Prologo 0-1
No soy Dueño de Naruto, RWBY
¿Cuánto tiempo seguiré escapando?
Esa era la pregunta más importante de su vida, al ver la Luna llena en lo alto del cielo y la nieve cayendo de entre las nubes pálidas grisáceas que pintaban de blanco el Reino de Atlas por completo. Sentado al borde de un edificio muy conocido por ellos por la gran altura que sostenía. Bajo la mirada y sus ojos se nublaron por las emociones que emergieron por lo que vio. Las calles estaban iluminadas al igual que los edificios, las calles llenas de autos, los edificios desbordantes de personas caminando por la acera y el pavimento. A pesar de la gran altura en la que se encontraba, podía escuchar con sorprendente claridad cómo la gente hablaba y el bullicio del lugar.
-Molestias- Su cálido aliento se hizo aún más visible cuando salio como humo de sus fosas nasales al dejar escapar un bufido lleno de molestia al ver a las personas viviendo sin ninguna preocupación en el mundo, hablando, riendo y gritando de felicidad.
-Hoy todo termina, dos más y mi libertad estará asegurada- Pensó con un poco de determinación en su futuro objetivo y el resultado después de cumplirlo. Se levantó de su asiento y elevo la vista al cielo. -Dos más y sus almas podrán descansar en paz- Su pie derecho se adelanto del otro y dejo que el peso desigual lo desequilibrara, dejándose caer de su lugar sin miedo ni nerviosismo.
Mientras caía nuevamente volvió su vista al suelo y son suma atención veía la vida que circulaba alrededor del lugar, momentos más tarde cuando vio acercarse a su objetivo frunció el ceño y entrecerró sus ojos. Cayó en cuclillas sobre una plataforma metálica movible y vio el edificio a su lado, sin importarle en absoluto el movimiento errático que tenía la plataforma por su caída o el peligro de posible caída, centrando toda su atención en el vidrio a su lado que de lo limpio que estaba reflejaba con mucha claridad su reflejo, como si fuera un espejo.
Cabello rubio, tan brillante y dorado como el sol mismo y alborotado en pinchos apuntando a todos lados. Piel bronceada color melocotón suave, que hacían perfecto su color y estilo de cabello. Unos ojos azules carentes de brillo alguno, vacíos y muertos, al igual que el hielo. Una cara cincelada y estrecha con un mentón un poco redondo, era muy guapo y apuesto con esos simples rasgos.
Lo que más llamaba su atención eran esas marcas de bigotes que tenía en el rostro, 3 líneas horizontales en cada mejilla.
Era alto, estaba orgulloso de ello, medía 1.80 metros de largo. Su cuerpo estaba libre de grasa alguna, solo músculos rasgados, compactos y bien definidos adornaban su cuerpo. Estaba hecho para altas velocidades y una gran fuerza bruta.
Sobre su cuello se hallaba una cuerda de color negra, y colgando de esta había una gema verde muy hermosa con la punta triangular.
Tenía una camisa de tirantes color blanco sobre su torso, y sobre este tenía una funda sobaquera táctica de color marrón con fundas en cada costado. Sus manos estaban enguantadas con guantes sin dedos de color negro con un espacio en el dorso de la mano. Tenía jeans de color azul fuerte, y sobre estos una pernera de color marrón con una funda en cada pierna. Tenía unas botas marrones con cordones en las cuales metía el final de su pantalón.
Sobre toda su ropa llevaba una gabardina de doble cola y una gran capucha. La capucha era lo suficientemente grande como para sombrear toda su cara hasta sus labios si la llevaba puesta. Y su gabardina era tan larga que le llegaba hasta la parte trasera de sus pantorrillas. Era de un azul fuerte elegante, con broches de color marrón y plata sobre sus hombros, como tirantes de mochila hacia abajo, y su capucha era de un color rojo sangre carmesí.
-Que lugar tan bonito- Pensó mientras veía atrás vez del vidrio un largo pasillo de alfombras rojas y paredes blancas, con 3 puertas a los costados de color beige a lo largo, y candelabros con luces amarillas. Frunció el ceño aún más al ver como las cámaras de seguridad apuntaban en su dirección, sin tomar en cuenta la seguridad de los pasillos. Se levanto lentamente y mientras lo hacia sus manos se deslizaban a sus fundas de las costillas.
