Disclaimer: I do not own Harry Potter. Harry Potter no me pertenece y no estoy sacando ningún tipo de beneficio de esto.

Authors note: This story is not mine, it belongs to Fang's Fawn, I'm only translating it to Spanish. Esta historia le pertenece a Fang's Fawn yo solamente la he traducido al español.

Capítulo 1

No había sido necesario tomar poción para dormir… casi inmediatamente después de que Madame Pomfrey había terminado de aplicar medicina a sus heridas, Harry había caído en un profundo sueño, el más tranquilo y relajante que había tenido desde que había entrado en el Torneo de los Tres Magos. No se había despertado ni una sola vez, o por lo menos no recordaba haberlo hecho, tampoco recordaba haber tenido pesadillas, solo un pequeño sueño extraño… Espartaco (¿O había sido Snape?) había llegado y había estado parado junto a su cama, mirándolo con una expresión consternada y… ¿amable?

Bueno, sueño o no, el dolor, la preocupación y el estrés habían agotado a Harry; haber llorado había levantado una gran carga de sus hombros, aunque fuera temporalmente, y había logrado dormir profundamente hasta casi las nueve de la mañana del día siguiente. La verdad, habría podido dormir mucho más tiempo de no ser por un pesado bulto que sentía sobre su pecho, que ululaba persistentemente y que picoteaba suavemente su oreja.

Aun medio dormido, Harry abrió los ojos.

"¿Qué rayos…?" murmuró, buscando a tientas sus gafas, se las puso y la mancha blanca que veía frente a él tomo una forma más definida.

"¡Hedwig!" dijo Harry con alegría, sentándose y acariciando a su lechuza. Después de todo, era una de las mejores amigas que tenia y todas las dudas y temores que había sentido al haber sido engañado por Espartaco había desaparecido al instante, "! Ya estás bien ¡"

"Ciertamente, ella ya está bien de salud," dijo una voz y Harry levantó la mirada, solo para encontrar a Dumbledore sentado en un sillón floreado junto a su cama. El viejo brujo se miraba cansado, pero su tono de voz era alegre. "A estado esperando a que te despiertes desde hace ya bastante tiempo, es muy paciente. Aunque ya había empezado a irritarse."

Harry sonrió y continuó acariciando la cabeza de su lechuza. Hubo un tranquilo momento de silencio. Sin embargo, cuando su mente empezó a trabajar más deprisa y poco a poco la somnolencia se evaporaba, Harry sintió como la alegría de volver a ver a Hedwig y la satisfacción de haber dormido profundamente desaparecían al recordad los eventos del día anterior. Levantó la mirada, sus ojos se fijaron en los de Dumbledore brevemente, se sonrojó y rápidamente miró hacia abajo, tratando de parecer como si no hacía otra cosa más que acariciar a su mascota. El mes pasado había destrozado la oficina de Dumbledore. Ayer había llorado sobre el hombro del anciano. El hombre se había dado cuenta que Harry era incapaz de defenderse de su patético tío muggle. ¿Qué pensaría Dumbledore de él?

Pero cuando el viejo brujo habló, su voz era afectuosa.

"¿Dormiste bien, Harry?"

"Oh, sí señor… muy bien, gracias," respondió Harry, aliviado que le hubiera hecho una pregunta tan mundana.

"¿Y tus heridas?... ¿Ya están mejor, no? La espalda ya no te duelen tanto, espero."

Esta pregunta era un poco más incomoda de contestar, así que Harry dijo un breve y honesto "Si". Sentía un poco de dolor en las costillas y su espalda le picaba cuando se estiraba, pero aparte de eso estaba bien. Profundamente aliviado, Harry se atrevió a hacer la pregunta que lo estaba matando de curiosidad.

"Señor" dijo vacilante, "usted me dijo ayer, que iba a ir a recogerme a la casa de los Dursleys esta semana."

"Ah, sí," dijo el director enérgicamente. "Es verdad. Este viernes a las once de la noche, te llevaré a La Madriguera para que pases el resto de tus vacaciones de verano ahí – y, si tú quieres, me gustaría que me ayudaras con un asunto."

