Inuyasha solo esperaba que su plan saliera bien. Aunque después de todo, dar clases de Física para que la linda e inocente Ahome se hiciera pasar por su novia no había sido tan malo. Su disfraz de novio le había servido para sacar unos cuantos gozos.

Disfraz de novio

By Reina Momo

Capitulo Uno

La Fiesta

Salí a toda prisa del subte y subí por las escaleras hacia la calle.

Dentro del subterráneo el calor era realmente sofocante. La gente se apretaba y yo casi no podía respirar. El espacio reducido me desesperaba y me asfixiaba mas de la cuenta. Era fácil deducir la causa de mi malestar. Yo era algo así como claustrofóbica. Un horror…

Además estaba apurada. Me había quedado dormida y llegaba tarde a mis clases en la universidad.

Así que corrí por las escaleras lo mas rápido que pude hasta que me detuve frente a un muchacho que subía, lento, las escaleras leyendo algo. Esperé un rato, carraspeé, suspire pero él parecía no darse cuenta que alguien detrás suyo necesitaba prisa.

—Disculpa…-hablé pero él me ignoró-

Le miré la espalda algo molesta. Me di cuanta del bello pelo negro que caía como cascada sobre su espalda ancha cuando observé su escultural figura masculina. De repente el aire del exterior llego como brisa hacia nosotros, arrastrado la fragancia masculina de este muchacho. Bastante limpio lucia él. Su aroma me embriago por completo y olvidé la prisa que llevaba.

Fue tan solo segundos mi estado nirvana y enseguida me reincorporé.

Le toqué la espalda tímidamente.

—Oye…tú –Giró levemente su cuello hacia mí y su mirada dorada se llevo toda mi atención-

— ¿Qué? –se detuvo y me miró algo confundido. Yo no dije nada. Mire el block de hojas impresas y leí el titulo de "Ingeniería Aeronáutica"- ¿No vas a hablar o qué? –esta vez sonó agresivo así qué simplemente me limite a contestarle de la misma forma-

—Estoy apurada ¿Podrías dejarme pasar? –le señalé el corto tramo de escaleras que nos quedaba. Él bufó y apoyó su espalda contra el muro- ¡Gracias! –Sentí sus orbes doradas sobre mí cuando pase por su lado pero no le di importancia-

Quería llegar rápido aunque mi primer materia no fuera la más grata.

Yo asistía a la facultad de Ciencias Sociales. Allí estudiaba el primer año de Sociología.

Por la zona se encontraban distintas facultades. Supuse que aquel chico asistiría a la facultad de Ingeniería, frente a la mía, ya que llevaba consigo apuntes sobre la ingeniería aeronáutica.

¡Puaj! Mucha física y esas cosas que yo no entendía…

Lo peor era saber que por alguna extraña razón, el primer semestre de mi carrera debía cursar esa materia, Física.

No la entendería nunca, y además jamás necesitaría de ella si trabajaba de lo que estudio.

Al terminar el día regresé a mi casa. Mi madre me esperaba con la cena, así que simplemente me devoré todo, lo lavé y me di una ducha.

El sueño de mudarme a los dieciocho se había esfumado cuando comprobé los altos precios de alquiler. Todavía no conseguía trabajo así que hasta se me era imposible pagar un departamento a medias junto a mi mejor amiga Sango.

Por otro lado, estaba segura que ella, dentro de poco, iría a vivirse junto a su Príncipe Azul, el encantador Miroku Hoshi.

Ambos eran buenos chicos. Se amaban y todo.

Me envolví el cuerpo con una toalla cuando salí de la ducha y me dirigí hacia mi habitación.

Esa noche tenía una fiesta en la casa de Miroku, así que escogería bien lo que iba a ponerme.

Al final me decidí por unos simples jeans grises, una musculosa de modal verde y zapatos del mismo color. Me sujeté el pelo negro con algunas hebillas, sin tocar mi flequillo. Me pinté los parpados de un suave marrón y mis labios de un tono mas vivo que ellos mismos.

Sango me pasó a buscar a eso de las 12:30.

Ella lucía un hermoso strapless color negro y una falda de jeans que comenzaba algunos dedos sobre sus rodillas. Me subí en su auto y juntas nos dirigimos hacia la casa de Miroku.

Cuando llegamos noté que toda la casa estaba iluminada —por lo menos el frente— y que habían algunas personas charlando en el jardín delantero.

