Era una pacífica noche de verano, las estrellas brillaban en el cielo acompañando al hermoso astro lunar que resplandecía en toda su gloria. Esa luna llena que tantas veces ha sido cómplice de los enamorados y ha presenciado los más puros actos de amor. Sopló una fresca brisa que se coló a una habitación con la ventana abierta, seguramente por descuido del que ahí moraba.

El absoluto silencio que reinaba en la alcoba fue roto por un ligero rechinido proveniente de la puerta al ser abierta. Una larga melena dorada fue lo primero que se distinguió del intruso. Unos brillantes ojos color aqua examinaron el lugar por un momento, detuvo su minuciosa inspección visual cuando observó un bulto enredado entre las cobijas de la cama. En sus labios rosas se posó una sonrisa llena de malicia al tiempo que avanzaba con sigilo hacia su objetivo. Algunos rayos de luna que se filtraron en la habitación iluminaron la bien proporcionada silueta femenina. La piel nívea parecía brillar en contraste con la luz plateada del astro y era un poco bajita para los 17 años que poseía.

-Te tengo- Murmuró subiendo a la cama matrimonial.- Despierta onii_chan- Canturreó acercándose a gatas hasta el bulto.

La persona en la cama estaba completamente tapado hasta la cabeza, con claridad podía escucharse su tranquila respiración a través de las cobijas. Con cuidado, hizo a un lado aquellos molestos pedazos de tela dejando el descubierto a un chico con una apariencia similar a la de ella. Excepto que él no tenía el cabello tan largo y, a diferencia de la delicada figura de la rubia, el chico contaba con una complexión fornida y una altura que la rebasaba por 15 cm.

Con un suave movimiento la chica apartó unos rebeldes mechones de su cara para admirarlo mejor. Sonrió con intenso cariño al detallar cada rasgo del atractivo rostro masculino. Con un dedo delineó con ternura las facciones del chico durmiente. Admitía que era bastante guapo, aún sabiendo que halagarlo a él era como hacerlo a sí misma. No por nada eran gemelos. Un reflejo del otro. Su sonrisa cambió a una más traviesa y se inclinó hasta el inconsciente rubio y besó con suavidad su mejilla.

-Es hora de jugar Len- Murmuró a su oído con picardía para después lamer el lóbulo.

Un leve gemido ronco fue lo que recibió a cambio. Aprovechando que Len estaba boca arriba se colocó a horcajadas sobre él y, colocando una mano a cada lado de la cabeza del chico, se inclinó para besarlo en los labios. El beso en un principio fue dulce y tierno por parte de ella.

Len despertó al sentir una presión en sus labios y al ver a la chica sobre él se limitó a sonreír divertido para luego responder el beso. Aquel choque de bocas se tornó más intenso cuando la traviesa lengua masculina exigió entrar en la boca femenina. La chica abrió un poco más los labios accediendo a la petición. Len pasó uno de sus brazos por la fina cintura para acercar más sus cuerpos, mientras que con la otra ejercía presión en la nuca de la rubia profundizando más el beso. Disfrutaron al máximo ese delicioso juego que tuvo que terminar cuando los pulmones de ambos reclamaron algo de aire. Se separaron apenas un par de centímetros mirándose directamente a los ojos. Sonrieron con complicidad al notar que ambos estaban en las mismas condiciones; sonrojados, con la respiración agitada y deseosos por continuar.

Sus bocas volvieron a encontrarse reanudando lo que estaban haciendo. Las manos femeninas acariciaron el torso del chico aprovechando que éste sólo tenía bóxer puestos. Len soltó un suspiro entre el beso y decidió no quedarse atrás por lo que comenzó a acariciar las torneadas piernas para después subir hasta los muslos. Se separaron para tomar aire y Len le sacó a la rubia el ligero vestido de tirantes, dejándola únicamente en unas bragas blancas. Se relamió lujurioso ante la visión de los senos expuestos e inmediatamente se incorporó un poco para lamer uno mientras masajeaba el otro. La rubia gimió extasiada acercando más la cabeza de Len, incitándolo a continuar. Con un camino de besos húmedos subió al cuello femenino haciendo que ella echara la cabeza hacia atrás para darle más acceso. Len bajó lentamente una de sus manos acariciando el cuerpo frente a él, se abrió paso entre el vello púbico para acariciar el sexo femenino. Sonrió al escucharla jadear. Abandonó su cuello y se separó un poco para ver las expresiones que ella hiciera a causa de sus caricias. La chica mantenía los ojos cerrados, incapaz de contener los gemidos de placer. El ego del chico se infló al notar lo húmeda que estaba en tan poco tiempo.

