Harry estaba sentado en su sillón favorito mirando la lluvia caer, y veía como cada gota de lluvia que caía se desvanecía al tocar el alfeizar de la ventana y como era semejante a su vida.

El sentía como su vida se desvanecía ante sus ojos sin ninguna posibilidad de cambiar, era extraño esa sensación de estar a punto de caer, intentaba cambiar, pero en el fondo sabía que no lo haría, estaba en la punta del abismo y la sensación de explorar que se hallaba en el fondo cada día se hacía más tentadora.

El problema estaba en que todo lo que lo rodeaba lo aburría. Nada lo motivaba a nada, y sabía muy bien porque, él añoraba una vida que sabía que jamás podría tener, una vida en la que quizás él sería feliz, pero el destino parece que le encantaba jugarle malas pasadas porque siete años atrás esa vida que en algún momento se imagino cambió radicalmente dándole paso a la triste realidad en la que se encontraba hoy, así sentado en su sillón contemplando la lluvia caer. Su vida era un asco. Muerto en vida.

¿Cuántas veces no había estado a punto de tomar esa varita e intentar lanzarse un avada kedavra? La respuesta era clara y obvia, muchas.

Y quizás esa fuera la mejor solución, aunque en el fondo de él siempre existía la pequeña posibilidad de que algún día todo ese dolor y esa angustia desaparecería que se fuera lejos para darle la bienvenida a una felicidad que sólo existía en los sueños, pero que para él sólo podía ser posible junto a una persona, lástima que esa persona que el tanto amaba se encontraba a miles de kilómetros de él y se encontrara tan feliz como para ni siquiera ir a verlo, ni para preguntarle que tal, ni como ha estado ese último año. No, era todo muy claro él necesitaba rehacer su vida y pronto antes de que el dolor le rompiera el último pedazo de su alma que todavía no estaba rota, y tal vez y sólo tal vez él lograra hallar la felicidad que ella había encontrado.

Sin embargo, ¿por qué mientras tanto no valerse de recuerdos que le apaciguaban su dolor? ¿Por qué no mejor evadir una realidad que sólo le causaba sufrimiento y crear otra a través de recuerdos? ¿Era mejor esa realidad o la que vivía ahora en este instante? Y recordó su más preciado tesoro, él que sabía que nadie jamás le quitaría.

Y a varios de kilómetros de distancia una cabellera pelirroja contemplaba esa misma lluvia caer y que no tenía intenciones de detenerse, su color marfil contrastaba de manera muy obvia con la claridez y frialdad del día y sus ojos hacían juego con el color de las hojas de ese otoño.

Para ella ese podía ser uno más, aparentando una felicidad que no sentía. Valiéndose de una fachada para cubrir el dolor y es que a veces ese era el mejor disfraz, aparentar una felicidad que nunca había sido capaza de sentir excepto hacía siete años.

Un día más en la vida de una persona casi común, un día más valiéndose de esos recuerdos para sentirse viva, en especial del instante más mágico y hermoso que jamás había logrado experimentar otra vez y recordó. Recordó esa canción que su mente no lograba borrar. Recordó ese baile que su cuerpo ansiaba sentir. Recordó como sus brazos la acunaron y como sus cuerpos habían encajado como con nadie más lo había logrado. Y recordó.

FLAS BACK:

(Siete años atrás)

La boda de Bill y Fleur, había finalizado. Su hermano mayor Bill al fin se había casado, finalmente él haría su vida junto a la mujer que amaba y ¡qué bien por él!, lamentablemente parecía que ella no podría hacer lo mismo, encontrar la felicidad era sólo algo ilusorio, utópico, al menos para ella. Su gran amor al fin se le había declarado para a los pocos meses dejarla por hacer algo noble. Pareciera que nadie entendía que finalmente había crecido y era lo suficientemente capaz de cuidar por sí misma, pero no nadie lo notaba o simplemente nadie quería asumirlo siempre sería la más pequeña y frágil para los demás.

