NA 2019-06, cambié un poco la narrativa de este capitulo para que sea más amena la lectura, sin embargo, no cambié la idea original, por lo tanto, la secuencia no ha cambiado y los diálogos son prácticamente los mismos.
Aún no terminaba de comprender el como había acabado en aquel desastre. Sentía su boca reseca y el como su corazón golpeaba contra su pecho con insistencia, frotó sus paliduchas manos contra sus hombros, en busca de mantenerse serena, brindándose un abrazo.
Su pánico era palpable a kilómetros, Blossom salía fuera de la ciudad solamente por una miserable semana y ardía Troya, absolutamente todo se volvía un desastre. ¿Es que acaso su pelirroja hermana tenía algún tipo de barrera anti problemas?, ya que con su partida, la armonía existente se esfumaba, y atraía un completo caos.
Si deseaba tener control de la situación debía actuar rápido, pero su mente estaba en blanco. Todos se habían vuelto locos; tampoco tardaba mucho para que ella también.
Bajó su mirada hacía sus piernas, tras esas medias pulcras, era palpable la manera de como temblaba de ansiedad y un interno temor infundado por meramente recuerdos de su niñez; era sorprendente la mortificación que le causaba aquella inesperada visita. La joven mujer estaba hecha un manojo de nervios que sospechaba que podrían hacerla orinarse encima.
Iugh. La desagradable ocurrencia le causó escalofríos.
Pasó sus delgados dedos sutilmente por encima de su corta falda, en un inútil intento de disimular arrugas inexistentes, contempló sus bellos crisparse cual gato, si no lograba apaciguar su preocupación, no podría entrar en aquella sala.
Inhaló aire por la boca, abandonándolo por la nariz, era un bufido de cansancio, ¿por qué le estaba pasando esto a ella? se lamentó por su sombrío destino; Bubbles, de aquellas tres, siempre se ha considerado como la que menos carácter tenía para atreverse a dar la cara o tomar las riendas de temas serios, normalmente relacionaba este aspecto con el hecho de ser la más simpática de las hermanas, la rubia es una persona que no le agrada discutir y si podía evitarlo, mejor para ella, naturalmente Blossom siempre ha cumplido esta función, como la líder en toda la palabra que es.
Tras minutos de meditación, desvaríos mentales y haberse salido victoriosa de una pelea interna contra la descomunales ansías de salir huyendo, finalmente se paró recta, como si de un militar se tratase, percibiendo el como los huesos de su cuello y espalda crujieron en respuesta, apretó las manos encajando sus uñas contra sus palmas, probablemente el efímero dolor podría hacer que mantenga la calma y no se dejara llevar por esas negativas emociones.
En ese instante de manera fugaz, recordó uno que otro título de las revistas que solía leer en sus tiempos libres, acerca de como "la primera impresión es la más importante", y automáticamente dio una veloz mirada al pulcro espejo que se encontraba en el pasillo, devolviéndole la vista una bonita rubia de ojos azules.
Mismo pasillo que daba camino a la oficina del alcalde de la ciudad con una exuberante alfombra color vino.
Posteriormente de verificar que todo en su persona se encontraba en orden, a primera vista cuando menos, su confianza se vio ligeramente restaurada, volviendo a emprender viaje hacía un esplendido par de puertas que a la altura de ella se encontraba una resplandeciente placa que en elegantes letras venía escrito "Alcalde".
De manera consciente, dio pasos minimamente más lentos y tranquilos de lo normal, tratando de aplazar su fatal destino, frente al acceso, volvió a suspirar, derrotada, apoyó sus palmas sobre la superficie de la entrada y pulsando con un poco de fuerza, las abrió a la par.
No engañaría a nadie si comentaba que no se encontraba bastante perturbada por esta visita, pero todo esto lo hacía por sus hermanas, por Blossom que la dejó a cargo, y por Buttercup que estuvo de acuerdo de ello.
A continuación, segundos después de haber colocado un pie dentro de la habitación, su respiración se atascó en su garganta, el aire estaba tan tenso que podría incluso cortar su piel, manteniendo su visión lejos de algunos intensos pares de ojos, mismos que probablemente sintieron su presencia kilómetros antes de encontrarse allí, y con pasos ligeramente apresurados se acercó a un atractivo sillón de piel de color negro, intentando esquivar el ser blanco de atención.