-Es una lástima que tenga que destruirlo- Dijo con una voz llena de diversión y una sonrisa de lado adornando su rostro. Saco sus manos de sus costados tan rápido que su gabardina se levantó por un momento.
-Comencemos el juego, niñas-
En ambas manos portaba unas armas de fuego, unas pistolas con un hermoso y peligroso brillo. En mano izquierda portaba una pistola de gran envergadura de color plateado que brillaba con la luna dándole la apariencia de ser blanca. En mano derecha portaba una pistola de igual magnitud de color negro cromado que brillaba dándole la apariencia de ser un fuego negro. Ambas tenían en la empuñadura madera oscura, dándoles una apariencia elegante. Y a los costados de los cañones tenía escritos en blanco, en letra cursiva con una inclinación casi sensual.
Ambas eran magnum automáticas, Desert Eagle. O como le gusta llamarlas, Saori (de color plateado) y Akane (de color negro cromado). En Saori las palabras en letras cursivas eran "Florece", y en Akane las palabras eran "Tinte Rojo".
Que si las combinaran haciendo un juego de palabras, significaría "Florece Tinte rojo"
Disparo con ambas armas a la ventana, mostrando que tenía una fuerza monstruosa y una firmeza que dejaría en ridículo a los soldados, ya que el retroceso de ambas armas ni lo movió, sus manos se mantuvieron firmes sin ningún movimiento al igual que su cuerpo.
Era increíble.
Disparo varias veces a la ventana en ambos lados haciendo un circulo en medio, al terminar coloco sus armas de fuego en su lugar. Salto de la plataforma dando un salto mortal hacia atrás, y antes de llegar demasiado lejos, disparo su mano al barandal de la plataforma y lo tomo con firmeza. Hizo que la plataforma se balanceara con él como si fuera columpio. Su sonrisa creció al ver a hombres vestidos con trajes de negocios, con un poco de rojo en ellos, y lentes negros saliendo de las puertas con armas de fuego en mano, desde pistolas, ametralladoras, sub-fusiles, escopetas etc.
-!Comencemos la fiesta!-
Cambio al barandal de enfrente y lo tomo con ambas manos, balanceo su cuerpo al frente y con ambos pies pateo la plataforma de metal. Sintió como su fuerza de verdad impulsaba la plataforma de metal entrando con fuerza al piso del edificio. El piso de metal lo protegía de las balas de los hombres, pero sabía que no duraría mucho con tal potencia de fuego.
Soltó la plataforma y con su pierna derecha pateo con más fuerza la plataforma al frente, usándolo como impulso por igual ya que dio una voltereta. Mientras estaba en el aire saco sus armas de fuego. Vio sus primeros objetivos saliendo de las puertas a sus costados luego de que la plataforma comenzara su camino por el pasillo. Con una habilidad increíblemente mortal disparo a dos hombres en la cabeza, al de la derecha con izquierda y al de la izquierda con derecha. Disfruto al ver como sus cabezas explotaban y sus cuerpos volaban unos centímetros hasta chocar con la pared pintándola de un rojo carmesí.
Cayo al suelo en pie y de inmediato comenzó una carrera al frente, destruyendo un poco el suelo debajo de su pie por la gran fuerza que tenía en su pierna. Coloco sus armas nuevamente en su lugar y sus manos se dispararon a sus muslos, saco sus manos rápidamente al pasar por las primeras puertas abiertas en las cuales unos hombres iban saliendo.
La sangre salpico el suelo y paredes.
-Me gusta el rojo- Comento viendo sus manos con su sonrisa creciente. En ambas manos tenía unas dagas curvadas como colmillos del tamaño de sus antebrazos. Las dagas estaban hechas por completo de metal, desde la punta de la cuchilla hasta el cabo, un metal rojizo oscuro que con la luz daba la impresión de brillar en rojo. Aunque tenía una apariencia demoníaca. El cabo parecía mucho un hueso humano con el final teniendo una pequeña mano esquelética abierta, la guardia tenía un cráneo con dos cuernos en la frente, las cuencas fruncidas y la boca abierta mostrando dientes puntiagudos, de los cuales salía la cuchillas. Era de doble filo y la cuchilla parecía como si fuera un hueso recién afilado.
