Hola¿como están?.
La historia que les traigo ahora se llama "What You're Made Of" pero no porque me guste poner los títulos en inglés (personalmente, prefiero evitarlos xq me da nostalgia al mater y xq creo que es igual de fuerte, solo tenemos que buscar las palabras adecuadas) sino porque es el título de la canción (de Lucie Silvas)en la que está basado este fanfic y creo que es importante respetarla.
La canción es bellísima, la oí hace meses y todavía no dejo de cantarla ni de tararearla ni de ponerla en el reproductor, simplemente me fascina y la letra... me hizo llorar, es.. no sé si poner cierta o real o distinta, la cuestiónes que me tocó. Es básicamente de amor, pero no de la ilusión y la alegría de estar enamorada, sino de la "calma" tras el hundimiento de la relación (o emparejamiento o free o plan, o lo que sea que haya involucrado sentimientos) hay un poco de resentimiento, reproche y sobre todo resignación mezclada con pena (querer pero no poder).
PERO! eso no significa que el fic sea triste o totalmente de una tipa obsesionada con un chico y llora, se retuerce, vuelve a llorar y se vuelve a retorcer, ya comprenderán porque.
Son 23 capítulos y el título de cada uno (eso se me ocurrió) es una frase (no me acuerdo como se les dice a las frases de las canciones) que conforman las estrofas que forman la canción, así q si quieren ver la letra, hacen clic en el botoncito d la esquina superior derecha, se despliega el casillero de los capis y ahí esta (claro q cuando la termine).
Ahora sin más que decir (creo, xq siempre se me olvida algo) les dejo la historia. Espero que les guste y sea así o no, pongan reviews.
SI! me olvidaba, no es exactamente la continuación de un libro, osea, no pongo lo que creo q va a pasar, ni nada de eso. (Pobre fic, dejenlo ser)
Just like I predicted. (Justo como lo predije)
Si la lluvia se había vuelto un elemento profético en su vida o la maldita apología de que sus tardes iban a ser una basura, ya no le importaba. Había visto demasiadas gotas de agua rodando hasta desaparecer por las ventanas del castillo y su sentido común le repetía una y otra vez que el mundo no giraba a su alrededor, que el universo no conspiraba en su contra y que las fuerzas de la naturaleza no se ponían en manifiesto por los cambios de carácter suyos.
Era obvio, era lógico y era odioso.
Le daba rabia pensar que estaba rodeada por tanta gente en tantos momentos, pero que de pronto desaparecían y la dejaban sola. Más rabia le daba saber que eso era un producto de su extraña y melodramática imaginación que había empezado a funcionar en esos momentos, porque la verdad era que la gente no desaparecía, sino que ella se escapaba.
Con un suspiro pesado y el cambio casi ausente de la página que no había leído de un libro del que ni sabía el nombre, admitió que las horas que pasaba en la biblioteca no eran del todo porque quería estudiar ese año más que nunca o porque los asuntos se le habían complicado y necesitaba extra concentración en un lugar callado o la sarta de estupideces que había soltado y que los pobres incautos que le habían preguntado, se habían tragado y con muestras de complacencia. La verdad era que ella se estaba escapando, estaba huyendo, corriendo, escondiendo y todos los sinónimos que pasaran por su bien leída mente; la verdad era que no podía dejar de pensar en el maldito asunto todo el día y que muchísimo menos podía verlos, separados, juntos, tristes, felices, molestos o como fuera y no fingir alguna mueca que, en casi todas las ocasiones, era la contraria a lo que sentía.
Lo peor de todo y lo que más se recriminaba era que ella sabía que eso iba a pasar en algún momento: Una noche, hace noches, se levantó tan sobresaltada como si el mismo Señor Tenebroso le hubiera ordenado despertar... como de costumbre, estaba lloviendo y como de costumbre sus ojos se desviaron hacia la ventana para tratar de aclarar lo que había visto. Sin embargo no había nada que aclarar... eran ella, su mejor amigo y la otra, sin la otra, por supuesto, solo con su tácito rencor observando el momento preciso en el que él le decía a ella que la quería.
.-.Granger?-
Hermione no se molestó en volverse.
.-.No muchos tienen el privilegio de ignorarme y quedar bien parados.
Las cejas de la muchacha se juntaron en un gesto lleno de rabia. ¡Hasta él iba a molestarla cuando quería estar sola¡¡El! Ese al que tanto daño le habían hecho y tanto daño había devuelto... ¡Él! que no tenía nada que ver con su problema! ÉL!.
.-.Que te pasa? En tu mundo muggle no llueve?-
.-.Llueve mejor- afirmó Hermione, aún sin volver el rostro hacia Draco.