Mueble que se encontraba frente a otro más grande, dónde se hallaban tres jóvenes sentados a sus anchas.
Específicamente un trío de salvajes, ya que, si mal no recordaba, a su punto de vista eso eran, unos salvajes; y a la vez, la contra parte de sus hermanas y ella.
Experimentó como su presión disminuía, reparando lo nerviosa que de encontraba por ser la que deba afrontar esto en solitario.
-Perdón por la demora-. Murmuró bastante bajo al verse ya situada en el cómodo asiento, supuso que nadie la escuchó al no recibir ademán alguno de ser escuchada por parte de los inquilinos.
Cuando menos, a su lado estaba la señorita Bello, que portaba un inusual vestido bastante elegante, se miraba preciosa, como siempre, aspecto que le hizo removerse incómoda en su asiento, tener tremenda mujer al costado no cooperaba con el asunto de encarar unos de los enemigos más poderosos que han tenido en su vida.
Intuía que probablemente se veía como una niña en comparación de la atractiva secretaria, ésta en consideración colocó una mano encima de la suya, dándole un leve apretón en signo de apoyo maternal, la aludida le brindó una pequeña sonrisa en respuesta.
Intimidada bajo el escrutinio malintencionado que recibía; tragó saliva, supuso que el rubio sentado en frente de ellas le prestó atención a este aspecto, ya que posteriormente comenzó a reírse.
Levantó su cabeza ligeramente, teniendo una vista panorámica de la situación, evitando compartir mirada con alguno de esos criminales, paseó sus iris por toda la habitación, percatándose de la ausencia de seguridad, y en base a la gran presencia que portaban, dudaba bastante el poder proteger a la señorita Bello y al Alcalde de aquellos tres en caso de sublevarse, aspecto que le mortificaba bastante.
Con rostro serio, el Alcalde carraspeó la garganta en alta, llamando la atención de los presentes. -Bubbles, ¿dónde está Buttercup?-. Cuestionó curioso el pequeño hombre, que portaba un ceño claramente fruncido. -Como sabemos, desgraciadamente Blossom no se encuentra en la ciudad, del modo que no hay nada que podamos hacer al respecto, aun que preferiría que las tres Powerpuff Girls estén presentes, supongo que con dos de ellas podríamos ponernos de acuerdo-.
Ese tono poco habitual del anciano le advertía la seriedad del asunto, uno que no terminaba por comprender.
Maldijo internamente a su problemática hermana.
-N-no tardará en llegar, s-señor Alcalde-.
Oh, grandioso, si antes sospechaban que la joven se encontraba nerviosa, ahora que abrió la boca por primera vez para decir algo en alto, se los confirmó totalmente; y como esperaban, su voz seguía siendo muy aguda, bastante.
Llegó a sus oídos unas carcajadas leves en la sala y a su vez, como alguien murmuró un "rubia tonta" en bajito y con una voz ronca que podría asustarla.
La forma en la que lo dijo, le hizo recordar una que otra vez que Buttercup se burlaba de ella cuando se equivocaba en algo, le apenaba bastante que su respuesta haya sido tan temblorosa y tartamuda. Levantó la vista para ubicar de quien era esa voz, esta vez, sin la intención de evitar ver a los ojos a los presentes.
Sin embargo se vio sorprendida que se hallaban ocupados en otras cosas, ignorándola, por ejemplo.
Aspecto que le quitaba un poco de piedras de la espalda, pero hería ligeramente su orgullo como heroína el no infundir la misma cantidad de respeto como sus hermanas lo hacían.
-Pero tiene buen culo, algo es algo, ¿o no?-. Comentó otro de manera burlesca, entre carcajadas, el comentario mal intencionado causó que se le subieran los colores al rostro, usualmente nunca recibía comentarios así de atrevidos, dejándole mal sabor de boca, buscó entre las personas frente a ella de quien provenía ese halago obsceno.
