Esto es un regalo de cumpleaños (Atrasado) Para Clausy.
Los personajes mencionados son de Nintendo.
La advertencia ya la hice, como siempre (Yaoi).
PD: Todo es un punto de vista de Ganondorf
Espero que les agrade :D
Una batalla; uno contra uno, yo y el apestoso mocoso de la gorra en los últimos segundos del desempate, ambos con trescientos de daño. Era casi imposible intentar atraparlo con lo veloz que es a comparación de mí, solo debía concentrarme un poco más y encontrar el momento exacto para sacarlo de mí territorio y proclamarme vencedor.
Los dos encontramos el momento exacto para ejecutar nuestro último movimiento y justo cuando íbamos a dar el golpe que definiría al gran ganador... ¡Boom! Una bomba encima de los dos consiguió acabar con ambos al mismo tiempo, ¿y el Ganador?
—¡Ganondorf! —dijo el narrador.
Esperen, esperen... ¿Qué es lo que está pasando? Miro al segundo lugar y resulta que me dupliqué, ¿o algo así? ¿Dónde se fue el mocoso?
La batalla se dio por concluida, nos sacaron de la sala de pelea para dar paso a la batalla de Kirby y Peach.
—¡Ah! —exclamamos al unísono apenas nos vimos las caras, su voz era como la mía, me fijé en mis manos y entonces descubrí que se trata de un glitch. Nuestros cuerpos fueron cambiados. Seguramente por la bomba que nos derribó a los dos al mismo tiempo.
—No puedo andar hablando así como así con los demás con esta voz chillona, ¿tienes algo en mente mocoso?
—Lo mismo pregunto. Mi voz es ronca. ¿Qué vamos a hacer ahora?
—Debemos ir a hablar con alguien que solucione el problema —le comenté al mocoso.
—Tienes razón, más nos vale irnos de inmediato a hablar con Ma…
Justo en ese momento los amigos del mocoso llegaron a preguntarme como le había ido en la pelea, lo que ellos no sabían es que no están hablando con Ness, sino que conmigo.
—Gané —respondí, tenía que hacerlo porque si les comentaba la verdad era muy posible que se hubiesen reído y burlado de mí.
Todos los feos mocosos comenzaron a reír de mi ronca voz. Tenía que inventar una escusa rápida.
—Me puse a cantar heavy metal por mucho tiempo, no se rían… no es divertido.
El mocoso se fue con mi cuerpo, se que en verdad le da mucho mas vergüenza que a mí. Quedar con voz ronca no es tan difícil, en cambio, ¿qué va a decir si le preguntan por su voz? ¿Qué se tragó un globo o un silbato? Solo espero que no me haga quedar en ridículo, cuando lo vulva a ver tendré que hablar seriamente con él.
—¿Ness vamos a jugar a las escondidas? —ese tonto cabezón preguntó… ¡Toon Link!
—¡Piérdete! —le respondí.
—¿Qué me dijiste? —desafiante me inquirió y el otro mocoso de pelo en forma de helado suave se interpuso entre los dos.
—¿Ness es necesario ser tan grosero? —me dijo el llorón, el más cercano a Ness, no recuerdo muy bien su nombre.
—Le dije que se perdiera, ¿qué no quería jugar a las escondidas? Si no se pierde entonces el juego no tiene sentido.
—Pero nadie dijo que tú serías el que las trae, olvidemos esto. ¿Qué tal si yo las cuento en tu lugar Ness? Ese… Lucas se ofreció para tomar mi lugar.
—Bueno, cuéntalas tú —le dije.
Me fui no precisamente a esconder, solo fui a advertirle a de Ness que cuidase mi cuerpo, que si me deja en ridículo yo lo dejaré mucho más, Por suerte hicimos un compromiso, él se comportará como un adulto y yo como un estúpido niño, me dio hasta indicaciones de lo que debo hacer y lo que no. En cambio yo le dije que solo evitara a Link y Zelda para no ser victima de sus burlas de ellos. No se le hará complicado por lo que yo soy un sujeto solitario que se mantiene alejado de los demás. Concordamos también con el cambio de habitaciones y mientras yo paso el tiempo jugando con los otros chiquillos Ness intentará buscar al responsable de nuestro glitch o una solución.
Después de la charla me fui a la repugnante habitación de Ness; una cosa llena de colores adorables que hacen que mis ojos se quemen.
La puerta se abrió y entró ese tal Lucas.
—¡Ness eres un tonto! —exclamó, llorando como siempre.
—¿Tú que haces aquí, que no sabes tocar la puerta enano mal criado?
—Te busqué tres horas y resulta que estabas en tu habitación echado como un holgazán en la cama. ¿Qué es lo que pasa contigo? Estás de muy mal humor hoy.
—Lo lamento, olvidé que estábamos jugando.
—¿Eso es todo?
—¿Qué quieres que me ponga de rodillas a pedirte perdón?
—No, como crees… pienso que te sientes mal.
—Nunca he estado mejor, ¿puedes dejarme solo?
