde dos enfermeros fueron a su habitación y lo colocaron en una camilla móvil, entonces comenzó el paseo, era extraño ver como pasabas por el pasillo viendo el techo, pero la conversación entre ambos hombres era bastante divertida, luego subieron a un ascensor, era gigantesco desde su punto de vista, no le extrañaría que pudieran meter dos camillas ahí dentro. Subieron al siguiente piso y todo el ruido del área de las enfermeras llegó a él, era caótico, pero al entrar a su cuarto, notó como todo aquel alboroto se hacía nulo.

Luego de ser instalado, Kuroko tomó el teléfono de la habitación y le dio una llamada a Kagami. El día transcurrió muy bien, de hecho, su fiebre bajo por completo, se sentía demasiado bien, casi como para levantarse y salir a jugar basket, pero los medicamentos para el dolor le impedían moverse demasiado, estaba algo aletargado, sin embargo, apenas llegó Taiga, no paró de hablar y bromear.

Casi parecía que no tenía motivo de ser el trasladarlo a ese lugar, pero no era así, esa sensación de bien estar se esfumó sólo ocho horas después de sentirse mejor, colapsó de golpe, fue tan repentino que incluso perdió la capacidad respiratoria por un momento, de no ser por la rápida acción del equipo médico se habría ahogado. La fiebre lo golpeó brutalmente, de los estables 36 °C paso a 39. Era un caos.

En la sala de espera, Taiga se estaba comiendo las uñas de ambos pulgares, aun no podía creerlo, de estar conversando a ser expulsado de la habitación, el pitido de las maquinas aun retumbaba en sus oídos. Ya eran las nueve de la noche, Daiki llegaría pronto, pero el estado de Kuroko le hacía dudar el que los dejarán pasar.

Una enfermera se aproximó a él, era la misma que lo había guiado fuera del cuarto del mayor, le permitió entrar nuevamente, al entrar vio a los doctores, terminando de ajustar un par de cosas, preparándose para dejar al paciente, además de eso vio una nueva máquina respiradora, Kuroko se veía pálido, seguramente había sido un completo shock para su organismo.-Tetsuya…-el mayor le hizo una seña para que se acercara, por lo que el pelirrojo colocó una silla a su lado.

-Kagami…-la voz entrecortada golpeó de lleno a Taiga.-Tengo que pedirte un favor.-se sentía como si fuera lo último que fuera a decir.

-Lo que quieras.-respondió, de reojo vio, en el reflejo de la ventana, que Aomine se quedaba en la puerta, evitando interrumpir, preguntándose porque demonios Kuroko tenía una respiradora.

-En mi habitación hay un cuaderno lleno de cartas, son las que enviaba mi padre, algunas aún están llenas de dinero… quiero que usen eso para pagar mi hospitalización y… y si esto se termina aquí…-se detuvo un momento, respirando agitado, eso se estaba poniendo peor, una enfermera estaba juntó a Aomine, el moreno la había llamado al ver las reacciones del mayor, preparada para actuar en cualquier momento, algo más iba a ocurrir, lo presentía en los huesos.-Gracias…Taiga, si no fuera por ti…jamás habría podido salir adelante…y volver a llevarme bien con los demás… Taiga… tengo miedo…-sentía que las lágrimas se escaparían de sus ojos en cualquier momento, pero también sabía que las de Kuroko no sé iban a detener.-no quiero terminar así… ¿por qué tuve que ser yo?... ¿Hice algo malo en mi vida anterior?

-No, Tetsu, tu no hiciste nada malo, es imposible que hayas hecho algo malo.-le dijo con suavidad, un último susurró escapó de los labios del peli-celeste y se desmayó.- ¿Ku-Kuroko?-miró a la enfermera, esta le dijo que sólo se había desmayado por el cansancio.


-Jamás lo había visto así.-comentó mientras ambos miraban al que estaba tendido en la camilla.

-Yo tampoco.-respondió Daiki.-El siempre fue el chico independiente que se hacía el fuerte, no dejaba que lo ayudáramos, pero el siempre nos ayudaba a nosotros. De hecho, creo que ninguno llegó a conocerlo como tú lo hiciste.

