hola! ya por fin tengo el capitulo aunke tengo unas kosas ke decir al respecto...

bueno en realidad solo creo que quedo como un universo demasiado alternativo, asi ke leanlo y diganme ke les parece ya saben aunke sean mentadas de madre o reclamos

mmm ke mas ke mas...

ah si tambien keria agradecerles a kienes me dejaron un review... se los he kontestado en sus correos, menos al menso de mi hermano ke nomas no se pone las pilas asi ke aki te digo¿komo ke no hago nada¡si me la he pasado devanandome los sesos para este fic¡maldito pervertido eso es lo ke eres¿sabes ke voy a hacer kon tu yaoi? oIo ¡toma tu yaoi! oIo jejejejeje

basta de esto espero ke les guste el fic...


FIGHT 1: INFANCIA

Natsume Kaima camino hacia ella con los ojos endurecidos de furia.

Tenia el baston de bambu en la mano.

Los ojos de la pequeña Maya, a su vez, estaban desorbitados, fijos en su padre, y su labio inferior temblaba.

La habitacion estaba sumida en una penumbra rojiza.

Las luces estaban apagadas.

Por las cortinas de seda carmin colgadas en las ventanas alargadas, se filtraba la intensa luz de la luna llena, produciendo en una especie de sortilegio macabro un juego de sombras escarlata.

En la contraesquina, Natsume Miya estaba de pie, con rostro severo, cruzada de brazos.

La luz le daba en la cara, resaltando sus duras facciones.

Natsume Kaima hablo, levantando la temible vara.

- Te voy a enseñar a no deshonrar jamas a tu familia...

Las lagrimas temblorosas parecian como cuajadas en los ojos de la niña, quien estaba paralizada de miedo.

Cerro los ojos, apretandolos fuerte, escondiendose entre sus antebrazos, esperando el restallar del bambu contra su piel...

- ¡Padre!

La voz infantil sono del otro lado de la habitacion, tensa y angustiada.

Miya hablo, pero sus labios apenas se movieron. Parecia una estatua de cera.

- Shin, vete a dormir. Ya. Tu no tienes nada ke hacer aqui.

- ¡Padre, no le pegues a Maya!- exclamo el chico, atreviendose a desobedecer a su madre.

- Shin, obedece- le recrimino, grave, el hombre-. Tu hermana se lo ha buscado.

La chica estaba conteniendo la respiracion, aterrada kon la promesa del castigo... La golpiza que le esperaba iba a ser una golpiza estupenda.

- ¡No, ella no sebusco nada¡Ella no lo hizo, lo hice yo!

Kaima se giro, encendido de colera.Miya apreto los labios.

- Asi que fuiste tu...

- ¡Si¡Yo lo hice!

El alivio kepudiera haber sentidoMaya, fue sobrepasado por el nuevo temor por su hermano. ¿Porque se echaba la culpa?No habia sido el... No era justo...

- ¿Ibas a dejar ke le pegara a tu hermana, cobarde, estupido?

Kaima lo derribo de un bastonazo. Maya exhalo un mudo grito, horrorizada, culpable, confundida.

El chasquido sono de nuevo, y de nuevo.

Su madre estaba imperturbable.

Shin ya estaba en el suelo, kon la ropa rasgada.

Su piel empezaba a ponerse roja, y, en pokos segundos, ya se abria con finos hilos de sangre.

El chico, sin embargo, kon una entereza sorprendente para su edad, resistio todos y cada uno de los azotes sin proferir una sola queja.

Kaima estaba fuera de si. El baston caia sobre el cuerpo caido de su hijo una y otra vez, kon toda su ira.

El tiempo se escurria muy lentamente...

Pasaria una hora de brutal paliza, para ke el hombre se tranquilizara.

Pero el chico habia perdido el sentido.

Komo un hombre ecuanime otra vez, Kaima guardo el bambu kon parsimonia y se dio la media vuelta. Su mujer hizo lo mismo, con porte altivo y soberbio.

Solo Maya quedo en la habitacion, encogida en su esquina, sollozando y llorando silenciosamente, con los ojos agrandados por el horror.

Su hermano no se movia.

Habia salpicaduras de su sangre por todo el piso de madera a su alrededor.

En cuanto oyo los pasos de sus padres terminar de subirla escalera y encerrarse en su dormitorio, se animo a salir de su esquina y corrio todo lo callada que pudo hasta el.

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Los chicos tenian 10 y 8 años, respectivamente. Vivian en una provincia adinerada, sin embargo, los medios de sus padres para procurarse el dinero eran algo no del todo esclarecido.

La vida familiar era estricta, siempre apegada a reglas incuestionables, y cuya violacion implicaba severos, y a menudo violentos, castigos.

