Bueno, allá va, un nuevo fic ;) Espero que os guste, es el primero que escribo de esta forma y no estoy segura de si quedará bien. También es el primero que escribo sobre Bellatrix en FF.

Es un fic, no sé si será corto o largo, pero intentaré actualizar con regularidad.

¡A leer!


Disclarimer: Los pjs son de J.K. Rowling y la trama del fic mía.

Capítulo 1: Misión

Bellatrix, Bellatrix...


Estoy corriendo bajo la lluvia de Londres, junto a los demás mortífagos. Parecemos peces de lo mojados que estamos, pero eso no importa, hay que correr por nuestra vida. Es una misión peligrosa, una que mi Señor sólo nos ha encomendado a sus más fieles aliados, como yo.

Sabemos que los aurores no tardarán en llegar, que puede que nos capturen y nos lleven a Azkaban. Pero no pienso permitirlo. No dejaré que mi Señor vea que me doblego ante la voluntad del Ministerio y que caigo a sus pies sin poder hacer nada. Si he de ir a Azkaban, me aseguraré de llevarme un par de vidas por delante.

Tenemos que llegar hasta la casa de los Gellar antes de desaparecernos, ese es el plan inicial. Ir hasta allí, acabar con el hijo mayor y desaparecernos ante las narices de los aurores. Pero nadie se espera que ellos ya nos estén esperando a la vuelta de la esquina, con las varitas preparadas y dispuestos a enviarnos a la cárcel. Han debido de oír nuestro primer ataque. Noto que mis compañeros mortífagos sopesan la posibilidad de huir, pero no pienso dejar que lo hagan, hay que luchar por cumplir con el deseo de mi Señor. Doy un paso al frente, y ataco al auror que más cerca tengo.

Resulta humillante para los demás que una chiquilla de dieciocho años y pico sea la primera en luchar, así que rápidamente empiezan a lanzarles cosas a los demás aurores.

Veo que el que está delante de mí es apenas un principiante, ya que a pesar de contrarestar todos mis ataques, no se ha atrevido a lanzarme nada y tiene como mucho un año más que yo. La joven Bellatrix Black, futura Lestrange. Sonrío al imaginarme el miedo que debe de tener ese chaval ahora mismo

Consigo matarlo al primer despiste y me concentro en los demás. No veo al viejo loco de Moody por ninguna parte, lo que es bueno, porque ese estúpido tiene debilidad por los mortífagos y captura al 99% de todos nosotros si tiene la ocasión.

Un hechizo aturdidor me roza el pelo y me giró rápidamente para ver con rabia quién se ha atrevido a atacarme. No lo conozco, pero por su aspecto debió de ir conmigo a Hogwarts. Seguro que sería uno de esos sangre sucia adoradores de Gryffindor, seguro. Dejo de darle vueltas al tema y comienzo un combate con él. Es bueno, el cabrón. Parecía un chico despistado y frágil, pero tiene una puntería demasiado buena, que por poco me cuesta la vida.

Un segundo después aparece Lestrange, haciéndose el héroe e intentando salvarme. Menudo estúpido. Tengo que recordarme a mí misma que me voy a casar con él porque es bueno para la familia, porque de no hacerlo, a él también lo mataría. ¡Me está quitando mi duelo!

Los demás mortífagos están bien. Más o menos. Los aurores presentan una gran resistencia ante nosotros, pero nadie se ha fijado en que me he escabullido de la pelea para entrar en la casa de los Gellar. Mientras todos esos hombres (yo soy la única mujer), se quedan ahí matándose los unos a los otros, yo cumpliré la misión de mi Señor y acabaré con esa familia que osó negarse ante la voluntad del Señor Tenebroso.

Sólo de pensarlo me dan ganas de gritar y romper cosas, pero si de algo estoy orgullosa es de mantener la mente fría en las misiones. Sobre todo ahora, porque llevo poco dentro de la orden Oscura y quiero darle buena impresión a mi Señor. Yo no soy como las demás. Moriría por él.

Camino sigilosamente por los pasillos de la casa. Nadie debe de haberlos avisado de que íbamos a matarlos, tal vez los aurores no lo sabían, sólo intuían que teníamos algo que hacer en esa zona. Mejor. Ahora podré matarlos con esa mueca de desconcierto y horror en sus rostros. Bien, bien, bien. ¿Por dónde empezar? ¿Los padres? ¿El hijo mayor? ¿La hija menor? Hmmm... un buen golpe, ¿cuál sería, Bellatrix? La hija, por supuesto.