La respuesta fue soltada por el mediano de ellos, un tonto bruto evolucionado, lo recordaba con claridad, se veía notablemente más maduro, y mentiría si dijera que la contra parte de Buttercup no era intimidante, a primera vista, su finta de problemático no le causaba tranquilidad, portaba una sonrisa burlona, una expresión atemorizante, orejas llenas de aretes, y una chamarra de cuero.
Un chico rebelde en toda la palabra incluso venía con todo el paquete variedad de comentarios indecentes.
Si lo comparaba con su hermana, este hombre le sacaba con creces en estatura y tamaño en general, siendo una persona bastante grande.
Pero claramente tenía el mismo nivel de altanería que Buttercup, uno bastante alto al promedio. Y el solo imaginarse una pelea entre ellos dos, le abrumaba.
Algunas veces, cuando le tocaba pasar por posiciones así, deseaba que no le haya tocado tanta dulzura, ella no tenía respuestas inteligentes e indirectamente hirientes como su hermana pelirroja y mucho menos groseras como Buttercup. El sólo recordar como su actitud agradable le hacía más blanco de burlas de lo usual la hizo preocuparse por no poder brindar la imagen que Blossom hubiera dado.
-Ignóralos Bubbles, no valen la pena-. Aconsejó Bello, respaldándola con la barbilla en alto y una expresión orgullosa.
Un gruñido por parte del chico con cabello negro le advirtió a su subconsciente, como una alarma insistente, la misma que experimentan las presas al verse acorraladas, frunció el entrecejo en defensa, a la rubia no le molestaba que se metieran con ella, pero con su "Madre de a mentiras", definitivamente no lo permitiría.
La señorita Bello cumplió la función como una madre sustituta muchas veces en su vida, y el hecho de que alguien le gruñera tal perro, le molestaba bastante.
En sus labios se formó una mueca de claro disgusto, con clara intención de responderle indignada, la pelirroja mujer se adelantó, repitiendo en un susurro nuevamente un "no valen la pena Bubbles", aun que la rubia sabía que probablemente llegó a los oídos de los tres, después de todo tenían super poderes, ninguno volvió a responder, ni si quiera un balbuceo.
El alcalde expectante del como el líder de aquellos tres amenazó con la mirada al revoltoso del medio, decidió volver a tomar palabra antes de que esto se saliera de control, y formuló de nuevo la incógnita anteriormente dicha. -Bubbles, ¿dónde se encuentra Buttercup?-.
El enojo de la rubia se esfumó y empezó a sudar frío, maldición, ni ella sabía la respuesta, ¿que podría responder a aquello? descubriendo que ésta vez la insubordinación de la morena chica no iba a pasar por alto.
-Realmente no tardará en llegar, señor Alcalde-. Repitió la misma respuesta, en un tono inseguro, en un ineficaz intento de convencerse así misma acerca de que realmente se iba a aparecer.
Si era sincera, ni si quiera sabía del paradero de su hermana, ya que en la mañana, al momento del desayuno, el Profesor llegó a comentar lo temprano que salió de la casa ese día, con uniforme deportivo y hecha una furia.
Bueno, aun que Buttercup suele ser una chica de diez y siete años muy ocupada, suele comprometerse en causar problemas diariamente, meterse en peleas que no le corresponden, y reprobar materias, sí, muy ocupada.
Incluso, ya le estaba pasando por la mente el rogarle a Alá, Buda, Quetzalcóatl, Ganesha o cualquier otro Dios existente, que la verde Powerpuff Girl fuera responsable por primera vez en su vida y se presentara allí.
Se sentía obligada en inventarse una que otra dinámica para ganar tiempo, algo así como contar un chiste o mencionar lo que pintó ese día en la escuela, todo sea para ganar tiempo en lo que llegaba su problemática hermana.
Cruzó una pierna sobre la otra mientras enrollaba su cabello en su dedo índice, fingiendo estar distraída, llegó a sus oídos un comentario desganado, pero se encontraba bastante ocupada en su apretada posición como para prestarle atención a ello.
