I: El origen de un bandido

Lejanas eran montañas, lejano el lugar. Entre las colinas existía un pequeño valle donde se asentaba una aldea que recibía el nombre de Shinag. Era muy pequeña, y todos los habitantes vivían en un sumido mundo de paz y tranquilidad.

La aldea estaba salpicada de pequeñas casitas construidas, en su mayoría, de piedras coloridas. Había una solo hogar aislado del resto, que estaba construido de madera. Estaba a tres kilómetros de las demás viviendas, y sin embargo, parecía estar cómoda situada allí, lejos de todo.

En esa casita, vivía una pareja de jóvenes que se habían casado hacía un par de años. Ella, la mujer, no era feliz. No era feliz desde que se casó con ese hombre al que no amó jamás ¿Él la quería? Tal vez, y por eso había pedido su mano, la cual, su padre le había cedido a él... Estaba enojada, frustrada, pero esos sentimientos se habían enterrado con el tiempo. La relación con su marido había mejorado conforme pasaban los meses, pero aún así no dejaba de odiarlo secretamente. Disimulaba ese sentimiento amargo con sonrisas, besos, y cariño falso que le brindaba a su despreciado esposo... Tal vez, si su padre no hubiera sido tan conservador, hubiera sido libre de esposas y de esa cárcel matrimonial en la que estaba viviendo ¿Desde cuándo la gente se casaba por obligación? ¿Qué ganaba ella, además de dinero que le brindaba su marido? Él no era dueño de nada, en la aldea NADIE era digno de riquezas interminables. Su matrimonio era una farsa (al menos para ella)...

"Por qué me sucede esto a MÍ?" pensó enojada.

Un año más de aniversario se cumplía. Dos, para ser exactos ¿Cuántos más iba a soportar? Estaba cansada... DEBÍA ESCAPAR DE ESE INFIERNO, sea como sea. Dos años era poco, pero también era un tiempo largo para soportar al hombre que menos amaba en su vida...

"Me casé con él porque mis padres ya no me podían mantener... Eso es lo que mi padre me ocultó y lo que tengo que sufrir... Yo podría haber creado una vida SOLA"...

Pero era tarde, porque tenía una noticia peor aún. Una noticia que la estremecía, pero la hacía feliz... Aunque no era la mejor de todas: estaba embarazada de un mes. Lo había descubierto el día anterior y no estaba segura de cómo decírselo. Seguramente él sonreiría feliz y le diría cosas cursis y patéticas como "Seremos una familia", "Ahora seremos tres... Pero pronto seremos más...".

La pequeña criatura que estaba en sus entrañas no tenía culpa alguna, y ella estaba consciente de ello. Iba a amar a su hijo, pero jamás a ese tipo que su padre le había elegido como compañero de toda la vida. Siempre había soñado con tener un hijo, siempre había soñado tratar a su pequeño como su madre la mimaba a ella cuando era pequeña... Pero también había soñado casarse con un príncipe que la llenara de riquezas y sueños que ella ahora veía destrozados.

"¿Por qué... Por qué me sucede esto... MI HIJO engendrado por quien menos quiero cerca mío" Una lágrima amarga como estaba en ese momento rodó por su mejilla. Se la limpió con violencia.

Una tremenda cólera recorrió su espina dorsal... Fingir amor hacia alguien no era fácil... No lo era, y menos si había agarrado odio por el inocente hombre durante el período en que estuvo casada con él. Agarró una tremenda repugnancia hacia él aunque no se la merecía. No, él no merecía ser aborrecido, pero ella guardaba en su alma un oscuro rencor al ser obligada a hacer algo que nunca quiso.

La puerta se abrió de golpe, y la muchacha tuvo que cambiar su cara. Fingió canturrear mientras revolvía la comida que estaba en fuego. Estaba pensando ¿y si no se lo decía? ¿y si huía de allí para criar sola a SU hijo? Sí... Pero no podía defraudar a su padre. Él era feliz viéndola allí, casada... No, no iba a defraudar tampoco a su madre, quien esperaba ansiosa un nieto. Ahora lo tendría, ¿verdad? Pero también ella tenía su soñado hijo al que no tenía ganas de tenerlo, o tal vez sí pero lejos de ese tipo...

Susupiró, y miró a su mardio que acababa de entrar. Tenía las dos manos en la espalda.

