Quiero dedicar este fic a todos los fans de Remus (especialmente a una de nombre Nemis, que es mi beta), por que aunque este fic es sobre Sirius, el también tiene un papel importante y es taaaaaaaan lindo. Les recomiendo mi poema "Solamente 4" que está bastante bien, pero no lean "Terror en Howgarts" que es el primer fic que escribí y no está tan bien.

Y ahora….Tan tan tan….

 "Los errores de Sirius"

Capítulo 1: Compañeros de casa.

Sirius Black llegó a Azkaban un 26 de Agosto, pleno verano en Inglaterra, en uno de esos días de calor pegajoso y sofocante que tanto le desagradaban. Odio el calor solía decir a quien quisiera oírlo Creo que impide pensar, por suerte que vivimos en un país con un largo, largo invierno. Ese calor que tanto le desagradaba lo mantuvo atontado durante las primeras dos semanas que permaneció en la cárcel. No pensaba mucho y apenas comía, se mantenía todo el tiempo en un territorio incierto, ni dormido ni despierto. Finalmente, una noche comenzó una lluvia torrencial. Su fuerte sonido hizo que Sirius, por primera vez desde que llegara al lugar, se despabilara, mirara a su alrededor y se diera cuenta de la horrible realidad. Un grito de terror le salió de las entrañas y se encogió en un rincón de su celda, albergando la esperanza de que todo fuera un mal sueño.

Despertó al día siguiente con la cabeza a punto de explotar. Tantas cosas habían pasado, y no se refería solamente a la muerte de los Potter y todo lo que vino después, sino a sus últimos dos meses de libertad. Habían sido, solo una palabra había para describirlos: intensos….

Sus problemas habían comenzado en el trabajo. Su jefe había decidido bajarle el sueldo a la mitad ya que no les estaba yendo muy bien (Sirius era un auror). Las muertes de magos y muggles habían aumentado bastante y la gente ya no confiaba en los aurors como antes. A sus amigos Lily, James y Remus también les habían bajado muchísimo la paga.

- ¡No puedo creerlo!-gritó James golpeando la mesa y haciendo bailar las cervezas de manteca que estaban sobre ella.

-Tranquilo James- dijo Remus dejándose caer sobre la silla- Al menos no perdimos el trabajo, como la mayoría. Además, no les faltará dinero para comprar pañales y leche al pequeño Harry, para eso está Sirius. ¿Es el padrino no?

-Remus, te recuerdo que a mi también me bajaron el sueldo- dijo Sirius sombríamente.

Estaban los tres compartiendo unas cervezas en su taberna favorita. Lily estaba en casa cuidando a Harry y de Peter no sabían nada. Estaban muy preocupados, sobre todo James, que debía mantener una familia. Aparte de las preocupaciones de los tres se sumaba el hecho de que Voldemort y sus secuaces estaban atacando más duro que nunca. Ellos estaban entre los pocos que el ministerio no había despedido. Ese día, pasadas las dos de la mañana, James, Sirius y Remus se fueron cada uno a su casa con la sensación de que todo lo que luchaban no servía para nada. Sirius llegó a su departamento (un moderno dúplex camuflado para que los muggles lo vieran como una fábrica abandonada) y se acostó a dormir. A la mañana siguiente, a eso de las seis a.m., se despertó por que le tiraron un vaso de agua fría en la cara.

-AAAAHH!-gritó- ¿Quién es?

- Soy la señora Pepper, la arrendataria.

Sirius abrió un ojo y se encontró con un rostro redondo con un montón de tubos en la cabeza, unos lentes puntiagudos y labios pintados color rojo. Más abajo, un cuerpo rechoncho con un vestido floreado, unas piernas con várices y unos zapatos con taco. Creyó que era una pesadilla y se tapó con la sábana.

- ¡Sirius! ¡Despierte!- gritó la señora Pepper en su oreja.

- ¿Que quiere, señora?- refunfuñó Sirius mirando el reloj- son las seis de la mañana….

- Necesito que me pagues el alquiler- chilló la vieja- Me lo debes desde la semana pasada. Lo siento, no pude venir más tarde. Entro a trabajar a las 6:30.