"¿Qué quiere que haga?" preguntó curioso Harry.

Dumbledore sonrió. "Bueno, he perdido la cuenta de las veces que he tenido que decir esto en estos últimos años, pero, otra vez, necesito a un profesor más. Espero persuadir a un viejo colega y viejo amigo mío a que regrese a Hogwarts y creo que tu serias capaz de convencerlo, si vienes a visitarlo conmigo."

Harry estaba algo confundido. "¿Cómo puedo yo ayudar con eso?"

"Oh, no te preocupes, ya encontraremos la manera" dijo Dumbledore vagamente y Harry presintió que ya habían terminado de discutir el tema, por lo que se atrevió a preguntar otra cosa.

"Apenas es lunes, señor. ¿En dónde me quedare hasta el viernes?"

"Te quedarás aquí en Hogwarts," respondió Dumbledore. "Solo el Profesor Snape, Madame Pomfrey, Hagrid y yo estamos aquí en este momento, creo que durante estos días te hará bien descansar para estar completamente curado para el Viernes. Además tendremos mucho tiempo para discutir unas cuantas cosas que tengo planeadas para tu próximo año escolar. No creo que te importe mucho tener que pasar unas pocas noches solo en la torre de Gryffindor y te quedarás ahí en vez de andar explorando el castillo a la mitad de la noche. ¿Cierto?"

"Si," dijo Harry rápidamente, aliviado de no tener que pasar los siguientes días en la enfermería.

Dumbledore pareció leerle la mente, pues dijo "Tendrás, obviamente, que reportarte por lo menos una vez al día con Madame Pomfrey, así ella se mantendrá al tanto de cómo está progresando tu salud."

Harry hizo una mueca de desagrado y Dumbledore sonrió, sus ojos brillando como siempre. Luego su expresión se volvió seria de nuevo y dijo en un tono grave, "Y ahora, Harry… creo que debes responderme unas pocas preguntas acerca de tu vida con tus parientes y te ruego que seas lo más honesto posible conmigo."

Harry sintió que su corazón se hundía. Sabía que tarde o temprano tendría que enfrentar esta conversación pero eso no lo hacía más fácil. Como no había ninguna escapatoria, decidió que, lo mejor sería terminar con ella lo más pronto posible.

"Está bien" dijo lentamente. "Estoy listo."

No estaba seguro si en verdad lo estaba, pero no tenía otra opción.

Potter no había sido el único en dormir hasta tarde esa mañana. Snape, exhausto física y emocionalmente, no se había despertado desde que, en forma de murciélago, se había quedado dormido sobre la cama del chico. Una de las razones por las que había dormido tan profundamente era por la seguridad que sentía al finalmente estar en "casa", en el castillo de Hogwarts, ya era libre de la atmosfera opresiva que había sentido en la casa de los Dursley. Snape no se había dado cuenta lo inseguro que se había sentido cuando estaba dentro de esa casa en los suburbios de Surrey. Pensó en Potter, que había tenido que aguantar viviendo ahí por meses, realizando un sinfín de exhaustas labores, aguantando maltrato verbal y emocional, y con la terrible amenaza de una paliza siempre presente. Snape se preguntaba qué rayos había hecho el chico para aguantar todo eso sin perder la cabeza. Quizá de la misma manera en que él había aguantado los largos meses del verano en su casa en Spinner's End después de la muerte de su madre.

Snape se había dicho a si mismo que la razón por la cual había decidido dormir en la enfermería era para poder estar presente por si tenía una pesadilla. Jamás admitiría que la verdadera razón era porque no le gustaba estar lejos del chico.

Había planeado irse de la enfermería antes de que alguien llegara o de que el chico despertara. Como se había quedado dormido, fue él el que había sido despertado por dos voces murmurando justo debajo de donde dormía. Se quedó congelado al reconocer una de ellas como la de Dumbledore.

Rápido y silencioso, Snape se movió hasta estar sobre una viga de madera. Ahora era imposible que lo vieran desde abajo, se asomó sobre el borde de la viga para ver lo que sucedía.