Vio al frente y de inmediato se deslizo por el suelo de rodillas, ya que unos espadones enormes salieron disparados de las siguientes puertas tratando de cortarlo por la mitad. Llevo sus dagas al frente y les dio un corte en las piernas a los hombres saliendo de las puertas. Los paso y de inmediato subió a sus pies dando media vuelta, sonrió al ver a dos hombre grandes y musculosos tomando los espadones con una mano y estando en pie como si no pesaran nada.
-Saben- Comenzó a hablar de forma casual a los hombre frente a él, irritándolos por la falta de miedo o nerviosismo a la que están acostumbrados cuando los ven. -Hay un dicho que me gusta mucho- Los hombres atacaron y dieron un corte vertical con la intención de terminar con el hombre que se metió en la base de su comprador. -Dice que mientras más grandes sean los enemigos- Cruzo las dagas frente a él y detuvo ambas espadas sin problema, sorprendiendo a los hombres frente a él por la falta de esfuerzo. -!Mejor caen!-
El rubio avanzo logrando crear chispas por la fricción de los metales, sin miedo o nerviosismo de tener las chispas frente a sus ojos. Cuando quedo en medio de los hombre, siguió avanzando y giro dando un corte a sus costados, los hombre gruñeron de dolor y giraron con su espada preparadas para cortar. El rubio dejo de girar al estar frente a los hombre y se inclinó hacia atrás, debajo de las espadas, con una sonrisa creciente al ver lo cerca de las espadas, ¡estaban frente a su nariz!
Una vez pasadas las espadas coloco las manos en el suelo y dio una voltereta hacia atrás, los hombres voltearon con el ceño fruncido al verlo vivo, el rubio se detuvo y corrió contras los hombre. El de la derecha dio un corte y el de la izquierda por igual, salto por encima de las espadas y con su palma, detuvo las espadas una sobre la otra haciéndolas cruzar y formar una "X", y las uso como impulsó. Cuando paso por los costados de los hombres dio un rápido movimiento de manos, apuñalando a los hombres directo en la yugular.
Cayo al suelo y comenzó a correr de nueva cuenta, sin ver como ambos hombres caían de rodillas sosteniéndose sus gargantas sangrantes.
El rubio soltó por un momento sus dagas, dejándolas en el aire, y un movimiento rápido saco sus armas de fuego apuntando al frente. Disparo sin parar a los hombres del final del pasillo, antes parados a los costados de una puerta doble de madera oscura al final del pasillo, que saltaron para esquivar la plataforma de metal. Chasqueo la lengua al ver como de sus costados sacaban unas katanas y con una habilidad impresionante movían la espada frente a ellos partiendo las balas y parándolas con el hi de su cuchilla, aunque sonrió al ver la dificultad con la que lo realizaban, ya sea por su poca habilidad o la potencia de fuego … votaba por sus armas.
Guardo sus armas y tomo sus dagas de nueva cuenta cortando el cuello de los hombres que intentaron apuñalarlo con cuchillos militares. Siguió su recorrido y sus ojos de abrieron un poco al ver dos hombres saliendo de las siguientes puertas con motosierras en manos, su sonrisa creció y aumento su velocidad, que fue mucha ya que llego en menos de un segundo a los hombres. Tiro una de sus dagas al hombre la izquierda y ataco al de la derecha.
Se tiro al suelo y se deslizo por debajo de las piernas del hombre, le dio un corte a su tobillo y con su mano vacía tomo el otro tobillo y tiro de él mientras terminaba de deslizarse.
"!Gah!" EL hombre grito de dolor y sorpresa, ya que todo eso paso en menos de 3 segundos, cuando fue obligado a caer al suelo. El rubio se levantó y tiro de el hombre en el suelo a él, el hombre volteo gusto a tiempo para detener el brazo del rubio sosteniendo su antebrazo con ambas manos. El rubio sonrió a ver el filo de su daga cerca de su ojo, levanto la mano tomando su otra daga que fue devuelta por el otro sujeto al desviarla con su motosierra, y sin perder tiempo apuñalo al hombre en el suelo, justo en la frente.