El enano me tocó la frente y se asustó un poco.
—¡No siento tu energía psíquica! —se fue asustado de la habitación y dio un fuerte portazo.
Después regreso con una bandeja de alimentos y se sentó en la cama cerca de mi con una infusión. Me acercó una cucharada a la boca.
—¡Ni lo pienses! Ya te dije que estoy bien —añadí.
—Si estuvieras bien no me tratarías así, abre la boca o no me voy de aquí.
No me quedó de otra, abrí la boca, escupí de inmediato el líquido no solo porque estaba hirviendo, también porque sabía asqueroso.
—¿Me quieres matar acaso? ¿Qué es lo que me estás dando?
—Es agüita de jengibre, miel y limón… para que sanes tu voz —él me sonrió y me ofreció otra cucharadita de esa cosa.
Nuevamente abrí la boca él lo soplaba para que no me quemara, yo tragué sin saborear, hasta que terminó de dármela toda.
—Ness ahora quiero que te tomes estas pastillas para que se te pase el mal humor. Abre la boca.
Le hice caso, abrí la boca y me metió dos capsulas y un poco de agua.
—Son tranquilizantes —me dijo.
Me di cuenta de que afectaría muy tarde, Ness es menor de edad y esta clase de medicamentos son para mayores de edad.
11:00 am.
¿Ness? Despierta Ness ¿Cómo te sientes?
Otra vez esa molesta voz chillona. Abrí los ojos para encontrarme con él molesto niñito encima de mí.
—¡Quítate de encima!
—¿Nada hizo efecto? No te muevas Ness, ya vuelvo con algo para que te recuperes.
Me trajo otra infusión, la misma que ya había probado, unas capsulas, y el desayuno.
—Las pastillas no, soy menor y no me quiero volver a dormir. Me puedes matar, eres un cabeza hueca.
Lucas se sintió ofendido de inmediato, me tiró al suelo y se sentó encima de mí, se sacó una agujeta de la zapatilla y me las amarró a las muñecas.
—¿Te volviste loco? Pareces un niñito gay.
—¡Te vas a arrepentir Ness!
—¿Qué pretendes? —trataba de lidiar con la cuerdita, pero es imposible con unas manos tan débiles y brazos tan cortos, este cuerpo es tan nefasto que no puedo ganarle a este tonto niñito llorón que estaba abriendo una almohada para sacar una larga pluma de ganso, supe que estaba en problemas. Me torturó con cosquillas en los pies por mucho tiempo hasta que me desmayé por la falta de aire y cuando me recuperé me encontraba totalmente amarrado en la cama, amordazado. El mocoso chillón seguía con esa pluma, pero no me la supuso en los pies esta vez.
—Estás muy diferente Ness, pero por alguna razón me agradas un poquito más así, sin importar tu horrible voz ronca.
Por un momento pensé que me abusaría sexualmente, pero invitó al ojos de gato y al otro niñito... Aldeano.
—Te lo dije Lucas, Ness anda de muy mal carácter, que bueno que tomaste medidas al respecto ¿Qué piensas hacer? —preguntó el ojotes.
Lucas sacó la cinta de mi boca para que hablara.
—¿Ness se te pasó el enojo? —él me preguntó.
—Idiota… —le respondí, escupí al aire y se me devolvió.
Ahí fue que los tres enanos se fueron al suelo, temblando del miedo los tres abrazados.
—¡Ahora entiendo porque su voz ronca y su carácter, estuvo siempre poseído! —chilló el molesto de Lucas.
Lo único bueno es que se fueron y me dejaron en paz, pero con las sogas puestas.
Pasaron dos noches y un día, moría de hambre y sed, no tenía fuerzas ni para gritar, de todos modos no lo haría si pudiese, pero alguien tocó la puerta.
—Ayuda… —musité, esto de tener un nuevo cuerpo me hace sufrir más, las articulaciones me dolían porque este cuerpo es mucho más sensible.
—¿Ness? —era Lucas de nuevo.
—Desátame por favor, me duele todo.
—Me da un poco de miedo... ¿Quién eres y porque tienes el cuerpo de Ness?
—Soy Ness, Lucas, ¿me vas a dejar así?
—¿Si eres Ness como dices... entonces porque me tratas mal?
—Solo estaba de malas porque perdí contra el gran Ganondorf, pero se me pasó, de verdad.
Me desató con desconfianza yo quería darle su merecido, pero recordé que no puedo tocarlo, es lo primero que me dijo Ness «le haces algo malo a Lucas y entonces tatuaré en tu frente que la tienes pequeña. Y si quieres vengarte; mala suerte estás en el cuerpo de un niño y a los niños no los tatúan».
Me dolían las malditas muñecas y tobillos, si hasta rojos e hinchados estaban.
Fui en busca de Ness, estaba durmiendo y lo desperté de un grito.
—¡Dijiste que buscarías ayuda para recuperar nuestros cuerpos y estás echado en la cama! —le exclamé.
