Título: Culpable.
Resumen: Shinichi Kudo y Ran Mouri han sido mejores amigos desde que tan solo eran unos críos. Pero... ¿qué pasa cuando un día el joven recibe una llamada que cambiará todo por lo que había creído? "—Han asesinado al entrenador Yasumoto. Y la policía cree que Ran es la culpable"
Nota: Esta historia corresponde a un universo alterno. Toda la trama de la Organización de los Hombres de Negro no existe ni tampoco el pequeño Conan.
Disclaimer: Todos los personajes son del maravillo Gosho Aoyama, aunque la trama si está sacada de mi mente.
"La razón por la que la salvé fue porque todos tenemos una persona importante a la que proteger"
—¡Kudo!
El joven de ojos azules elevó la mirada y entre el gentío distinguió a los dos chicos saludándolo. Correspondió el saludo mientras se levantaba del lugar donde se había sentado para esperarlos y guardando el móvil con el que había estado jugueteando para hacer tiempo, vio como estos se acercaban.
—Por fin llegáis— se quejó, después de haber chocado sus manos con el chico y dado un beso a la joven.
—El tren se retrasó, no es nuestra culpa— se excusó el muchacho de ojos verdes.
—¿Y Ran? ¿No ha venido contigo? — inquirió la chica que tenía el pelo castaño recogido con un lazo mirando a su alrededor.
—Le ha surgido algo importante. Tenía que hablar algo con su entrenador o así me dijo, que no podía posponer.
—Vaya— hizo una mueca ella— La he echado de menos…
—Cuando dejéis vuestras cosas en mi casa, iremos a buscarla. Imagino que sobre una hora habrá terminado.
—Vale— cabeceó conforme. ¡Tenía muchas ganas de ver a su amiga! ¡Tenía muchas cosas que contarle!
Los tres jóvenes salieron de la estación de trenes y cogiendo el autobús, se dirigieron hacia la residencia Kudo, lugar donde se quedarían durante el fin de semana. Shinichi y Heiji estaban sentados mientras conversaban entre ellos de los últimos casos que habían tenido, dando ideas, opiniones y criticas de que lo hecho. Por otro lado, Kazuha, sentada delante de ellos, miraba por la ventana poniendo en su mente los ojos en blanco. Siempre igual, casos y más casos, pensaba exhausta, imaginándose a Ran a su lado riéndose por haber compartido ese mismo pensamiento.
Ambas parejas de amigos, pertenecientes de Tokio y de Osaka, se habían conocido gracias a un caso en común. Bueno, más bien, ocurrió que una tarde Heiji decidió presentarse en la mansión Kudo para poner a prueba sus habilidades. Tras eso coincidieron en numerosos casos ambos detectives y con el paso del tiempo, dejando de lado las típicas redecillas entre los detectives sobre quién era mejor, se llevaban bastante bien. Es más, podría decirse que eran mejores amigos, mientras que sus respectivas mejores amigas, Ran y Kazuha, habían hecho muy buenas migas entre ellas, y a veces, se invitaban mutuamente para pasar un tiempo juntos.
Tan solo quedaban dos paradas más para que llegaran cuando el sonido del móvil de Shinichi se escuchó. Murmurando una disculpa, lo sacó de su bolsillo ante la mirada de su amigo y frunció el ceño cuando se encontró el nombre de Sonoko en su pantalla.
¿Qué querrá ahora?, chistó en su interior.
—¿Sí?
—¡Kudo! ¡Tenemos un problema! — su voz sonaba nerviosa, incluso parecía histérica.
Las alarmas sonaron en el cuerpo del detective del Este y un fuerte pensamiento monopolizó su mente: Ran. ¿Por qué, sino, lo llamaría?
—¿Qué ha pasado, Sonoko?
—Ven ahora mismo a la escuela, necesitamos tu ayuda.
—Sonoko, dime— insistió cada vez más inquieto el joven por las evasivas de ella— ¿Qué ocurre? ¿Le ha pasado algo a Ran?
Durante unos segundos no obtuvo respuesta. En la lejanía le pareció oír ruido en el lugar donde estaba Sonoko mientras notaba la mirada de la pareja de Osaka clavada en él. Pero eso a él no le importaba. Su mente estaba centrada en una cosa: Ran, su Ran.
—Han asesinado al entrenador Yasumoto— respondió finalmente la muchacha con voz temblorosa— Y la policía cree que Ran es la culpable.