Sango estacionó el auto frente a la casa y nos bajamos de él.

Dentro de la casa la música se oía fuerte. Habían corrido los sillones en un intento de formar una pista de baile, donde ahora había varias parejas bailando al ritmo de la música.

Noté la presencia de Miroku cuando Sango corrió a sus brazos. Ambos se dieron un tierno beso y luego se acercaron a mí.

Él me dio un abrazo y unas palmaditas en mi espalda.

— ¿Cómo estas?

—Bien, aunque hoy fue un día… -hice un gesto que lo hizo reír-

— ¿Mucho estudio? –Preguntó y me obligó a salir al patio trasero que se pegaba a la habitación en la que estaban bailando-

Allí pude ver a mucha gente más. Chicos, chicas. Todos ellos charlando y bebiendo.

—Oh si…-le respondí distraídamente mientras miraba a un grupo de chicos golpearse-

Que extraño…

—Vamos a despejarte un poco – me tomo desprevenida y por las piernas, y me recostó sobre su espaldas, como si fuera un sacón de papas- ¡Amigos, tengo una bella dama soltera! ¿Algún interesado? –gritó-

Yo sentí que mis mejillas se volvían rojas y no precisamente por que mi cabeza estuviera dada vuelta. Afortunadamente, y para mi autoestima, escuche las voces de algunos chicos que pedían por mí.

— ¡Miroku, bájame en este instante! –Le golpeé en la espalda, a lo que él rió con ganas-

— ¡Solo advierto que es brava! –volvió a gritar-

Cuando me dejó en el suelo yo le sonreí por un instante, me quité el cinturón y jugamos a pelearnos.

Siempre hacía esa clase de cosas. Comportarme como si fuera un varón de 15 años era mi especialidad, por eso tenia tantos amigos varones…

Sango hizo eco de nuestras risas y se unió para hacerle cosquillas a su novio. Terminamos los tres en el suelo, riéndonos a carcajadas como si de niños se tratara.

El grupo de amigos de Miroku, el mismo que se habia llevado mi atención hacía un rato, se nos acercó cuando nosotros nos hubimos levantado del suelo.

Entonces recordé en qué estaba pensando cuando Miroku me sorprendió.

Era el mismo pelo, la misma cara y el mismo perfil. También eran los mismos ojos, del mismo dorado intenso que yo había apreciado esta mañana.

Y estaba segura que su voz sería igual de grave y ruda.

Era un grupo de tres chicos.

El primero era el mismo que el de la mañana. Seguía igual de alto y escultural, con su pelo negro rebelde cayendo por su espalda.

Los otros dos eran más bajitos y se notaba a la legua que también mas educados. Uno de ellos de piel trigueña y cabello negro me saludó con una amplia sonrisa y se presentó como Hei.

El otro muchacho era lo opuesto. Era mas bien pálido y de cabello cobrizo. Sus ojos eran tan negros como los de su amigo. Él me sonrió también y dijo llamarse Kime.

—Bueno… -Miroku miró de reojo al del cabello largo que seguía bebiendo felizmente- este es Inuyasha. –lo señaló. Él me hizo un gesto con su mano en forma de saludo. Yo se lo devolví con una leve sonrisa- Inuyasha, esta es Ahome ¿entendiste? ¿O estas ebrio ya?

—Estoy bien Miroku… -respondió con cansancio y me miro de manera cómplice quejándose de él. Yo me reí al igual que Sango-

— ¡Amor, vamos a bailar! –Sango con su cotidiano bien humor se llevo a Miroku dando saltitos hacia la pista de baile-

Yo me quedé haciendo sociales con los tres chicos, aunque Inuyasha casi no hablaba. Aún así, sentí su mirada en nosotros todo el tiempo.

— Eh, Ahome, ¿Quieres algo de beber? –Preguntó Hei-

—Estas sedienta ¿Verdad? ¡Lo puedo ver! –Kime me hizo reír otra vez con sus predicciones instantáneas- vamos Hei

Ambos ingresaron a la casa y entonces me vi sola con Inuyasha.

Esta vez él ya no me miraba. Estaba concentrado en algún punto detrás de mí y en como giraba su cerveza cuando movía su mano.

Su rostro era inescrutable y yo no sabía que decir.