Subo las escaleras y llego hasta un pasillo con tres puertas. Abro la primera con cuidado y me encuentro con una niña de poco más de seis años, dormida. Sólo es una cría, pero... No. Si su familia se ha negado a servir al Señor Tenebroso, ella también cuenta.

A pesar de todo, apenas puedo creer que me acerque a su cama y susurre un avada kedavra. Yo no soy de las que matan sin disfrutarlo antes: torturo, araño, pego... la muerte es demasiado buena para dársela sin haberlo suplicado. Pero esa cría... En fin, una menos.

Me dirijo hacia el cuarto de enfrente, donde sé que encontraré al hijo mayor. El guapo y rompecorazones William Gellar. Ése sí que fue conmigo a Hogwarts, pero era un empollón de Ravenclaw y nunca me fijé en él. Cojo la varita que reposaba en la mesilla de noche, por si acaso, y luego, como si fuera lo más normal del mundo, me acerco a su cama hasta que mi rostro queda a unos centímetros de los suyos.

Esbozo una sonrisa malvada y le sacudo el hombro con suavidad.

-Hora de levantarse, Will.

Le pongo una mano en la boca antes de que pueda gritar y lo ato para que se quede quieto.

-Tranquilo, Will, Willy, William... ¿quieres que vengan tus papis? Ahora vendrán, no te preocupes. -le digo.

Una vez está inmovilizado, le hago una corte en la mejilla y con una sonrisa de satisfacción, salgo del cuarto y voy al de los señores Gellar. Susurro unbombarda y la puerta vuela en pedazos. Es sólo para hacer una entrada perfecta, nada más.

Ellos sí que intuían que ocurre algo, porque acaban de empezar a levantarse cuando entro en escena. Les quito las varitas en un abrir y cerrar de ojos, y mato a la mujer rápidamente. Él apenas se inmuta de la muerte de su mujer y no puedo evitar rodar los ojos: ahí se ve claramente el valor de un matrimonio concertado.

-Geoffrey Gellar, el sange pura que se atrevió a decirle a mi Señor que nadie de su familia lo obedecería. -digo, mientras lo apunto con la varita.

-Bellatrix Black... -murmura él.

Da un paso hacia delante y sin pensármelo dos veces lanzo un diffindo hacia sus pies, a ver si así se queda quieto. No le doy importancia al chorro de sangre que sale de ellos, ni al hecho de que Geoffrey se ha tenido que arrodillar para poder seguir en pie.

-No, no, no. No te muevas Geoffrey. No, no, no. -pongo mi voz infantil, casi es un auto reflejo porque ya ni me doy cuenta de cuando sale a flote y cuando no- ¿Sabes? Te haré una proposición: ¿quieres ver morir a tu hijo o ser torturado por mí?

Él se limita a murmurar algo que no consigo oír, así que me acerco hasta él, y le levanto la cara de un manotazo.

-No te oigo.

-Que te pudras.

Suelto una carcajada y mi voz está llena de placer cuando pronuncio mi maldición favorita:

-¡Crucio!

Pobre Geoffrey, ahí tirado en el suelo y retorciéndose de dolor. Hm, no haberme contestado así. La tortura dura un rato y cuando por fin la doy por concluída, él está muy débil, así que no me cuesta nada arrastrarlo hacia el cuarto de su hijo.

Ahí está William, con una mueca de puro terror, al ver que la vida de su padre está en mis manos. Obligo al hombre a mirar hacia arriba, y se fija en cómo está su hijo. Como es normal, intenta quitarme la varita, o por lo menos, hacerme daño al estilo muggle, pero yo no dejo que lo haga y comienzo a torturar a William.

-¡Crucio! ¡Jájajaja! ¡Crucio!

Alguien aparece en la puerta y me pongo alerta por si tengo que empezar a matar aurores de nuevo. Pero sólo es Lestrange.

-Bella, déjalo ya. Tenemos que irnos. -me dice Rodolphus. Luego, les echa una mirada a mis víctimas y sonríe- Sólo una más, juntos.

Yo también sonrío y mientras él tortura al chico, yo hago lo mismo con Geoffrey. Pocos minutos después, oímos un estruendo en la calle y nos damos cuenta de que estamos perdiendo el tiempo, así que los matamos y corremos hacia la salida.

La misión ha sido un éxito: hemos acabado con la familia Gellar y sólo quedan un par de aurores con vida. Me reúno con los demás mortífagos y nos desaparecemos.

OoOoOoOoO

Cuando llego a casa, ya es bastante tarde, pero mis padres no me preguntan dónde he estado ni por qué Rodolphus Lestrange ha insistido en acompañarme hasta mi hogar. No me ha importado. Será estúpido, pero después de todo, formamos un buen equipo.


Buenooo! Espero que os gustara.

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