Insatisfecha por no hacer nada empujó al chico para que quedara acostado de nuevo. Len se quedó sorprendido, ya que no se esperaba esa reacción. Se estremeció al sentir la húmeda lengua de su hermana dejar un rastro de saliva en su cuello. No pudo evitar jadear al sentir como las delicadas manos acariciaban su torso.

-¡Ah! ¡Rin!- Gimió complacido.

Esta chica sí que quería volverlo loco; la rubia restregaba sus caderas contra las de él haciendo chocar ambos sexos aún cubiertos por la ropa interior. Como era de esperarse el miembro del chico reaccionó ante esta acción. No tardó mucho para que la boca de Rin tomara el lugar de sus manos en el torso masculino. Lentamente la rubia lo despojó de los ahora apretados bóxer negros dejando en libertad el erecto miembro del rubio. Rin se incorporó un poco mandándole una mirada llena de deseo al chico al tiempo que empezaba a masturbarlo. Len veía como imposible reprimir los gemidos, el placer era demasiado. Rin lamió con lentitud la punta del pene, esto sin dejar de observar las reacciones del rubio. Él intentaba mantenerle la mirada, pero el placer era tanto que prefirió cerrar los ojos y disfrutarlo al máximo.

-Len… - Escuchó murmurar a Rin.- Len – Se oyó más fuerte.- ¡Len!

Se levantó de golpe al escuchar tal grito tan ensordecedor. Respiraba agitadamente cubierto de sudor y con un problema en la entrepierna. Colocó una mano en su cabeza y removió un poco sus cabellos.

-"Que sueño tan real. ¡Diablos! ¡Siempre despierto en la mejor parte!"- Se quejó en su mente mientras emitía un profundo suspiro.

-¡Len!- Escuchó su nombre ser pronunciado al otro lado de la puerta acompañado de unos golpes a ésta.

Se estiró en un intento de espabilarse al tiempo que soltaba un gran bostezo. Se levantó con pereza de su cama y se dirigió a la puerta. No le dio importancia a que sólo tuviera puestos los bóxer, ya sabía quién estaba al otro lado; sólo conocía a una persona que golpeara la puerta de esa manera.

-¿Qué pasa Rin?- Preguntó todavía adormilado frotando uno de sus ojos.

Procuró mantener la parte baja de su cuerpo escondida detrás de la puerta cuando abrió. Su tono de voz era tan tranquilo que nadie sospecharía que hasta hace un minuto soñaba escenas bastante eróticas con la chica que tenía enfrente. Total, ya se había acostumbrado. Esos sueños empezaron hace… ¿Un año? ¿Año y medio? Aunque eso sí, la amaba desde mucho tiempo antes. Los sueños candentes son un plus nuevo. Cosas de la adolescencia. Le extrañó que su gemela no dijera nada aún. Le dirigió una mirada de curiosidad descubriendo algo raro. Alzó una ceja confundido al notar que Rin tenía los ojos un poco más abiertos de lo normal y mantenía un ligero color carmín en sus mejillas.

-¿Rin? ¿Te sientes bien?- Cuestionó preocupado por su reflejo.

La rubia pareció reaccionar ante las palabras de su hermano; al instante giró el rostro a un lado y cerró los ojos aclarándose la garganta. Intentó disimular el creciente sonrojo al verse descubierta mirando tan fijamente a su gemelo. Y es que sinceramente no lo pudo evitar. La última vez que había visto el torso de Len no tenía tan bien formados los músculos. Sabía que en esos días él había estado dedicando algo de tiempo a hacer ejercicio, pero no sabía que tuviera tan buenos resultados. Sus mejillas se sonrojaron un poco más ante este último pensamiento.

-¿Rin?- Insistió el rubio un poco extrañado de que ella no dijera nada.

-¡Ah! No, no es nada.- Contestó con una sonrisa nerviosa.

-¿Me despertaste por nada?- Levantó una ceja incrédulo.

-¿Qué? Ah, claro.- Golpeó levemente su frente con la palma de la mano y sonrió.- Ya casi es hora de que lleguen los nuevos integrantes que contrataron y esta vez nos toca mostrarles las instalaciones de la disquera.

-¿"Integrantes"? ¿Cuántos son?- Preguntó curioso.- Normalmente contratan de a uno por vez.