— ¿Trabajas…estudias? –Preguntó, luego de un minuto, con calma-

—Oh si. Estudio. Aun no conseguí trabajo –respondí enseguida y con pocas palabras-

—Ah…y… ¿Qué estudias? –Estaba intentando ser educado, me di cuenta y me sentí un poco tonta al mostrarme tan reservada-

—Sociología ¿Y tú? –Junté mis manos cerca de mis rodillas y esperé su respuesta-

—Yo también, estudio Ingeniería Aeronáutica y pronto me haré cargo de la empresa de mi padre que es, justamente, del armado de aviones –presumió-

—Guau –solté- Interesante…-solo pude decir eso, ya que apenas conocía del tema-

Entonces callamos los dos. Me moría de ganas de preguntarle si en verdad era él quien estaba en las escaleras, aunque sabía la respuesta.

Me ganó de mano esta vez.

— ¿Llegaste a tiempo, al final, esta mañana?

Me reí. Él me sonrió.

—Si, mas o menos. Llegué y la clase había comenzado hacía unos minutos –me encogí de hombros-

— ¿Clase de…?

—Física –él me miró extrañado-

— ¿Física en una carrera como sociología? –cuestionó juntando las cejas-

—Si…lo se, es estúpido. Esas cosas suceden en la secundaria solamente…-me queje- pero nada puedo hacer –solté un suspiro resignada-

—bueno, al menos tuviste la suerte de que te tocara una asignatura fácil –comentó. Mi cara pasó del cansancio al horror-

— ¿Fácil? –me burlé del comentario- Es…terrible.

—No es tan difícil

—A ti te parece porque estudias esas cosas…-miré el suelo y me despeiné, luego, un poco- a mi me rompe la cabeza.

Su risa llenó mis oídos de nuevo, aunque esta vez sin llevar consigo la sorpresa y la admiración de su melodía.

—Puede ser. Estoy en Tercer año ¿Y tú?

—En primero –levantó las cejas y las bajó apenas estas llegaron a su máximo alcance- ¿Cuántos…años tienes?

— Veintidós, tu…

—Dieciocho –me miré las uñas descuidadamente y solté un suspiro-

—Oh…Eres una nena

—Entonces tu eres un viejo –le saqué la lengua y volví a enfocar mi vista en mis uñas rotas-

—Por cierto –Comenzó. Su tono de voz era mas sereno y grave- eres linda.

Yo levanté la vista enseguida y me sorprendí al verle con su mirada intensa fija solo en mí y no bajándola hacia su vaso ya vacío.

Otra vez mis mejillas ardieron con intensidad y desvié la mirada rápidamente antes de ver cómo sus labios se curvaban, levemente, hacia arriba.

—Gracias…

Iba a decirle algo así como Tú también, pero Hei y Kime nos sorprendieron con cuatro enormes vasos de cerveza. Inuyasha tomó el que le correspondía y se dirigió a la pista de baile sin decir nada más.

En la noche solo volví a verlo mientras bailaba un lento con una colorada muy linda y luego besando a una rubia en un sillón cerca del baño.

Mmm… mucho fuego. Me intimidó la pasión con la que se besaban y me alejé de ellos rápidamente.

Así que Inuyasha era un casanova, eh…

Mis charlas con Hei y Kime se volvieron mucho más amenas conforme avanzaba la noche. Me contaron que habían asistido a la escuela secundaria junto a Miroku e Inuyasha y que luego de ello habían decidido no seguir estudiando y dedicarse a la música. Ellos tocaban en una banda under de Grunge de la zona. Cuando el Sol se asomó detrás de las nubes, antes de irme, les dejé mi número de celular y me despedí de ellos.

Me desplomé en mi cama apenas cerré la puerta y ni siquiera me preocupé en quitarme la ropa o sacarme el maquillaje. Estaba cansada luego de tanto bailar, beber, hablar. Estaba exhausta por divertirme si quería decirlo con pocas palabras.

Había sido una buena noche. Trabé nuevas amistades con Hei y Kime y también me había desprendido del agotador ritmo del estudio en la facultad.

A la mañana siguiente me desperté por los rayos que se infiltraban por las cortinas violetas de mi cuarto. La tenue luz me obligo a abrir, de a poco, los ojos.

Me reincorporé en la cama y sentí mi cabeza a punto de estallar. Cerré los ojos con fuerza y me lleve una mano a la frente.

Resaca.