Observó su celular intensamente, como si la vida se le fuera en ello, no llevaba metida allí dentro ni diez minutos y ya sentía que todo se le venía abajo, deprimiendola un poco el nulo respeto que infundía, parecía que el mundo conspiraba en su contra.
Pero siempre se ha considerado una persona positiva por naturaleza, no podía permitir que la desgracia la consumiera totalmente, aún.
Tomó una bocanada de aire y se levantó de su lugar rápidamente, tomó su bolso y dando grandes zancadas hacía la puerta, solo salió de sus labios un "ahorita vuelvo", y el escrutinio al que fue sometida al momento de levantarse causó que deseara huir de allí lo antes posible.
Necesitaba serenarse y que mejor que el baño para ir a pensar.
Cerró las puertas a su espalda y emprendió viaje hacía el tocador, volando lo más rápido que pudo, evitando estropear los muebles que se encontraban en su trayecto.
Visualizando una puerta blanca al fondo del pasillo que encontraba tres pisos por debajo de la oficina del alcalde, entró victoriosa.
Después de hallarse en cuatro pulcras paredes blancas, logro respirar con calma, sacó nuevamente su celular, con clara intención de marcarle a la morena.
Su teléfono sonó una, dos, tres veces,
Y nada.
Cuatro, cinco, seis veces más.
Aún nada.
Definitivamente esa no se la perdonará tan fácil.
Colgó y volvió a marcar.
Para ese punto, Bubbles ya comenzaba a desesperarse, comenzó a caminar de una esquina a otra, tal como una leona enjaulada, lo único que resonaba en la habitación eran sus zapatillas contra el suelo, y su tono de llamada que vibró seis veces más.
Nuevamente colgó.
Deteniéndose para observar su reflejo, Bubbles reparó sorprendida que se estaba mordiendo las uñas, alejándolas de sus dientes inmediata, regañándose internamente.
Marcó por última vez a Buttercup, esta vez permitiendo que el celular sonara más veces de lo normal.
¡Hola!
Llegó a sus oídos una muy conocida voz, la rubia sonrió con esperanza.
-¡Butter...!-.
Si me necesitas, estoy bastante ocupada siendo la más fuerte y grandiosa del mundo, déjame un mensaje
Bip
Grandioso
La pálida chica suspiró frustrada, abrió la llave del grifo y colocando sus manos en forma de cuna, tomó agua y se la echó al rostro, refrescándose, sintió sus mejillas calientes al contacto.
Volvió a colocar su vista en el espejo, devolviendo la mirada unos azules ojos asustados, había una tormenta en ellos, misma imagen que recuerda haber percibido esa mañana, en clases de pintura, justo en el momento que la señorita Bello le había marcado, comentando en un tono preocupado que los Rowdyruff Boys habían aparecido en la oficina del Alcalde en "Son de paz", el mensaje la perturbo bastante y salió disparada de la escuela, dirigiéndose lo más pronto posible.
Mientras emprendía camino, decidió no dárselo a conocer a Blossom aún, lo que menos deseaba era arruinarse su viaje con preocupaciones así.
Si la dejó a cargo, es porque la creía capaz de sobrellevar situaciones así y mantener la calma.
Bueno, más que Buttercup sí, cuando menos.
Después de la huida de la adorable chica, un silencio sepulcral inundó la habitación, aun que, no había mucho de que hablar si no estaban las heroínas presentes.
Condición que puso el Alcalde para poder entablar debate.
Hasta ahora, el líder no había abierto la boca pasa la mínima cosa, estando impasible en su lugar, con mirada neutral, portando una máscara que no dejaba a la luz la mínima emoción, dando un enfoque sospechoso y preocupante para el Alcalde.
Era asombroso que después de nueve años volvieran a aparecerse, nadie sabía de su paradero, simplemente habían desaparecido un día sin dejar pista alguna de dónde podrían encontrarse, fue como si la tierra se los haya tragado.
El Alcalde sabía de antemano que Mojo Jojo continuaban inscribiéndolos a la escuela, con la esperanza de que volvieran algún día, sin embargo, estos nunca se presentaron, incluso dudaba que vivieran en la misma ciudad los últimos años.