Matándolo al instante.
-!Maldito!- Grito el otro tipo en cólera al ver a su compañero morir frente a sus ojos, nublado por la rabia cargo contra el rubio con su motosierra lista para hacerlo pedazos. El rubio se levantó y con una gran demostración de fuerza levanto al sujeto muerto, por su daga, con una sola mano como si no pesara. El hombre se sorprendió y alarmo al ver a su compañero muerto usado como escudo, dejo de correr eh hizo la motosierra a un lado, esperando no hacerle daño. El rubio tomo su estado a su favor y en un movimiento rápido de mano, su daga se encontraba empalada en la frente del sujeto.
-!Maldito, morirás!- Más hombres comenzaron a salir de las puertas con armas de fuego y sin pensarlo dos veces comenzaron a disparar. El rubio avanzo dando un giro al frente, tomo su daga del hombre ya muerto, y sostuvo a los hombres muertos a sus costados usándolos como escudos. Hizo una leve mueca de asco al ver como los cuerpos comenzaban a ser irreconocibles, aunque también contaba con rapidez el número de balas que disparaban y veía con atención que tipo de armas utilizaban.
CLIC CLIC CLIC
-Bueno …- El rubio sonrió al ver como todos seguían jalando el gatillo en un vano intento de acabar con él. -!Es mi turno de jugar!- Saco sus dagas de los cuerpos (O lo que quedaba de ellos), guardándolas en sus fundas y con una lentitud muy peligrosa saco las armas de fuego de sus costados, todos los hombres tragaron duro al ver el tamaño de sus armas de fuego y se paralizaron al ver su sonrisa con sed de sangre. -!Y solo tengo una pregunta!- Todos comenzaron a temblar de miedo cuando el silencio se prolongó y el rubio agacho su cabeza.
-!¿Tienen ...- Algunos hombres tenían un poco de agua escurriendo de sus piernas cuando el rubio levanto la cabeza. Sus ojos azules se habían transformado en unos azules pálidos llenos de locura y sed de sangre. -¡¿Tienen miedo a la muerte?!- Sin esperar respuesta alguna el rubio comenzó con sus propias balas. Todo parecía ir en cámara lenta para el rubio que con una precisión de miedo disparaba entre ceja y ceja, exactamente en medio de su cara, sin fallar.
Los hombres comenzaron a caer y las paredes antes blancas comenzaban a pintarse de rojo.
El rubio abrió un poco los ojos y de inmediato salto, en el aire giro sobre sí mismo, y sonrió al ver una hoja de katana pasar por encima de sus abdominales en cámara lenta y sentir el viento pasar cerca de su espalda. Una vez pasaron las hojas, cayó en su pie derecho y se las arregló girar un poco y quedar frente la dirección de las puertas dobles.
Una vez en pie guardo sus armas y saco sus dagas cruzando sus brazos delante de él, y por consiguiente, sus dagas.
Levanto una ceja al ver los hombres que lo atacaban.
-Sorpresa, sorpresa, no sabía que a al Pez Gordo le gustaban los perros, y mucho menos que a los perros les gustaran las correas- Dijo burlón el rubio, las personas delante de él gruñeron de disgusto y rabia. -Tranquilos peluches, que yo soy más de gatos, ustedes son sucios y escandalosos, me dan asco- Siguió burlándose de los hombres buscando un cometido.
Y lo consiguió.
-!Estas muerto traidor!- Gritaron ambos sujetos nublados por la rabia al ser burlados por lo que son, que aumento más al ver tantos compañeros muertos. La sonrisa del rubio creció al ver la manera descuidada y salvaje con la que atacaban ahora. Su objetivo era sacarlos de sus casillas para que ataquen de manera más predecible y sencilla. No es que no pueda con ambos peleando de manera normal, pero no quería perder más tiempo, quería que fuera rápido.
