— Pero Vic no es San Valentin :v
— ¡Si yo quiero es Navidad y punto final! :c
Muy bien, después de esa pelea mental conmigo misma ahora les doy la bienvenida a mi... *redoble de tambores* ¡Especial de San Valentin! ¡Atrazado! ¡2.0! ¡HD! ¡4K! Ok, demasiada locura. Les pasare a explicar como subire el especial, porque no crean que solo es eso, en teoria son 5 mini capitulo, los cuales subire cada dos días, osea al proximo es el... Domingo.
Y creo que eso es todo lo que tengo por decir, disfruten y ya no los interrumpo más :3
San Valentín, ese día en que el amor, la pasión, los chocolates y los regalos son idolatrados, esperados por muchos y odiados por la otra parte de la población. ¿Un día comercial? Eso es decisión de cada uno y desde que aspecto se aborde el día.
Una mañana como cualquier otra, martes, era el día en que caía aquella fecha "especial", él sol se alzaba sobre el horizonte reflejando sus rayos de sol en el cielo nocturno, el cual era teñido por diversas tonalidades de naranja.
De entre todos los lugares donde algún rayo de sol pudo haber entrado escogió un lugar en específico, una van que se encontraba estacionada en un callejón sin salida. Él ser que descansaba en aquel lugar refunfuño molesto, levantándose de un colchón que se encontraba en la parte trasera, junto a un par de almohadas y una cobija. Eso sin mencionar las botellas vacías de cerveza y un bate de béisbol.
Lo más rápido que pudo coloco unos pedazos de cartón que acostumbraba poner en los cristales de la puerta trasera cuando la ocasión lo ameritaba, cosa que dormir por el mayor tiempo que le fuera posible, lo había hecho algo muy importante.
Lanzo su pequeño cuerpo contra el mullido colchón, tomando por costumbre su cobija hasta conseguir cubrir toda su cara con ella. El sueño no tardó en hacer su aparición, ocasionando que se volviera a quedar dormido, descansando en la comodidad de su cama.
Un par de horas pasaron, todo había sido paz y tranquilidad, al menos hasta que un celular había sonado de forma escandalosa. Alguien pego un salto dentro de la van y no era precisamente de felicidad.
— ¡Ya, ya desperté! —se escuchó gritar de manera ronca antes de que se detuviera la música por el contacto de una pata sobre un teléfono celular.
De entre la comodidad de las sábanas salió un pequeño zorro fennec quien tallaba sus ojos con las patas. Miro la hora en su teléfono, si su vista no fallaba eran cerca de las 9 AM. No acostumbraba levantarse tan temprano, pero la fecha lo ameritaba.
Sin más contratiempos se pasó hacía el asiento delantero, encendió el motor y fue hasta donde iría a ganarse un par de billetes el día de hoy.
El 14 de febrero no era su fecha favorita en lo absoluto, pero siempre la veía como una muy buena forma de timar a los enamorados con regalos a precios exagerados y que para él no habían significado ningún esfuerzo.
Su primera parada fue en el parque más grande de Zootopia, al ser algo temprano no había más que algunos deportistas. Aquél lugar era bastante famoso por sus jardines repletos de flores de todo tipo, las cuales iban cambiando conforme a la estación del año e incluso lo que muchos no sabían era que tenía un enorme invernadero donde se cultivan las flores para la siguiente estación antes de tiempo. Pero eso el pequeño zorro lo sabía, su plan estaba muy bien estructurado pues meses antes de la fecha había entrado a trabajar por unos días como jardinero, por un momento pensó quedarse en el puesto, pero no era lo suyo estar bajo órdenes y horarios de trabajo, eso sin incluir que el pago no era precisamente una gloria.
Con paso tranquilo se dirigió a uno de los jardines, para especificar la zona donde se encontraban plantados tulipanes de diversos colores. Salto la valla y con el debido cuidado de no ser descubierto comenzó a arrancar las flores.
Lo hacía de forma en que no se notara que faltaban flores en la zona. Una vez tenía entre sus patas cerca de 30 flores logro escabullirse de nuevo hasta su vehículo dejándolas en la parte trasera.
Repitió cerca de 6 veces el mismo patrón, pero en zonas distintas. Había estudiado muy bien la posición de cada guardia y sus puntos ciegos.
Tenía en su poder tulipanes, rosas, claveles, crocus, no me olvides y casa blanca. Flores coloridas y perfectas para la ocasión.
De nuevo condujo su van hasta la zona más congestionada en esta fecha, uno de los centros comerciales más grandes de la ciudad. Armo varios ramos de flores bastante coloridos y otras las dejo sueltas por quien quisiera solamente una o dos. Hizo un letrero en una hoja de papel que decía "Ramos de flores a 30$" la letra parecía de niño pequeño, pero era bastante comprensible, realizo otro letrero más donde especificaba el precio de una sola flor.
En total había hecho 28 ramos de flores, cada uno con 6 flores, todos intentaban tener armados diferentes así que algunas veces tenían una misma flor repetida y otra no era incluida. Mientras que había dejado sueltas 12 flores.