Miré el reloj que marcaba las 2:45 de la tarde. Lentamente me acerqué al ropero y tomé unos jeans y una blusa negra de mangas cortas y cuello redondo.

Luego de ducharme almorcé algo liviano y rápido, para luego salir a la calle a encontrarme con Sango.

Decidí ir hasta el centro caminando. Eran tan solo unas cuadras y me sentía mucho mejor luego de tomarme una pastilla para aplacar el dolor de cabeza.

Allí la vería a Sango en una heladería. La verdad era que no nos veíamos tan seguido como quisiéramos ya que ella estaba ocupada con su trabajo en la nueva tienda de ropa, y con su novio.

Es así, cuando tus amigas tienen novio, se olvidan por completo de ti. Sus vidas giran en torno a EL, como si fueran, ambos, un todo. Luego viene la parte del corte, cuando recuerdan lo bien que la pasaban juntas.

En fin, esperaba que eso no sucediera con Sango.

Cuando llegué al lugar me pedí un helado de chocolate con almendras y limón, y me senté en una de las mesitas de afuera. Sango aún no había llegado, así que tomé mi helado tranquila.

Me concentré en el cielo durante unos instantes mientras pensaba, no en nada especial, solo cavilaba sobre la idea de que asaltaran la heladería, o que el dueño comience a regalar helados. ¡Helado gratis!, incluso pensaba en la posibilidad de robar yo misma mas helado. Sabía rico y no tenía dinero.

Llevado el caso a la realidad no tenía escrúpulos, pero como que siguiera pensando en ello, me volvería y haría mis pensamientos realidad. Locura.

El interrumpe de mis pensamientos fue cuando percibí mi nombre en la boca de alguien. De repente sentí una mano en mi hombro acompañado con un ¡Hey! Y me giré para ver quien era.

Sonreí tímidamente al ver de nuevo esas orbes doradas posadas en mi rostro. Inuyasha se sentó frente a mí con un helado todo de chocolate.

¿Qué haces por aquí? –le pregunte mientras me terminaba el helado y dejaba el vaso de plástico sobre la mesa-

Salí a hacer algunas compras…ya sabes, esto de vivir solo tiene sus puntos en contra –yo me reí. Si sería vago…-

No sabía que vivías solo

—Oh si, desde hace unos tres años –hizo una mueca graciosa y no pude contener mi risa- ¿Te parece gracioso que desperdicie mi tiempo comprando cositas?

No te veo con bolsas –observé. El se puso un dedo en el ojo jalando de la pielcita de abajo, en señal de precaución. Terminó su pequeño helado y dejó el vasito sobre la mesa- además, ¿en que podrías gastar tu tiempo?

Déjame pensar… ¿Chicas? –su rostro me hizo ver que mi pregunta era retórica-

Pues a mi no me parece mucho mas interesante que ir de compras

A mi sí. Y créeme cuando te digo que es MUCHO mas interesante… –tosió un poco y se colocó un dedo debajo la nariz, desviando su mirada- y placentero, si –puse los ojos en blanco-

Si tú lo dices…

¿Y tú que hacías por aquí? –sus ojos se abrieron de golpe como si una gran idea se le hubiera pasado por la mente- Ahora que te veo… ¡Dios! –soltó. No sabía a que se refería puesto que todavía yo no era capaz de leerle la mente a la gente- ¿Vienes a encontrarte con chicos?… ¿Con…mm…tu novio, quizás? –me guiñó un ojo extrañamente interesado-

No tengo novio –le mostré una sonrisa falsa y él sonrió también-

Ge-nial

¿Eh?

Mira…se que no nos conocemos, Ahome, ¿Si? Pero es justamente por eso que te necesito. Se me ocurrío ahora así que…no te sorprendas.

Hizo una pausa larga, demasiado larga si tenemos en cuenta mi dramatizado interés en sus palabras. ¿Qué me necesitaba? ¿Cómo? ¿Por qué? No nos conocíamos, apenas sabía que se llamaba Inuyasha, que tenia una prometedora carrera diseñando aviones, que vivía solo y que…que… ¿que tenia 22 años?

Aun así, eso parecía perfecto para él. La ignorancia absoluta en cuanto a mí.

Mi mente sopeso en tan solo un segundo las posibles causas de su repentino interés. No encontré nada bueno.