-Pues sólo sé que son dos, pero no tengo idea de cómo son o sus géneros.- Respondió encogiéndose de hombros.

-De acuerdo, voy a cambiarme y te veo abajo en un minuto.

-Entendido.- Accedió Rin sonriendo.- No tardes mucho, el desayuno ya está servido- Advirtió

Len se limitó a asentir y cerrar la puerta.

-"No puedo creerlo. ¡ ¿Cómo fue que olvide a lo que venía? !"- Se regañó Rin a sí misma mientras caminaba por el pasillo.

Por un momento se quedó parada en el primer escalón de la larga escalera. Cerró los ojos soltando un suspiro de frustración. Al instante la imagen del torso desnudo de Len invadió su mente. Podía recordar a la perfección cada músculo bien trabajado que tenía. Abrió los ojos de golpe y tocó sus mejillas sintiendo una extraña calidez. Se había sonrojado. Y mucho. Sacidió la cabeza vigorosamente en un intento de disipar la imagen.

-"¡ ¿Qué rayos estoy pensando? !"

Inhaló una gran cantidad de aire y la dejó escapar lentamente. Se dispuso a bajar las escaleras con la mano derecha agarrada al barandal. Hasta ese momento fue que notó los acelerados latidos de su corazón, colocó su mano izquierda sobre su pecho para tratar de calmarlo. Con paso lento llegó hasta el comedor y observó los dos platos de comida con el típico desayuno. Un par de huevos estrellados, tiras de tocino, pan tostado con mermelada, finalizando con un vaso de jugo de naranja. Ocupó su lugar en la mesa rectangular tamaño medio, el cual era en un costado, justo al lado de Len.

Si bien la mesa era algo grande, considerando que sólo ellos dos vivían en la casa, era necesario tenerla. Era de mucha ayuda cuando se llevaba a cabo una fiesta entre amigos. Raro era el fin de semana que no se hiciera alguna celebración en casa de alguien perteneciente al grupo de Vocaloid. Sobre todo Meiko, que era la más fiestera. Usaban cualquier tipo de excusa para organizar una fiesta; un concierto exitoso, una nueva canción, se formaba un dueto, una mascota nueva. Aunque las fiestas más grandes y ruidosas eran a causa de algún nuevo integrante, como lo era el caso de ahora.

En esta ocasión a los Kagamine se les confió la tarea de recoger a los nuevos. Eso quería decir que también se encargarían de la fiesta de "Bienvenida". El día anterior se lo habían pasado en preparar todo lo necesario. Desde preparar algunos bocadillos, mandar a hacer la cena, adornar, hacer un poco de limpieza, poner al tanto a todos de la hora en que empezaría y comprar las bebidas. A pesar de que sólo tres de sus compañeros tomaran alcohol, compraron varias botellas de bebidas de ese tipo. Dell tomaba una que otra, pero Meiko y Haku bebían sake como si fuera agua. Salió de sus pensamientos al escuchar unos apresurados pasos provenientes de la escalera. Por inercia dirigió su mirada a la fuente del ruido. No tardó mucho en ver entrar a su hermano ya vestido. Su cabello estaba húmedo, señal de que había tomado una ducha rápida.

-Buenos días Rin.- Saludó dándole un beso en la frente.

-Buenos días Len.- Contestó sonriente mientras lo veía sentarse a su lado.

-¿Me esperaste para comer?- Preguntó entre burlón e incrédulo.

-Claro- Respondió confusa.- ¿Por qué lo preguntas?- Interrogó arqueando la ceja.

-Porque normalmente ya hubieras arrasado con la comida, mi ración incluida.- Contestó socarronamente.

Al escuchar esa respuesta, Rin frunció el ceño, se cruzó de brazos e infló las mejillas haciendo un puchero. Len rió divertido ante la reacción de su hermana. Justo cuando Rin iba a abalanzarse sobre su gemelo en un intento de homicidio, el sonido del timbre resonó en toda la casa. Viendo esto como su única salida, el rubio se apresuró a levantarse para ir a abrir la puerta.

-"Un poco más y no la cuento."- Suspiró aliviado.

-Aún no estás a salvo.- Le advirtió una fría voz a sus espaldas.

