Disclaimer: ningún personaje me pertenece.
Esta historia participa en el reto #91 "… pero con una condición" del foro Alas Negras, Palabras Negras.
Mi condición es: rating M.
Aclaraciones al final…
Rojo sobre blanco
Duele… duele mucho…
No es justo.
Su noche de bodas debería ser mágica y especial. Su esposo sería gentil y le daría un suave beso y una tierna caricia al terminar.
Pero el animal encima de ella embiste una vez más y se detiene en un espasmo violento. Puede ver cómo entorna sus ojos; puede sentir cómo el sudor caliente y pegajoso empapa sus hombros al caer sobre ellos, mientras derrama su semilla con un último suspiro.
Quiere respirar… quiere alejarse de él. Quiere, sobre todo, echarse a llorar y aliviar el dolor que invade su corazón; dejar salir a flote su indignación en el consuelo que puede ofrecerle una almohada de plumas…
Pero no lo hará. Todavía duele. Sus piernas, mal acomodadas, son apartadas por sus manos —manos que una vez creyera tan suaves como la seda— con dureza… y por un momento, el chispeo en sus ojos le hace temer que él desee repetir el acto…
Y ella no sabe si podrá soportarlo.
El corazón le late enloquecido mientras su ahora esposo se tumba a su costado después de varios segundos cargados de pánico.
Ahí, apoyado sobre los pétalos rojos —rojos como su sangre— y las sábanas blancas —tan blancas como lo fue su inmaculada pureza, su doncellez—, la mira, todavía agitado.
—Madre dice que no tardarás en quedar preñada —dice. Los rizos dorados le caen sobre la frente, y sus ojos verdes brillan, hermosos. Él es hermoso. Cuánto lo había amado…
Se tensa cuando sus dedos rozan la suave piel de sus pechos… y entonces se voltea, abandonándola. No tardará en quedarse dormido… y ella podrá entregarse, finalmente, al consuelo de la almohada… a sollozar en silencio, sin más compañía que su temor y miseria. Desflorada, herida, usada, sola.
Pero se resignaría… porque ella había sido educada para ser una esposa obediente, consciente de sus deberes… había sido educada para ser la esposa de un príncipe, de un rey… porque ella, Sansa Stark, era ahora la reina de Joffrey Baratheon.
Y también era fuerte. Sobreviviría.
Como ya había hecho antes.
Desde que leí la carta de George sobre el destino original de los personajes (Sansa se casaría con Joffrey y tendría un hijo suyo, el futuro heredero del reino) me quedé con ganas de escribir este pequeño AU sobre el comienzo de su matrimonio. Joffrey ya tiene edad para reinar… y Sansa es ahora la reina, aunque su suerte es distinta a la de las canciones y a lo que ella deseaba, pero quién sabe… solo he tomado la idea y tal vez su final no sea tan triste como lo cree ahora.
El desorden de tiempo narrativo en los últimos párrafos fue intencional.
