La Sociedad de Almas es uno de los lugares más tranquilos de la creación. Después de morir, allí se puede encontrar refugio seguro de las atrocidades de mundo de los vivos antes de volver a renacer. Por regla general es algo que todo el mundo entre las almas sabe de antemano, si es que se está en alguno de los primeros distritos, como el Junrian hasta el Hokuan. Sin embargo uno puede encontrarse en lugares verdaderamente horribles en los que la vida es un juego en contra de la muerte: morir, ya sea por hambre o asesinado es una de las cosas más comunes desde Inuzuri, donde el poder beber un poco de agua se hace día a día mas difícil; hasta Zaraki, allí donde una pila de cadáveres amontonados resulta un paisaje regular manchado de sangre.

Debido a la gran distancia que hay entre los últimos distritos del Seireitei, las fuerzas de los Shinigami no suelen llegar a tiempo para salvar a sus habitantes de los desastres que suelen ocurrir allí. Como lo era éste. La Duodécima División, es decir, el encargado del Instituto de Ciencia e Investigación dio la alarma, alegando haber encontrado una anormalmente grande fuente de poder espiritual en el distrito ochenta al sur del Rukongai. La responsabilidad de encontrarla y disponer de ella según la situación lo ameritase pasó a ser la prioridad de la Decimotercera División, mandando un pequeño escuadrón dirigido por su actual teniente, Shiba Kaien.

Por lo general Shiba Kaien solía tomar las cosas con mucha mayor calma. Desde que había sido nombrado teniente de la decimotercera división, sus deberes habían aumentado junto con la responsabilidad. Esto era debido a que su capitán, un hombre llamado Jushiro Ukitake, era un hombre muy enfermo; aunque su condición le impedía tomar las riendas directas de su división, siempre fue un excelente líder.

Sin embargo, hoy era un día muy diferente. Jamás imagino ver tal cantidad de Hollow reunidos al acercarse a la zona de conflicto. No obstante, también podía sentir aquella presión espiritual haciéndose cada vez más débil. Si no se daban prisa alguno de esos Hollow terminaría por devorarla, y de ser así no quería pensar en el poder que adquiriría en el acto.

—¡Estamos cerca, teniente! —gritó uno de los miembros del escuadrón justo antes de verlo.

—Esto tiene que ser una broma —fue lo que Kaien respondió, quedándose petrificado ante la escena.

Era un joven, tal vez no tendría más de dieciocho años. Estaba luchando a mano limpia contra los Hollow, y a considerar por su aspecto no tardaría mucho en caer. A su alrededor había por lo menos unos diez agonizantes Hollow con la mascara partida por lo que parecían ser fortísimos puñetazos. Kaien logró salir del trance arrojándose a la batalla.

Justo en el momento en el que derribó al primero que tenía enfrente escuchó un grito de dolor: uno de los Hollow llegó a morder el hombro de aquella alma. No pudo esperar más.

—¡Suten Sakamake: Nejibana! (Agita el mar y los cielos: Flor Retorcida) —.Liberando su zanpakuto, la arrojó impactando al Hollow justo entre los ojos, liberando a su presa, la cual terminó por desmayarse en el acto.

Siguiendo su ejemplo, aquellos que podían en su escuadrón liberaron sus espadas. No pasó mucho tiempo para que finalmente derrotaran a todas aquellas bestias

—¿Cómo se encuentra? —preguntó Kaien a los miembros de su equipo que lo transportaba.

—Está malherido, pero vivo —respondió uno de sus subordinados.

—¡Bien, llévenlo de inmediato al cuartel de la Cuarta División! ¡No pierdan tiempo! —la orden fue ejecutada. "No tiene sentido, logró derribar quince de esas cosas" pensó Kaien, levantando una de las máscaras. Estaba partida desde adentro. No quería imaginarse cómo había estado peleando el joven.

Siguiendo a los miembros de su escuadrón, llegó a verlo más de cerca. Sus ropas no eran rojas, se habían teñido de su sangre y estaban echas unos trapos sobre su cuerpo. Aquello despertó un sentimiento de rabia en él. ¿Cómo no habían llegado antes? Tal vez no sobreviviría. Sin detenerse a preguntar, usó el shunpo, tomando al chico y llevándoselo lo más rápido que sus habilidades le permitían con la capitana de la Cuarta División; ella podría salvarlo. No confiaría esta vida a nadie más.

OoOoO

Horas más tarde, la capitana de la Cuarta División, Unohana Retsu, y su teniente, Kotetsu Isane, salieron de la sala de operaciones. A juzgar por sus rostros se encontraban cansadas. En el momento en el que el teniente de la Decimotercera División había entrado con el alma de un joven sobre su espalda, casi bañado en la sangre de quien intentaba salvar, se habían olvidado de lo que estaban haciendo y se dispusieron a ayudarlo.

Unohana se dio un momento para respirar profundamente. No recordaba haberse encontrado con alguien en tan mal estado; ahora lo que tenía que hacer era tranquilizar a su teniente.

—¿Ya te encuentras mejor, Isane? —Kotetsu respondió con un suspiro. —Está bien, no tienes de qué avergonzarte, yo también me sorprendí mucho. Ahora hazme un favor y ve a descansar; yo hablaré con el teniente Kaien—. Desconfiando de su propia voz, Isane asintió, saliendo por el pasillo.

Isane recorrió los pasillos de la Cuarta División sin detenerse a mirar o devolver el saludo de sus miembros. No podía dejar de pensar en aquella persona. A sus ojos era casi un niño; imaginar qué le pudo haber pasado durante su vida antes de llegar a la Sociedad de Almas para acumular semejante cantidad de cicatrices era casi una locura, tenía que admitirlo. Y no conforme con haber sufrido durante su vida, ahora en la muerte era atacado por Hollow. "Parece casi una maldición" pensó.