Sirius comenzó a levantarse de la cama, pero se dio cuenta que no se había puesto pijama y tampoco calzoncillos.

- Emmm…Señora Pepper- dijo ruborizado- ¿podría usted darse vuelta?

La doña hizo lo que Sirius le decía mientras él se vestía.

- Señora, yo no puedo pagarle- dijo después- Me acaban de bajar el sueldo, apenas si me alcanza para comer.

- Claro, el mismo cuento todos los días. No vengas a hacerte el pobrecito conmigo, Sirius Black, mira que yo conozco a tu madre y se que son una familia de mucho dinero.

- ¡Pero esa es mi familia, no yo! Mi madre y yo estamos peleados desde hace años, ella no me da ni un knut.

- No te creo nada, muchacho. Seguro que te gastas todos los galleons que tu santa madre te da en cerveza de manteca y chocolates de Honeydukes.

- Pero…-Sirius hacía un puchero.

- ¡Cállate! No hay excusas. Te quiero fuera al mediodía. Deja las llaves con el portero.

Acto seguido, la señora Pepper se fue golpeando la puerta. La primera reacción de Sirius fue reírse, reírse con enormes carcajadas de esa extraña señora. Siguió riendo y riendo hasta que recordó que se había quedado en la calle. Entonces, su estruendosa risa se convirtió en una rabia desmesurada. Sin embargo, a los pocos minutos volvió a reir de nuevo, esta vez más fuerte. Oh, dios mio pensó Creo que soy bipolar

 (Nda: recién hoy supe que significa bipolar, quería usarlo en algo).

Sirius recurrió a la única persona que creía que lo aceptaría en su casa: Remus Lupin. Fue hasta su hogar (una adorable casita como de cuentos un poco lejos de la civilización) y tocó la puerta. Un Remus despeinado y somnoliento salió a recibirlo.

-¿Sirius? –dijo en un bostezo- ¿Que haces aquí?

- Moony, verás yo……tengo un problemita, bueno, en verdad un problemón.

- ¿Qué pasó?

- Es que, bueno, necesito que me acojas por unos días. La Señora Pepper me echó a la calle.

Hubo unos segundos de silencio. Remus y Sirius se miraron a los ojos, pero después el primero bajó la mirada. Sus mejillas se enrojecieron.

- Sirius – dijo despacio- No creo que sea una buena idea.

- ¿Por qué? Se lavar, planchar, hago el aseo y soy ordenado. No cocino muy bien, pero puedo mejorar. ¡Por favor, Moony!

-No me refiero a eso, Sirius. Nosotros, bueno, seguimos siendo amigos pero no se si recibirte. Yo….sufrí mucho la última vez.

- Pero el hecho de que vivamos en la misma casa por un tiempo no quiere decir que tengamos que volver a estar juntos – Sirius también se sonrojó- Prometo no intentar nada contigo.

- Está bien, pasa. Pero sólo hasta que consigas un nuevo lugar.

Remus y Sirius se dieron un breve abrazo y entraron a la casa. Desde que habían terminado, seis meses atrás, se habían encontrado en pocas ocasiones solos y esas veces habían sido bastante tensas. Para Remus, la perspectiva de vivir bajo el mismo techo que Sirius era terrible. Pasaría el día en la oficina, es cierto, pero… ¿Y en las noches? ¿Y los fines de semana? Todos esos pensamientos pasaban por su cabeza mientras ayudaba a su amigo a instalarse en el living de su casa, que por cierto, era chiquito comparado con todo el equipaje que "Padfoot" había traído.

- Bueno, yo me voy a trabajar –dijo Remus, mientras Sirius ponía algunas fotos suyas sobre la chimenea, junto a una de los tiempos del colegio de los merodeadores. En ella, el fondo eran los jardines de Howgarts y el lago, bajo un sol fulminante. James se desordenaba el pelo con una mano y sostenía la snich con la otra, arrodillado en un rincón de la foto. El pequeño Peter ( Nda: grrr ) se comia un pan sentado junto al lago, con la mirada perdida en sus profundidades. Sirius, recostado en la hierba sin polera, al parecer intentaba broncearse y Remus, a su lado, leía un enorme libro.