Bueno, en ese momento en donde no había nadie en el jardín de la casa el silencio era conmovedor. Y ahí a lo lejos la observaba, ella siempre le había gustado de sobremanera, y así estaba caminando con su largo vestido sin espalda y con un escote que dejaba poco a la imaginación más ese color verde esmeralda que hacía juego con el esplendor de los árboles en ese verano tan particular siendo era una ironía que todo estuviera así los tiempos que estaban por venir no tenían nada que ver con alegría o esplendor.

Y así caminando llegó hasta el lago y se sentó a observar el reflejo de la luna y sentir como ese silencio le calmaba su dolorido corazón.

Sin embargo, su tranquilidad fue interrumpida por un ser un tanto inesperado. Sin darse cuenta mientras estaba allí sentada al frente de la laguna, él se agachó sigilosamente y le susurró en su oído tan bajo que fue casi una caricia.

Hola

¡¿Qué haces aquí?! – preguntó ella un tanto sorprendida con su aparición, era ilógico que estuviera allí la había estado evitando todo el santo día, perdón había pensado todo el día no más bien hacía un mes, desde que había llegado a la Madriguera. Sin embargo ahí estaba con su pelo revuelto como siempre, sus pantalones negro un tanto arrugado y una camisa blanca que ya estaba completamente fuera del pantalón, no llevaba túnica y sus ojos tenía un aspecto de estar cansado, pero siempre con ese brillo tan especial.

Nada, sólo vine a pensar – respondió con una sonrisa de esas que derretirían a cualquier chica, menos a esa que tenía en frente y que lo miraba con una expresión de enfado, todavía lucía ese vestido con el que se veía tan preciosa. Como se había degustado toda la boda en mirarla y ver como lamentablemente le sonreía a todos menos a él y bueno que esperaba la había dejado. Era lógico.

¿Y tiene que ser justo acá?

Sí, me gusta tu compañía, me tranquiliza el alma como nunca antes nadie lo logró.

¡Ah! Ya veo y por ello me has estado evitando, haber digamos hace demasiado tiempo – le dolía ser dura con él, pero el simple hecho de que estuviera ahí justo en este momento con ella le dolía y la alteraba.

Ya entiendo, es por eso que estás actuando así.

¡Maldito! Cuando quieres puedes ser muy grosero – gritó ella.

No estoy siendo grosero, sino más bien mmmmm… ¡cómo decirlo?, ¡Ah sí! Práctico y entendible. La verdad es que venía a decirte algo importante, pero como te pones así de difícil no te digo nada y me voy.

¡No me pongo difícil! – gritó nuevamente y él levantó una ceja - ¡Ok! Ya estoy más calmada ¿qué me quieres decir?

Sólo que te laves los dientes antes de acostarte porque con todo el dulce que comiste te van a salir miles de caries – y al decir eso se levantó del lado de ella e hizo ademán de irse.

¡Harry! – protestó Ginny y lo tomó del brazo jalándolo hacia ella de tal forma que quedara a escasos centímetros de su cuerpo y era tan poco el espacio que los separaba que Ginny sentía su respiración y nuevamente la cercanía hizo que la química fluyera en ellos como algo completamente natural trastornándola de sobremanera.

Está bien, ya que me lo pones así te diré lo que en verdad vine a decirte – se separó de ella e hizo una reverencia mientras le decía – Precioso ángel caído del cielo, tendría usted la amabilidad de concederme esta pieza.

Pero Harry, no hay música.

Tienes toda la razón, pero yo tengo una voz que puedes escuchar.

¿Me vas a cantar?

Sólo si te quedas callada y me concedes esta pieza.

Por supuesto que sí.

En ese instante el junto su cuerpo con el de de ella de manera que encajaran a la perfección.

