LejaníaRaudos
pasos dejaban huella sobre místicos paisajes. Aquellos parajes que
exudaban una vitalidad inusual se hacían cautivadores kilómetro a
kilómetro ante ojos habituados al ya cosmopolita ambiente aldeano.
Esa zona nada tenía que ver con el parco y monótono aspecto de
Konoha y sus adyacencias. Naruto, Kakashi y Sakura jamás habían
deleitado su vista observando el espectáculo natural que ofrecía
esa extraña nación. De esta tierra críptica, amada por sus
habitantes debido al remanso de paz que ofrecía, y odiada en otros
tiempos por ser testigo y partícipe de sangrientas batallas que
hicieron medrar su belleza, hasta la gea pudiera hacerse pasar por
todo aquello contrario a su género.En el
periplo que la tríada de ninjas tuvo que afrontar un conjunto de
extrañezas que, aunque inofensivas, lograron sorprender en más de
una ocasión la susceptibilidad de la fémina en el equipo, el
carácter explosivo del rubio y la sangre de horchata del de cabellos
grises. Sabanas que en cuestión de minutos se trocaban en selvas,
árboles que disminuían al tacto, rocas de las cuales brotaban
flores y curiosos seres humanoides que husmeaban el sueño, eran
algunas de ellas.Tardaron un mes exacto en
llegar al eglógico poblado de Amainac, trayecto que de fácil manera
hubieran podido recorrer en tres días de no ser por el constante
cambio geográfico que burlaba toda clase de mapa y sentido de
orientación. Se situaba en el extremo sur del "país ignoto". En
realidad su nombre no les era revelado a miembros de baja jerarquía
ninja, no así con la élite, mas sin embargo la incursión a ese
país estaba terminantemente prohibida sin previo consentimiento de
las máximas autoridades de cada nación, debido a un acuerdo firmado
entre los cinco daimios y el líder espiritual que regentaba ese
pueblo. Únicamente se permitía una visita cada diez años de cada
país, cuando esta tuviera fines políticos y de colaboración. La
llegada de Konoha tenía cono motivo este último fin.Amainac
a diferencia del mundo civilizado al cual pertenecían sus invitados,
era una localidad que en lugar de haber desplazado a la naturaleza
para asentarse, había decidido convivir junto a ella en un perfecto
equilibrio mediante severas normas ecologistas que eran de
obligatorio cumplimiento. Sus habitantes se residenciaban en pequeñas
chozas tan tribales como el aspecto de sus moradores, distribuidas de
manera que emularan círculos concéntricos. En el medio de todas
esas circunferencias se hallaba la choza más humilde de todas, la
del vetusto líder espiritual de esa nación, Gee-Nai; mismo que
había firmado el convenio junto a los señores feudales y a Senju
Hashirama, cuya reputación y buena voluntad se ganaron la confianza
del ahora tricentenario guía.Solía contar a
los mozos del pueblito que el líder Senju abrumado por el poder
maldito del clan Uchiha, peregrinó junto a su gente hasta esta
tierra de nombre prohibido para aprender los secretos de la
Naturaleza, la cual al reparar en la capacidad espiritual y límpida
que los caracterizaba, y que aún yacía latente en sus almas,
decidió ayudarles enviándolos al Orianap. En ese edén cada miembro
del clan mediante un modus vivendi que sería riguroso incluso para
un asceta, logró entenderse con una de las "Seis Virtudes
Elementales", entrenamiento que les permitió moldear el chakra
excepcionalmente y explotar al máximo el elemento al cual eran
afines, siendo Hashirama el que alcanzó el cenit en este aspecto,
entendiendo dos de las seis virtudes; cosa que nadie habría de
igualar y que le permitió la creación de un nuevo elemento. El
interior de la choza del matusalén era de aspecto humilde, Apenas
poseía un menaje decente. Se respiraba un aire espectral que
armonizaba la conciencia, catarsis excelente para los exhaustos
ninjas que recién entraban.—¡Oh! Vástago
del Colmillo Blanco, a quien nuestra naturaleza amó como a uno de
nosotros, a quien concedimos el chakra blanco, veo que la princesa
Tsunade los ha enviado en respuesta a nuestro llamado —dijo el
anciano a Kakashi.
—Sí, anciano—fríamente
respondió—, la Hokague nos ha enviado de acuerdo a tus
especificaciones para asistirte en un asunto que parece
delicado.
—Creo que han debido notar las
anormalidades que están pasando en esta tierra. Han debido causarles
muchos problemas.¿Tendrían la amabilidad de comentarme lo
sucedido?
—Creo que Sakura es la más indicada
para esa tarea—aseveró Kakashi.La
pelirosado en sus años de entrenamiento con la legendaria Sannin
había consagrado sus ratos de ocio (que eran muy pocos) al estudio
de todo documento e informe que se le cruzara en la biblioteca
konohiana, permitiéndole tan erudito hobby desarrollar una capacidad
descriptiva envidiable. Después de contarle todo lo sucedido en el
trayecto hacia Amainac, el viejo exclamó con jocosidad:—¡Vaya!