Comenzaron a correr en zigzag con katanas en alto, esperando terminar con el traidor sucio de un solo corte. El rubio los siguió sin problema alguno y cuando llego la hora del ataque su sonrisa creció. Detuvo la katana con su daga izquierda, giro sobre su palma su otra daga y la detuvo en un agarre normal, tan rápido como pudo apuñalo al sujeto gusto en la yugular. Avanzo dando un giro al frente, y por la derecha del sujeto muerto, cambiando su posición con la de él, y dando un corte en la garganta del sujeto petrificado frente a él y una patada en el plexo solar.
Siguio girando hasta que se detuvo al estar frente a la dirección de la puerta doble, manando a volar los sujetos con las gargantas sangrantes, uno por la ventana y el otro contra el muro.
-Tan limpio como siempre- Se felicito el rubio al ver el lugar lleno de rojo, por alguna razón le encantaba el rojo, no sabía porque pero le encantaba. Siguió caminando dejando detrás de si lo que parecía el infierno mismo sin ningún tipo de remordimiento. Camino lentamente y sin prisa a las puertas cerradas, la plataforma metálica estaba arrumbada a un lado, por lo que sonrió al ver su opción auto impuesta. Avanzo hasta quedar frente a la puerta, dio un paso a atrás y levanto su pierna derecha.
-!Toc, Toc, Muerte a domicilio!- Grito el rubio sonriente dando una patada en medio de la puerta doble. La puerta no resistió ni un poco ya que exploto en un desastre de astillas nada más entrar en contacto con la pierna del rubio, este asintió sonriendo satisfecho al ver las miles de astillas volando por el aire. Avanzo lentamente y sin preocupaciones y silbo al ver el lugar en que entro.
Era una habitación grande, lo suficientemente grande como para ser un departamento por sí mismo, las paredes eran de color blanco, el techo de color beige y el suelo alfombrado de rojo. Había varios muebles, y los pocos que había estaban hechos de una madera oscura y elegante. El mueble que más destacaba era el gran escritorio que ocupaba todo lo largo de la habitación al fondo de la misma, detrás de este había una silla, más parecida a un sofá y hecho de cuero marrón.
Detrás del gran escritorio había varias personas, pero la que tenía toda la atención del rubio era el sujeto sentado sobre la silla.
Era un hombre feo, gordo y muy bajito. Tenía poco cabello de color negro, y lo poco que le quedaba lo tenía a los lados de su cabeza, siendo la parte de arriba completamente calva. Tenía la cara redonda y las mejillas regordetas, con unos pequeños lentes negros escondiendo sus ojos avellana.
Llevaba un traje de negocios gris plateado, una camisa blanca debajo del traje y zapatos negros brillantes, con un sombrero gris con un lazo negro alrededor del mismo escondiendo su calva. Sobre su cuello y muñecas, tenía collares y pulseras de oro con piedras preciosas en ellos respectivamente.
Era Rodolfo Goffman, aunque al hombre no le gustaba su nombre, por lo que normalmente se dirigían a él por el nombre de Goffman.
-!¿Quién te crees que eres para entrar así en mi edificio?!- Grito Goffman con el ceño fruncido y una voz llena de irritación al desconocido, el cual se encontraba siendo abrazado por las sombras del lugar. El sujeto no solo destruyo sus puertas, también acabo con sus hombres y destruyo la mayor parte del pasillo, ¡Era dinero a la basura! Y a él no le gustaba gastar su fortuna en cosas inútiles.
-¿No te llego mi carta de aviso?- Pregunto el rubio fingiendo inocencia con una mano en el pecho, y viendo detrás del hombre pequeño a los hombres. Estos eran diferentes a los del pasillo, vestían de igual manera de pies al cuello, pero su cara estaba escondida por una máscara de porcelana, pintada de negro con círculos rojos sobre lo que serían sus ojos. Con katanas envainadas en sus caderas y tomándolas firmemente del mango, preparados para matarlo en cualquier momento.
-Deja de jugar y contesta niño, no sabes con quien te has metido- Amenazo el hombre sonriendo oscuramente con sus ojos brillando en malicia. El rubio rodó los ojos sonriendo con un toque burlón. Había escuchado esas palabras muchas veces y el resultado era el de siempre.