-¿Hablas enserio? Ahora que lo dices... Bueno, siempre ha sido un tipo bastante extraño.-dijo sonriendo de medio lado mientras los recuerdos lo llenaban.-Vamos a esperar que despierte.

-No creo que eso ocurra muy pronto, mejor tomemos turnos para vigilarlo, duerme un rato, luego cambiamos.

-Está bien.-respondió cambiándose de la silla a un sillón junto a la ventana.

Pasaron el resto de la noche turnándose, pero ya a un par de horas del amanecer, Kuroko volvió a despertar, vio a Aomine durmiendo en el sillón a su derecha, mientras que Kagami no estaba, quizás había ido al baño, por lo que volvió a cerrar los ojos.

Entretanto, un doctor ingresó a la habitación, evitando hacer ruido. Leyó la ficha del paciente, luego lo observó por un largo rato. Kuroko podía sentirlo en el cuarto, pero algo le decía que no valía la pena abrir los ojos, y el sueño empezaba a invadirlo nuevamente, se sentía mucho más pesado y atrayente de lo normal. Escucho un murmulló antes de quedarse profundamente dormido, y por alguna razón, la voz le pareció familiar.

-… por eso, perdóname hijo… no pude soportarlo… realmente lo siento…-el hombre levantó la vista para toparse con la de Aomine. Lo miraba directa y fríamente. El odio recorría sus venas.

-Esto es su culpa.-le dijo ácidamente.-Sí hubiera accedido a la amputación no estaría aquí, muriéndose. ¡Si tan sólo usted no hubiera sido un maldito cobarde, Tetsuya pudo haber tenido una oportunidad de salvarse!

-Es un desgraciado.-desde la puerta, Taiga había escuchado todo, sosteniendo los vasos de café con tal fuerza que los había roto, esparciendo el líquido por el suelo. El hombre se defendió diciendo que no era su culpa, no se había enterado sino hasta ese día que su hijo, aquel que había abandonado en brazos de su abuela, al que de vez en cuando mandaba dinero, estaba en el hospital, todo porque esas áreas estaban separadas.

Las voces elevadas llamaron la atención de las enfermeras de turno, pero el doctor dijo que no ocurría nada, luego se retiró, murmurando algo una de las mujeres. Un rato después una auxiliar estaba limpiando el desastre en la puerta de entrada. Taiga y Daiki no podían creerlo, sabían que el padre de Kuroko lo había abandonado, pero no tenían ni idea de que además fuera doctor, ¡y encima infectólogo! Ni siquiera se sentían capaces de mirar a su amigo después de semejante revelación, tan sólo esperaron hasta que ingresaron los primeros rayos de sol por la ventana.

-Tenemos que ir a la universidad.-murmuró Kagami. Aomine le mando a callarse, ese día no valía la pena ir.- Tengo un mal presentimiento.-agregó mirando al chico dormido. Seguía pálido como el papel, algunos capilares eran visibles en su rostro. "Yo también" dijo el peli-azul.

Ambos se miraron, luego se pararon junto a su amigo, uno a cada lado, no hacía falta decirlo, "estaremos contigo hasta el final", ese fue el pacto sellado en el silencio del hospital.-Duerme bien, Tetsuya.-susurró Taiga.

Fin.


*-Pegarse el alcachofazo: modismo chileno que quiere decir "darse cuenta repentinamente de algo".

**-Bueno, resulta que las/os enfermeras son las que realmente mandan en el hospital, pero al momento de realizar consultas y prescribir medicamentos mandan los médicos.


Hola a todos, gracias por leer el fic, de seguro algunos quieren matarme a estas alturas, pero ya que, resulta que me desperté un día y dije, quiero matar a Kuroko, y se lo comenté a Doni… y ya ven, luego de tres días, y exprimir sus conocimientos sobre salud, logre esto :D

Y sí, pueden amenazarme, gritarme por reviews, lanzarme tomates, zorrillos, pero de todos modos, gracias por leer.

Doni les manda saludos :D