Cuando Kaien vio a la capitana Unohana, no supo cómo pero llegó hasta donde estaba en un parpadeo. Antes de que pudiese preguntar, ella puso su mano en su hombro para calmarlo, le sonrió y respondió:

—Logramos estabilizarlo, podrás verlo apenas despierte —dijo, ya habiendo cumplido con su principal deber—. Ahora quiero que me expliques: ¿Cómo fue que Mayuri-san no lo localizó antes? —.Decir que la expresión en su rostro era severa no fue necesario.

Momentos más tarde en la sala de reuniones de la Primera División, el Comandante General Shigekuni Yamamoto-Genryusai escuchaba de la boca del teniente de la Decimotercera División, en presencia de los demás Capitanes, cómo fue encontrada aquella anormalidad —como el capitán de la Decimosegunda División la había llamado—. Al terminar, la capitana Unohana presentó su informe sobre el estado de salud de aquel joven, como escogió llamarlo, antes de mirar de forma fija al capitán Kurotsuchi.

—Buen trabajo, Capitana. Ahora bien, Capitán Kurotsuchi —dijo Yamamoto llamando la atención del mencionado, quien no parecía interesado en todo lo que se había dicho hasta el momento. —¿Podrías explicarnos, aparte de lo obvio, la razón por la cual diste la alarma casi diez minutos después de la aparición de la primera Garganta? —. No muy seguido se le escuchaba al capitán Genryusai tan molesto, siendo acentuado su malhumor por la forma en la que miraba al capitán en cuestión.

Por lo general Korotsuchi Mayuri no era un hombre fácil de intimidar; no había nadie en toda la Sociedad de Almas que pudiese hacer frente a su inteligencia. Pero ahora mismo tenía las miradas de los otros doce capitanes sobre él; así que, haciendo uso de su posición como jefe del Instituto de Ciencia e Investigación, decidió explicarlo de forma que pudiese evadir la responsabilidad directa de sus acciones.

—Bien —fue lo que respondió antes de ponerse al frente del grupo, como es costumbre al tomar la palabra. Sacando su as bajo la manga antes de empezar, las gráficas de la anomalía, continuó:

—Me encontraba analizando los resultados de la investigación con las almas modificadas, cuando una anormalidad se presentó en el distrito ochenta al sur del Rukongai. Al ser detectada pensé en revisar por mí mismo ésta, ya que presentó una lectura en sus niveles de Reiatsu superior a los dos mil quinientos.

Aquellas últimas palabras provocaron que algunas cejas se levantaran. Ahora era el momento, pues sabía que tenía la atención de todos los presentes.

—Tal vez por estar agotado e inconsciente no pudieron notarlo, pero aquella primera lectura comenzó a elevarse de forma exponencial llegando a los dos mil ochocientos cincuenta y dos antes de comenzar a disminuir, seguramente por el ataque de los Hollow —terminó, y supuso, como era evidente por sus palabras, que habían entendido sus razones.

Algunos de los capitanes intercambiaron miradas entre sí, y unos cuantos murmullos se escucharon. Ya que ninguno ofrecía alguna interrogante, decidió regresar a su lugar entre los capitanes; debió haber previsto que sus diminutas mentes no podrían procesar sus palabras.

—¿Estás tratando de decirnos que diste la alarma diez minutos después de la apertura de la primera Garganta porque estabas analizando sus niveles de reiatsu? ¿Nos estás queriendo decir que encontraste una lectura de dos mil quinientos sin reportarla, y más aún, que aumentaba? — Declaro Hitsugaya Toushiro. Claro que Korotsuchi lo iba a interrumpir. ¿Quién se creía ese enano de pelo blanco que era? —Tanto como fue esta alma lo que encontraron, como pudo haber sido el nacimiento de un Vasto Lorde (Vasuto Rode o Rey Enorme). Claro que, como sabemos, un Teniente podría enfrentarse a una de esas cosas sin problemas… espera no, ya que por lo menos necesita tener un nivel de Reiatsu de un Capitán recién graduado para salir con vida —terminó de responderle. "Para genio, estúpido" pensó terminando de tomar su lugar.

La discusión debido a la respuesta de Mayuri se hizo presente con rapidez, ya que muchos para empezar no podían creer que un alma tal vez recién llegada podría presentar semejante nivel de Reiatsu. Los Tenientes estaban cerca de los dos mil, como bien había mencionado el Capitán Kurotsuchi; un Capitán común tenía entre lo que serían cuatro mil o cinco mil, y era bien sabido que el Capitán General Yamamoto oscilaba cerca de los ocho mil, tal vez los diez mil. Los medidores no rebasaban la medida general de cinco mil.

Tras mucho pensar en aquella situación, Yamamoto hizo silencio al golpear el suelo con su bastón.

—Lo hecho, hecho está y no hay cómo regresarlo; así que si el alma de este joven sobrevive, no se tomará ninguna represalia en contra del Capitán Kurotsuchi —éste sonrió por dentro ante la declaración. —Sin embargo, si llegase a perecer será motivo suficiente para poner en tela de juicio su capacidad para sobrellevar su cargo, Capitán.

"Aún así, no puedo discutir su lógica: si esta alma llegó recientemente debía de asegurarse de sus niveles; mientras que si ya llevaba algún tiempo aquí y sus niveles se dispararon pudo haber sido por la acumulación de varios Adjuchas (Ajuukasu o Demonio de la Roca)", pensó Yamamoto. Tomando asiento para tranquilizar su temperamento un poco, dijo:

—Termina la reunión, vuelvan a sus correspondientes divisiones… ah, y por favor Capitana Retsu, requeriré que me sea reportado apenas despierte nuestro misterioso joven —eligiendo aquella forma de nombrarlo.