-Muchos me conocen por diferentes nombres, pero el que más me gusta de todos es "El Rey Demonio"- Se presento el rubio haciendo una reverencia burlona sonriendo con satisfacción al ver lo tensos que todos en la sala se pusieron al escuchar su "nombre". -Aunque no soy un Rey, me gusta llamarme El Verdugo de la Muerte- Sus manos lentamente se deslizaron a sus piernas sin despejar su vista de los hombres con armas.
-!M-m-mátenlo!- El hombre pequeño prácticamente chillo de miedo mientras señalaba al sujeto al saber quién era, ¡era su objetivo!, los hombres asintieron y saltaron contra el rubio sonriente.
-Naruto Uzumaki- Termino de presentarse Naruto sacando las dagas de sus fundas y saltando por igual, los hombres sonrieron un poco ante su decisión estúpida. Sus espadas eran más largas por lo que sus ataques llegarían primero, el chico ni siquiera los tocaría.
La sonrisa del rubio creció y sus ojos brillaron, al igual que cambiaron ya que la pupila redonda del chico se alargó en una rendija, de su cuerpo salieron chispazos de color rojo y se escuchó un susurro.
"El Portador del Rayo"
¡BOOOOM!
Una gran explosión sacudió el edificio entero producto del gran rayo de color rojo que cayo contra el piso del edificio. Las personas dejaron lo que estaban haciendo y entraron en pánico al ver semejante desastre natural, al igual que los escombros cayendo del cielo. Comenzaron a correr tratando de salvar su vida, sin importarles a quien empujaban o dejaban atrás. Algunas personas no pudieron correr y fueron aplastadas por los escombros, las demás siguieron corriendo tanto como pudieron por miedo a que el lugar empeorara más.
En menos de 5 minutos, 5 cuadras a la redonda del edificio estaban completamente vacías, y acordonadas por listones amarillos policiacos y paredes holográficas. Policías y agentes especiales impedían que los civiles se acercaran poniendo sus autos o camionetas como barrera al igual que medida de seguridad, mientras drones y androides patrullaban las calles vacías en busca de civiles o el culpable de dicha explosión. Civiles y reporteros hacían preguntas, los camarógrafos gravaban todo al igual que las personas con celulares y cámaras.
Dentro del edificio todo estaba de color negro, había escombros por todos lados al igual que un poco de llamas lamiendo el lugar, miembros cercenados y sangre escurriendo por el suelo y paredes. Dentro de la oficina todo quedo hecho carbón, hasta los cuerpos y miembros de los hombres que atacaron con katanas, había fuego en el suelo al igual que los muebles antes lujosos, chispas salían de las lamparas y los escombros estorbaban por todos lados.
COF, COF
Se escucho como alguien tosía y de entre los escombros de madera, algo se movían un poco. Era Goffman, tirado en el suelo con tablas de madera encima de él. El hombre levanto la vista y sus ojos se abrieron con miedo al ver el desastre en todo el piso del edificio, pero sobre todo, dos botas marrones delante de él.
-Ya sabes quién soy yo … ¿No?- Levanto la vista tanto como pudo y se encontró con Naruto totalmente ileso, soltando a cada segundo chispazos rojos de su cuerpo, sonriendo ligeramente con la cabeza inclinada.
-T-tu … ¡Me las pagaras, terminare contigo de la peor forma posible, esto no se quedara así!- Grito Goffman con odio y desprecio mientras intentaba matar con la mirada al ojiazul, el rubio levanto una ceja ante su comportamiento, totalmente consiente de su lugar.
-¿Por qué tan seguro de ello?- Pregunto Naruto con gran necesidad de respuesta, deslizando lentamente su mano dentro de su gabardina. El hombre pequeño sonrió ampliamente sin miedo alguno por sus acciones o posición del momento.
-!Las fuerzas militares Atlesian vendrán en segundos, en cuanto te vean te arrestaran y te llevaran con Jacques, te aseguro que te hare sufrir!- Exclamo Rodolfo totalmente confiado. El rubio sonrió y soltó una pequeña rísa, para luego comenzar a reír a carcajadas, molestando al hombre a sus pies. -!¿De qué te ríes fenómeno?!- El chico no le molesto en lo más mínimo su comentario y siguió riendo, el hombre se molestó aún más y tomo una piedra en el suelo con la intención de callar al chico, pero al levantar la vista se congelo.
