Caminando por las tienda del callejón Diagon, Hermione entro a la pastelería, pidiendo una pastel para la fiesta que estaba organizando Ginny para su ahijado, James. Esperando que lo hicieran, decidió salir y mirar los escaparates. Cuando se acercaba a la librería…

-Granger. –dijo una voz conocida a su espalda.

Hermione se dio la vuelta, viendo a Draco.

–oh, debería llamarte por el apellido de tu marido. –dijo, con una sonrisa burlona.

Ella entrecerró los ojos.

-no es necesario, Malfoy. –respondió con una mueca.

-¿Qué haces por aquí?, pensé que ya estarías en la fiesta de los Potter. –pregunto, Draco con una ceja elevada.

Hermione soltó un bufido.

-Ginny me aviso, que no había tenido tiempo de encargar el pastel para la fiesta; así que, me pidió; para no decir, exigió o chantajeo que buscara el pastel para mi ahijado. –respondió con las cejas fruncidas. –y ¿tu?, no deberías estar ya en la fiesta.

Draco ladeo una sonrisa.

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Después de la guerra, la familia Malfoy fue detenida, pero con el testimonio del trio de oro, Draco y Narcissa fueron absueltos mientras Lucius se comprometió a dar información sobre los mortífagos que habían logrado huir, si le daban casa por cárcel; lo cual, el ministro Kingsley acepto. Al regresar el trio de oro al colegio, Draco que también regreso, se disculpó por sus malos tratos en el pasado y agradeció por sus testimonios en el juzgado.

Resolviendo sus diferencias, con el tiempo no solo con Draco, sino con los amigos del rubio, Harry y Ron se volvieron muy amigos. Pero nunca se llamaban por sus nombres, una costumbre habitual, difícil de quitar. Por otra parte, Draco y Hermione siempre tenían algunas discusiones y mucha tensión entre los dos. Hasta que con el tiempo, se dieron de cuenta que disfrutan sus argumentos. Al salir de Hogwarts, Harry y Ron siguieron su formación de Auror mientras Hermione, su formación como Sanadora en Francia. Draco junto a su amigo, Theo, crearon una empresa de Pociones, muy exitosa. Cada uno de ellos, hicieron sus vidas pero mantuvieron sus amistades.

Es por eso, que en el cumpleaños de James, no solo estaban invitados los Weasley y los padrinos; sino, también los amigos Slytherin de los Potter.

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-solo estoy en busca de algunas botellas de vino y otras bebidas para niños grande. Potter seguramente no tendrá suficiente, y el padrino, dudo que tenga tiempo para acordarse de este detalle importante. –aseguro, Draco con su habitual sonrisa Malfoy.

-Ron ha estado muy estresado por causa de Hugo, no lo deja dormir. Aparte, Harry me conto que algunas veces se ha quedado dormido en la oficina… -defendió, Hermione.

Él ladeo una sonrisa burlona.

-¿y no puedes hacer algo para darle a Hugo?

Ella frunció las cejas.

-no, es muy pequeño para darle demasiada poción seguida para la gripe. –aseguro.

Él se encogió de hombro.

-lastima por Weasley. –dijo Draco con poca empatía.

Hermione negó con la cabeza, por su falta de compasión con el pelirrojo.

y tú, has podido descansar con todo esto.

-sí, no es la primera vez que pasa. Además, lo he vivido con mi hija. –afirmo.

Draco lo miro divertido.

-Granger, debería tomarte un relax en tu vida matrimonial y disfrutar de la vida. –comento despreocupado.

-¿estas sugiriendo algo? –pregunto, mirándolo con sospecha.

Draco se acercó a ella.

-bueno, podríamos disfrutar de una sesión de sexo explosivo, como en el colegio.

Hermione se sonrojo, levemente.

-estás loco, Malfoy, no lo podemos hacer en este momento. –refuto.

-la semana pasada lo hicimos y no hubo ningún problema. –aseguro.

Hermione miro a su alrededor, verificando que nadie lo vieras. Estando segura, jalo a Draco a una esquina hasta que lo soltó, mirándolo con seriedad.

-sí, pero hoy es diferente. Estoy encargada de llevar el pastel, no puedo demorarme, Ginny me mataría. Además tu esposa y mi marido deben haber llegado ya… y ni hablar de nuestros hijos, seguramente nos estarán esperando. –aseguro, Hermione.

Draco sonrió, tranquilamente.

-por tu marido y mi esposa, ni te preocupes, seguramente estarán hablando con nuestros amigos y olvidándose de nosotros… -ella iba a rebatirlo. –además, los niños estarán entretenido con los juegos que planifico la pelirroja, como para acordarse de nosotros. –afirmo. Hermione lo miro dubitativo. –vamos, Granger. Hay que vivir un poco… -sugirió.