.-.Ja.. ja..-
.-.Que quieres?- preguntó de pronto, con el tono aburrido- porque supongo que debe haber una razón decente para que hayas dejado tus mazmorras de las que a penas sales para ir a clase-
.-.Te sorprende que esté aquí?-
.-.No la verdad, más me sorprende que no esté convertida en un montón de gusanos o en una nutria o tenga los dientes hasta el piso-
Malfoy empezó a reír.
El cascabeleo de su risa le llamó la atención. No era malévola o burlona o afeminada, como se imaginaba, si no que tenía algo fresco. O no había ensayado bien su risa de villano o Draco Malfoy no era el desgraciado que siempre había creído que era.
.-.Pelearte con Potter te hace graciosa- dijo el rubio, mientras dejaba de reír.
Aunque el comentario estuviera hecho exclusivamente para molestar, Hermione sonrió.. había estado empezando a preocuparle la falta de hostilidad en el muchacho.
.-.De todas maneras- empezó de nuevo Malfoy- tienes el libro que quiero-
.-.Y qué te dice que te lo voy a dar?-
.-.El hecho de que no lo estés leyendo. A menos que el reflejo de las letras se vea por el cristal de las ventanas- sus últimas palabras fueron tentadoras... como instándole a contarle lo que pasaba con ella para que esté tan distraída.
Las pisadas sobre la escalera hicieron que se sobresaltara, había estado esperando a Harry por casi media hora, tenía que hablar con él, urgentemente.
.-.Harry!- Hermione lo llamó, dejando de un lado su revista- Harry- repitió, al notar que su amigo no se había detenido.
.-.Dime?- preguntó este, con una sonrisa incierta y la sensación de no querer realmente quedarse.
.-.No tienes una mejor cara que poner?- de pronto se sentía herida, golpeada. De pronto tenía ganas de llorar.
.-.Vamos Hermione, no tengo tiempo. Tengo que ir a practicar, con Ginny-
Con Ginny.
Ahí había terminado todo. Él no tenía ninguna necesidad de decir eso, ella sabía muy bien que su mejor amigo y su novia estaban juntos en el equipo de quidditch y que se veían diariamente en las prácticas. Hubiera sido estúpido de su parte no recordarlo y últimamente le estaba agarrando cierto pavor a lo estúpido, Harry lo sabía y por tanto se sobreentendía que estaba enterada de que la práctica era con Ginny. Pero él había escogido decirlo y eso significó tanto o más que un enorme discurso planteando y defendiendo los por qué's de que su utópica fijación con él no podía ser más que eso. Una ilusión que ni siquiera estaba segura si compartían.
Jamás había sentido a Harry tan cruel.
Ella pasó a su lado con la cabeza baja y la intención de que sus ojos, súbitamente rojos, no se choquen con los de él.
.-.A donde vas?- preguntó Harry
.-.A la biblioteca-
.-.Pero no tenías nada que contarme?- había cierto arrepentimiento en su voz.
.-.No tengo nada que contarte- le dijo, como si le estuviera hablando a Draco Malfoy.
.-.Que te pasa?-
.-.A mí?- permaneció de espaldas, iba a dejar que sus palabras den la cara por ella- a mí? Lo siento Harry si no quiero quedarme a ver las millones de expresiones falsas que esfuerzas en tu cara. Perdón si me ofendí porque a ti no te interesa un rábano lo que me pasa-
.-.Eso no es...-
.-.¡ES EXACTAMENTE ASÍ Y NO TE ATREVAS A DECIRME LO CONTRARIO.. tú.. sucio mentiroso!-
.-.No te pienso dar nada- y se volvió hacia Malfoy, que la miraba pasivamente, con los brazos cruzados y nada en el rostro que indique aburrimiento.
Las mejillas de Hermione se encendieron de rabia.
.-.Olvídate de este libro, Malfoy...- le susurró crudamente, cuando pasó junto a él, con el pesado libro entre manos y los pasos apurándola a la salida.
Dejó la biblioteca sin saber como había reaccionado el rubio... y por mucho que hubiera querido no podía quedarse ahí más tiempo, porque encontraba sencillamente imposible que un Slytherin al que tanto daño le había hecho le prestara más atención que su propio mejor amigo.
.-.Demonios!- refunfuñó unos pasillos más allá, cuando se dio cuenta de que el libro que traía entre las manos era "Mitos y Verdades: Las 101 reglas que las amas de casa mágicas deben seguir para complacer a sus esposos"- ahora como me sirve esto?-
Y de todas maneras ¿Por qué Malfoy quería un libro así?