Ella puso sus brazos alrededor de su cuello y él los suyos en su cintura, Ginny colocó su cabeza en el hombro de él y Harry la suya apoyada suavemente sobre la de ella aspirando su dulce perfume a vainilla y muy cerca de su oído comenzó a cantar sólo par que Ginny lo escuchara y sintiera cada palabra como él se la decía.

Broken this fragile thing now
And I can't, I can't pick up the pieces
And I've thrown my words all around
But I can't, I can't give you a reason

I feel so broken up (so broken up)
And I give up (I give up)
I just want to tell you so you know

Here I go, scream my lungs out and try to get to you
You are my only one
I let go, there's just no one that gets me like you do
You are my only, my only one

Made my mistakes, let you down
And I can't, I can't hold on for too long
Ran my whole life in the ground
And I can't, I can't get up when you're gone

And something's breaking up (breaking up)
I feel like giving up (like giving up)
I won't walk out until you know

Here I go, scream my lungs out and try to get to you
You are my only one
I let go, there's just no one who gets me like you do
You are my only, my only one

Here I go so dishonestly
Leave a note for you my only one
And I know you can see right through me
So let me go and you will find someone

Here I go, scream my lungs out and try to get to you
You are my only one
I let go, there's just no one, no one like you
You are my only, my only one
My only one
My only one
My only one
You are my only, my only one.

Sé ha roto esta frágil cosa
Y no puedo, no puedo recoger los trozos
Y he tirado mis palabras por ahí
Pero no puedo, no puedo darte una razón
Me siento tan destrozado (tan destrozado)
Y abandonado (abandonado)
Sólo quiero decírtelo para que lo sepas

Allá voy, grito con todas mis fuerzas e intento llegar a conocerte
Eres la única
Te dejo ir, pero no hay nadie que me llegue como tú
Eres la única, la única

Cometí mis errores, te defraudé
Y no puedo, no puedo aguantarlo por mucho
He pasado mi vida en el suelo
Y no puedo, no puedo levantarme ahora que te has ido

Y algo se está rompiendo (rompiendo)
Siento ganas de abandonar (abandonar)
No caminaré hasta que lo sepas

Allá voy, grito con todas mis fuerzas e intento llegar a conocerte
Eres la única
Te dejo ir, pero no hay nadie que me llegue como tu
Eres la única, la única

Ahí voy tan deshonesto
Te dejo una nota para ti, la única
Y sé que puedes ver a través mío
Así que déjame ir y encontrarás a alguien

Allá voy, grito con todas mis fuerzas e intento llegar a conocerte
Eres la única
Te dejo ir, pero no hay nadie que me llegue como tu
Eres la única, la única
La única
La única
La única
Eres la única, la única.

Al finalizar la canción, siguieron abrazados como si la vida se les fuera en ellos, un instante más separados y estarían muertos en vida otra vez tal como lo habían estado hacía un mes, pero ahora así juntos tal como se encontraban eran uno y en ese momento no existía nadie que los separara.

Te amo Ginny como nunca ame a nadie y quiero que nunca lo olvides. El amor que siento por ti sólo se vive una vez y yo con haber vivido y sentido esto soy feliz y no necesito más. ¿Sientes esto? – y lentamente tomando la mano de ella la coloco sobre su corazón.

Sí – respondió tímidamente Ginny.

Cada latido es por ti, tú le envías sangre a mi corazón porque eres tú por quien tengo ganas de seguir aquí y por nadie más. Te amo y prométeme que pase lo que pase nunca lo olvidarás.

¡Oh Harry! Eso es lo más romántico y dulce que alguien pudo decirme alguna vez, y creeme a mí también cuando te digo que te amo es desde lo más profundo de mi ser. Yo también existo por ti, porque nunca nadie me podrá hacer sentir como tú. Eres mi delirio, mi amor y mi razón. Para mí no existe nadie como tú y te prometo que nunca olvidare por nada del mundo el hecho de que tú me amas.

