Kara POV.
Estaba sentada en una oficina de trabajo social. Mi tercer intento de escapar del horrible orfanato al que me habían llevado fue frustrado nuevamente.
Desde la muerte de mi madre pasaron dos años, ahora tenía ocho años, estaba sentada esperando a que entrara quien me diría a donde sería transferida o lo más seguro es que llevarían a un psicólogo, creían que estaba loca, no importaba a quién mandaran a hablar conmigo, no me cambiarían en absoluto, después de unos minutos entro un señor de edad avanzada y se sentó frente a mí.
-Eres Kara Davis ¿Cierto pequeña?- me pregunto el hombre.
-Sí, usted es doctor, quieren internarme, dicen que me volví loca por presenciar el asesinato de mi madre- ni siquiera volteé a verlo.
-No soy médico soy inventor, mi nombre es Quillish Wammy soy el director de un orfanato llamado The Wammy's house en Winchester- el hombre me hablo tranquilamente.
-Ahora me dirán eso para tratar de ganar mi confianza, eso no funcionara- dije aun desinteresada.
-Wammy's house no es un manicomio ni nada parecido, es un orfanato donde están niños tan inteligentes como tú, superdotados- por fin hice contacto visual con él.
-Yo solo se tocar instrumentos musicales, ¿Cómo podría ser superdotada?- pregunte extrañada.
-Eres excelente en las cuestiones matemáticas y en resolución de problemas- dijo Quillish.
-¿Quiere decir que me llevara a este orfanato?- pregunte, ese señor estaba llamando mi atención.
-Si tú quieres- me respondió dulcemente, pensé por unos momentos lo que me dijo.
Realmente no estaba segura, ya muchas veces las personas me habían mentido. Una vez volví me mirada a Quillish Wammy, él me seguía viendo con calma. Yo simplemente me preguntaba que debí hacer ¿Debía confiar o no permitir que cambiara nada?
-Yo, no lo sé ¿Cómo sé que puedo confiar en usted?- pregunte nerviosamente.
-Solo déjame mostrarte que no tengo intenciones de herirte o algo por el estilo, te lo prometo, no dejare que vuelvas a sufrir de la manera que lo has hecho- no sabía que decir –vamos Kara, todo estará bien, solo te pido que confíes-
-De acuerdo, iré con usted- respondí finalmente.
-Muy bien, entonces vamos, todo está arreglado- el señor Wammy se levantó de la silla y me extendió la mano para que la tomara.
Dude a un principio, no es que no me agradara, es que no confió en las personas tan fácilmente, pero al ver una sonrisa en su rostro finalmente lo hice. Esa sonrisa reflejo amabilidad y comprensión, en definitiva me agradaba este señor, me sentía segura al caminar a su lado.
-Tu vivías antes en Irlanda ¿verdad Kara?- pregunto el señor Wammy.
-Sí, yo nací ahí pero me gusta más Inglaterra- le respondí mientras salíamos a la calle.
-Debo decirte unas cuantas cosas acerca del orfanato- me dijo abriéndome la puerta de un auto muy elegante, estaba sorprendida, parecía de la clase de personas que no escatimaban en gastos –El verdadero propósito de Wammy's house es formar a quien se convertirá en el mejor detective del mundo, es uno de mis proyectos más recientes, formar a personas excepcionales que hagan justicia- trataba de procesar la información, me era algo fascinante.
-Significa entonces que busca a un chico con cualidades extraordinarias- dije volteando a ver por la ventanilla del auto.
-Sí, no solo uno sino que varios y tú eres una de ellos, tienes un gran potencial, seguro que tu logras ser la mejor detective- sonreí ligeramente, me sentía nerviosa de no cubrir las expectativas –pero no será fácil tendrás que estudiar mucho, las clases que se toman en Wammy´s house no son fáciles, se les imparte matemáticas, ciencias sociales, leyes, biología, física, química, literatura, artes, defensa personal e idiomas- me quede sorprendida, era más de lo que me imaginaba que podría estudiar.
-Señor Wammy ¿En serio cree que logre aprender sobre todo eso?- pregunte nerviosa.
-Estoy seguro de que lo harás, además según tu expediente tú tomas clases con niños de trece años y apenas tienes ocho, seguro que lo lograras- solo asentí y me quede sorprendida al ver que paramos enfrente de un hermoso edificio –Es aquí- el bajo y yo lo seguí prácticamente en piloto automático, estaba sorprendida.
