¡Mi asombrosa persona ha revivido de entre los muertos! :D
Siento tanto no haber podido escribir, pero mi carrera me está consumiendo lentamente, y ahora que estoy de vacaciones mis manos estaban inquitas por poder traerles una historia.
Esto es completamente nuevo para mí por varias razones:
1.- Es un Dennor (NUNCA he trabajado con los nórdicos, pero me fascinan)
2.-Es yaoi (aunque el término más adecuado sería Shonen-ai)
3.-Es romántico y fluff (aunque igualmente los haré sufrir porque esa es mi naturaleza y porque YOLO)
De una vez advierto que es una historia complicada porque tengo que aprender a meterme en la piel de uno de los personajes menos explotados del fandom. Y sí, lo digo por Noruega (3) porque aunque haya muchos Dennor pululando por ahí, la mayoría enfoca el sentir de Dinamarca. Pero, y vuelvo a repetirlo, me encantan los retos y este seguro será uno de mis favoritos.
Habrá una buena dosis de pseudo-drama, de ese que tanto me gusta y otro tanto de intentos de narración intensa, avasalladora y literaria. (?) Será un fic corto en capítulos y en palabras, pero trataré de hacerlo ameno y disfrutarlo para ofrecerles algo que les guste. Sin más, les dejo la historia:
Estaba enojado. No. Estaba furioso. Lo sé porque esa arruga entre sus cejas sólo aparecía durante esas extrañas pero terribles veces. Además sus ojos perdían ese brillo que lo caracterizaba, y yo, aún sin demostrarlo, temblaba de miedo ante las consecuencias de su estado.
Él no era así.
No me gustaba que fuera así.
-Anko…-
Pero él simplemente no podía entender razones, no me miraba. "Es tan molesto". La cuestión no era lo que había dicho, si no las innumerables veces que había repetido aquello frente a él, sin tener consideración de lo que pudiera sentir o haciendo caso omiso de lo mismo. Sus ojos azules penetraban duramente los míos, pero no me miraba, era como si los estuviera clavando en el centro de mi corteza cerebral. Odio.
No, imposible. Él no conoce esa palabra. Pero sé que me estoy mintiendo, porque alguien como él, tan capaz de amar como lo hace, también puede sentir odio en magnitud descontrolada. Y todo por la misma persona. Por mí.
-¿Ahora vuelvo a ser Anko, "Nor"?-Veneno.-¿Cuándo deje de ser "el idiota impertinente que desearía muerto"? Déjame recordar…-
Mi rostro permanecía inmutable, como siempre, y yo lo odiaba porque sólo quería gritar que parara. Que todo aquello era una pesadilla y que en aquel mismo momento despertaría entre sus brazos fingiendo que eso me molestaba. Mentira.
-…¡Oh, ya recordé! Fue en el mismo instante en el que te olvidaste que también me afectan los comentarios, ¿no es cierto?-
Mi mano se dirigió hacia su frente queriendo borrar desesperadamente esa arruga que me recordaba el mal que había desatado por no pensar antes de hablar. Su mano detuvo mi muñeca.
Ahora sus ojos volvían a mirarme, era él otra vez. Pero era un él que tampoco me gustaba.
-No, Lukas- y era serio porque usaba mi nombre completo. Como lo hace cuando las cosas son serias.-A veces siento que no me recuerdas.-
Pero yo lo hacía. Era imposible no recordarlo cuando tenía miedo, cuando estaba solo, cuando hacía frío, cuando me encontraba en la oscuridad. El me salvó.
La vida como país es realmente difícil. Los problemas nunca terminan y nos afectan más de lo que pudieran llegar a pensar. En 1380, cuando la línea de sucesión de los mandatarios reales de mi casa se rompió, algo también lo hizo en mí. Era como estar a la deriva. Me recuerdo tirado en la nieve, ya ni siquiera temblaba porque se me habían acabado las energías para hacerlo, y miraba el cielo oscuro, como todo a mi alrededor en busca de respuestas. Implorando a Odín.
Estaba completamente perdido. –No te mereces esto- Luego lo escuché. Era como si una pequeña luz se encendiera en mi camino, algo pequeño, casi imperceptible, pero que me daba esperanza.
Una mano acariciando mi mejilla, y unos brazos levantándome hasta hacerme sentir que volaba. Un cuerpo protegiéndome y un aliento cálido chocando contra mi frente.
¿Quién eres? Pregunté sin poder abrir los ojos, la fatiga me consumía.
-Lo que tú quieras que sea.-
Fue lo único que escuché. Luego me aferré a él con las pocas fuerzas que me quedaban.
Él suspiró derrotado, y yo sólo gritaba por dentro. Maldito seas, Lukas Bondevik. Simplemente besó la palma de mi fría mano y la soltó en un movimiento que me pareció eterno y aterrador. Se dio la media vuelta.
Yo observé mi mano, preguntándome por qué no se me había dado la capacidad de demostrar con tanta facilidad lo que sentía. Escuché la puerta cerrarse y apreté los puños.
Por la ventana caía la nieve y recordé aquel día. No. Hoy no iba a dejar que las cosas se arruinaran de esa manera. No por mi culpa.
Corrí hacia la puerta y olvidé cerrarla. Él cruzaba la calle con la cabeza baja, casi llegando a la acera. No pensé. No pensé.
Suelo ser frío y calculador, a veces me arrepiento de serlo. Pero hay ocasiones, como esta, en la que no razono mis actos y actúo según mis impulsos, las cosas nunca habían salido tan mal.
-Dinamarca- Susurré. Él no volteo.
-¡Mathias!-
Algunas veces el tiempo no funciona como nos gustaría, simplemente es caprichoso y nos juega malos momentos. Dinamarca era tonto, tonto e impulsivo. Nunca conocí a nadie tan hiperactivo como él. Tampoco nadie se había preocupado tanto por mi como ese idiota rubio.
Volteó.
Nadie me había mirado con tanto odio, miedo y amor a la vez como lo hizo él en aquel instante. Hubiera sido mejor que no me mirara.
La luz a mi costado no era una luz tenue y esperanzadora como lo fue el día que lo conocí, no era cálida ni sincera, auguraba algo malo. Ese algo que impactó con fuerza en mi costado y me levantó hasta hacerme sentir que volaba. Pero tampoco fue como aquella vez. No pude aferrarme a nada. No pude aferrarme a él.
-¡LUKAS!-
…ni siquiera a su grito...
Recuerdan ese famoso cuento donde dos pequeños hermanos son abandonados a su suerte en medio del bosque. Pero ellos, inteligentemente, dejaron un rastro de migajas en el camino para poder volver a su hogar.
Yo no lo recuerdo del todo, pero sé que es importante, porque ahora yo tengo que juntar mis propias migajas para poder regresar.
De donde quiera que haya venido.
\o/ (Yeii!) Me gustó mucho esta idea. No sé que les haya parecido a ustedes, pero de verdad espero sus lindos comentarios haciéndome saber sus opiniones. Trataré de actualizar lo más rápido posible, aunque ya he advertido que será algo corto pero, espero, intenso.
Este capítulo estuvo inspirado en la canción "We Shout" del dueto t.A.T.u, y será una línea a seguir, así que cada capítulo tendrá un "soundtrack", aunque la base principal del fic es, como el título, la cancion "Your Rain" de Mary Elizabeth McGlynn, que pertenece al soundtrack de Silent Hill 4. Escúchenla, es preciosa, además de darse una idea del ambiente del fic. :)
Espero les haya agradado tanto como a mí me agradó escribirla.
Besos y abrazos, :*.