Me alegro escuchar eso, ahora yo no me olvido de que tú me amas y tú Ginny no te olvidas de que yo te amo ¿qué tal?

Bien, pero hay que cerrar el trato ¿no crees? Y se me ocurre sólo una forma.

¿Ah sí y cuál si se puede saber pequeño ángel?

Esta.

Y lentamente se acercó hasta él para fundirse en un beso que reflejaba a un solo ser, sus bocas se buscaban con ansia desperada despertando una pasión que había estado dormida hacía un mes pero que hoy volvía a renacer. Eran uno, finalmente.

Sentiste esto preciosa

Si fue mágico

Eso nos dice sólo una cosa

¿Qué? – preguntó ansiosamente ella

Que estamos hecho el uno para el otro

Eso ya lo sabía, desde que me besaste en la sala común frente a todos.

¡Qué graciosa! Ese día me volví loco pensando en ti y en el partido

Hombres, el deporte siempre – contestó riendo.

¡Hey! Dame crédito te dije a ti primero.

Sí lo sé Harry, sólo bromeaba – y le dio un fugaz beso en sus labios.

Y así tomados de la mano caminaron hasta la Madriguera subiendo al excuarto de lo gemelos ahora cuarto de Harry. Ellos sabían lo que iba a pasar pero no les importaba nada. Esa noche necesitaban estar juntos, explorarse y sentirse como nunca antes lo habían hecho, sólo para saber que eran reales.

No quiero separarme de ti nunca, no después del mes que pase lejos de ti amor – dijo Ginny mientras le besaba el cuello de Harry.

Yo tampoco quiero estar lejos de ti. Siento haberte evitado, pero es mi forma de protegerte no quiero por ningún motivo te suceda algo malo si es así yo me muero. Ahora estaremos juntos hoy en cuerpo y alma – dijo Harry dejando de acariciarla y separándola para quedar frente a frente – pero mañana sólo será nuestras almas. Yo implico mucho riesgo, y no te puedo prometer nada porque yo no tengo nada seguro tampoco.

Entiendo, y espero que nunca olvides que te amo – respondió Ginny con tristeza y es que esta vez de verdad comprendía. Le dolía su corazón con el sólo hecho de pensar que nuevamente se separarían, pero sabía con toda su razón que era lo más sabio.

Te amo, tú tampoco lo olvides.

Fue lo último que se dijeron la palabras ya eran innecesarias y sólo los besos respondían ante tanta pasión y se prometieron a través de estos que sus almas jamás olvidarían habían nacido para ser una y eso nada podría cambiarlo, menos aún la maldad.

A la mañana siguiente Ginny despertó, pero no sintió el cuerpo tibio de Harry que la había acompañado toda la noche. El ya se había ido. Y lo único que encontró a su lado fue una nota garabateada con prisa que decía te amo.

FIN FLAS BACK.

Cuando Ginny salió de su ensoñación sintió sus mejillas húmedas. Nuevamente había llorado por ese recuerdo. Su declaración de amor y su primera vez nunca se la había olvidado, todavía podía sentir como su alma le pertenecía a otro y como en ese momento estaba incompleta, por mientras nada lo remediaría esta buscaba a ese ser que tanto amor en una sola noche le había dado.

Era imposible que ya hubieran pasado tantos años, pero era verdad y esa verdad le pesaba cada mañana al despertarse.

Cariño, ¿otra vez llorando?, ¿qué sucede que cada mañana te pillo mirando al vacío mientras lloras?

Recuerdos, sólo recuerdos.

Pareciera que esos recuerdos te están matando

No cariño, es sólo tu imaginación – pero en el fondo Ginny sabía que era mentira, esos recuerdos le carcomían su interior.

No creo que sea mentira. Cada mañana sobre todo las que viene después de hacer el amor, tú te levantas temprano miras por la ventana y te pones a llorar igual que cuando estamos en la cama por un instante me miras a los ojos buscando algo que no encuentras luego lloras y finalmente evitas mirarme. Llevamos cinco años juntos ¿podrías decirme qué te sucede?, ¿por qué actúas así?