-Hola cariño-lo saludó ella.

-Hola amor...-él tenía un brillo especial en sus ojos negros. Posó los labios resecos en los suyos a modo de saludo y dijo-¡FELIZ ANIVERSARIO!

La mujer abrió grandes los ojos: allí, su aborrecido, tenía un inmenso ramo de flores que emanaba un aroma exquisito, pero a ella le parecía un olor nauseabundo.

Sin embargo, sonrió mostrando su dentadura blanca la cual se asemejaba a muchas hileras de perlas pulidas...

-Mi amor... Muchas gracias-dijo echándose en sus brazos y plantándole un beso. Cerró sus ojos fingiendo disfrutarlo. En realidad era tal la hipocresía que crecía dentro de ella, que el actoraje de buena esposa le salía de maravilla, y hasta ella misma solía creérselo-Yo también tengo un regalo para tí...

-¿Ah sí?-la sonrisa se expandió por el hermoso rostro del muchacho ¿Por qué no podía amarlo? ¿Por qué ese rencor asqueroso hacia él? Él la mantenía, la cuidaba, le demostraba todo su amor, era guapo... Era ¿perfecto? Sí, lo era pero aún así no podía evitar esos sentimientos oscuros que yacían dentro suyo, dentro de esa joven mujer que parecía ser tan gentil y dulce.

-Es una noticia...-le sonrió ella mientras ponía las rosas en un frasco de agua. Se dio vuelta, radiante (así la veía él)-Amor... Estoy embarazada.

Los ojos del joven brillaron. Estaba sorprendido y esputefacto. Su boca abierta pronto se convirtió en una sonrisa.

-¿Es cierto lo que me dices?-preguntó, con voz ahogada.

"Claro que sí, idiota" pensó ella, con rabia. Pero la curva sonrisa de sus labios no mostraban el mismo sentimiento.

-Sí amor... Serás padre... Yo seré madre...

Él se levantó, y la estrujó suavemente en un abrazo...

Las lágrimas de felicidad se debordaban de los ojos del hombre...

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-June, amor ¿no sería mejor que entraras? Hace mucho frío, cariño-le recomendó él, mientras hachaba un gran tronco en el patio de su casa.

-Claro que no-respondió ella-, quiero acompañarte-respondió algo fría, como lo estaba el clima en ese momento.

La muchacha estaba en embarazo avanzado. Acarició su enorme vientre con suavidad. Ya le dolía la espalda. Estaba triste. Ahora tenía lazos eternos con ese odiado esposo, con su aborrecido. Pobre criatura la que yacía en su vientre...Pobre, no tenía la culpa de ser engendrada por ese imbécil que no merecía tener ataduras con ella de por vida. En los últimos meses, estaba malhumorada por esos pensamientos... Debió escapar, en vez de tener miedo a defraudar a sus padres. Ya era tarde. Era MUY tarde. Todos en la aldea sabían de su embarazo, y sus padres estaban muy felices... Estaba tan arrepentida por no haber aprovechado la oportunidad, pero lo que sentía era eso: miedo. Miedo a no ser digna de merecer la confianza de los demás. Miedo a ser descubierta como la oscura mujer que se ocultaba dentro suyo, pidiéndole a gritos que pansara en ella y no en los demás. Pero pensándolo bien ¿no era por ella lo que estaba haciendo? Sí, era por ella. June quería ser vista como la perfecta mujer que fingía ser, pero ese objetivo la llenaba de infelicidad ¿Entonces debía seguir fingiendo lo que no era? Ya no. Se había rendido.

La rabia que sentía a veces quedaba al desnudo, y ella ya no trataba a su marido con ese fingido amor. Ya no le importaba nada...

-¿Sucede algo?-le preguntó él, con el entrecejo fruncido. Había dejado de hachar.

-¿Por qué lo preguntas?-le respondió secamente sin mirarlo.

-Por esto justamente ¿A qué se debe ese trato hacia mí? ¿Por qué te comportas de esa manera?

-¿Qué comportamiento, Kou?-gruñó ella sintiendo que su poca paciencia se estaba esfumando.

-ESE... Desde los últimos meses que me tratas como... Fría, sin saber a qué se debe ¿puedo saberlo de una vez?-le respondió enojado.

Ella lo miró con cólera una vez más. Ya no quería fingir.