Todos asintieron regresando a sus respectivos lugares, como era costumbre después de una reunión. Algunos de ellos tomaban caminos similares para poder discutir los acontecimientos después. Por ello, parecía algo muy común el encontrar ciertos capitanes en compañía de otros en específico.

De esa forma no era muy difícil imaginar a Jushiro Ukitake y a Shunsui Kyoraku, juntos en compañía de sus respectivos Tenientes.

—¿Qué opinas, Kyoraku? —preguntó Ukitake.

Shunsui se llevó la mano a la barbilla, como solía hacerlo siempre que se le presentaba alguna cuestión.

—Por un lado Mayuri-kun tiene razón, tanto pudo ser esta alma como el nacimiento de un Vasto Lorde. Sin embargo, pensar que un alma posiblemente recién llegada tenga semejante nivel de Reiatsu me hace reflexionar sobre las consecuencias que pudo haber tenido para las almas normales en los distritos interiores —tomó un momento de reflexión, pero su concentración duró hasta que se puso a admirar los atributos de su teniente—. Dime, Nanao-chan, ¿sería posible enterarse antes que Yama-ji si despertó nuestro nuevo invitado?

Ise se dio la media vuelta, tratando de ignorar la dirección de los ojos de su capitán.

—Desde luego, puedo pedirle a la teniente Kotetsu que se ponga en contacto con nosotros apenas despierte. Estoy segura de que la capitana Unohana no informará de inmediato al Capitán General Genryusai para asegurarse que su paciente está estable —le respondió, desplazándose con un shunpo.

—Con su permiso, yo también me retiro, Capitán Jushiro, Capitán Shunsui —intervino Kaien, siguiendo a Ise con dirección a la Cuarta División.

—Se siente culpable de no haber llegado antes, pero no podemos hacer nada; en verdad Kaien tiene un buen corazón —comentó Ukitake. Se tomaría su tiempo para llegar a su división: no siempre podía encontrarse con Kyoraku en sus cinco.

—A todo esto, te invito un trago, Shiro-chan.

Bueno, nada podía hacerle aún mas daño de lo que su enfermedad ya le estaba haciendo, pensaba Ukitake, así que aceptó.

Así como todos sabían que Jushiro Ukitake y Shunsui Kyoraku eran amigos desde la Academia de Shinigami, Tosen Kaname y Komamura Sajin eran amigos desde la primera vez que se vieron, hacía ya mas de doscientos años atrás.

—Es una gran tristeza que llegando a la Sociedad de Almas, donde podría tomar un descanso de su vida en la tierra, se encuentre en semejante situación. En verdad aquellos distritos son las puertas del infierno —así eran las opiniones de Tosen, quien siempre se expresaba a favor de una justicia ciega.

—Ha demostrado gran fortaleza al enfrentarse sin miedo a aquellos Hollow, muchas almas no pueden salir de su sorpresa a tiempo para verlos venir —respondió Sajin con grave tono de voz, producto del enorme casco sobre su cabeza, a favor de Tosen.

Apenas terminó escuchó la risa casi burlona de Zaraki Kenpachi. La sonrisa siempre presente en una situación arriesgada del temido capitán de la Undécima División provocó la molestia sólo visible en el rostro de Kaname.

—Ya deberían saber ustedes dos que no hay más que sangre en ese lugar. Si ha sobrevivido luchando solamente con sus puños debe ser un guerrero temible; no puedo esperar para probar de qué está hecho.

Su Teniente, siempre en su hombro izquierdo, se asomó con su inocente sonrisa.

—Ken-chan siempre espera lo mejor de su distrito, ¡será divertido para Ken-chan!

Zaraki continuó su camino pasando entre sus compañeros capitanes. Sabía que su actitud provocativa terminaría en un encuentro con alguno de ellos; y de hecho, esperaba que se decidieran pronto a hacerlo, o tomaría esa decisión por su cuenta.

—Los demonios suelen venir en muchas formas, pero nunca me ha parecido tan evidente como en él —comento Tosen con desagrado. Aún si Kenpachi era un excelente guerrero, no podía dejar de pensar en él como una especie de demonio.

—Vive únicamente para pelear, su vida esta vacía sin eso. Tarde o temprano perecerá ante la realidad y no podrá soportarlo —trató de intervenir Komamura en un intento de calmar a su amigo y compañero. Sin embargo, él mismo estaba a punto de desenfundar. Ante aquella escena sus Tenientes decidieron seguirlos de cerca; debían hacer lo posible por evitar la confrontación entre esos hombres.

Aún cuando sus problemas fueron causados por ella, Kurotsuchi Mayuri tenía presente a Unohana Retsu como una mujer que, en cierto modo, estaba tan interesada en descubrir por qué esa alma sin ninguna clase de entrenamiento se había hecho tan fuerte. Eso era mucho más fácil que intentarlo con Zaraki Kenpachi; una buena palabra era menos arriesgado.

—Capitana Unohana, ¿podría tener unas palabras con usted? —si bien utilizó su mejor tono de voz para llamar su atención, no podía evitar cierta sensación de nerviosismo ante la siempre tranquila mujer. Aunque tener a su lado a Nemu hacía en cierta forma mas fácil comunicarse con ella.

—Desde luego, Capitán Kurotsuchi. ¿En qué puedo servirle? —preguntó de forma cortés.