Ella suspiro, derrotada. Draco sonrió, al darse cuenta de haber logrado persuadirla.

-está bien, pero solo media hora. No podemos ser tan evidentes. –acondiciono.

-me parece bien, Granger. En media hora, te hare vivir... –prometió, Draco con solemnidad.

Hermione sonrió, desapareciendo los dos.

En un departamento de la ciudad de Londres muggles, Draco y Hermione aparecieron. Besándose con exigencia, se desvestían. Draco le quito la blusa, dejándola solo con el sujetador de color verde mientras Hermione le había desbrochado la camisa y le había soltado el cinturón del pantalón.

-estas demasiado impaciente, Granger. –comento mordiéndole suavemente el cuello.

-te dije que no tenemos mucho tiempo. –jadeo, apretándose contra él.

Draco ladeo una sonrisa.

-entonces, que así sea. –dijo, besándola con arrolladora exigencia, saboreándola e incitándola.

Los dos terminaron de desvestirse, Draco la tocaba, excitándola, donde sabían que la castaña estaría preparada para él. La impulso para que Hermione, enrollara sus piernas a su cintura. Él rubio la llevo hasta la mesa del comedor, sentándola en el borde de la mesa. Permaneciendo entre las piernas de Hermione, ella le acariciaba el amplio pecho y los fuertes hombros de Draco mientras él acariciaba su cuerpo esbelto y sus suaves curvas.

Draco la besaba por el cuello, por sus pechos, por su abdomen, subiendo nuevamente entre sus pechos y cuello, apropiándose de su boca. Las sensaciones eran tan intensas que ella no podía controlarlas. Cuando él sintió que estaba preparada, la lleno por completo en una sola embestida, los dos jadearon. Hermione le tomo la cara y la atrajo hacia ella, apoderándose de su boca. Draco continúo moviéndose rítmicamente hasta que los dos alcanzaron el clímax del placer. Sin perder tiempo de recuperarse, Draco se separó, la bajo, giro y haciendo que se inclinara, se colocó en medio de sus piernas nuevamente, penetrándola con un certero movimiento, sin ceremonia. Hermione soltó un grito, placentero.

-te gusta, Granger. –pregunto, Draco mientras se movía con lentitud y sensualidad.

Ella jadeaba.

-sí. –susurro.

-no te escucho… -aseguro, Draco moviéndose más rápido, con el deseo de escucharla.

Draco se inclinó hacia ella, hablándole cerca de su oído todo lo que quería hacerle para escucharla gritar, una de sus manos le acariciaba y jugaba con sus pechos erguidos. A causa de las cosas sucias que él le decía, Hermione agarro con fuerza los borde de la mesa.

-¡oh, sí! -jadeo, Hermione con más fuerza.

La satisfacción de haberla escuchado, lo llevo a moverse en un ritmo cada vez más intenso hasta llegar al clímax, por segunda vez. Los dos se quedaron por unos momentos quietos, recuperándose de una intensa sesión de sexo hasta que Hermione hizo ademan de moverse. Draco se alejó de ella y se dirigió a la nevera, sacando una botella de agua se la ofreció a Hermione y una cerveza de mantequilla para él. Draco miro el reloj de la pared, con una sonrisa miro a Hermione…

-deberías apurarte con el pastel… -ella miro el reloj.

-maldita sea, es tarde. Ginny me va a matar. –exclamo, Hermione recogiendo su ropa.

Cuando iba a recoger su braga, Draco la tomo.

-gracia. –dijo tendiendo la mano para que se lo diera.

Draco ladeo una sonrisa socarrona

-porque me das las gracias. –pregunto.

-porque me la vas a dar. –respondió con las cejas fruncidas.

-no, me quedare con ella. –aseguro.

-Malfoy…

-deberías apurarte, Granger, se te hace muy tarde.

Hermione lo fulmino con la mirada.

-pues, no seré la única que llegara tarde.

-solo me tengo que vestir e ir a donde los Potter. –dijo con sencillez.

Ella sonrió, burlona.

-¿y no ibas a comprar vino, y no sé qué otra cosa más?

Él ladeo una sonrisa de suficiencia.

-ya lo compre. –aseguro.

Draco abrió la nevera por completo y mostrando varias botella de vino y Whisky de fuego. Hermione lo miro sorprendida hasta que cambio su expresión.

-lo tenías, planeado. –fue una afirmación y no pregunta de Hermione. Draco amplio su sonrisa. –eres un…

-tic, tac, Granger. Tic, tac… -le recordó, Draco.

Hermione lo fulmino con la mirada, y soltando algunos adjetivos no muy buenos para el rubio, se fue al baño. Estando lista y lo más presentable que considero, salió. Draco ya estaba arreglado, sin mostrar que había tenido ninguna actividad. Sin dirigirle una mirada, la castaña tomo su bolso y antes de desaparecer.

-Idiota. –exclamo.