Si bien es cierto que la influencia del Ángel Errante causa
fluctuaciones en nuestro ambiente, los prodigios que me ha descrito
esta beldad sobrepasan toda magnitud. Sólo pasaría esto si nuestras
tierras se encontraran con los efluvios de una energía tan terrible
como la de ese esbirro… Ahora que lo pienso, en mis
especificaciones se hallaba la solicitud de un ninja con chakra
"diferente".
—Soy el contenedor del Kyubi.
Quizá sea el influjo de esta bestia en mi interior responsable del
descontrol que hemos contado—dijo Naruto con macacoa.
—Tenlo
por seguro, joven. No tienes nada de lo cual avergonzarte. A veces el
más duro estigma puede sacarte de un aprieto. De hecho si te sientes
tan culpable puedes enmendarte salvándonos precisamente con la ayuda
de ese ser que tanto desprecias.
—¿De qué va
esta misión, anciano?—preguntó con semblante alegre.
—No
puedo aclarar los objetivos de la misión sin antes contarles un poco
de nuestro pasado. Hace mucho tiempo, cuando nuestra nación estaba
poblada de monjes y taumaturgos, estalló un gran conflicto que se
prolongó por tres siglos. Millones de personas murieron por el
simple y a la vez pérfido placer de matar, en su mayoría
proveniente de los hechiceros que habitaban el país. Años después,
cuando los cadáveres se volvieron polvo y todo rastro de
beligerancia hubo acabado, el chakra de todos los interfectos quedó
plantado en estos terrenos. La energía vital, rastro del sufrimiento
de todos los caídos, irónicamente, trajo bonanza. Doscientos años
después, nuestros antepasados optaron por llevar una vida pacífica.
En los albores de ese periodo de cero violencias nació un genio. Era
capaz de comunicarse tanto con el reino orgánico como con el
inorgánico. Ese ser magnífico entabló amistad con el Sabio de los
Seis Caminos, creador del ninjutsu. Al ver la divina sabiduría de su
compañero, las semillas de la envidia se plantaron en el corazón
del genio. Para obtener la plenipotencia, se enterró a sí mismo en
el lugar más sagrado que existe en nuestros predios, ubicado a
cincuenta kilómetros de aquí. El chakra que contiene este lugar fue
insertándose en su cuerpo. Lamentablemente nuestras tierras también
albergan energía maligna que perteneció a los nigromantes que
sumieron en un caos nuestra nación. Largo tiempo estuvo sepultado.
Cuando salió de su entierro, regresó convertido en un ser digno del
estudio de un demonólogo que, corrompido, argumentaba que con un
segundo aluvión de decesos nuestra nación sería el doble de
opulenta, ya que con nuestras muertes estaríamos alimentando a la
Esencia Universal. Afortunadamente el Sabio de los Seis Caminos logró
frenar los ideales del Ángel Errante, nombre que él mismo se
impuso, mediante un sellado perteneciente al Décimo Quinceavo
Pergamino. Así ese salvador forastero que se ataviaba con túnicas,
permitió que el ciclo de paz continuara. Su misión como herederos
de las artes del ninjutsu, será sellar de nuevo a esta aberración
que reaparece cada ciento cincuenta años.El
lapso de tiempo había pasado. El Team Kakashi luego de haber
descansado lo suficiente, se encaminó hacia el sitio donde durante
cada regreso esperaba automáticamente el hereje ser a usuarios del
ninjutsu. Su adversidad se acrecentaba y sus fuerzas disminuían en
cada retorno. Muchas horas después llegaron a la cima de un
altozano. En el centro de la elevación estaba emplazado un mausoleo
funesto, con el número 0 marcado. Encima de ese monumento inmerecido
reposaba la temible figura de una criatura que concordaba con la
descripción de Gee-Nai. Era híbrido de macho cabrío cruzado con
hembra impura, una bestia infernal cuyo aliento calcinaba el aire.
Su
llanto era de becerro y su estatura no era mayor a la de un
adolescente. Tenía el cuerpo cubierto por un pelambre áspero y la
piel tan dura como costras de rémora. Su aspecto aterrador nada
tenía que ver con sus partes humanas; sus manos eran tersas y
hábiles y sus ojos grandes y crepusculares. De sus omoplatos salían
alas de negras plumas.—Naruto, ya conoces
el plan—dijo Kakashi—. Con el chakra del Kyubi
Activarás
el sello aletargado en el pergamino que nos concedió el anciano.
Recuerda que cuando el sello esté completado quedarás inmóvil. Haz
tres clones y ponlos en formación manji para tu mayor
seguridad.
—Aunque será algo complicado
mantener el control de los mismos, sensei—replicó Naruto—.
