Hacia mucho tiempo que tenia la idea sobre esta historia, hoy finalmente la traigo ante ustedes. La actualización dependerá de que tan bien sea recibida. Sin mas que agregar, comencemos.

Los personajes no me pertenecen, la historia es de mi autoria.


CAPÍTULO I

OBJETOS PROHIBIDOS

La puerta de oro de aquella majestuosa sala fue abierta. Una mujer de largos cabellos plateados yacía sentada en su trono, mientras que en sus rodillas sostenía a una pequeña niña de cabellos color lila. El sencillo vestido rosa resaltaba la hermosura de sus dulces ojos.

Al escuchar que las puertas se habían abierto, se puso de pie dejando a la niña sobre el dorado trono, para luego dirigir la mirada al joven soldado que acababa de ingresar.

"Reina Serenity, hemos vuelto del combate", el joven general a cargo de aquel ejercito hizo una reverencia.

"Quiero los detalles de lo acontecido", la reina ordeno a aquel joven.

"No hay mucho que decir su majestad. El enemigo era muy poderoso, nuestro ejército sufrió muchas bajas, y aunque las princesas trataron de persuadirnos para abandonar el combate, no lo hicimos, nuestro honor no lo permitió. Sentimos que no era prudente dejarles toda la responsabilidad…luchamos hasta el final", el general hablaba con voz tranquila.

"¿Sucedió lo inevitable?", pregunto la reina, aunque más bien su cuestionamiento figuro más como una confirmación que como una pregunta.

"Tráiganlos", el general ordeno y al instante dos grupos de soldados ingresaron al recinto, el primer grupo custodiaba un reluciente cofre labrado en hermoso oro, el segundo custodiaba un cofre más pequeño el cual había sido fabricado a base de conchas marinas, "Pensamos que lo más conveniente era que permanecieran en el milenio de plata y no en los planetas a los que pertenecen"

"¿Y las princesas?"

"Lo súbditos de sus planetas harán las disposiciones oficiales. Pensaron que lo mejor es que volvieran al lugar que les vio nacer"

La reina cerro los ojos para luego dirigir su mirada a la pequeña princesa que no parecía comprender todo aquello, "Abran el primer cofre", ordeno con la voz al borde del llanto.

Los soldados depositaron el gran cofre en el suelo. El joven general se dirigió a abrirlo. Una vez hecho, por un momento, un hermoso brillo salió del mismo he ilumino cada rincón de la galaxia. Aquella luz resplandeciente fue vista por todos los habitantes del universo. Entonces la reina tomo el reluciente objeto que descansaba sobre el fino terciopelo de color rojo. Era una espada labrada con impresionante técnica, la empuñadura era de oro adornada con piedras preciosas, la hoja era de reluciente plata, daba la impresión de haber sido hecha por las manos de un dios, "¿Hubo hostilidades al tratar de recuperarla?"

"Si su majestad. Cuando la espada yacía en el piso, algunos de los Uranianos trataron de hacerse de ella y aquellos que le tomaron, al tratar de blandirla sucumbieron ante su poder"

"¿Nuestros soldados trataron de hacerse de ella?

"No, luego de contemplar lo que había sucedido con los que sí lo hicieron"

"La legendaria espada de Urano fue labrada por un dios, y fue entregada al deiforme Tenousei, quien era semejante a un deidad, solo su legítimo heredero, es decir, la próxima senshi de Urano podrá blandirla y recibir ese magnífico poder", la reina dejo la imponente espada dentro del cofre para ordenar que el segundo cofre fuera abierto, "El espejo de aguas profundas, ¿Mostro algún cambio luego de recuperarlo?"

"No su majestad, ningún reflejo"

"Es de esperarse, solo los herederos podrán recibir el poder que cada uno de estos objetos guardan… como bien lo has dicho, la espada y el espejo quedaran bajo mi poder, y escuchen bien, nadie deberá saber o recordar la existencia de estos objetos, no hasta que sus futuros propietarios regresen"

"Así será su majestad"

"Ordenare que los broncíneos tronos y las preciosas columnas sean derivadas, la habitación Tritón y la habitación Miranda resguardaran sus secretos, ¿entendido?", la reina se dirigió a los consejeros reales. Una vez dadas las ordenes, tomo a su pequeña hija de la mano y salió del salón haciéndose seguir por los soldados.