-¿Y por qué siempre te tendría que tratar como a un rey, eh?

-No me refiero a eso. Yo no te he hecho nada para que te comportes así. No sé, pensé que era algo por el embarazo, pero se ve que es algo que viene de tí...

-¿Y cómo puedes saber eso?

-Ya déjame de preguntar cosas porque no soy idiota. Me doy cuenta, te conozco bien. Dime de una vez y respóndeme ¿Merezco esto? ¿LO MEREZCO?-casi gritó.

-Ya deja de gritar. Me voy adentro. Tienes razón, hace frío... Eso creo-gruñó June, yendo en dirección a la casa.

Pero Kou la siguió. Cuando la alcanzó la tomó con firmeza del brazo.

-Primero dímelo... DÍMELO. TE HE TRATADO CON AMOR Y COMO A UNA REINA, ME HE ESMERADO PARA QUE SEAS FELIZ, PERO VEO QUE NO LO ERES ¿POR QUÉ, JUNE? ¿POR QUÉ?-le gritó aún más fuerte.

-Kou... Me lastimas-sólo dijo ella-, déjame ir.

-NO.

Ella lo miró sorprendida. Él casi nunca le decía "NO"... Eso era grave. Se estaba dando cuenta de lo que ella sentía en verdad. Debía impedirlo, sin embargo, una parte de ella se dejó llevar. Pero no dijo nada. Aunque de algo estaba segura: no se lo iba a decir, pero tampoco iba a seguir fingiendo.

-Déjame ir-repitió-Por favor...

-Dímelo-susurró Kou con agresividad.

-Déjame en paz ¡DEJAME IR, YA! ¡DEJAME!-gritó descontrolada. Sabía que ese malhumor en esos meses iban a afectar al bebé. Acarició con su mano libre su vientre mientras las lágrimas se escapaban de su rostro.

Kou la miró entre confundido y enfurecido. Pero cedió a su pedido sin antes decir:

-¿Sabes qué? Vete... No necesito saber nada-masculló mientras avanzaba a grandes zancadas hacia el patio.

June fue caminando con firmeza y fiereza dentro de la casa. Abrió con violencia al armario y sacó sus ropas y pertenencias guardándolas en dos grandes maletas. Acomodó cada una de sus cosas, y algunas de Kou para marcharse de ahí. No soportaba más eso. Desde quie tenía lazos eternos con su marido, empezó a volverse una mujer rabiosa y enojada consigo misma ¿Por qué no se escapó antes de quedar embarazada? Hubiera huido lejos, y encontrarse en brazos de un hombre al que amara en serio y tener ese bebé feliz, sin volverse loca por sus propios pensamientos. No había alternativa ya, pero podría haber impedido toda esa desgracia.

"Maldito miedo" pensó lloriqueando.

Cuando sus maletas pesadas estuvieron listas, tomó una en cada mano y abrió la puerta de salida. Le dolió la espalda al alzarlas, pero estaba firme con su plan: si todo iba bien, les mentiría a sus padres que Kou la había echado. Entonces ellos jamás lo aceptarían por haber sido tan cruel con una mujer embarazada... Con esfuerzo caminó fuera de su casa. Hacía mucho que no sentía la pizca de felicidad: se iba a deshacer de su aborrecido e iba a recomenzar una vida nueva con SU hijo. Total, ya nada parecía interesarle. No importaba si su hijo estaba engendrado por Kou, no lo consideraría de él sino suyo y de nadie más. Igualmente, en el fondo era consiente de que no era tan así, porque su hijo sería hijo de ÉL aunque le diera rechazo de solo pensarlo... Había fingido tanto, que llegó al punto de tener un bebé con él. Por eso, ya nada era igual...

Debía viajar bastante lejos para alcanzar la casa de sus padres. Pensaba que alguien la podría ayudar. Temía que Kou pudiera alcanzarla, así que apuró su paso.

Mientras caminaba, hacía fuerza para mantenerse en pie, pero el sudor en sus manos (a pesar del tremendo frío) le dificultaba mantenerla de pie. Le parecía extraño que sintiera sudoración repentina que jamás se le había presentado.

"Aunque he entrado en calor, no es para que transpire de esta manera..."

De pronto, sintió un calor en su rostro, y su paso derecho se tornó sinuoso. Se le dificultaba respirar.