Len dio un respingo sintiendo un escalofrío que lo hizo temblar. De reojo miró tras él y descubrió que su hermana no se había quedado en el comedor como él había pensado. Le seguía muy de cerca aún con la postura de enfado. Sí que era sigilosa, no se había dado cuenta de su presencia. Al notar la glacial mirada que mantenía la rubia sólo atinó a reír nervioso, intentando calmar la tensión del ambiente. No lo consiguió.

Llegaron a la puerta principal justo cuando el estruendoso timbre volvió a sonar. Sentía claramente la mirada enojada de su gemela clavada en su nuca. Sudo frío. Ya sabía lo que le esperaba después y no era un futuro muy alentador para él. Aún algo tembloroso tomó la perilla y la giró. Al abrir por completo la puerta, una mancha amarilla, mejor conocida como Rin, se abalanzó sobre el recién llegado. Para molestia de Len. Era un chico castaño de ojos rojizos, piel ligeramente tostada, complexión fornida y por poco más alto que Len.

-¡Meito_nii!- Chilló emocionada la rubia aferrándose al aludido.

-Hola Rin.- Saludó sonriente.- ¿Cómo estás?- Preguntó poniendo una mano sobre el cabello rubio.

-Muy contenta de verte Meito_nii

-Muy contenta de verte Meito_nii.- Le arremedó Len por lo bajo.

-Hola Len, ¿Cómo te va?- Saludó Meito extendiéndole una mano.

-"Tengo una sentencia de muerte, pero me va bien"- Pensó sarcástico al sentir la mirada que le dirigía la rubia.- Genial Meito_nii.- Contestó sonriendo dándole la mano.- ¿Y a ti?

-Bueno no me quejo.- Se encogió de hombros.

-No te quedes afuera Meito_nii, pasa.- Sugirió Rin empujando al castaño por la espalda para que entrara.

Al pasar al lado de Len le dirigió una mirada envenenada. Rin sí que era rencorosa. En su mirada podía leerse claramente: "Ni creas que me he olvidado del asunto, luego arreglaremos cuentas". No le quitó la mirada de encima a su hermano hasta que dieron la vuelta en una esquina en dirección al lugar donde se llevaría a cabo la fiesta. A causa de eso, la vengativa rubia casi estampa a Meito en la esquina donde dieron vuelta, pues lo siguió empujando todo el camino sin ver realmente por donde iba. Al verse libre de la pesada mirada de la chica Len suspiró con cansancio para después reír divertido.

-"Sospechas confirmadas, Rin es bipolar"- Pensó aún riendo.- "Hacerla enojar es peligroso, pero por la expresión que hace vale la pena correr el riesgo."

-¡Len!- Gritó Rin corriendo hacia él.

-¿Qué pasa?- Preguntó curioso.

-¡Ya casi es hora de ir al aeropuerto por los nuevos integrantes!- Contestó tomándolo del brazo para después jalarlo hasta el comedor.

Se sentaron nuevamente en la mesa frente a los platos con la comida ya fría. No había tiempo de ponerse quisquillosos con eso, así que no le dieron importancia. Comían lo más rápido posible con Meito haciéndoles compañía. Por comer tan deprisa se atragantaron varias veces. Cuando se sintieron satisfechos colocaron los platos sucios en el lavaplatos. Ya se ocuparían después de eso. Corrieron escaleras arriba y entraron al baño. Se lavaron los dientes revisando que toda su apariencia estuviera en orden. Le echaron un vistazo al reloj y sintieron que el alma se les escapaba del cuerpo. Por muy rápido que fueran, aun así seguirían llegando tarde. ¡Que buena impresión se iban a llevar de ellos los nuevos integrantes! Nótese el sarcasmo. Echaron a correr hacia la planta baja y se encontraron con Meito a medio camino hacia la puerta.

-Conduzcan con cuidado, no vayan a tener un accidente por tener prisa.- Les aconsejó seriamente el castaño.

-Lo haremos Meito_nii.- Aseguró Len.

Por muy urgente que fuera llegar rápido, jamás se atrevería a poner en peligro la integridad de su amada gemela.

-Gracias por recibir a los invitados por nosotros Meito_nii.- Agradeció Rin reanudando su carrera junto con su hermano.- ¡Nos vemos después!- Gritó ya algo lejos.

Len tomó las llaves del carro que estaban en la mesita junto a la entrada y abrió la puerta de golpe. Se encontró con una chica castaña de ojos rojizos a punto de tocar el timbre. Detrás de ella un par de chicos peliverdes con ojos azules verdosos los miraron con curiosidad. Por último, un chico de cabello azul sonrió amablemente. Nuevamente, la antes ya mencionada mancha amarilla se abalanzó hacia uno de los recién llegados.

