Decleimer: obviamente los personajes no me pertenecen, solo la historia.


PREFACIO

La noche se encontraba en calma, tal vez era viernes, no lo sabía con certeza y tenía que admitirlo, mucho no le importaba. Las calles en silencio le recordaban a su viejo hogar, Iowa. ¿Cuántas veces había vagabundeando por una ciudad sin un rumbo fijo? Más de las que le gustaría admitir.

Kirk se abrocho la campera de cuero y al hacerlo sintió el phaser que cargaba siempre cuando no estaba de servicio, como estipulaban las normas. Lo saco despacio y lo observó bajo las luces extremadamente blancas de la calle, tenía a un lado el emblema de la federación. Lo arrojó lejos con un movimiento rápido de la muñeca y siguió caminando.

Pasaron horas o minutos. A su izquierda divisó un pequeño bar escondido entre un callejon.

Al entrar se ganó varias miradas de reconocimiento, nadie se movió sin embargo. Había música clásica, de la que solían escuchar las personas antes de la conformación de la federación, eso le gustaba, la música moderna le hacía dar un terrible dolor de cabeza.

Suspiro cuando el cantinero le sirvió un trago en un vaso mal lavado, lo trago sin siquiera mirarlo y pidió otro, golpeando con los nudillos la mesada.

No despego la mirada de la barra frente a él, pero pudo sentir como se acercaban, como una sigilosa sombra que rapta por tus espaldas, un frío abrumador lo invadió a pesar de que se encontraban en pleno verano.

Sintió una voz cálida en el oído, y pensó que ya se estaba volviendo loco, primero las pesadillas y luego esto, aun estando despierto, ya no importaba.

-Nos dejó morir, capitán- una pausa, que a kirk le pareció eterna-¿Capitán? Aun te haces llamar así…

Kirk vacío el nuevo vaso, echo un vistazo rápido a su alrededor sólo para descubrir sin asombro que no había nadie cerca.

-Mi madre sigue llorando una tumba sin cuerpo, capitán- ahora era una voz de hombre, un tripulante joven reconoció.

Era verdad, aun se hacía llamar capitán. Pero en su interior, una parte muy oscura pensó, sabía que no se merecía aquel título, las voces comenzaron a aumentar. Todo empezaba a tornarse más confuso con cada trago que daba, se reconforto un poco al notar que las voces parecían mal lejanas. Pero luego se asqueo de sí mismo por hacer aquello, sabía que se lo merecía pero era demasiado cobarde para afrontarlo.

Una voz diferente surgió esta vez desde sus recuerdos, tú no eres culpable, jim.

Bones, que en algún momento le había dicho aquello para tratar de menguar su pena. Era un buen amigo que gastaba esfuerzo en el.

No hagas idioteces, eres un buen capitán, hiciste todo lo posible.

-Pero no fue suficiente- dijo en voz alta sin darse cuenta.

Esa era la verdad, la cruda verdad que nadie quería decirle, había defraudado a gran parte de su tripulación. La misión de cinco años se cobraron más vidas de lo que se tenía, a su pesar, previsto. Cada dia que pasaba se preguntaba si había tomado las mejores decisiones y siempre que lo hacía una tétrica voz en su cabeza le decía que no, que él era el culpable, que su ambición por ir a donde nadie había ido antes no era para él, eso lo aterraba.

Se encontraba tan ensimismado en sus pensamientos, sin mencionar la clara falta de sueño y la cantidad excesiva de alcohol en sangre, que no se percató de que había chocado a un hombre al tratar de salir de alli.

No hagas estupideces. Kirk río al recordar Bones.

Al parecer al tipo que tenía delante no le gusto el gesto, interpretando que se burlaba de él.

-Discúlpate, niño bonito o dejarás de serlo- gruño el tipo que al parecer ya venía cruzado desde antes.

Kirk lo miro, lo único que le faltaba era esto, disculparse por un insignificante accidente.

-Sal de mi camino-espetó sin más.

Los nudillos de tipo se estamparon a un lado de la mandíbula de kirk, haciendole rechinar los dientes. Trastabillo hacia atrás, al tiempo que un ferviente cosquilleo en su interior comenzó a crecer, como le ocurría cuando aún no era miembro de la flota.

Hacia aquello muy frecuente, salía a buscar problemas cuando discutía con su madre o se peleaba en la escuela, buscaba descargar todo el miedo y la ira que tenia adentro.

Le asestó varios golpes en los costados, pero el hombre ya bastante colérico no pareció notarlos y se abalanzó sobre él.

Kirk quedó tirado en el suelo, con el grandulón encima pegándole sin recelo con los dos puños cerrados, la boca se le inundo del reconocido sabor a metal.

Sus ojos vagaron por el lugar, la gente lo miraba con horror y otros se reían, entre los golpes vio rostros familiares, el de su madre que lo miraba con desaprobación, el del almirante Pike... tal vez era la mejor forma de terminar con esto.

Molido a golpes en el piso de un bar de mala muerte en una ciudad que ni siquiera se gastó en saber el nombre, moriria alli sabiendo que tendría que haberlo hecho en alguna de las tantas misiones, como su tripulación.

Fue en ese momento cuando vio algo que no se esperaba, se pregunto si seria tambien pura imaginación fruto del desorden que tenía en la cabeza.

Era spock, parado en el umbral de la puerta.

Kirk se tenso,al darse cuenta que se encontraba allí realmente. Spock avanzó hacia ellos, con una expresión que rara vez se le veía en el rostro, enojo o tal vez preocupación. Fue un extraño momento en el que kirk se le aclaró la mente y sintió como, levemente, la pesadez se volvía menos consistente entre sus ideas, fue cosa de unos pocos segundos mientras seguía mirando a su comandante con aquella expresión. Entró en cuenta de lo que estaba haciendo y se avergonzó de ello, se suponía que cosas como estas habían quedado en el pasado. Entonces centró su atención en el tipo y con ayuda de sus piernas lo hizo girar hacia adelante, golpeando su maciza cabeza contra el suelo. Se levantó y suspiró abatido ante la fija mirada del vulcano.

Ni siquiera tuvo que abrir la boca para hacerle entrar en razón, fue hasta gracioso pensó kirk.


Gracias por leer! Es un pequeño acercamiento de la idea que me anda dando vueltas por la cabeza hace tiempo.