Era hora de comenzar su lindo negoció. Bajo una pequeña mesa portátil, así como todas las flores y letreros. Pero allí no terminaba su plan, con rapidez se colocó su tierno disfraz de elefante y un chupón rojo, odiaba vestir así, pero los beneficios se multiplicaban al momento en que los clientes lo veían de forma tierna. Se colocó en el cuello un enorme cartel, casi de su tamaño que decía "Ayude a los huérfanos"
Vamos que era un experto en saber cómo engañar, no solo su mejor amigo era él inteligente.
El comercio tardo un poco en producir su primera ganancia, pero con forme las horas pasaban, más parejas rondaban el lugar, así como los pobres desesperados que habían olvidado que día era y corrían despavoridos buscando un buen regalo cuando ya habían saqueado las tiendas el día anterior.
Muchos fueron cayendo con el engaño de que iba hacía los niños huérfanos e incluso terminaban dando un poco más de lo establecido.
"¡Vaya ganancia estoy teniendo el día de hoy!" Pensó el pequeño zorro una vez que casi había venido toda su mercancía e incluso deseaba haber sido más precavido y haber robado más flores.
No tardó mucho en que todo fuera vendido, así que con rapidez guardo sus cosas y se dispuso a contar el dinero que había obtenido en la comodidad de su hogar, si de aquella forma se podía llamar a su van. Su celular sonó y contestó sin vacilar al ver el número de teléfono.
— ¿Y esa novedad de llamas? ¿La conejita ya te corto? —pregunto de forma burlona mientras una pequeña sonrisa aparecía en su rostro. Desde que su amigo se había vuelto policía pocas veces podían revivir sus días de fiesta e incluso verse.
— Sabes que no, soy demasiado irresistible para ella. Solo que Zanahorias se está probando ropa desde hace dos horas y buscaba con quien hablar un rato —hecho una buena carcajada, para él llevar a una hembra a comprar ropa era casi como una tortura eterna— Por cierto… —la voz de su amigo se notó más sería— ¿Cómo estás llevando el día? —para muchos hubiera parecido rara su pregunta, pero, para Finnick tenía demasiado sentido.
— Como todos los años… —la voz del pequeño zorro se sintió más triste que en alguna otra ocasión, incluso sus largas orejas habían bajado, no era un recuerdo que le gustara tener presenté en su vida, pero, ese día en específico era como una apuñalada para él y su amigo lo sabía bien. Años atrás, cuando Nick aún era un zorro cualquiera, pasaban ese día haciendo bromas a todo mundo, los timaban o incluso había ocasiones en que salían a divertirse y ver a las chicas en los bares que frecuentaban.
Aquello nunca termino de llenar al fennec pero siempre lo vio como una opción viable para olvidar lo sucedido.
— Si me logro quitar a Judy de encima te invito unas copas más tarde —mintió él zorro. Pero ambos sabían que era imposible que la coneja fuera a dejarlo libre en aquel día "especial".
— Ya dijiste, nos vemos Nick —la llamada terminó y en un intento de olvida lo sucedido comenzó a contar su dinero.
Su mente solo se concentró en contar cada uno de los billetes. En total había ganado 895$ y había gastado cerca de 20$ en el papel para los ramos.
Se retiró su disfraz y encendió el motor de su auto. No tardó mucho en detenerse frente a una florería, por extrañó que sonara el dinero que había ganado vendiendo flores lo gasto comprando un ramo de diez rosas blancas. No gasto todo su dinero en ello, pues su compra había salido a 50$.
Con ramo entre las patas salió dirigiéndose de nuevo a su auto, esta vez conduciendo a un lugar de un contraste muy diferente, había ido a un centro de adopción o también llamado orfanato.
Sin decir absolutamente nada entregó 600 dólares en un sobre que ponía "donación", las recepcionistas del lugar se sorprendieron e incluso intentaron detener a Finnick para agradecerle como se debía, pero, una vez había entregado el dinero solo avanzo con rapidez hacia la salida.
Su siguiente parada fue un restaurante donde compró algo de comida para llevar y un par de cervezas. Una vez volvió al auto se colocó sus gafas de sol, pero de forma extraña esta vez no había encendido su música.
El recorrido del zorro siguió su curso hasta llegar a un lugar completamente diferente a los cuales había visitado aquel día… Un cementerio, el lugar en si estaba solo y se respiraba un aire de tranquilidad que de cierta forma era intimidante e incluso frustrante. Eran cerca de las 6 de la tarde así que el sol ya no era impedimento o molestia.
El aire hondeaba suavemente haciendo que el césped y las hojas de los arbustos, así como de los árboles se contoneaban con suavidad con forme el flujo del aire lo indicaba.
El pequeño zorro bajo con las cosas que había comprado hasta llegar a una tumba específica, lugar en donde se sentó en el césped y se quedó observando aquella lápida. Un suspiro se escapó de su boca y quito sus lentes con lentitud. Sus ojos se veían serenos, no tristes, pero tampoco felices, solo, tal vez un poco vacíos.
— Perdón por no haber venido hasta ahora —sonrió, dejando el ramo en un florero que tenía la lápida— Feliz día… —susurro observando a su alrededor. Era la primera vez en tal vez 4 años que venía a visitarla, pero para él aún era difícil enfrentar su historia y más que nada, el cómo había terminado.
Ahora, volvamos un poco atrás en el tiempo…