—Es sobre la ano… ejem, quiero decir sobre el misterioso joven que he encontrado. Ahora que está dormido me preguntaba si me permitiría tomar algunas muestras para investigar la causa por la cual sus niveles de Reiatsu son tan elevados —por alguna razón, la sonrisa de Retsu le dio un escalofrio.

—Me temo que por algunas muestras se refiera a algo como un trozo completo de su cuerpo. Así que debo declinar su petición, Capitán Kurotsuchi. Si llegase a pasarle algo estando dentro de mi División. No sé qué podrían llegar a pensar los demás capitanes. No somos carniceros, sino curanderos. Que tenga un buen día. Nemu-chan, cuida de tu padre —agregó antes de liberar a Minazuki (Purificar la Carne) y subir en su lomo—. A cuidados intensivos, Minazuki, por favor.

La zanpakuto hizo un sonido que se asemejaba a "¡a la orden!", con aparente felicidad al ser liberada.

—Sí —respondió Nemu antes de verla partir.

—Esa mujer… —masculló Mayuri. "Con una… bueno, no importa. Si bien no se puede discutir con ella, la Cámara de los Cuarenta y Seis siempre se adelanta a mis deseos", pensó—. Muévete, Nemu —le ordenó a su hija antes de continuar su camino.

OoOoO

Al cabo de una semana el joven rubio salió de cuidados intensivos. Kaien iba a visitarlo cada vez que tenía que ir a los cuarteles de la Cuarta División por la medicina del Capitán Jushiro. Fue una gran sorpresa cuando finalmente le quitaron los tubos del respirador; verlo respirar por sí mismo alivió algo de la culpa que sentía.

Por otro lado, la Cámara de los Cuarenta y Seis no ofreció problemas de ninguna clase al asunto. Si bien el muchacho presentaba un inusual nivel de poder espiritual, no había ninguna razón para sospechar que pudiese ser alguna clase de enemigo, o para que fuese necesario investigar sobre él. Al final los deseos de Kurotsuchi no se cumplieron: lo mejor que pudo obtener del chico fueron sus ropas con las que llego el primer día; tendría que conformase con la sangre y los cabellos en el traje.

Isane, después de un tiempo, logró recuperarse de la impresión de haber visto un cuerpo tan herido. Fue una suerte que lograran borrarse muchas de las mordidas de los Hollow; pero las viejas cicatrices seguían presentes. ¿Quién le atravesaría el hombro derecho? Había también una en su mano izquierda. Más que una forma de suicidarse, parecía una tortura. Tenía infinidad de puntos marcados en su espalda, como si le hubiesen clavado cientos de agujas. La única parte de su cuerpo que parecía no tener cicatriz alguna era su rostro, si no fuera por esas tres marcas en cada mejilla.

Había transcurrido ya un mes desde que Unohana Taicho le ordenó cuidar de su nuevo paciente, y no se iba a quejar. En comparación con los miembros de la Undécima División que solían llegar, por el momento solo había permanecido en coma. Gracias a los constantes cuidados que le brindó lograron prescindir del respirador, algo por lo cual Kaien Fukutaicho le agradeció. Ahora solo debían esperar.

"Me pregunto si será parte del Gotei. Ha pasado un mes y no despierta" suspiró. Ahora mismo no tenía nada más que hacer, si bien salir por una bebida no era mala idea. "Desde que descubrimos a la teniente Nemu llevándose una muestra de su sangre he tenido que hacer doble guardia". Abrió la puerta, y allí estaba él intentando levantarse. Se recuperó de la sorpresa cuando lo escuchó quejarse.

—E… ¡espera, aún estás en recuperación!—lo sostuvo lo mejor que pudo; en verdad parecía tener mucha fuerza—. Anda, cálmate o Unohana Taicho se molestará.

No supo ni como ocurrió, pero aquel joven le tomó de la muñeca como si su mano fuese una prensa. No pudo evitar quejarse, no sólo de la sorpresa, sino también del dolor que le ocasionó. Cuando lo miro a los ojos este lo soltó.

—Lo…—tosió un poco, algo normal teniendo en cuenta por lo que había pasado—. Lo lamento, es sólo que me tomaste por sorpresa.

"Parece bastante frágil" pensó, pero verlo avergonzado le hizo sentirse mal.

—Ah, no te preocupes; después de todo así somos la mayoría en el Yonbantai —se acercó al buro y pudo ver que no entendía—. El Yonbantai es la Cuarta División, Médica y de Suministros. Mi nombre es Yamada Hanataro, un placer.

Le ayudó a tomar un poco de agua. "Parece buena persona… no sabe sobre los escuadrones, seguro es un recluta" pensó.

—Ya está, ahora iré a avisar que has despertado, permiso.

Cuando se dispuso a marcharse, el otro añadió:

—Oye… gracias. Ah, y por cierto, Namikaze Naruto, un placer.

Hanataro le devolvió la sonrisa. Había pasado algún tiempo cuidando de él, y saber que estaba agradecido lo hizo sentirse bien. Se inclino y salió de la estancia.

Suspiró. Por lo menos no estaba en peligro. ¿Qué demonios habían sido esas cosas? Para empezar: ¿Dónde estaba? Aquel chico… Hanataro… había dicho que estaba en los cuarteles del Yonbaitai, lo que sea que eso significara.

—Siento nostalgia, es como si siempre tuviera que terminar en una enfermería —recorrió la habitación con la mirada. "Hay que admitirlo, es más grande que los cuartos en el hospital de…" algo faltaba. ¿Qué hospital?— ¿Dónde? —buscó en su memoria. Sabía su nombre, de eso no hay duda; fue incluso algo instintivo, pero… ¿de dónde?