- Que linda foto ¿No?-opinó Sirius- Esos eran los buenos tiempos… ¿Te vas? Que te vaya bien. Dile al jefe que estoy enfermo, hoy no iré.

- Bueno, haz lo que quieras.

Moony salió rápido y dio un ligero portazo. Sirius solo se quedó ahí, con una caja llena de fotos por ubicar y una extraña sensación. Ese Bueno, haz lo que quieras significaba tantas cosas. Remus realmente no quería volver con él, no se hacía de rogar como el pensaba. Bueno, lo entendía. Él lo había hecho sufrir tanto…Lo único que tenía claro era que quería reconquistarlo. Para eso, debía recuperar su confianza.

Esa tarde, después de instalarse del todo, Sirius decidió preparar algo especial para su "amigo". Primero trató de cocinar langosta. Siempre se había fijado que, en las películas románticas, la cena era una langosta y una copa de vino o champaña, con los protagonistas alumbrados tenuemente por la luz de una vela. La langosta se quemó en el horno y la champaña que compró ya había pasado su fecha de vencimiento, por lo que su idea no funcionó. Faltaba media hora para que Remus volviera del trabajo, no alcanzaba a ir al supermercado, volver y tener todo listo, así que decidió usar magia. No seria lo mismo que si lo hubiera preparado él, pero al menos podría impresionarlo.

Cuando Remus llegó, la mesa estaba llena de comida de todos tipos. Para él, que estaba acostumbrado a vivir de chocolate, era un gran banquete.

-¡Sirius! ¡Es fantástico! Tú… ¿Lo cocinaste para mí? ¿O no?

- Bueno, si. Estuve toda la tarde en la cocina. ¿Te gusta?

- ¿Bromeas? Esta increíble. Creí que no sabías cocinar…. ¡pero mira eso! Pato a la naranja, carne al horno, torta de chocolate, ensalada césar…blabla….blabla….

- Ya, Moony –Sirius bajó la mirada- ¿Quieres empezar?

- ¡Claro que quiero!

Ambos se sentaron a la mesa. Mientras Remus devoraba todo lo que podía, Sirius tomaba vino de pequeños sorbos y fumaba. Cuando ya estuvo satisfecho, remus se levantó de la mesa y dio un abrazo ansioso a Sirius.

- Gracias- dijo- Estuvo delicioso.

- De nada, amigo. Fue sólo comida.

- No, es que…fue un muy lindo gesto, Padfoot.

Sirius volvió a bajar la mirada.

-Me voy a dormir- le dijo Remus- Espero que pases buena noche.

Desde ese día, Remus se comportó mucho más amable con Sirius. Durante el día, poco se topaban en el trabajo, ya que el primero se dedicaba a ayudar a las víctimas de Voldemort a superar sus traumas y el segundo investigaba a posibles mortífagos. Sin embargo, en la noche se encontraban cara a cara. Comían juntos, a veces se quedaban conversando, pero generalmente Remus procuraba huir a su habitación cuando se le agotaba el repertorio de los chistes aburridos que usaba para romper los incómodos silencios. A pesar de que su opinión sobre su antiguo enamorado había mejorado un poco, la herida seguía abierta. Por su parte, Sirius hacía lo posible por romper el hielo, aunque la tensión era evidente. Así transcurrieron dos semanas, hasta que algo cambió el rumbo de la historia.

Una mañana, Sirius se levantó y fue a la entrada a recoger "El Profeta". El diario no estaba ahí, y la nieve estaba a la altura de su hombro.

- ¡Remus, ven rápido!

Moony llegó corriendo a la puerta.

- ¡Guau! Parece que nevó fuerte. Últimamente el clima está tan raro…

- No es solo eso, creo que estamos atrapados.

Fin del primer capítulo.

¿Qué pasará entre Remus y Sirius cuando se queden encerrados?  ¿Sabremos que cosa mala le hizo Sirius al lindo Remus?

Solo lo sabremos cuando tenga el ánimo para publicar el segundo cap.   +________+

Aaaaaaahhh! Tengo sueño….ojalá les haya gustado mi fic y me dejen lindos reviews.