-¡Mikuo_nii que bueno que hayas llegado!- Chilló Rin ahora más emocionada abrazando al ya mencionado chico.

-También me alegra verte Rin.- Contestó Mikuo palpándole la cabeza.

-¡Kaito_nii hace mucho que no te veía!- Chilló de nuevo la rubia acercándose al peliazul.

-Pero si nos vimos ayer Rin_chan.- Contestó divertido envolviendo a la pequeña chica en sus brazos.

Ante esto Len se limitó a suspirar cansadamente, cerrar los ojos y cruzar los brazos. Intentaba controlar sus impulsos que le ordenaban meter a Rin en la casa para encerrarse en su habitación y cumplir su sueño de esta mañana.

-Hola Miku_nee, es bueno verte.- Siguió saludando la rubia.

-¡Lo mismo digo Rin_chan!- Contestó feliz la peliverde.

-Meiko_nee a ti también te extrañé.- Confesó Rin tomándole las manos haciéndola reír.

-Rin_chan no llevamos tanto tiempo separadas como para que me extrañes.- Razonó la castaña.

-Ahora que lo pienso, ¿Qué hacen aquí?- Preguntó Mikuo curioso.

Ambos rubios se voltearon a ver entre sí con extrañeza y una ceja alzada para después mirar al peliverde confundidos.

-Pues… vivimos aquí Mikuo_nii.- Contestaron sincronizados.

-No me refería a eso.- Replicó.- Lo que quiero decir es que…

-¡Ya deberían estar a medio camino hacia el aeropuerto!- Gritó Miku alarmada al ver su reloj de pulsera.

Los gemelos palidecieron ante estas palabras. ¡Lo habían olvidado por completo!

-¡Nos vemos más tarde!- Se despidieron en un grito al unísono reanudando su camino con más prisa que antes.

Llegaron jadeantes a la cochera. Presionaron un botón y esperaron a que subiera la reja metálica para poder entrar. Fueron los 10 segundos más lentos de su vida. En cuanto tuvieron el camino libre, Len se precipitó hasta un BMW M3 convertible color dorado.

-Len, ¿Por qué no aprovechamos para estrenar ése?- Preguntó la rubia emocionada.

Él dirigió su mirada hacia el lugar que su gemela señalaba. Sonrió orgulloso al encontrarse con un flamante Lamborghini Murciélago color negro. Ambos tuvieron que ahorrar en conjunto para poder adquirirlo. Cada uno tenía su propio carro, pero se enamoraron de ése en cuanto lo vieron. Acordaron comprarlo entre los dos y lo usarían en los días que salían a divertirse sólo ellos. Lo cual era bastante frecuente. Ciertamente le daba tentación sacarlo a pasear por primera vez, pero no era conveniente para la ocasión. Había un pequeño e importante detalle de por medio del que su gemela no se había dado cuenta. Suspiró con resignación.

-Esta vez no se va a poder Rin.

-¿Eh? ¿Y eso porque?- Interrogó algo desilusionada.

-Porque sólo tiene dos asientos.- Explicó

-Eso ya lo sé.- Replicó- Pero nosotros somos dos ¿Qué problema hay?

Len rió de buena gana ante lo dicho. En ocasiones Rin podía ser incluso más distraída que Kaito. Notó como la rubia fruncía el seño con molestia. Lo mejor sería darle una explicación antes de que ella decidiera golpearlo.

-Simplemente porque vamos a recoger a otras dos personas mi querida hermana, necesitaremos un auto de 4 plazas.- Sonrió divertido.- O ¿Acaso piensas meterlos en el maletero?- Se burló.

Rin se sonrojó avergonzada y desvió la mirada cruzando los brazos. Se había emocionado tanto con la idea de estrenar su recién comprado carro que no llegó a una lógica tan simple.

-Pues podríamos conseguirles un taxi y nos vemos en la disquera.- Sugirió la rubia molesta.

-No lo había pensado.- Contestó con falso gesto pensativo.- ¿Te imaginas la increíble primera impresión que les dejaríamos?- Soltó con sarcasmo.

-Argh... ¡Bien! Pero vámonos en mi auto.- Condicionó Rin señalando un Jaguar XK Convertible del mismo color dorado que el de su hermano.

-Eso me parece más razonable.- Accedió Len con rumbo al carro en cuestión.