—Es un alivio verlo despierto —al verlo, Unohana no pudo evitar soltar una pequeña risita. Poder ver sus ojos llenos de inocente ignorancia era un poco refrescante para ella. "Y pensar que, con esos ojos, te enfrentaste a los Hollow" pensó.

—Oh, lo lamento, no quise reírme, es sólo que tienes bonitos ojos… soy Unohana Retsu, Yonbantai Taicho del Gotei Trece. Es un placer, Namikaze-kun.

Esos ojos… seguro era divertido tomarle el pelo a los jóvenes.

—Hanataro ya me ha dicho tu nombre. Ha ido a informar a mi Fukutaicho de que has despertado. Jushiro y Shunsui deberían tenerme más confianza.

Lo revisó. Aún parecía algo indeciso si hablar o no. Seguro que Kaien lo lograría; ¿Quién mejor que él?

"Sus ojos se parecen", pensó Unohana.

—Parece que todo está en orden. Bien, felicidades, para mañana podrás ver al Ichibantai Taicho. Es un buen hombre, no tienes de qué preocuparte —probó con una sonrisa.

Naruto parpadeó un par de veces ante la amabilidad de ella. Se había identificado como la Yonbantai Taicho. Pensó que sería arrogante, pero había resultado ser muy gentil.

—Gracias por sus atenciones, pero la verdad es que sí estoy algo preocupado.

Ella asintió. "Bien, qué puedo perder, en realidad no recuerdo mucho" pensó el chico para sus adentros.

—Es decir, aparte de mi nombre y algunas otras cosas no recuerdo nada —en verdad no quería parecer deprimido pero no pudo evitar bajar la mirada.

—Es normal, algunas almas tienden a olvidarlo todo una vez que han muerto. Dime, ¿tienes idea de cuánto tiempo estuviste en ese bosque? —Unohana no quería entrometerse mucho, pero saber si era un recién llegado, o si su Reiatsu solo se disparo de golpe resolvería muchas dudas—. Descuida, si quieres no me respondas —esa frase por lo general provocaba el efecto contrario. "Parece bastante perturbado" se dijo.

Tenía razón. "¿Muerto?" Pero si… no, seguía siendo verdad, no podía recordar nada. Había imágenes y nombres al azar, pero nada en concreto. "Si de verdad estoy muerto, entonces…". Tuvo que resignarse a la realidad: aún su mejor esfuerzo no servía de nada.

—Lo primero que recuerdo es haber abierto los ojos. Unos segundos más tarde ya estaba rodeado de esas cosas —. Por alguna razón, la capitana se puso seria—. ¿Es algo malo…?

—Oh, no descuida, es sólo muy interesante. Nada más despertarte, ¿eh? Bueno, si es así, entonces déjame decirte que eres aún más misterioso de lo que pensaba.

"Dos mil quinientos de reiatsu para recién haber muerto. Me recuerda a Kenpachi" pensó Unohana. Estuvo a punto de preguntar más, pero tocaron a la puerta.

—Adelante… oh, pero si es Shiba-san, me alegro de que hayas venido. Mira, ha despertado. Si me permiten, debo avisar al Capitán Yamamoto de esto.

"Es bueno ver que ya está más tranquilo" se dijo mientras salía, dejando Kaien en la habitación.

Había sido un mes, todo un mes para finalmente verlo despierto. Parecía incluso un chiste de mal gusto no poder mirarlo a los ojos cuando despertara, pero estaba allí. Era ahora o nunca; cuando su Capitán llegara ya no podrían hablar.

—Vaya, así que por fin despiertas; no imaginas el estado en el que te encontramos. Has pasado un mes aquí — la expresión de su cara cambió a la de un estúpido que no entiende nada que siempre lo sacaba de sus casillas —. ¡Eh… no me digas que ni siquiera piensas agradecérmelo, mira que te traje a cuestas y tuve que tirar mi uniforme por tu culpa! —. Sin previo aviso, empezó a empujarle la cabeza—. ¡Vamos, agradece, que no es algo que haga todos los días!—. Sonrió—. Ahora dilo, gracias teniente Kaien.

A Naruto le llevó sólo un momento reaccionar.

—Gracias, teniente Kaien —. Aquel hombre de cabellos azulados suspiró—. Creo… usted fue el que me rescató, ¿cierto? ¿Cómo fue? Le arrojó un tridente a esos monstruos…

"Uh, parece sorprendido", pensó Kaien.

— ¡Gomen, aquella cosa, ya no lo pude resistir! Y cuando lo vi, bueno, no creo haber recibido ayuda nunca en mi vida —se estaba deprimiendo otra vez, pero apenas lo hubo notado se recuperó—. ¡Ah, pero no se preocupe, me dicen que estoy bien! A todo esto, me llamo Namikaze Naruto —se presentó riendo. Aquel sujeto parecía agresivo, agradable pero agresivo.

Ahora bien, Kaien podía ser considerado un gran excéntrico; pero, en definitiva, detestaba a aquellos que se comportaban por debajo de sus propias expectativas. Más allá de todo, se había enfrentado a muchos Hollow desarmado y sin entrenamiento, tenía mucho mérito. Una vez ya más relajados, Kaien se presentó formalmente y se dispuso a contestar las preguntas de Naruto; lo primero fue la Sociedad de Almas.

Para empezar le hizo entender que ahora en cierto sentido había renacido como un espíritu, y que en teoría podría volver a morir; cuando eso ocurriera, renacería. Siguió la estructura: se encontraban en el Seireitei, mejor conocida como la Corte de los Espíritus Puros, en donde se establecen únicamente los shinigami, así como las cuatro familias nobles que han crecido en él. La explicación del Rukongai fue un poco más complicada de lo que le hubiese gustado.