Mira Max, esta conversación no me agrada y yo no me siento preparada para hablar contigo en estos momentos, así que por favor si me disculpas hasta luego – dicho esto la muchacha salió del apartamento, mientras se abrigaba.

Ginny ya no aguantaba, un segundo más en ese lugar y la verdad explotaría. Esta la acosaba y la perseguía y ahora Max junto con ella. Sabía perfectamente que aquello que le estaba diciendo no era mentira, pero lamentablemente sabía también que no lo podía evitar, simplemente era su forma de ser, siete años atrás para ella todo lo había cambiado. La vida era injusta y a ella se las empeñaba con ponérselas difícil.

Mientras caminaba sumergida en sus pensamientos, sin rumbo alguno sólo donde sus pies quisieran llevarla se perdió. Primero se asustó, pero al fijarse bien donde estaba se calmó sólo era el Londres muggle.

Al frente de ella había una cafetería y al verla pensó que no estaría mal en pasar ahí y tomar el desayuno que no puedo tomar en la mañana, tal vez una taza de café y un trozo de pastel con mucha azúcar la ayudaran a endulzar su vida, a quitarle el amargo que sentía cada mañana al despertar.

El problema fue que al otro lado de la acera había alguien que captó su particular atención, era alto como un metro noventa, tenía el pelo color azabache y revuelto lo que lo hacía muy especial, además tenías unos ojos verdes esmeraldas únicos, como ninguno, ocultos tras una gafas que pareciera que jamás se las había quitado y en el medio de su frente casi imperceptible para los demás tenía una cicatriz en forma de rayo; como no reconocerlo era su Harry, bueno tenía que ser él aunque quizás era su imaginación que le jugaba malas pasadas como tantas veces se los había hecho.

Harry por su parte esa mañana había decidido salir de casa temprano para irse caminando hasta la academia, para poder respira un poco de aire fresco que le ayudara a mitigar el dolor, además necesitaba permitir descansar a su mente de ese recuerdo que cada vez que podía lo evocaba, pero cuando al otro lado de la acera vio una cabellera rojiza como la sangre, una tez pálida como el marfil, unas pecas que hacían juego con esta, adicionales a las facciones más angelicales que jamás había visto. Supo con entera certeza de que esa mujer que estaba ahí era su Ginny, pero ¿qué hacía ahí? ¿no estaba viviendo en Suecia?

En ese instante sus miradas se cruzaron y como si un imán los uniera se fueron acercando lentamente y cuando sus cuerpos estaban a unos escasos centímetros sus rostros y sus bocas se fundieron en un beso. Primero fueron sus labios pero a los segundo después sus lenguas también entraron en juego. Esa sensación de explorarse y sentirse era más grande que cualquier cosa y ahí detenidos en medio de la calle los amantes que tanto tiempo habían estado separados se juntaban, dejando que todo quedara atrás y ya nada importara más que el sólo hecho de besarse.

Las bocinas sonaban y los insultos eran cada vez más fuertes, pero su amor los superaba y ese beso era capaz de soportar esa tensión por parte de los conductores. Sin embargo ese beso debía para y fue en ese instante cuando se miraron fijamente.

Por favor, dime que eres real – dijo Harry casi llorando mientras abarcaba la cara de ella entre ambas manos y rozaba sus mejillas con delicadeza, como si cada roce le confirmara el hecho de que ella era real y no una ficción.

Si Harry soy real igual que tú, finalmente estás acá justo parado frente a mí, como tanto tiempo te necesite – dijo Ginny mientras lloraba

¿Tu casa o la mía? – preguntó Harry.

La tuya.

Y sin más que decir ambos tomados de las manos se dirigieron a la casa de Harry, para poder estar juntos y sentir el sabor y el olor que tanto habían extrañado durante esos largos siete años.