Llegó hasta el lado del conductor y extendió su mano hacia su hermana. Rin entendió que con ese gesto le estaba pidiendo las llaves. Len siempre decía que ella conducía de una forma muy brusca. La rubia nunca había chocado, pero se había salvado por poco en muy variadas ocasiones. A regañadientes sacó las llaves de su bolsillo y se las lanzó a su hermano. Él las atrapó en el aire y presionó el botón rojo del pequeño control remoto para que se desactivara la alarma y los seguros. Entraron de lo más tranquilos al auto. Mientras Len se abrochaba el cinturón y encendía el auto, Rin prendió la radio. Sonrieron con satisfacción al escuchar que se estaba emitiendo una canción a dúo de ellos. Romeo & Cinderella, una de las pocas canciones que, de las muchas que interpretan, tiene un final feliz.

Sacaron el carro del garaje y la rubia bajó a presionar el botón que bajaría la reja. Rin regresó a su asiento de copiloto y se abrochó el cinturón de seguridad. Iban saliendo a la calle y vieron que Gackupo llegaba acompañado de Luka. Notaron que ambos mayores los miraron con extrañeza para luego verse entre ellos.

-"Eso fue raro."- Pensaron ambos rubios confundidos.

Justo en ese momento la canción de la radio terminó, dando pasó a la voz del conductor quién dio la hora y se fue a comerciales. Se miraron mutuamente claramente alterados. ¡Habían olvidado lo tarde que era! Len aceleró a todo lo que pudo. Si un tránsito los viera no dudaría en ponerles una multa. Arrebasó a otros conductores manejando de una forma muy brusca y poco cuidadosa. Esto provocó que le echaran pitidos y una amplia gama de insultos. Ahora sí que estaban muertos… ¡Iban a llegar poco más de 20 minutos tarde! Los nuevos integrantes debían de estar muy molestos por tanta espera.

Llegaron derrapando al estacionamiento del aeropuerto, literalmente. Corrieron hacia el edificio, apenas recordando cerrar el carro y activar la alarma. Una vez adentro, se abrieron paso entre el mar de gente. Chocaron y empujaron a varias personas. Pedían disculpas, pero sin detenerse. Jadeantes lograron llegar a la sala de espera de los vuelos privados. Escanearon el lugar con la mirada. Un par de ejecutivos ya mayores y algunos empleados con carteles de bienvenida. ¡Pero no había nadie con pinta de músicos!

-Hay no puede ser… - Murmuró la rubia golpeando su frente.

-Rin… - Llamó mirando hacia una pantalla gigante en la pared.

-¡Se fueron sin nosotros!- Exclamó con espanto agitando los brazos.

-Rin- Llamó su hermano un poco más fuerte.

-¡Seguramente ya están en la disquera quejándose de nosotros! ¡Nos van a despedir!- Soltó entrando en pánico.

-Rin- Insistió Len

-¿De que vamos a vivir ahora? – Preguntó alarmada.

-Rin- Repitió subiendo su tono.

-¡Soy muy bajita para ser modelo, tendré que ganarme la vida como una…!

-¡Rin!- Gritó tomándola de los hombros para calmar la histeria de su hermana.- Cálmate.- Ordenó.- No va a pasar nada de eso.

-¿Cómo lo sabes?- Interrogó ya más calmada.

-Deberías ver eso.- Sugirió señalando a la pared.

Rin hizo caso a su hermano y siguió la dirección de su dedo. Se encontró con la pantalla que indicaba la salida y llegada de los vuelos. En la primera columna se ponía el nombre de la empresa que estuviera pagando el vuelo. Por encima de todos los demás se podía leer claramente "Vocaloid", y a un lado de esto decía en letras rojas para resaltar, ATERRIZANDO.

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HOLA MINNA_SAN!

Aquí estoy debutando en el mundo Vocaloid con una historia de la pareja de RinXLen (Mis incestuosos favoritos X3). Este fic esta planeado para ser en tres caps y el Lemon estará hasta el final. Espero que lo disfruen y me dejen muchos Reviews que me inspiren a actualizar la historia más rápido Nyaaa. nwn Ésta es mi segunda historia con raiting M, así que no se si está muy bien hecho el Lime de este cap... ¿Ustedes que opinan? OwO Y... ¿Quienes creen que sean los nuevos integrantes que los gemelos Kagamine van a recoger?

Por cada Review que me dejas una fuente de inspiración se activa en mi cabeza... Nyaaa ^w^

SAYO