Para empezar, la Ciudad de las Almas Errantes se divide en ochenta distritos; estos a su vez se dividen en norte, sur, este y oeste, según su posición respecto al Seireitei. Cuanto más alejados estén y mayor sea el número de su distrito, más peligroso resulta. No era de sorprender que fuese atacado, si no hubiese sido por Hollow sería alguno de los matones que allí se encuentran.

—Creo que tuve suerte entonces —fue algo un poco difícil de aceptar, pero era la realidad.

—Suerte es poco, si no te hubiésemos detectado al tiempo… Una vez que un espíritu rebasa la línea de los mil de Reiatsu, es peligroso para las almas comunes que están cerca de ellos. O te conviertes en shinigami, o se te obliga a retirarte de las zonas pobladas —le explicó Kaien. Parecía muy sorprendido por esto—. Verás, una alma común tiene menos de diez de reiatsu; tú, por otro lado, tienes un nivel sobre los dos mil, lo que te hace peligroso para ellos. Tu presión espiritual podría incluso matarlos —pudo entender por su rostro que el rechazo no le resultaba agradable.

—Je, parece que incluso en la muerte soy indeseado. Bien, así esta bien… ¿crees que sea posible que me convierta en un shinigami? —preguntó. "Después de todo, dijo que tengo un alto nivel, sea lo que sea que signifique", pensó Naruto.

—Estoy seguro de que Yama-ji estará feliz de escuchar eso —dijo una voz. Kaien se levantó tan rápido que se puso a la defensiva. ¡Shunsui Taicho, Jushiro Taicho!-

Naruto no había visto nunca a nadie como esas dos personas; ambos parecían ser muy altos. El que había interrumpido su conversación dijo llamarse Shunsui Kyoraku. Tenía la cara de ser una persona muy pensativa, aunque su ligera barba lo hacía verse como un vago. Tenía la curiosidad de su sombrero de campesino y un kimono rosado con motivos de flores sobre su haori. Ahora que Naruto reflexionaba sobre eso, cualquiera que llevara aquella prenda blanca supondría que es un capitán.

El otro dijo llamarse Jushiro Ukitake. Parecía ser, aunque disgustara admitirlo, bastante atractivo. Aquella melena blanca no era más que otra razón para las mujeres, supuso Naruto. Su carácter le resultó agradable; le sorprendió un poco el descubrir que sufría una fuerte enfermedad, muy a pesar de ser supuestamente tan poderoso.

El resto del tiempo tanto Shunsui como Jushiro le hicieron preguntas muy distintas; cuando no entendía la terminología Kaien le hacía el favor de explicarle. Aquello terminó por ser un poco aburrido, aunque los comentarios del teniente y el Hachibantai Taicho resultaban relajantes. Parecían divertidos a la vez que curiosos. Naruto sentía una extraña sensación; era como si llamar la atención de estas personas fuera algo que jamás había experimentado. Todo acabó cuando una mujer, que se identificó como la Teniente del Yonbaitai, y su Capitana Unohana-san, les pidieron terminar el interrogatorio, a lo que Kyoraku respondió como que aún tenían que beber un trago. Si bien no sabía qué quería decir todo eso, al rubio le pareció muy hilarante que esos dos hombres parecieran tenerle miedo a una mujer tan amable.

OoOoO

Naruto despertó al día siguiente sintiéndose en definitiva mejor que el día anterior. Había venido una mujer en verdad hermosa; pudo saber que era una Teniente por el emblema de madera en su brazo. Dijo llamarse Kurotsuchi Nemu. Tenía una mirada triste, sin embargo, hablaba con mucha paciencia. Venía de parte del Capitán de la Duodécima División, quien le pedía una muestra de sangre a cambio de una medicina que lo repondría al cien por ciento. Ante su ofrecimiento, el ojiazul no vio por que no, y ahora se alegraba. Unohana-san parecía algo molesta, pero él le explicó que en verdad no importaba.

Terminó de vestirse; le ofrecieron un traje que de hecho era el uniforme de un shinigami. Debía presentarse ante el Capitán General Shigekuni Yamamoto Genryusai, quien lo esperaba con ansias. Para esto sería escoltado por un miembro de la Undécima División que, según se enteró, se especializaban el en combate con la técnica del Zanjutsu, que en términos sencillos es el uso de la zanpakuto, como llamaban a sus katanas.

Cuando la puerta se abrió hubo un momento de silencio. Naruto se quedo mirando a esa persona por un momento bastante largo.

—Tienes la misma mirada de idiota del día que te conocí, gaki. Bien, supongo que estarás feliz, a tus dieciocho te convertiste en el más buscado, y yo que me atreví a insultarte…

De repente Naruto lo recordó: aquella cara sin cejas, esos dientes tipo de sierra…

—Zabuza…—lo tomó con la guardia baja cuando el rubio se levantó, acercándose para verlo de cerca—. Es increíble Zabuza, yo… no puedo creerlo. ¿En verdad eres tu un shinigami?

"Hubiese esperado algo mas emotivo", se dijo a sí mismo Zabuza.

—Ah, ¿a quién esperabas ver? —inquirió Naruto.

—A Haku —dijo tanto en pensamiento como con palabras el antiguo shinobi de la Niebla. Pero lo vio en sus ojos: el chico no podía recordarlo; no quería creerlo.

—¿Quién es Haku? Bueno, eso no importa. Mírate, me dijeron que el cuarto al mando de la Undécima División me guiaría, pero no pensé que fueras a ser tú.