Potter estaba sentado sobre su cama, sus piernas estaban cubiertas por la frazada y sus brazos reposaban sobre ella. Sus ojos no miraban a Dumbledore, en vez de eso, estaban fijos en una de las mangas de su pijama.

El director estaba sentado en un sillón junto a la cama, sus codos estaban apoyados sobre los brazos del sillón y sus dedos estaban entrelazados. Aunque hablaban en voz baja, Snape, con sus oídos de murciélago, era capaz de escuchar todo fácilmente.

"¿… algo además del cinturón?" preguntaba el viejo mago.

Potter vacilo antes de responder. "No" dijo finalmente "solo con sus manos."

"¿Y con qué parte de sus manos?" preguntó Dumbledore con gentileza.

El chico tragó con fuerza. "Con la parte de atrás de su mano, la mayoría de veces. O con la parte del frente." Hizo una pausa y luego agregó con la voz más baja, "Algunas veces con sus puños."

"¿Así que con las manos y el cinturón, cierto?" La voz de Dumbledore era tan calmada y comprensiva, tan simpática, que alguien que no lo conociera tan bien como Snape no habría notado como la ira del hombre lentamente iba incrementando.

"Sí, señor."

"Ya veo." Dumbledore hizo una pausa (probablemente para calmarse, adivinó Snape), luego continuo hablando con la misma calma que antes. "¿Y en cuales ocasiones tu tío te…?"

"No pasaba todo el tiempo, señor" interrumpió Potter, levantando la mirada y luego bajándola casi inmediatamente. "Solo me golpeaba cuando estaba realmente enojado."

"¿Y qué tipo de ofensas hacían que tu tío se pusiera "realmente enojado"?" preguntó Dumbledore en voz baja.

Potter lo pensó por un momento. "La magia accidental lo enojaba mucho. Y… de alguna manera, algo desastroso siempre pasa al final del verano y el… pues, me castiga cuando llego a casa el próximo verano." El chico se sonrojó repentinamente y se quedo callado.

Snape hizo una mueca al escuchar eso – que fabulosa manera de empezar las vacaciones luego de un cansado año escolar: con una buena paliza. En especial un año escolar de Potter, que siempre terminaban con algún tipo de tragedia.

Hubo una larga pausa esta vez. Snape, que se había alejado de la orilla de la viga, asegurándose de estar completamente fuera de vista, esperaba nervioso a que la conversación continuara.

Finalmente el director, con un largo suspiro, dijo "Gracias Harry, por ser tan honesto conmigo. Creo que eso basta por ahora. ¿Por qué no vas a la Torre de Gryffindor? – puse tu baúl y tus otras cosas en tu habitación – puedes vestirte e ir a la cocina por algo para desayunar. Estoy seguro que Dobby estará encantado de verte."

"Gracias," dijo Potter, no logrando esconder su alivio. Se paro y luego pregunto reacio. "Señor… ¿está bien si voy a visitar a Hagrid después de desayunar?"

"Creo que Hagrid estará encantado." Snape podía adivinar, por el tono de voz que usaba, que Dumbledore estaba sonriendo.

Hubo otra pausa, luego Potter preguntó con un tono incomodo, "¿Pero qué le voy a decir, señor? ¿Tengo que decirle acerca de… de…?"

Dumbledore lo interrumpió rápidamente. "Creo que en el caso de Hagrid, sería mejor que le dijeras lo menos posible acerca de lo que paso con tu familia. Quizá lo más sabio es decirle que te llevaré el viernes a La Madriguera y que mientras tanto tengo que conversar unas cosas contigo acerca de lo que te enseñare durante el próximo año escolar. "

Si, entre menos sepa Hagrid, mejor, pensó Snape irónicamente. Ya se podía imaginar la reacción del gigante al enterarse que tan mala era la vida de Potter con sus parientes, probablemente iría a Little Whinging furioso.

"Bueno," continuó diciendo el director. "Espero que en algún momento en el futuro llegues a confiarle esto a tus amigos. Tu decidirás cuando, pero espero que sepas que su apoyo puede ser muy valioso para ti – y que no pensarán mal de ti al enterarse de lo que ha pasado."