Manipular el chakra rojo ya de por sí es complicado y hacerlo
mientras mantengo en pié a las réplicas es toda una hazaña.El
rubio desarrolló el pergamino y se sentó sobre él. Sus pupilas se
tornaron largas y verticales y su iris enrojeció. Sus caninos y uñas
se afilaron y las rayas del rostro se volvieron difusas. Sintió como
el Ángel Errante, la perfidia de esa energía que fluía por sus
venas. Repentinamente, un sonido como el trino de mil aves resonó
por todo el lugar. El Ninja Copia había arremetido contra el menudo
cuerpo del engendro. Perforó su pecho con su mano envuelta en una
relampagueante energía. Sacó su mano de él y notó que su sangre
era verde y untuosa. Despidió su temblorosa existencia propinándole
una potente patada que lo hizo caer de bruces.—¡Cómo
puede ser!—exclamó Sakura.En realidad era
un hecho asombroso. A pesar de la mortal herida el demonio logró
levantarse espasmódicamente, más bien de una manera macabra. El
engendro extendió sus alas y alzó vuelo. Sakura intentó detener su
trayectoria hacia el poseedor del sharingan arrojándole siete kunais
explosivos. El Ángel Errante no hizo ningún esfuerzo por eludirlos
ya que sabía que no había alma mortal capaz de hacerle daño. Se
envolvió en un manto de energía mientras se aproximaba sin más.
Kakashi sentía que sus fuerzas enflaquecían a medida que el
monstruo se acercaba. Cuando se hallaron cara a cara, intercambiaron
una secuencia de ágiles golpes. Tal intercambio de artes marciales
terminó con la victoria del enemigo, cuya fuerza sobrehumana y
abundancia de chakra le otorgó ventaja sobre el de cabellos
argénteos. Viéndose en tal apuro, preparó un nuevo y más potente
chidori y acertó.—¡Sensei, el sello está
listo!—bramó el blondo.Una serie de
círculos concéntricos se dibujaron alrededor de Naruto en un radio
de siete metros. El Ángel Errante se paralizó al ver ese símbolo
que lo hacía sentir inferior, que arruinaba sus planes en cada
regreso, que sellaba por más de un siglo su existencia.
Empezó
a dar bramidos escalofriantes y expulsaba chakra por sus
meatos.—¡Ahora, Sakura!—avisó el
jounin.La fémina se situó a escondidas
detrás de la figura de su maestro, y justo cuando éste iba a
horadar por tercera vez el cuerpo de su enemigo, el engendro lanzó
sus zarpas sobre el peliplateado e infringió un gran "daño"
sobre él. Pequeñas gotas de sangre manchaban la faz complacida de
la anomalía biológica cuando descubrió que el cuerpo al cual había
herido no era sino un raiton bushin que había preparado su víctima
con las últimas gotas de energía que le quedaban. El cuerpo y
sangre ficticia de los cuales el Ángel Errante se sintió dueño por
pocos segundos se desvanecieron formando rayos que no hicieron mella
alguna en su cuerpo; pero que lograron aturdirlo, dándole suficiente
tiempo a Sakura para darle un puñetazo de siete mil kilos de fuerza,
impacto que lo hizo revolotear y caer en el rango de acción del
sellado.El cuerpo, ahora inmóvil y
hierático, del Ángel Errante iba empequeñeciendo junto a los
círculos concéntricos hasta que del centro de éstos nació una
explosión que si no hubiera sido benigna para existencias de chakras
puros habría matado a los embargo, la onda expansiva
lanzó al aire al trío ninja. El aterrizaje fracturó el brazo de
Kakashi y perniquebró a Naruto. Sakura debido a su intacto estado
físico logró caer con la gracia digna de un ninja. Era necesario,
pues la medicina era muy atrasada en este país y tendría que
escayolar a sus compañeros. Mientras regresaban, notaron que en el
altillo se erigía sobre los escombros del antiguo mausoleo un
panteón de elegante arquitectura, con el número 1500
grabado.Después de 15 horas de doloroso
regreso, consiguieron retornar a Amainac, donde celebraron la
victoria recién adquirida con un banquete que se prolongó por
treinta días y treinta noches. Como la comida que ofrecía la
comilona era vegetariana, el chele quiso comer lo menos posible, cosa
que al final no logró hacer, por respeto a las tradiciones ajenas y
temor a las amenazas de Sakura. Luego de que las solemnidades
terminaron, entregaron el informe a Gee-Nai cuya ancestral existencia
se impresionó al escuchar el guarismo impreso en el sepulcro del
enemigo.—¡Vaya!—exclamó—. Normalmente
en cada derrota aparece el número ciento cincuenta, el cual indica
el lapso de tiempo que permanecerá el esbirro encerrado en su tumba.
Dicha cifra va disminuyendo conforme pasan los años; pero en esta
ocasión se ha incrementado exponencialmente gracias al chakra
maligno del Kyubi. En pocas palabras, niño de áureos cabellos,
debido a ese lastre que llevas en tu interior, has amplificado
ingentemente el poder del sello creado por el Sabio de los Seis
Caminos. Han asegurado la salvaguarda de este país por más de un
milenio.Luego del término de las
festividades en honor de los perínclitos héroes (al menos en ese
país), el trío de ninjas regresó orgulloso a su tierra natal,
donde se habría de anotar una proeza más a su gesta…
