Rina salìa de la escuela. Había sido un día bastante engorroso, con tarea extra de matemáticas y soportando las absurdas discusiones del joven Asuka con la pelirroja Haneoka. Se hartaba que en ocasiones el tema de la Ladrona Saint Tail era de lo único de lo que se hablaba, y más aún cuando las trifulcas entre el detective junior y la pelirroja escalaban a los gritos , burlas e insultos. No podían tener otro tema de conversación? Le parecía sumamente sospechoso la fijación de Haneoka con la ladrona y sus crímenes, y peor aún, como es que Daiki también estaba obsesionado con Saint Tail y le seguía la corriente a la insoportable Meimi. En varias ocasiones la misma Rina había tratado de intervenir para evitar que el chico siguiese discutiendo con su necia compañera, pero se veía impotente de levantarle la voz al joven...
Algun día se iba a cansar de las tonterìas de la boba de Haneoka y se fijaría por fin en ella, pensaba la rubia suspirando, en que Daiki se veìa sumamente guapo cuando se enojaba, sobre todo ese gesto que hacía con la nariz. Rina trataba de ser lo más amable que podía con Daiki y lo ayudaba en lo que podía, aunque siempre encontraba que la entrometida Meimi Haneoka metía las narices donde no la llamaban. Parecía que salía de la nada cada que trataba de hacer algún avance romántico con el joven detective. La atracción que sentía por él seguía aumentando. Había crecido bastante en los últimos meses y era más alto…su distracción le costo cara. La chica casi se estampa de frente con un poste callejero. Azorada, torció la cabeza con un mareo breve y repentino. Y pasó lo que menos quería que sucediera.
-Deberías tener más cuidado, Rina.- habló amablemente esa voz dulce y aguda que tanto le repelía. No podía ser. Aquella idiota no iba a burlarse de ella, refunfuñó para sí.- Pudiste haberte dado un gran golpe con ese…-
"-A ti que demonios te interesa lo que me pase, Haneoka! Vete de aquí!- se dio la vuelta bufando. Meimi no cambió el gesto amable. Lo cual hizo enfurecer más a la temperamental adolescente.

"-Bueno…ya me voy.- se encogió de hombros la pelirroja. - Suerte- Rina solo pudo hacer una mueca de desprecio.

"Lo sabía. Sabía que a Haneoka le gustaba Daiki. Le retorcían las tripas de furia cada que veía a la pelirroja espiando al chico de pelo azabache cuando éste no se daba cuenta. Y más tonto era Daiki que no se daba cuenta que dos de las chicas más populares y atractivas de la clase andaban tras de él. Pero algún día le daría un escarmiento a la tal Haneoka, refunfuñaba para sí misma la rubia enérgica. Iba a mostrarle quien mandaba, quien se merecía en verdad a un chico tan valioso, guapo e inteligente como Daiki... se sumergió en sus pensamientos, al tiempo que el enojo desaparecía gradualmente./

"Al dar la vuelta a la esquina, pasó por aquel parque que tanto le gustaba. Un jardín lleno de árboles de abeto y pino de frondosos troncos y tupidas copas. Parecía un trozo de la Selva Negra europea en medio de Japón. Decidió introducirse en el, mientras los rayos del sol iluminaban aquí y allá a entre las hojas. Una solitaria fuente esparcía sus chorros cristalinos. Los gorriones bebían en la orilla de la fuente. Rina se sintió abrazada y reconfortada por la paz del parque, tanto que cerró los ojos, sentada frente a la fuente en una banca de metal.

"Pasaron varios minutos que parecieron haber durado una eternidad. La joven seguía sepultada en medio de aquella tranquilidad que empezaba a quedarse dormida. El estrés de la escuela no era para menos, las profesoras cargaban de muchos deberes a los alumnos diariamente. Y detrás de ella, a varios metros, un sonido la distrajo. Unos golpeteos en el suelo. La chica abrió los ojos y se dio la vuelta perezosamente, mientras se pasaba una mano por el rostro adormilado. Un conejo gris retozaba en el pasto detrás de ella. Cosa rara, ya que no había conejos en los parques de la ciudad, solo ardillas. El animal miró con curiosidad a Rina y movió sus orejas grandes hacia adelante y atrás, como un radar. Rina se acercó con cautela, no podía disimular que la belleza y simpatía del animal la había cautivado. El lagomorfo daba brincos en el aire y correteaba en círculos, ajeno a que la joven se acercaba a él. La rubia se hinco en el pasto, mientras el noble animal se acarcaba a ella y la olisqueaba. Rina soltó una risita de ternura mientras el animal se inclinaba frente a ella. Y de pronto, un murmullo comenzó a sonar entre los árboles.
"Una voz grave y áspera, ligeramente nasal canturreaba una extraña canción. Era una melodía cromática bastante disonante, pero extrañamente memorable./
"-Conejo, conejito gris, adoro a mi mascota, que lindo es cuando retoza!-
Rina sintió un escalofrío mientras la voz se acercaba. Y súbitamente dejó de oírse. El conejo estaba parado en sus extremidades traseras, mientras movía la nariz lentamente .Parecía examinar el ambiente, buscar algun olor familiar en el aire. Pensando en que llegaría tarde a su casa, la rubia se dió la vuelta saliendo del área de césped cuando una figura oscura y delgada saltó sobre ella con una carcajada tenebrosa

"-Que tal, pequeña?- rugió el sujeto mientras sujetaba a Rina por el talle con una fuerza impresionante.- Te gusta mi conejo? Es mi mejor amigo, se llama Vincent!- JAJAJAJA!- el tipo rió estentóreamente. Su cara pálida y ojos hundidos y saltones trataban de demostrar cordialidad y amabilidad, pero sus gestos y voz no correspondían con la intención, Llevaba un fino bigote de làpiz sobre los labios y tenía una enorme nariz afilada. La chica temió lo peor: el sujeto iba a abusar de ella.

"-Mira, que linda piel la tuya...-El hombre le puso una mano en la mejilla a Rina, quien estaba paralizada de terror y no podía gritar...- Cabello de oro inmaculado...- Tus manos...-que bonitas son...deberías cuidarlas más...- siséo acariciando una sección de piel en los nudillos de la joven, que estaba seca y escamada...-Dulce criatura, esto es para tí...- espetó ceremoniosamente el sujeto y sacó una bellísima rosa de sus vestiduras. Se la entregó y desapareció tan rápido como había llegado. El conejo se alejaba brincando por el césped a gran velocidad. Rina estaba completamente desconcertada. Al examinar la flor que el extraño le había dado, pudo notar que estaba extrañamente bien conservada y aún fresca con gotas de rocío. El sujeto no la había tocado de manera inapropiada en sus partes íntimas, ni siquiera en las piernas. Confudida y asustada, decidió ir a casa lo más rápido que podía y después, hablaría con su tío y con el detective Asuka para informarles del bizarro incidente del que había sido víctima aquel día...