—No quiero parecer grosero, ni atrevido, Ahome, pero…-me miró directo a los ojos y en ellos pude ver confusión. Me pregunte si seria mi cara de horror la que lo había puesto así- Tranquila, no voy a violarte, ni a hacerte daño –rió- dime una cosa…

—Una cosa… -le interrumpí. Era un chiste fácil que hacía cuando tenía la oportunidad. Me salían las palabras solas, a pesar de que sabía que era malísimo y tonto-

El se puso una mano sobre sus ojos y reprimió una sonrisa.

¿A ti…te va muy, muy mal en física…?

Si…bastante mal. Creo que no voy a promocionarla –bufé y entorné mis ojos- puaj

Porque…yo soy un experto ¿Lo sabías?

Supongo que lo supuse…-lo miré con recelo y doblé mis rodillas en la silla para poner mi mentón sobre ellas. Inuyasha me miró fastidiado por mi juego de palabras- Te prometo que pensaré antes de hablar –sonreí ampliamente, mas él seguía concentrado en nuestra charla-

¿Te gustaría que te enseñe?

¿eh? –chillé-

Me sentía Homero Simpson cuando le pedían que respondiera ante el nombre de Sr. Thomson

—Si…me gustaría…-lo miré de reojo- y…emm… ¿Por qué tanta amabilidad? Yo pensé que eras un arrogante…vaya…-pensé en voz alta. Inuyasha golpeó la mesa con las palmas de sus manos exasperado. Si que perdía la paciencia con facilidad-

—Escucha…se que esto te sonará algo extraño, y créeme que ya me estoy arrepintiendo –antes de que pudiera expresar mi queja él volvió a hablar- pero necesito que me hagas un favor

Lo procesé dentro de mi cabeza durante un rato.

—Suéltalo todo

—No es nada malo, no quiero que pienses mal de mí…aunque en realidad me importa poco tu opinión… -miró hacía arriba como mirándose su cabello- ni quiero que me tomes por un roba-cunas, teniendo en cuanta la pequeñísima diferencia de edad…

—Cállate, estoy por cumplir diecinueve, viejo. –me ignoró-

—Como digas, a lo que voy es que…

— ¡¿Podrías dejar de dar vueltas?!

—Bien, a eso voy. No me interrumpas, niña.

Reposé mi espalda en el asiento y suspiré. Inuyasha daba mas vueltas que una calesita turbo. Él seguía hablando y yo no le prestaba verdadera atención puesto que solo daba más y mas excusas a lo que estaba por soltar. Me asusté al escuchar todas esas palabras juntas. ¡Y Sango que no llegaba!

Cuando mi mente captó las palabras importantes pegué un salto en la silla y lo miré como si se tratara del bicho mas extraño del mundo.

¡¿En que había pensado antes de proponerme eso?! Definitivamente, estaba desesperado y loco.

— ¿Que qué? –Pregunte, recomponiendo mi rostro-

—Solo por un tiempo, menos de un mes, mas de una semana. Por favor…-me miró con su mejor cara de perrito mojado-

Yo pensé y pensé y pensé…

—Ya no quiero que pienses tanto lo que vas a decir –me confesó- di que si…anda

—Y… ¡¿Por qué debería hacerme pasar por tu novia?!

Exacto, una farsa. Que me haga pasar por su novia ¿Para qué?

Su celular sonó dejándome perpleja ante mi duda. Leyó el mensaje y luego en una servilleta de la heladería escribió algo.

—Tengo que irme ahora –yo protesté pero enseguida lo tuve a mi lado ofreciéndome una mano para hacer el típico saludo de chicos- Te prometo que te lo explicaré. Por favor, piénsalo. No es nada malo y a ti te hará bien que tus amigas te vean con el más lindo.

Me guiño otra vez el ojo. Obviamente hablaba de él. Era un creído, aunque en su voz percibí la ironía en la última frase.

Divisé a Sango que se acercaba hacia nosotros a paso lento. Cuando me vio con Inuyasha junto las cejas, algo extrañada. No se si por él o por mi casa de desconcierto y ansiedad.

—Llámame. –Me pidió y me entregó el papelito que rezaba su número de celular y el de su casa-

Luego todo sucedió muy rápido. Fui incapaz de detener a Inuyasha. Al rato Sango estaba sentada frente a mí cuestionándome con la mirada y él desaparecía de mi vista.

Apreté con fuerza el papel dentro de mi mano.

Esto era una locura.