El edificio era de tres pisos, tenía un aspecto antiguo pero cálido, el jardín era hermoso, grande y verde rodeado de diferente clase de árboles y flores, por un lado del edificio subía una enredadera, la propiedad estaba rodeada de una gran barda de piedra y en la entrada había una reja.
El señor Wammy y yo caminamos por la calle en dirección de la reja, comencé a sentirme nerviosa y tome su mano, él me miro tiernamente y presiono unos botones que abrieron automáticamente la reja.
-Bien ahí vamos- dije en un suspiro y comenzamos a caminar en dirección al edificio.
Una vez que entramos me quede maravillada por la amplitud de este, el vestíbulo era grande con pisos de madera, las escaleras que llevaban al primer piso eran amplias y en el centro de ellas en el techo había un hermoso domo que iluminaba la estancia, a ambos lados del vestíbulo habían varias puertas, luego de adentrarse en el vestíbulo salió otro hombre que saludo cordialmente al señor Wammy, luego me miro.
-Ella es Kara ¿cierto?- pregunto el hombre.
-Así es- dijo el señor Wammy.
-Hola pequeña mi nombre es Roger- se presentó.
-Kara Davis- respondí extendiéndole la mano para estrecharla.
-Watari, es tal y como la describiste- dijo Roger.
-¿Watari?- pregunte confundida.
-Sí, veras, como ustedes serán preparados para un trabajo muy riesgoso usamos alias por seguridad, aquí me debes de llamar Watari- dijo el señor Wammy –Para hacer las cosas más fáciles a ti te diremos K- yo solo asentí.
Luego de eso Watari me enseño el lugar, la sala de música era increíble, los salones de clases eran grandes y luminosos y por ultimo mi cuarto era amplio, tenía su propio baño y un armario donde ya había ropa, también mis pertenencias que se habían quedado en mi casa, cuando vivía en Irlanda estaban ahí.
Lo único que me decepcionaba era que no habían muchos niños aun el orfanato, según Watari era porque era un proyecto muy reciente que apenas había comenzado, pero al mismo tiempo no me importaba, siempre estaba sola, seguro que eso nunca cambiaria.
Una semana después.
L POV.
Iba caminando junto a aquel hombre que se había presentado como Watari, aunque él había sido muy amable conmigo no quería saber nada de nadie, me sentía terrible, pero al mismo tiempo seguro ahora que sería llevado a un lugar para vivir.
Después de la muerte de mis padre me quede en la calle, estuve así por casi una semana hasta que hace unas horas este hombre me convenció de ir con él a un orfanato, llegamos a un edificio bastante, a lo lejos se escuchaba una campana, tal vez perteneciente a alguna iglesia cercana, tome la apreté un poco más la mano de Watari y alce la mirada para verlo, este me la devolvió como diciendo "Pues allá vamos", comenzamos a caminar hacia el.
-Bien, es hora de la cena, primero ve a cenar y luego te mostrare el lugar- dijo Watari amablemente tomando mi bufando y mi abrigo –ven el comedor es por aquí.
-Gracias- dije tímidamente siguiéndolo.
Tome mi cena que constaba de un tazón de sopa de pollo con verduras caliente, realmente olía delicioso, pero no tenía muchas ganas de comer, también me sirvieron un vaso de jugo de fruta y un tazón de fruta.
-Siéntate donde quieras, vendré en un omento- asentí y me dirigí a una mesa apartada, pase a lado de algunos niños, en realidad no había muchos pero no me importaba, me senté y comencé a revolver la sopa.
Estaba tan concentrado en mi mundo que no me di cuenta cuando alguien se sentó frente a mí, solo medio reaccione cuando me saludo.
-Hola- saludo una voz femenina.
-Hola- le respondí sin voltear a verla.
-¿Cómo te llamas?- no le respondí, o era que quisiera ignorarla ni mucho menos, simplemente no estaba de humor –No estés triste, todos comprendemos tu dolor- solo medio sonreí, apreciaba que alguien intentara hacerme sentir bien -¿Quieres uno?- extendió la mano en dirección mía, se trataban de terrones de azúcar, tome uno comencé a chuparlo, entonces por fin hice contacto visual con ella.