Y ahora de buenas a primeras, después de casi una década, nueve años para ser exactos, hacían entrada en su oficina deseando entablar conversación de manera civilizada, aspecto que daba a relucir una sospechosa madurez, incluso de vieron accesibles al momento de haber sido amenazados por parte de una exagerada cantidad de militares que rodeaban el edificio, tanto en tierra como en cielo, siendo sus opciones de escape casi nulas.
Solicitando aún así tener una oportunidad para hablar con el Alcalde, incluso cuando sus manos se encontraban tras sus nucas.
Fue palpable la necesidad, abandonándolos libremente tras horas de inspección ardua y entrevistas impertinentes, la cuales accedieron y facilitaron sin objeción, para después llevarlos esposados hacía el último piso del edificio, en este caso, la oficina del Alcalde, y solamente fue por petición suya.
Aún así, les habían hecho esperar milenios, tras cuatro horas allí sentados, finalmente el Alcalde se dignó en mencionar que le llamaría a las Powerpuff Girls que se encontraban en la ciudad, en caso de querer atacarlos, cosa que dudaba bastante, ya que la oportunidad la tuvieron en su momento, éstos no vieron inconveniente y tras ver la nula negativa, mandó quitarles las esposas, recibiendo un agradecimiento por parte de Boomer por "El trato humano".
Sentían el culo entumido; Butch de vez en cuando soltaba comentarios estúpidos para hacer reír al menor, también llegó a brindarle uno que otro piropo a la señorita Bello, después de todo, ahora eran unos hombres, igual que las Powerpuff Girls, estos chicos crecieron considerablemente y adoptaron facciones más maduras, dejando atrás los redondos rostros de su infancia, en el pasado.
Decididamente, era de admirar que el mediano haya durado tanto tiempo esperando e incluso permitido el trato a la defensiva por parte de los militares, se sospechaba a distancia su poca empatía y paciencia, aún así, logró sobrellevarlo, sin embargo, Boomer en cambio tenía una postura despreocupada y accesible para bromear acerca de todo, poniendo en duda si sus respuestas eran sinceras o no ya que rayaban entre la fina línea del sarcasmo y la realidad, el noto burlón te causaba una incógnita sobre lo verídico y lo que no, de manera relajada hacía ver que todo se encontraba bajo control y no se limitaba a nada, causándole gracia muchos aspectos de la minuciosa evaluación de la que fue esclavo, incluso antes de que entrara la rubia, éste ya se había dado cuenta de su presencia.
Tras minutos de silencio, unos pasos pesados se hicieron sonar causando eco en la habitación, escuchándose cada vez más y más cerca, el Alcalde levantó la vista que anteriormente se encontraba en algunos papeles intrigado.
Butch frunció el ceño, Boomer levantó una ceja, intrigado, toda la atención se la robaba aquellas pisadas de elefante.
A su vez, la puerta recibió todo el interés por parte de los expectantes, ansiosos de saber de quien se trataba, quien entraría tras esa curiosa manera de caminar.
Brick esperó que fuera la rubia nuevamente, pero ésta vez, en vez se zapatillas, lo que se alcanzaba a oír eran más bien golpes en seco contra el suelo, ruido que causaban las botas, y claramente estas botas abandonaban huellas de fuego con cada paso que daba, era palpable la furia con tan solo escuchar el sonido de estos pasos.
A este punto, el pelirrojo podría meter las manos al fuego acerca de quien era la persona que se aproximaba.
Los pisotones se dejaron de escuchar cuando la sombra quedó quieta frente a la entrada, con esa figura era más que obvio que la rubia no era la dueña, esta silueta era ligeramente más alta y no portaba una falda como la Powerpuff Girl azul.
Violentamente, se abrió camino de par en par, se dio a relucir una joven morocha con cabello negro cortado a navaja, un par de ojos verdes enfurecidos que amenazaban con arrasar con todo aquel que se le pusiera en frente y una mueca asqueada, a diferencia de la anterior la presencia de ésta mujer imponía peligro por sí sola.
Entró a la habitación, observando directamente a los ojos a cada uno de los Rowdyruff Boys, brindándoles una mirada severa, transmitiendo un mensaje claro, venía a causar problemas, invitándolos a que la retarán; les ladró a los jóvenes presentes y se tiró en un sillón individual con las piernas abiertas.