Miya y Kaima eran padres secos, sin nada de emotividad hacia sus hijos, ni siquiera entre ellos mismos. Aun mas, pareceria que se odiaban entre si, pero se soportaban en educada convivencia, siempre regida por el protocolo.

Miya era un mujer temible y mortifera. Habia pertenecido a un escuadron de asesinas, comandado por un lider desconocido para todas, y ella era el miembro mas letal. Fria, inteligente, bella y desalmada... Maestra en manejo de armas cortantes y todo tipo de venenos, el numero de muertes a sus manos era tan inasequible como las estrellas del infinito. Pero nunca dejaba una huella...

Su matrimonio, no obstante, habia sido arreglado con Kaima, desde un tiempo en el que el le doblaba la edad (digamos ke ella tenia unos 12 y el komo 24, o algo mas o menos asi). Por alguna razon desconocida, ella accedio al fin...

Y es que Kaima no era de mucha mejor calaña... Hombre irascible y tenaz, increiblemente fuerte, unico hijo varon de una dinastia de mujeres... Las habia despreciado a todas, y de hecho sus paraderos eran desconocidos.

El era un tipo muy rigido y tradicional.

Los hijos de ese matrimonio parecian planeados a proposito para sus intereses privados. No iban a permitir que se desviaran del camino.

Los chiquillos padecian las penurias impuestas con el pretexto de hacerlos fuertes, los maltratos, los golpes, las ofensas, el trabajo duro desde muy temprana edad...

Sin embargo, eran muy unidos y se las arreglaban para encontrar momentos felices.

Sobre todo en la escuela, donde estaban lejos de las miradas escrutadoras de sus padres.

Shin queria entrañablemente a su hermana. Desde muy pequeño se dio cuenta de su situacion, y se juro a si mismo que no iba a permitir que ella sufriera tanto como el...

Para Maya, el era su mejor amigo y su refugio. Su ejemplo, su idolo...

Pero ante todo, eran compañeros.

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La niña se aseguro de no oir mas ni un minimo ruido en la habitacion de sus papas.

"Deja de llorar", se ordenaba a si misma.

"No seas tonta, no llores... Mira lo que has provocado... No es momento de lloriquear..."

Pero no podia contener las lagrimas, mientras se acomodaba para cargar a su hermano escaleras arriba.

Toda su espalda, su pecho y sus brazos, estaban cruzados por lineas escarlata, adornadas por magulladuras color violeta. Incluso tenia un corte en la mejilla...

Maya, angustiada, trataba de no lastimarlo mas en el kamino hacia su cama.

Por fin lo logro, tras varios minutos de penosa escalada.

Volvio a bajar sigilosamente, para regresar con un gran pomo de alcohol, un monton de paños y mas material de curacion.

- Hermano- susurro, kon los ojos embargados de algo entre la compasion y la admiracion, pero que definitivamente la hacia sentir miserable.

Le aparto los cabellos de la cara.

El llanto le gano de nuevo, mientras empapaba un pedazo de trapo para limpiarle las heridas.

Shin desperto con un gemido.

La niña sintio el impulso desconsolado de abrazarlo, pero se reprimio, con el temor de hacerle daño.

- ¿Porque... lloras? - pregunto entrecortadamente el chico.

- Hermano no hagas eso- sollozo ella en voz baja y quebradiza-. Sabes ke fue mi culpa...

- Ten mas... cuidado... la proxima...- jadeo Shin, intentando sonreir.

- No, no, no- gimio Maya, llorando- . No habra proxima... Te lo juro, hermano... Te lo juro...

Pero siempre habia proxima. Aunke no hubiera motivo. Las golpizas eran el pan de cada dia. Y no era la primera vez ke Shin se levantaba para responder por Maya. Siempre la protegia.

- No... llores... Maya...

- ¡Perdoname, por favor!

- Ya... no llores... esto no es nada...

Maya bajo la mirada, luchando otra vez por contener las lagrimas.

Se reorendio a si misma por ser tan debil y tan tonta. Por permitir esas cosas...

Trato de no sollozar mas.

- Dejame curarte- dijo, intentando controlar su voz.

Lo hizo sentarse despacio en la cama.

Empezo a ocuparse cariñosamente de las heridas en su espalda.

El chico cerro los ojos, con gran control sobre si mismo.

- ¿Komo te sientes? - escucho el fragil murmullo de su hermana, detras de su oreja, mientras empezaba a ponerle las curaciones.

- Estoy bien- le respondio, atrapando su manita tremula, ke en ese momento iba por su hombro-. Sabes ke haria cualquier cosa con tal de no verte llorar...


Komo veran, si me kedo demasiado alternativo... por lo menos sus padres y eso estan muy OOC... ah y tambien aun no se ke pitos toka Aya en todo esto, a ver ke se me okurre...ojala ke les haya gustado la idea y si no pos ahi me dejan su opinion¿no?

Ja ne!