"Si, señor" respondió Potter y Snape pudo adivinar, a juzgar por su tono de voz, que el chico no estaba dispuesto a contarle a nadie más lo que pasaba mientras estaba bajo los "cuidados" de su familia.

"Muy bien, entonces… ya puedes irte."

"Gracias. Vámonos Hedwig."

Se escuchó un batir de alas y luego los pasos de Potter saliendo de la habitación. Repentinamente el sonido de los pasos paró y luego el chico hablo, su voz sonaba nerviosa.

"¿Señor… acerca de mi… mi familia… usted… quiero decir… usted no…?"

Snape hizo una mueca de desagrado al escuchar la voz preocupada del niño. El hecho de que Potter estuviera preocupado por lo que le podía pasar a esos monstruos era como una puñalada al corazón – a menos que el chico estuviera preocupado por Dumbledore. De cualquier manera, Snape sabia, que la consternación del chico heriría mucho al anciano.

"No temas, Harry… no les haré nada demasiado… drástico, te lo aseguro." El chico probablemente parecía dudar de lo que había dicho, pues el director agregó, "Te lo prometo."

Hubo una breve pausa, luego Potter dijo, "Esta bien. Bueno… supongo que lo veré después entonces."

Las pesadas puertas de madera de la enfermería se cerraron. Snape esperó a que Dumbledore saliera de la habitación, de esa manera podría bajar del techo, transformarse e irse a su despacho, pero el buen anciano continuó sentado en el sillón por un largo rato, con una expresión lejana en el rostro.

Finalmente, Dumbledore dio un suspiro, se sentó un poco más erguido y dijo, "¿Te importaría bajar, Severus? Me gustaría hablar contigo."

Snape se quedó congelado. ¡Maldición! ¿Cómo lo hace?

Algo resentido, saltó desde la viga, planeó hasta llegar al suelo y se transformó. Dumbledore lo miro, con sus ojos brillando pícaramente, y Snape le lanzó una mirada enfadada, reusándose a preguntarle al viejo como había sabido que el estaba allí, no le daría esa satisfacción.

"¿Dormiste bien?" preguntó el anciano en un tono inocente.

"Si, muy bien" respondió Snape en tono cortante. Sacó su varita, hizo aparecer un sillón marrón y se sentó frente a Dumbledore.

"Excelente" dijo el anciano enérgicamente. "Y, si me permites preguntar, ¿Cuáles son tus planes para este día?"

La verdad era, que Snape no había pensado en ello, pero ahora que le habían planteado la pregunta una idea se empezó a formar en su cabeza.

"He pensado" empezó a decir lentamente, "que quizá hable con Potter acerca de… la Oclumencia."

Hizo una pausa, pero Dumbledore se limitó a levantar una ceja y decir "¿Ah sí?"

"Si. Por lo que… presencié en el hogar de los Dursley, es de suma importancia enseñarle al chico a proteger su mente." Respondió Snape. Ahí lo tiene. Que diga lo que quiera acerca de eso.

"Si, es verdad," comentó Dumbledore, la voz del hombre estaba calmada, pero cuando Snape levantó la mirada pudo ver una expresión ligeramente severa en la cara del anciano. "¿Y crees que estas clases de Oclumencia van a resultar más beneficiosas que las del año pasado?"

Snape reconoció el regaño y se sonrojó un poco avergonzado, "Si, posiblemente si."

Dumbledore aparentemente reconoció la sinceridad en su respuesta, pues su expresión se suavizó y asintió con la cabeza. "Muy bien. Yo también lo creo. Dejaré que hables de esto con Harry entonces."

Snape habría esperado que Dumbledore fuera el que hablara con Potter acerca de las clases, pero sabía que el director no lo libraría de esa tarea esta vez. Bueno, no había otro remedio… el había creado este desastre, el lo podía arreglar y si el chico se tardaba en confiar en él, Snape sabía que él era el culpable.

Antes de que se pudiera perder en sus pensamientos, Dumbledore habló de nuevo.