-Ya llegué, ¿dónde esta Bubbles?-. Cuestionó sin despegar la mirada de los chicos frente a ella, en posición a la defensiva, como si se les vaya a brincar encima en cualquier momento.
Boomer soltó un silbido por el espectaculo, riéndose -Quién diría que aquella flor es hermana de éste cactus-. Mencionó
La morena levantó el dedo corazón en respuesta.
-Nos alegra el que hayas venido, no contestabas a nuestras llamadas-. Le comentó la mujer pelirroja, atrayendo su atención.
Ella solo respondió un despreocupado ''estaba dormida''; no, no lo estaba, solo era una mentirilla piadosa.
–Incluso Bubbles ya había llegado pero salió-
También había recibido 10 llamadas perdidas de su hermana menor, pero no había escuchado el teléfono, estaba muy ocupada dándole una paliza a unos hombres que se habían atrevido a retarla en futbol soccer.
Sin embargo agradecía con toda su alma que era Bubbles quien estaba a cargo esta vez, si hubiera sido Blossom le hubiera dado una turbo reprimenda. Bubbles y su corazón amable no podía enojarse con ella mucho tiempo, y obviamente iba a sacar provecho de ello.
Su teléfono vibró en su bolsillo, al sacarlo se dio cuenta que era la rubia así que decidió contestar, no sin antes, mostrarles los caninos a los tres chicos; un grito bastante agudo se coló en sus oídos, parecía una ardilla chillando, Buttercup se llevó unas manos temblorosas hacía sus orejas instantáneamente, no deseaba quedarse sorda.
Preguntándole molesta donde demonios se encontraba a lo cual ella agachó la cabeza, Bubbles estalló y balbuceó númerables palabras sin sentido, la morocha le dejó hacer su rabieta todo lo que deseara, para interrumpirla respondiendo un perdón con falsa culpabilidad.
Sin embargo tampoco tenía en mente decirle que ya había llegado y todos en la sala le estaban escuchando gritar. Se tapó la boca cuando una carcajada quería salir de su garganta, para después colgar con una excusa barata de no tener batería.
Esto era el colmo, ¡Buttercup le había colgado!, estaba desesperada, ¿Por qué nunca nada estaba bajo su control?, su mente estaba en blanco respecto los Rowdyruff Boys, nunca estuvo especialmente interesada en que había pasado con ellos, cuando tenían ocho años fue su última pelea y ellos habían perdido, desde ese día no supo nada de ellos, lo último que vio fue que habían salido llorando, en ese momento se sintió terrible, pero al reflexionar de que no hacían más que hacer mal esa culpabilidad se esfumó al instante, y ahora teníamos diecisiete años, prácticamente unos adultos, no podían aparecerse así como así, a la ligera.
Personalmente ella no guardaba odio alguno, no era parte de su personalidad en realidad, durante esos nueve años llegó a escuchar rumores un tanto disparatados ''Qué habían perdido los poderes'', ''Estaban en la cárcel'' ''Murieron'' ''Las Powerpuff Girls los mataron'' ''Todo este tiempo no fueron más que una ilusión'' ''En realidad eran el alcalde disfrazado para probar a las Powerpuff Girls'' también llegó a escuchar que estaban inscritos a su instituto, y no lo dudaba, una vez llegó a ver las listas de los alumnos inscritos y se encontró sus nombre, pero en ningún momento se indignaron en aparecerse, tampoco le comentó sobre ello a su hermana mayor.
Sabía de ante mano que Blossom parecía interesada por su paradero, aunque en realidad nunca nadie le respondió algo concreto. Mojo no tenía la menor idea, mientras que otros se atrevían a mentirles como bellaco.
Con sus manos bajo el chorro de agua en forma de hojita para tomar y mojarse la cara nuevamente. Ya era hora de que regresara, no estaba lo suficientemente tranquila, pero ya se había tardado bastante.