Sí, Zabuza estaba en lo correcto. Se alegró en cierto modo de que no lo recordara, ya que nunca pudo encontrarlo.

—Olvida lo que dije, mira, andando, si no Zaraki Taicho y mi teniente me harán la vida imposible —. "Aunque viéndolo de otro modo no podrían hacérmelo pasar peor" pensó.

Zabuza tuvo mucho cuidado al preguntarle cosas a Naruto; no quería perturbarlo más. Supo que había luchado a mano limpia con unos Hollow que si bien no eran ni Gillian (Girian o Seres Incontables), tenían un alto nivel. Eso, y que parecía recordar muy poco de su vida anterior. Fue algo también difícil de ver. Cuando lo conoció, recordaba haber visto que no tenía ninguna cicatriz, pero ahora sus manos estaban llenas de ellas. Por la apertura del traje que le habían prestado pudo ver muchas más. Prefirió creer que habían sido hechas después de conocerlo y al morir, pero por la forma en las que algunas se sobreponían a otras sabía que no podía ser así.

Al avanzar desde los cuarteles del Yonbantai, Zabuza decidió explicarle un poco de lo que había estado haciendo a su llegada en el Rukongai. Como tuvo la suerte de llegar a uno de los distritos interiores en primer lugar, decidió unirse a la Academia de Shinigami apenas se enteró de su existencia, para finalizar en un puesto de oficial como el cuarto al mando de la división mas salvaje de todo el Seireitei.

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Al llegar a los cuarteles del Ichibantai Zabuza se disculpó con Naruto, ya que los oficiales menores a los tenientes tienen prohibido entrar a menos que sean convocados. Antes de irse le ofreció su ayuda en cualquier caso de necesitarla, y desde luego, en caso de que entrara a la Undécima División, que hablara con un tal Madarame Ikkaku o con un tal Ayasegawa Yumichika. Según él eran inconfundibles: en donde viera a un calvo o a un narcisista que no cabe en sí mismo, esos eran. Justo antes de irse dio un paso atrás y añadió que no les dijera ni calvo ni narcisista, o lo lamentaría él sobretodo.

Pasando las puertas frente a él, tuvo la sensación de estar entrando al salón del consejo… ahora que lo pensaba, ¿de qué consejo? Decidió no esforzarse demasiado, no había necesidad. Eso era lo que Zabusa había dicho, si no lo recordaba mejor, no valía la pena el esfuerzo. No tuvo mucho tiempo para pensar en esas cosas cuando se encontró frente a frente con los trece capitanes de las distintas divisiones del Gotei 13. Fue un espectáculo único que no se imaginó nunca. Allí estaban la Capitana Unohana, el Capitán Jushiro y el Capitán Shunshui, pero después de eso no podía decir si alguna de esas personas tendrían un carácter similar al de ellos. Pasó por alto el examinarlos a cada uno con cuidado, no quería imaginarse que clase de personas serían y mucho menos saberlo.

Cuando estuvo al frente de todos, la mirada del anciano delante suyo lo detuvo; Tenía la impresión de que con sólo moverse un poco mas lo irrespetaría.

"Sandaime-jisan", ese nombre…

—Bienvenido al salón de reuniones, Namikaze Naruto. Soy el Ichibantai Taicho Shigekuni Yamamoto Genryusai, aunque creo que ya has oído hablar de mí. No hace falta que te presentes, ya todo sabemos tu nombre. Esta reunión, más que otra cosa, es para presentarte los resultados de las pruebas que se hicieron a tu sangre —concluyó, señalando con la mano un hombre que, a los ojos de Naruto, parecía mas bien un payaso bastante tétrico.

—Pude haber tenido mejores resultados con un brazo o un ojo. Pero no me lo permitieron. En fin… —Mayuri se adelantó un paso para estar visible—. Nuestro tema es tu inusual nivel de reiatsu. Cuando te localicé oscilaba entre los dos mil quinientos y los tres mil. Al analizar tu sangre de ayer, bueno, el número habla por sí mismo: estás en el límite de la escala tres mil novecientos treinta y seis.

Las voces de los demás capitanes se alzaron al momento: un poco mas alcanzaría su nivel. En un alma recién llegada era casi ridículo el sólo imaginarlo.

—¡Silencio! Dado tu nivel de reiatsu, no podemos permitirte vivir entre las almas del Rukongai, así que solicitamos que te unas a las fuerzas de Gotei 13 —aclaró Yamamoto con esto la verdadera razón de la reunión; mas allá del por que tenia ese poder, los demás capitanes tenían derecho a saber que el potencial de esta alma como shinigami era muy valioso.

Naruto lo pensó por un momento. Ser un shinigami. Había visto a muchos en el transcurso de un día, pero no pensó que le ofrecerían ser uno solo así. Incluso pensaba hacer lo que Zabuza y entrar en la Academia primero pero…

—No, gracias —más de uno lo miraron como si estuviera loco—. Es decir, sí, quiero ser un shinigami. Es más, siento como si debiera ser uno, pero no quiero serlo así. Tengo ese sentimiento, que si simplemente paso a ser un shinigami sin entrenamiento, no podré estar a la altura de quienes confían en mí. Por eso quiero que me permitan entrar en la Academia primero si es posible, Yamamoto-ojisan —se ganó ser el blanco de todas las miradas, más que por su discurso, por haber nombrado con tanta familiaridad al capitán general. "Je, no sé por qué pero me gusta; esta forma de llamar la atención es lo mío según parece", se dijo. Trató de que no fuera muy evidente que estaba feliz por sus reacciones, pero no fue muy convincente.

