¡Hola a todos los que lean y a los que he leído!

Aquí les dejo uno de varios capítulos sin conexión entre sí, acerca de "confesiones explosivas", las cuales fueron concebidas originalmente como Rose/Scorpius, pero pudiera haber algún cambio en las explosiones sucesivas.

Sin más que agregar por el momento, espero que les guste.

P.D. Por supuesto que la autora intelectual de todo es J.K.R., que nos hizo soñar que podíamos ser parte de ese mundo fantástico que creó.

Capítulo I

Forzando la explosión

Nos encontrábamos en medio de la clase de Pociones y yo sin poder concentrarme en mi trabajo. Cómo hacerlo si se encontraba frente a mi a sólo dos mesas adelante. ¡Maldito sea! ¿Por qué no podía controlarme? Una y otra vez mis ojos lo buscaban.

Me obligué a mi misma a apartar la vista de él, Scorpius Malfoy. Pero no fui tan rápida. Sus ojos se encontraron con los míos y... ¡Rose Weasley, reacciona! Me pierdo en esos ojos tan parecidos al mercurio fundido.

¡Demonios! Viene hacia acá. La poción. Si. La poción. ¿Qué sigue?- Intento concentrarme en el trabajo.

- De nuevo observándome. ¿Que te pasa Weasley? ¿Es que no puedes dejar de verme? - Me preguntó al pasar junto a mí el muy descarado.

¡Por Merlín! ¿Es que fui tan obvia? ¿Por qué cuando uno desea que ocurra uno de esos desastres naturales, como eso de que temblara y de repente se abriera una grieta en el suelo y la tierra te tragara, simplemente no sucede?

- Se acabó el tiempo, entreguen los frascos con sus pociones.- Anunció el profesor. Hablando de oportunismo. Gracias Merlín, te debo una.

Me apresuro a guardar mis cosas y le entrego la botella al profesor para salir a todo vapor del aula. Pero de nuevo no fui tan rápida.

- ¿Cuál es la prisa Weasley? – Lo escucho decir a mi lado.

- ¿Qué, no dices nada? – Yo volteo a verlo arqueando una ceja.

- ¿Y qué es lo que se supone que debo decir? – Le pregunto.

- Mmmm no sé, algo así como que me encuentras irresistible. – Sonríe y me guiña el ojo.

Arrrrgggghhh! Estoy segura que lo sabe. Bien que lo sabe. Que con esa sonrisa hace que me derrita. ¡No es justo!

- ¿Te estoy poniendo nerviosa? – No puede ser. ¿Sabrá oclumancia?

- ¡Vaya, Weasley! Contigo la gama de rojos alcanza tonos inimaginables.

¡Maldito gen Weasley! Siempre tan inoportuno. De seguro estaba más roja que la grana por como sentía arder el rostro.

¿Dónde quedó la Rose que siempre tenía una contestación oportuna e ingeniosa en la punta de la lengua? Sólo queda este patético remedo.

- Ya, Weasley. ¿Cuándo vas a aceptar que te vuelvo loca? – Si ya lo acepto. Sólo que no ante ti. Llevo todo lo que va del curso, tratando de no soñarte, no pensarte. Pero es inútil. ¡Esto es desesperante!

- Que te mueres por que te bese – Siguió diciendo. ¡Ya está! No puedo soportar más.

Me detuve y volviéndome hacia él le grito:

- Y si ya lo sabes, ¿por qué no lo has hecho? – ¡Por Merlín! ¿Qué hice? Acabó mi vida. Ahora si mi rostro iba a explotar.

Scorpius se queda viéndome como descolocado. Con la poca cordura que me queda, decido que debo aprovechar su confusión para escapar de ahí. Me volví y eché a correr, pero de nuevo falló mi rapidez. No había dado tres pasos cuando sentí que me sujetaban por el brazo.

Era él que me obligó a detenerme y me volvió para quedar frente a frente.

- ¿Qué fue eso Weasley? – Me increpa tratando de encontrar mi mirada. Yo sólo hago intentos de soltarme.

- ¿Un ardid para crear confusión? – Continúa al no lograr hacer contacto con mis ojos.

- ¿O es que acaso será que lo dijiste en serio? – Pregunta con un tono de incredulidad al ir asimilando la idea. Yo continúo con cabeza vuelta hacia otro lado eludiendo sus ojos e intentando soltarme.

- ¡Rose, mírame! – Exclama ahora con un tono desesperado. Eso y que me haya llamado por mi nombre me toma tan de sorpresa que lo obedezco.

- ¿Es que no piensas contestarme? – Me toma de los dos brazos ahora.

Yo solo me quedo viéndolo desconcertada y niego con la cabeza. Mis labios no pueden articular palabra alguna.

- Entonces, ¿era ésto lo que te ocurría? – Me preguntó dulcificando su voz y su expresión. Un momento. ¿Malfoy dulce?

- Llevo semanas quebrándome la cabeza intentando descubrir que era lo que te pasaba. Por qué ya no había más comentarios mordaces o contestaciones sarcásticas. Llegué al grado de extrañar tanto esos encuentros verbales que me propuse descubrir qué había sucedido contigo.

- ¿Cómo? – Alcancé a formular esa pregunta.

- Llevarte al extremo de tal manera que de una u otra forma saliera a relucir que estaba pasando. – Se explicó. - Y veo que funcionó. Aunque no imaginaba lo que iba a descubrir. – Sonrió de lado.

Al ver eso, enrojecí aún más si eso era posible y traté de escapar de nuevo, pero él no me lo permitió.

- ¡Suéltame! - Le exigí.

- No antes de tomarte la palabra. – Dice rodeando mi cintura y atrayéndome hacia si.

- ¿De qué hablas? – pregunto confundida.

- De ésto – dice antes de unir sus labios con los míos.

Definitivamente morí y estoy en el cielo. Creo que finalmente sucedió lo del desastre natural y no sobreviví. Porque de qué otra manera podría ser cierto que estoy besando a Scorpius Malfoy. Por que sí, lo estoy besando. Y él me está besando a mi y de qué forma. Con ternura, cariño, ¿amor? Esto no puede ser posible. Pero si no lo es, cómo es que puedo sentir como se estremece, al igual que yo, con cada caricia que le hago al recorrer con mis manos su cabello, su cuello, su espalda. A la vez que se que el puede sentir que mi cuerpo cobra vida con cada roce de sus manos por mi cintura y mi espalda.

Después de… no sabría decir cuanto, separamos nuestros labios y nos miramos a los ojos.

- ¿Aún no vas a decir nada? – preguntó.

- ¿Y qué podría decir? – repliqué.

- Que me amas. – dijo sonriendo.

- Te amo. – confesé.

- Yo también te amo. – confesó a su vez.

- Y ahora que ya sabes lo que quiero… – le sonreí yo por fin. El sonrió también y me besó de nuevo.