Uno de los consejeros salió del salón y transmitiendo las órdenes de su majestad, hombres fuertes armados con diversas herramientas ingresaron al mismo.

Situado detrás del trono principal había otros siete más pequeños, pero en pocos minutos los robustos hombres destruyeron dos de ellos, limpiaron y pulieron el suelo y no quedo rastro de ellos.

En otra parte del palacio, en el bello salón blanco que era llamado "La sala de las decisiones", otro grupo de hombres se dispusieron a obedecer las órdenes de la reina. En este caso siete hermosas columnas se alzaban imponentes. Era obvio que sobre aquellas columnas una persona podía permanecer de pie sobre ellas. Al instante los hombres comenzaron a derivarlas. La primera correspondía a la princesa del planeta Urano, la segunda a la princesa del planeta Neptuno. Era fácil darse cuenta, puesto que en ellas al igual que en los tronos, habían sido tallados los símbolos reales de cada una, y al igual que en la otra sala, limpiaron y pulieron el suelo y no quedo rastro de ellas.

En otra parte del palacio, la reina, la niña y los oficiales caminaban por el ancho pasillo, y cuando finalmente se encontraron con la preciosa puerta de roble, la mujer no pudo evitar suspirar, cerró los ojos y con lánguida voz murmuro; "Perdónenme"

Las grandes puertas de roble eran una verdadera obra de arte, en lo alto habían sido tallados dos hermosos planetas girando en perfecta comunión. Al mismo tiempo se representaba a un joven bajando del cielo sobre las calmadas aguas, mientras que en la orilla le esperaba una joven que con amor le contemplaba, sin lugar a dudas el joven representaba el viento, y la joven al mar.

La reina ingreso en la cámara y pudo observar la reluciente decoración, al fondo se observaban las escaleras que en lo alto conducía a las habitaciones que eran resguardadas por broncíneas puertas. La reina se detuvo junto al macizo escritorio de roble, los soldados coloraron allí ambos cofres.

"La habitación Miranda y Tritón serán clausuradas y esta sala será abierta hasta que los herederos regresen y tomen su lugar en el milenio de plata", la pequeña princesa seguía sin entender el hecho de que los sirvientes estuvieran llevando dentro de aquella habitación todas las pinturas donde aparecían Amara y su inseparable compañera. Finalmente las puertas fueron cerradas y el pasillo que conducía a ella fue clausurado detrás de una puerta de brillante acero.

"Una última pregunta, ¿cómo sucedió?"

"El enemigo era mayor en número en comparación con nosotros, los Neptunianos y los mismos Uranianos, cuando la princesa Neptuno cayo en combate, la princesa de Urano utilizo todo el poder de su espada, y una vez que termino con la amenaza, decidió….usted sabe, utilizo su propia espada"

"Entiendo"

La niña comenzó a jalarle del vestido, "Mamá, ¿Urano volverá?"

"Algún día ella volverá"

"¿Y volveré a montar en su caballo negro?", la niña lucia triste.

"Si", la reina sentía como un nudo se formaba en su garganta.

"Y Neptuno ¿volverá junto con Urano? ¿Me llevara al lago y me enseñara a pintar?"

La reina se inclinó, miro a su hija y con la voz entrecortada se dirigió a ella, "Algún día volverán, y tú serás una mujer adulta, y a tu hija le enseñaran lo que a ti te enseñaron, y si ellas regresan, deberás abrir el pasillo, deberás entregarles sus pertenencia y dejarles que ocupen sus tronos y sus habitaciones, ¿me lo prometes?"

"Si" La niña se echó a llorar a los brazos de su madre"

"Aun eres muy joven para comprender lo que sucedió, no vayas a ser tan dura con ellas como lo fui yo", la mujer abrazo a su hija.