Era una niña pelirroja, pálida, bastante delgada y baja, era prácticamente de mi edad, la mira cuidadosamente, vestía un vestido blanco con detalles en rosa, también traía unas calcetas blancas que le llegaban a las rodillas e iba descalza, mi vista fue subiendo hasta encontrarme con sus ojos, eran pequeños y verdes, un verde muy bonito que me recordaba al color de las esmeraldas, me lleve el terrón de azúcar a la boca y no pude evitar sonreír un poco al sentir el sabor dulce de este.
-Esta rico gracias- dije sin poder apartar mí vista de sus ojos.
-Solo no le digas a Roger o Watari o nos regañaran- no pude evitar soltar una risita, la niña era muy agradable, parecía alguien en quien se podía confiar.
-Me llamo Elle Lawliet- dije por fin respondiendo a su pregunta – y ¿Tú?- le pregunte terminando mi terrón de azúcar.
-No me gusta mi nombre, prefiero no decirlo- dijo la niña desanimándose.
-Vamos dímelo- insistí.
-Kara Davis- respondió finalmente.
-Es muy bonito- le dije, realmente me gustaba el nombre, hasta donde yo sabía en italiano significa amada.
-No es verdad- objeto.
-Sí lo es, es un nombre que nunca olvidare será especial en mi vida- me golpee mentalmente ¿Por qué diablos le dije eso?
-¿Por qué?- me pregunto curiosa.
-Porque es el nombre de mi primera amiga- ella sonrío ampliamente.
-Pues gracias Elle- dijo Kara comenzando a comer su sopa –Deberías de comer, fría no sabe bien- dijo, yo solo sonreí y comencé a comer.
Pasamos toda la cena hablando, resulta que ella era Irlandesa, incluso hablaba Irlandés, me sorprendía la facilidad con la que hablaba parcialmente unos idiomas era casi dos años menor que yo tenía diez años y ella ocho realmente me simpatizaba mucho.
-Veo que ya hiciste una amiga Elle- dijo Roger acercándose a nuestra mesa.
-Sí- respondí sonriendo.
-Que bien, veo que ya acabaron de cenar, en ese caso ¿K podrías mostrarle el lugar por favor?- Kara asintió con una sonrisa.
-Ven conmigo Elle- dijo levantándose.
-Por cierto, como te explique en el camino, ya no podrás llevar el nombre Elle…- Watari fue interrumpido por Kara.
-Me gusta L- dijo –Suena como su nombre pero solo que es una letra- Watari sonrió ante el ingenio de la niña.
-Bien L, espero que te guste el lugar- me dijo –K su habitación será la que está junto a la tuya- se le iluminaron los ojos y asintió.
Kara me enseño todo el lugar en la planta baja estaba la sala de estar, en la cual habían sillones y una chimenea que daba un calor agradable al lugar, luego me llevo a la biblioteca, la cual era amplia, tenía muchos más libros de los que creo llegar a leer en mi vida, se encontraban desde obras clásicas como la odisea y novelas conocidas mundialmente como sensatez y sentimientos.
En una puerta tras las escaleras estaba el lugar donde se tomaba la clase de defensa personal, tenía varias colchones y espejos, luego subimos al primer piso donde estaban los salones, eran amplios con mesas individuales de madera, todos estaban iluminados perfectamente y tenía varias ventanas que daban al jardín trasero, por ultimo subimos al segundo piso donde estaban las habitaciones, la mía se encontraba a la mitad del pasillo, tal y como lo dijo Watari a lado de la de Kara.
Mi habitación era amplia, la cama tenía un cobertor azul, a lado de la cama había un escritorio con repisas y libros que según explico Kara eran para las clases, el armario tenía ya ropa, constaba de pantalones de mezclilla y polos, playeras y suéteres.
-Mira la hora, mañana es lunes- exclamo cara al ver mi reloj despertador –el desayuno es a las siete- dijo dirigiéndose a la salida pero la detuve antes de que saliera.
-Kara, gracias por mostrarme el orfanato es muy bonito le dije, ella sonrió.
-No hay de que L, descansa- dijo antes de salir.
-También descansa- respondí a pesar de que sabía que ella ya no me iba a escuchar.
Me recosté en la cama, después de todo parecía que ese lugar no sería tan malo, sin darme cuenta mis ojos se cerraron y me quede dormido.