Había un arma de fuego, color negro cromado, apuntando a su cien.
-Me causa gracia tu comentario.- Hablo Naruto dejando de reír de un momento a otro. -Alrededor del edificio hay un campo electromagnético que daña por completo los chips de todos los aparatos electrónicos. Mientras tu alardeas de las fuerzas militares, esas chatarras inservibles se averían en la entrada de tu edificio, aumentando el tiempo de llegada de las fuerzas y nuestro tiempo a solas. Tengo como 5 minutos contigo, de los cuales usare tres para escapar y dos para matarte- Explico un poco al hombre que temblaba como hoja en el aire al darse cuenta de su gran desventaja.
-!P-por favor no me mates! Puedo darte lo que quieras, dinero, poder, mujeres, lo que desees- Suplico rápidamente Goffman tratando de salvar su vida después de escuchar eso. El rubio sonrió ampliamente y se dejó caer en cuclillas, sin dejar de apuntar su pistola en la cien.
-Solo quiero una cosa- El pequeño hombre se animó y sonrió. -¿Le tienes miedo a la muerte?- Solo para congelarse al escuchar su pregunta. -No tienes porque, después de todo ...- Se asusto cuando el rubio acomodo su arma para que el cañón estuviera en el centro de su cara, entre ceja y ceja. - ... Sera tu amiga de ahora en adelante-
!NNOOOOO-EXPLOSION!
-Otro gritón- Naruto resoplo sonriendo, se levantó y comenzó a caminar al agujero en la pared que creo el rayo que convoco, lentamente y satisfecho de solo escuchar el sonido del tacón de sus botas. Se detuvo en el borde y silbo ante las calles repletas de máquinas patrullando alrededor, dio un paso atrás y vio una bala pasar delante de él. -Hora de correr- Dio media vuelta y escucho las pisadas colectivas de las fuerzas militares Atlesian, giro un poco la cabeza y vio a los demás edificios.
Tenía una vista mejor que la de un águila, ya que con solo estrechar un poco el ojo pudo ver con claridad a los francotiradores en la azotea de los demás edificios alrededor del suyo, apuntando a su cuerpo entero, ¡era casi un kilómetro de distancia!.
-!Uzumaki Naruto, quedas bajo arresto, suelta el arma, levanta las manos y tírate al suelo!- Volvió su mirada al frente y levanto una ceja al ver a hombres vestidos de armaduras de metal, como si fueran caballeros. Unos pocos metros frente a él, unos de rodillas y otros en pie apuntándole con sub-fusiles. Naruto sonrió mientras guardaba su arma en su lugar y levantaba las manos, los hombres estrecharon sus ojos ante su sonrisa pero aun así avanzaron con lentitud y cautela hacia él, les guiño el ojo y hablo.
-Sera en otra ocasión chicos, tengo un tren que tomar- Dijo Naruto dando un paso atrás y dejándose caer. Los hombres abrieron los ojos sorprendidos y corrieron al borde del edificio, vieron como el chico caía de cabeza dándole la espalda al edificio. El rubio movió su mano a su frente y los saludo con dos dedos, giro su cuerpo de forma que ahora caía con los pies primero, flexiono sus piernas hasta que su pantorrilla estaba cerca de sus muslos y extendió sus brazos hacia atrás.
-!Nos vemos!- Grito Naruto sonriendo mientras salía disparado por una explosión de electricidad detrás de él dejando pequeñas estelas de electricidad roja saliendo de sus brazos, torso y piernas, al igual que su gabardina dando la impresión de que su ropa era la que lo mantenía planeando gracias a lo larga que era.
Destrozando por completo el lugar a sus espaldas.
Todas las personas que estaban viendo se quedaron sorprendidos al ver un hombre saltar, lo vieron planear un poco, llamando la atención de las Flotas Aéreas en el cielo, pero antes de que pudieran hacer algo de un momento a otro salió disparado en el aire como un relámpago rojo, dejando a todos los que lo conocían frustrados por otra escapada suya y a los que no sorprendidos.
!Capitulo Terminado!
Espero comentarios o consejos de cualquier tipo, se agradece su ayuda.
!Nos vemos!
