Capítulo 1:Mi niñez
Me llamo Nami, tengo veinte años, mi cabello es largo y ondulado color mandarina, mis ojos de color café y les voy a contar mi historia. Todo comenzó cuando tenía ocho años, provengo de una pequeña villa del Este, la cual se llama Villa Cocoyashi, allí solía vivir con mis padres Bellemere, Genzo y mi hermana mayor Nojiko.
Mi padre Genzo viajaba casi todo el tiempo asi que casi nunca estaba con nosotras, por lo que solo eramos mi madre, mi hermana y yo. En un dia como cualquiera, las tres fuimos al mercado a comprar alimentos para la cena, ese dia fue cuando lo conocí.
—Nami, ve a comprar verduras—pidió mi madre.
—De acuerdo—sonreí y fui al puesto de verduras, le di la lista y el dinero, el hombre ponía las verduras en el bolso y yo esperaba.
—Hola, me llamo Luffy, Monkey D. Luffy y me acabo de mudar aquí con mi papa, mi abuelo y mis hermanos mayores—dijo un niño presentándose ante mí.
Aquel niño de nombre Monkey D. Luffy era un joven de tez clarita, cabellos color negro azabache, una sigular cicatriz bajo su ojo izquierdo y un gran sombrero de paja que me sonreía. Al verlo tan alegre, no sé porque pero eso provoco que yo también sonriera, y en cuanto tome el bolso que me regreso el señor, estuvimos hablando un rato hasta que ambos escuchamos el llamado de nuestras familias.
Pude ver que a Luffy lo buscaban dos hombres, uno era ya pasada la mediana edad, con el cabello color blanco y una cicatriz en el ojo también, solo que rodeándolo, el otro era un poco más joven aun con el cabello negro, algo largo y una cicatriz que daba algo de miedo bastante grande también en su ojo. En cuanto a los dos niños que debían ser sus hermanos, uno era rubio sin un diente y el otro moreno como Luffy y con pecas.
Al volver a casa nos llevamos la grata sorpresa de ver a nuestro padre esperándonos, él y mi madre se recibieron con un cálido beso provocando nauseas en mí y en Nojiko, después nos abrazó y juntos cenamos.
—Nami… ¿Quién era ese niño con el que hablabas en el puesto de verduras?—pregunto curiosa mi madre.
—Se llama Luffy, se acaban de mudar a la villa—respondí.
—Ah, pues si son nuevos es mejor darles la bienvenida… ¿No lo creen familia?—inquirió nuestro padre a lo que todos asentimos.
— ¿Qué tal si mañana los invitamos a almorzar?—sugirió Nojiko.
Dicho y arreglado, al terminar la cena nos fuimos a dormir y temprano a la mañana, mi madre, Nojiko y yo decidimos prepararle un pastel como regalo de bienvenida. Terminamos todas cubiertas de harina puesto que para hornear siempre hacíamos desastres.
Una vez que terminamos, mientras se horneaba, limpiamos el desastre que hicimos y ya, casi cerca del mediodía, mi familia y yo salimos directo al mercado en busca de Luffy y su familia.