Las maletas cayeron al piso abriéndose y desparramando sus contenidos, y June pegó un quejido. Una fuerte contracción se había apoderado de ella, haciendo que soltara las pesadas maletas. Otra contracción hizo que se desesperara. Sin pensarlo gritó por ayuda, pero nadie vino en su ayuda...

Otra contracción más, y June se empezó a desesperar. Rompió bolsa en ese instante y supo que estaba perdida. Ya no podría volver a su casa, puesto a sus obvias condiciones. Pero tampoco quería tener a su bebé en el medio de un camino aislado de cualquier ayuda. Sólo le quedaba una salvación, pero ella no quería reconocerla.

Un grito potente se oyó a lo lejos:

-¡JUNE! ¡¿EN DÓNDE ESTÁS, CARIÑO?!-la voz masculina sonaba desesperada. Al parecer, había oído sus gritos de lejos.

June se contuvo, pero otra contracción hizo que pegara un grito aún más fuerte.

-¡JUNE! DESCUIDA, IRÉ POR TÍ...

"Vendrá por mí..." pensó. No sabía qué preferir: si parir a la pobre criatura en el medio del silvestre camino, o que las manos resecas de su marido tomaran las suyas una vez más.

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El llanto de una criatura invadió la casa esa fría tarde.

June respiraba agitada y dolorida, pero en el fondo sentía un alivio. Una alegría recorrió sus venas. Estaba feliz por haber tenido a su bebé. Pero la felicidad desapareció cuando Kou alzó al bebé en sus brazos. A pesar de que él había sido el que la ayudó y el partero de su hijo, su odio no se le iba. No era más que una desagradecida y lo sabía.

El cordón del pequeño estaba unido a su madre, pero el feliz hombre lo alzó tratando de no lastimar a ambos. Estaba orgulloso por el trabajo hecho... Nunca hubiera creído ser partero de su hijo.

-Es un niño-susurró.

June aún seguía dolorida, pero sonrió en paz consigo misma. Tal vez no era tan malo convivir con ese idiota... Mientras tenga un hijo al que pueda hacer feliz... No, no podía escapar nuevamente. Pero sí podía resistir y soportar. Debía demostrar fuerza y ese hijo suyo le iba a demostrar lo fuerte que era en realidad.

-Yamcha-susurró Kou.

-¿Qué dijiste?-susurró ella.

-Yamcha... Es un buen nombre... Tenía pensado... Bueno, no te lo dije, pero tenía pensado ponerle Yamcha si era un niño. Perdón si no te dije-respondió, algo sonrojado.

June solo cerró los ojos. Necesitaba paciencia. Mucha, mucha paciencia. Pero la iba a tener. Estaba cediendo poco a poco una oportunidad de querer a Kou, sin que éste lo supiera.

Sonrió (esta vez, sin hipocresía porque sentía una total felicidad en su corazón como nunca la había sentido). Yamcha no era un mal nombre, después de todo. Al contrario: le gustó bastante.

-Está bien-respondió-. Se llamará Yamcha-contestó con una sonrisa.

El cielo se oscureció y las estrellas comenzarn a brillar. Un nuevo habitante en la aldea acababa de nacer.

Continuará...

NA: BUENO! :D Les fastidiará leer esa historia de los padres de Yamcha pero sepan que es importante para los demás capítulos ADVIERTO QUE ESTE ES EL ÚNICO CAPÍTULO DONDE YAMCHA NO ES TAN PROTAGONISTA.
Siempre admiré a este personaje, y veo que la mayoría de la gente lo rebaja por ser débil. Sé que no era el mejor luchador, y que había guerreros más fuertes que él, pero me apena en el estado en que lo echan de lado, como fue en DBZ. No critico: DBZ me agrada más que DB, pero no me parece la manera en que los fans recriminan a Yamcha por ser débil...Sin embargo, él fue valiente por haber ayudado a los demás sin importar la poca fuerza que poseía comparada con las de otros guerreros. En fin, me gustó la idea de publicar algo sobre él, porque lo adoro. Amo a este personaje, y decidí dedicarle una historia desde el peimer momento en que nació :D Aunque lo único que odié de él fue cuando cometió infidelidades a Bulma...
Espero que les haya gustado!
Saludos :*

DRAGON BALL NO ES DE MI PROPIEDAD, LE PERTENECE A AKIRA TORIYAMA!