Caminando hacía la oficina del alcalde, escuchó una ensordecedor sonido retumbó a la lejanía, un objeto haciéndose trizas, reaccionó deprisa, voló lo más veloz que pudo hacia el cuarto
Topándose a su hermana agarrando de la solapas de la chamarra de cuero de Butch, el cual parecía pasársela bomba, mientras que la otra tenía una mirada que haría a muchos el desmayarse de terror, ignorando su presencia.
Un grito abandonó su garganta, reparando su presencia, ésta le brindó una sonrisa de medio lado mientras que con la mano desocupada hacía la seña de la paz, la expresión de horror de Bubbles no se podía comparar con nada.
¿Acaso se iban a pelear justo ahí?, no podía permitir aquello.
Aturdida por los sucesos, volteó a ver al líder de la otra banda, estaba indiferente a lo que sucedía; sintiendo los azules ojos encima, dándose cuenta de que le observaba se encontró con los perturbados mares, era una mirada que lo invitaba a entrometerse en la pelea de aquellos dos salvajes, le respondió con una sonrisa de tiburón alzando sus hombros al cielo.
Y pensar qué ese era la contra parte de su amable (aunque mandona) hermana. Era más que obvio que no tenía pensado darle un estate quieto a su hermano menor. Si ella no les paraba, ¿Quién lo haría?
-Vamos, solo dije que tenías buen culo, eso es un halago, malagradecida.
Buttercup levantó su puño en alto, daría inicio a la pelea, en cuanto a Bubbles, parecía que sus ojos saldrían de sus cuencas, a nada de estampar los anillos de sus dedos contra la cara de su contra parte sintió como algo suave le golpeaba la cabeza, una almohadilla, ¿en serio pensaba que con una almohada la pondría?, eso no la iba a detener.
-Buttercup, le diré a Blossom que estás causando problemas…-
Bueno, eso probablemente sí.
Después de ello, todo sucedió demasiado veloz, Boomer susurró un ''No nos jodas'' y se coló una explosión detrás y con ello se podía observar un edificio colapsando, las alarmas de los carros empezaron a pitar de manera ensordecedora, automáticamente miró por el gran ventanal de la oficina del alcalde, algo no estaba bien. Su hermana mayor aún no soltaba al morocho, tenía una severa expresión, estaba más que furiosa, con un hilo de voz le cuestionó ¿qué coño acabas de hacer?, el solo le respondió con una sonrisa de satisfacción, ¿ellos tenían algo que ver?, hecha furia, se lanzó contra Butch con todas sus fuerzas, así rompiendo el vidrio con brutalidad y cayendo al vacío.
-¡¿Pero qué acaba de suceder?! ¿Ustedes causaron esa explosión?-. Era palpable el enojo, decía mientras apuntaba por el ventanal hecho pedazos por culpa de los medianos con cabello negro.
-Perdón rubia, no era nuestra intención causar problemas, pero esa explosión no fue obra nuestra, me ofende que te atrevas incluso a sospecharlo-. Se dignó a decir el líder, ellos estaban tranquilos con todo lo que estaba pasando y eso la hacía sentir aún más inexperta, ellos tenían el control -Oh oh, justo por ello venimos a hablar, se tardaron demasiado, a nosotros tampoco nos conviene, ¿sabes? Háganse cargo de esto, tienen más herramientas que nosotros-.
Fue lo único que mencionó, hablando por primera vez en horas, hizo un ademan de salida a su rubio hermano que seguía manteniendo el rostro sereno, acercándose dónde antes acababa de brincar su revoltoso hermano y el pelirrojo remató su confusión con un –Si yo fuera tú le haría saber de esto a la enojona de los cojones, ¿cómo se le ocurre no asistir a nuestra reunión?, no les queda mucho tiempo-. Para después saltar dejando detrás un camino rojo en el cielo perdiéndose en una nube de humo.
El rubio se paró frente a ella moviendo la mano para ver signo de recuperación, llamando su atención le observó con sus grandes y azules ojos como este le sonreía de manera divertida y le soltó un ''suerte rubia tonta'', yéndose por el mismo rumbo de los anteriores.
Bubbles volteó a ver al Alcalde que se hallaba impávido y susurró: -Esto no le va a agradar a Blossom-.
