Nada del mundo de Harry Potter me pertenece, todo es obra de la grandiosa J.K Rowling

La historia a continuación es una historia SLASH (relación hombre x hombre) si no te gusta para de leer. Más adelante seguramente contenga escenas LEMON, así que quedas avisado

PRÓLOGO

Harry Potter, de once años de edad, sabía muchas cosas. Sabía que su vida era diferente a la de otros niños de su edad, en realidad todo en él era diferente. Por lo que le habían contado sus tíos su padre había matado a su madre por haberle sido infiel y luego se suicidó. A causa de esto él había pasado al ''ciudado'' de la hermana de su madre y su marido. Ellos lo odiaban y él podía jurar que era mutuo. Por este motivo su mayor entretenimiento durante los largos días que pasaba encerrado en su alacena era imaginar diferentes escenarios con un mismo acto, la muerte de sus tíos y su primo a cargo de sus propias manos. Al fin y al cabo llevaba el instinto homicida en la sangre ¿no?

Sabía que sus ansias de sangre no eran lo más extraño en él, si no el hecho de poder sentir en algunas personas una energía que los rodeaba. No muchas veces se había encontrado con personas que la poseyeran, pero el recuerdo era inolvidable. No todas las energías era iguales, algunas eran un simple resplandor, demasiado débil para tomarle importancia, pero otras eran grandes masas de poder que rodeaban a su poseedor.

Por todos estos motivos el pequeño Harry no se extrañó cuando la Profesora Minerva McGonagall se presentó en su casa para comunicarle que era un mago. Obviamente esta visita no gustó a su familia, así se lo hizo saber su tío esa noche mientras golpeaba su trasero con un cinturón, con la esperanza, ya casi perdida, de quitarle a golpes su anormalidad. Pero esa paliza no importó a Harry, por fin sabía qué era esa misteriosa energía que siempre había notado, también la había sentido en la profesora, aunque no le gustó mucho, era demasiado blanca y luminosa, demasiado pura. La energía era ni más ni menos que magia, se figuró, pues no le dijo nada a la profesora ya que ella no la mencionó.

Todos los acontecimientos anteriores lo llevaron al momento actual, la plataforma nueve y tres cuartos, con un desvencijado baúl en una mano y la varita en un bolsillo de su pantalón. La compra de los útiles necesarios no había sido fácil con la exigua beca que había recibido, pero había podido ahorrar lo suficiente para comprarse una varita adecuada para él, no una de segundo mano. Por esto era su más valiosa posesión.

Vió con ojos vacíos de emoción las alegres familias que se despedían de sus hijos. Ni siquiera en este mundo sentía que encajaba, él no era igual a ellos. Sabía que su persona no tenía valor alguno, si moría a nadie le iba a importar, pero por eso mismo se aferraba a vivir. A su entender la vida, el destino, lo quería muerto y no le iba a dar ese placer. Con cada paliza, con cada insulto se sentía más fuerte, le gustaba el dolor, lo hacía sentirse vivo.

Mientras estaba perdido en sus pensamientos una curiosa energía lo arrancó de ellos súbitamente. Miró alrededor para saber de dónde provenía y se extrañó al sentirla emanar de un muchacho no mucho mayor que él. El chico era alto y esbelto, con el negro cabello finamente arreglado y unos ojos azules tan fríos como el mismísimo hielo. Pero no era su apariencia lo que había llamado su atención, si no la magia que lo rodeaba, poderosa, antigua, más negra que la oscuridad que siempre reinaba en su alacena. Si sintió irremediablemente atraído hacía ella, deseoso de sentirla acariciar su cuerpo, de poder tocar tanto poder, pero se mantuvo en su sitio. Él no era nada, solo un desperdicio de espacio y, por tanto, no era digno de apreciar tal poder.

Bueno este es mi primer fic y realmente me está costando un poco entender la forma de publicar las historias aquí, así que si hay algún problema por favor decírmelo. No será una historia larga, o al menos eso espero. De momento ya tengo escritos el prólogo y cuatro capítulos, espero que los disfrutéis.