—Que así sea —respondió a su petición sin pedir consejo alguno; ahora solo había algo que aclarar. "Ojisan… en sus ojos parecía deseoso de llamarme con familiaridad", pensó Yamamoto—. De antemano te informo de que aquellos shinigami que pasan por la Academia y demuestran grandes habilidades pueden graduarse antes, pero no creo que la propuesta te interese en lo absoluto —como respuesta sólo recibió un sí con la cabeza—. Entonces espero grandes resultados de ti. Entre otras cosas puedes conservar el uniforme, si aún te queda para cuando te gradúes puedes usarlo. Adelantándome a los hechos, te informo que la academia tiene estrictas normas y reglas que debes seguir al pie de la letra. El castigo por incumplirlas es la expulsión al Rukongai —parecía bastante severo aquello, pero no importaba; aunque intento intimidarlo no funcionó—. Aún hay tiempo, así que preséntate, allí te darán tu uniforme. Aquí termina la reunión, por favor avisa al oficial que te ha traído que te lleve a la academia cuanto antes.

El consejo se disolvió al instante. En algunos casos ni siquiera los vio irse; de un momento estaban allí y al otro no. Tomó una profunda respiración antes de salir. Zabuza ya lo esperaba así que no tuvo que explicarle nada: el cuarto oficial lo guió directo a la Academia.

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Así que allí estaba por fin. Pudo ver que la Academia no se diferenciaba mucho del resto de los edificios en el Seireitei. Se encontró con algunos problemas, como que ya habían explicado las distintas habilidades que aprenderían durante su estancia en la Academia. Pero no le importaba del todo aquella explicación llena de tecnicismos que de hecho apenas sí conocía, así que ignoro ese sentimiento de angustia que suele venir con los retrasos. Después de unos cuántos consejos por parte del primer instructor, decidió presentarlo al grupo.

—Ya que llegaste en medio de la clase tendrás que presentarte ahora, así que los demás esperen un momento —el instructor tomó una hoja de papel para tomar nota de su comportamiento—. Haz el favor de decirnos tu nombre, si lo recuerdas, qué fuiste en vida, tu edad si es posible, el área en la que fuiste encontrado, y tu nivel de Reiatsu lo apuntas aquí, firma al final para el archivo —le dijo, indicándole que sería así cuando terminara de presentarse.

Naruto se puso al frente de la clase. Al recorrerla con la mirada y ver tantos tipos diferentes de personas se sintió en el lugar correcto.

—Mucho gusto, mi nombre es Namikaze Uzumaki Naruto. Bueno, en vida fui un shinobi, es decir un Ninja. Según creo, tengo dieciocho años. Desperté en el distrito Zaraki, ochenta al sur de Rukongai —se inclinó de forma respetuosa ante el resto de la clase—. Por favor cuiden bien de mí.

"Creo que eso ultimo era innecesario", pensó. Se acercó al instructor y apuntó el número que el Capitán de la Duodécima División le había dicho. En realidad no creía que fuese muy impresionante, pero la cara de instructor no tenía precio en su incredulidad.

Nadie ofreció ninguna pregunta acerca de él; seguro que no les parecía en verdad interesante. Si bien sus miradas lo seguían a todas partes, no pensaba que fuese algo de gran importancia. Lo que sí quería hacer ahora era llegar al cuarto que compartiría con otros dos estudiantes. Esperaba que no fuesen unos engreídos; no podría soportarlos mucho tiempo, eso era seguro.

-Ah, lo siento, cuarto equivocado —dijo cerrando la puerta tras de sí, pero al ver el número se puso algo nervioso—. Disculpen, pero no creo que sea el correcto —se explicó al ver a unas chicas en su cuarto. Tras un tiempo en el que se sintió más calmado, vio algunas caras conocidas del salón de clase.

—Al nuevo, me presento, Abarai Renji —se presentó un pelirrojo que tenía tatuajes en la frente—. Este de aquí es Kira Izuru, es tímido pero te acostumbraras —añadió. Si parecía tímido, tanto que lo saludó desde lejos.

—Soy Inuzuri Rukia, y ella también es algo tímida aunque un poco menos —se presentó la otra chica señalando a su compañera.

—Hinamori Momo —dijo en dulce tono, aunque no lo miró a los ojos.

Tenía que admitirlo, parecía un buen comienzo; y el que sus compañeros fuesen tan amables le ayudaría mucho. Sintió algo de curiosidad ante sus actitudes, pero no hizo ningún comentario al respecto, trataría de pasarlo lo mejor posible.

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Y bien, que les parece ¿les gusta? ¿Lo odian? Déjame tu review para saberlo.

El principio a sido un poco aburrido, pero vamos no iba a saltar a la acción de inmediato o ¿Si? Nada mas para presumirles 6825 las puras letras en el fic, me ha gustado hacerlo ligeramente mas pequeño que los capítulos de mis otro fic.

Por que elegir un X-Over, bueno se puede jugar mejor con los personajes, y además puedes ponerlos en situaciones menos parecidas al manga original del que provienen sin mucho esfuerzo, es divertido leer como interactúan con otros personajes que no son de sus historias originales.

Bien técnicamente Naruto es una alma nueva en la Sociedad de Almas así que no esperen que sea el mejor de los mejores rápidamente, tendrá muchas experiencias y eso o hará mejorar rápidamente, pero no será si no hasta dentro de algunos capítulos.

Bien me despido dejen review, sugerencias y aportaciones serán escuchadas y respondidas tan rápido como sea posible. Algunos detalles técnicos de Bleach están en mi perfil, no olviden mandarme algún correo si quieres charlar, en fin no vemos, aquí dispuesto a todo.

EGO ALTER EGO.