"Estoy orgulloso de ti Severus" dijo el viejo mago. "Tenía la esperanza de que accedieras a continuar dándole clases a Harry y me alegró de que decidieras continuar enseñándole sin que yo te lo pida."

Severus se molestó consigo mismo. A la edad de treinta y siete años no podía evitar alegrarse cuando su mentor lo elogiaba. ¡Estoy muy viejo para mover mi cola solo porque mi amo me acaricia la cabeza! Pero era mucho más que eso, y él lo sabía… sabía que, la mayoría de los hijos, aunque ya adultos, siempre intentan enorgullecer a su padre.

En vez de reconocer el elogio, Snape se limitó a decir, "Hablaré con el chico esta tarde." Rápidamente cambió el tema, preguntando "¿Y cuáles son sus planes para este día, director, si es que se me permite preguntar?"

Dumbledore se inclinó un poco. "Ah, me alegra que lo preguntes." Sonrió un poco, pero había una expresión dura en sus ojos. "Tengo la intención de ir de visita a Little Whinging esta tarde."

"¿Ah si?" preguntó, disimulando la satisfacción que sentía.

"Si." Los ojos azules de Dumbledore miraron fijamente a los negros de Snape. "Y antes de irme, Severus, tengo que pedirte un favor."

Snape esperó.

"Me gustaría que compartieras conmigo tus recuerdos sobre lo que pasó ayer."

Snape se puso rígido, prácticamente podía escuchar una alarma dentro de su cabeza.

"Albus" dijo en un tono precavido, "No creo que sea una buena idea."

Dumbledore simplemente lo miro. Esperando.

Snape empezó a sentirse incomodo, "En verdad no hay necesidad de que lo veas. Además," tartamudeó un poco, algo que rara vez pasaba, y bajó la mirada, "ya viste los resultados. Revivir esos momentos… no cambiará nada."

Dumbledore pareció considerarlo por un instante, sus ojos fijos en sus manos entrelazadas. Cuando habló de nuevo su voz era lenta, tentativa.

"Hace quince años, dejé a Harry con su tío y su tía, diciéndoles que esperaba que lo criasen como si fuera su propio hijo. Aunque no les di la oportunidad de reusar la custodia del niño, si le dejé a Petunia Evans Dursley una manera para contactarme por si criar al hijo de su hermana resultaba demasiado… difícil para ella. Sabía que se negaría a cuidar al niño si yo se lo entregaba en persona, al dejarlo abruptamente bajo su cuidado, esperaba que ella llegara a quererlo. Como ella no se puso en contacto conmigo asumí, erróneamente eso es obvio, que había empezado a amar a su sobrino."

Snape se quedó callado, escuchando con suma atención.

Dumbledore suspiró, luego siguió hablando.

"Contraté a Arabella Figg para que estuviera vigilando la situación. Quizá hubiera sido mucho mejor poner a una bruja o un mago para que cumpliera el rol de guardián no-oficial, pero eso hubiera significado que el Ministerio se involucraría. La presencia de squib seria ignorada por Cornelius Fudge."

"Desafortunadamente, Arabela no pudo entablar una amistad con los Dursleys, como yo lo había esperado – no podía tener una vista suficientemente cercana de la vida de Harry," dijo el anciano en tono solemne. "Aun así, fue capaz de observar que, durante los tempranos años del niño, antes de que empezara la escuela, no era tratado como un hijo, si no como un intruso dentro de la familia Dursley, alguien apenas tolerado y no bienvenido, el amor y el afecto de los padres Dursley era algo reservado únicamente para su hijo. Ella pudo observar signos de negligencia y, muchas veces, dureza, pero nada que indicara abuso físico. Arabella nunca vio una lesión en el chico, a excepción de aquellos moretones y raspones en las rodillas causados por tropezones y juegos de la infancia.

El anciano hizo otra pausa, y Snape pudo ver una expresión adolorida en su cara. Sabía que el viejo estaba imaginando los golpes que podrían haber esto – que debían haber estado – escondidos bajo la ropa holgada del chico todos esos años.

"Tampoco ayudó la actitud de Harry, manipulaba tan bien la mentira," continuó diciendo Dumbledore luego de haberse calmado un poco. "No se comportaba como los niños maltratados que he conocido a lo largo de mis años como profesor. Su comportamiento era reservado, pero no tímido; era educado, no hosco. Un verdadero Gryffindor," dijo el anciano, con una débil sonrisa y con sus ojos tristes y melancólicos. "Hizo que me resultara fácil no ver los signos."

"Y en verdad no los vi. Me alegré de no verlos, no te lo niego." El viejo mago suspiro. "Tan poderosa era la protección que brindaba el sacrificio de su madre, que cuando me enteré de la negligencia, fui capaz de pesarlo en contra de mantenerlo fuera del alcance de Voldemort. Me preocupaba – muchísimo – pero como su espíritu parecía indomable, decidí que lo mejor era dejarlo en esa casa."

Dumbledore cerró los ojos con fuerza, parecía mucho más viejo y débil que nunca, levantó sus manos hasta la cara y frotó sus ojos con cansancio. Cuando volvió a abrir los ojos estos parecían distantes.

"Y luego cuando vino por primera vez a Hogwarts y empecé a conocerlo mejor" Dumbledore siguió hablando con suavidad, "empecé a conocer la pureza de su corazón y su fuerte y noble espíritu que parecía inmune a el odio…." El viejo sacudió suavemente su cabeza y bajó la mirada. "Asumí demasiadas cosas. O quizás demasiado pocas."

Los dos hombres se quedarnos sentados en silencio por un largo rato, cada uno inmerso en sus propios pensamientos.

Finalmente, Dumbledore sacudió su cabeza ligeramente y se sentó más erguido en su silla, lanzándole una penetrante mirada a Snape.

"Necesito saber" dijo el anciano en tono cortante. "Necesito saber exactamente que es lo que no vi todos estos años, mientras hacía mis planes a largo plazo."

Las últimas palabras las dijo con algo de dureza y Snape se estremeció un poco. Entendía por qué Dumbledore quería ver sus recuerdos, lo entendía muy bien, pero aun así, pensaba que no era algo bueno que el viejo se castigara a sí mismo de esa manera. Sin pronunciar palabra alguna, sacó su varita e hizo a parecer una pequeña botella de vidrio. Tocó su sien con la punta de la varita y lentamente sacó un largo hilo plateado de recuerdos de su mente. Deseó brevemente, mientras metía el recuerdo en la botella, poderlo extirpar de su mente para siempre, pero sabía que eso era una tontería. Tenía muchos recuerdos dolorosos y no era tan débil como para borrarlos de su mente solo para hacer las cosas más fáciles para sí mismo. Eran una carga que él debía soportar.

Snape se quedó examinando la botella por un momento. "Antes de dártela tengo que pedirte algo."

"¿Si?" preguntó Dumbledore con curiosidad.

"Cuando vayas a Surrey esta tarde, deja que vaya contigo."

Dumbledore pareció sorprendido al escuchar lo que le estaba pidiendo. "No creí que quisieras regresar a ese lugar."

Snape no quería, pero no iba a dejar que Dumbledore fuera allí solo, no después de haber visto los recuerdos que acababa de darle. Quería estar allí, para asegurarse que su mentor no perdiera… el control. El castigo de un estúpido muggle, aunque bien merecido, no se comparaba con la importancia de Dumbledore y de su buena reputación para la guerra. Snape era uno de los pocos que sabía la historia del padre de Dumbledore y no quería que al viejo le pasara lo mismo.

Además… una parte muy "Slytherinesca" de él, estaba deseando ver como Dursley recibía su merecido.

"Está bien," dijo finalmente Dumbledore y Snape le dio la botella.

Dumbledore se paró, con la botella en su mano. Y miró a Snape.

"¿Verás los recuerdos conmigo?"

"No" dijo inmediatamente Snape. "No deseo volver a ver eso nunca más, gracias."

Dumbledore asintió, luego salió de la habitación, su túnica verde obscuro ondeando a su alrededor.

A/N: Bueno decidí traducir la séquela, espero que disfruten :).