Palabras difíciles.
Aun con un léxico vasto hay cosas que no son simples de expresar; ese es precisamente el problema con Hayato. Según su muy particular opinión las más complicadas son las palabras de afecto, específicamente las que expresan un amor incondicional, de esos de los que ha llegado a leer mas nunca antes experimentado. Una amistad y fidelidad absoluta es posiblemente lo más sincero que ha exteriorizado en ese tiempo, eso sí, exclusivamente a Sawada y exactamente no querer solo ofrecerle aquello es lo que le tiene estrujándose los sesos.
Entre tanto darle vueltas al asunto da una calada al cigarrillo, probada que le sabe sino a filtro quemado antes que a tabaco; no es hasta entonces que repara en que el pitillo entre sus dedos se ha consumido por sí solo. No discierne tampoco entre saber expresarse y el tener la audacia para hacerlo, al no considerarse falto de valor seguirá justificándose al creer que no ha dado con la terminología adecuada. A ceño fruncido la remembranza del jefe hablando con ensoñación acerca de Kyoko Sasagawa le hace resolver el seguir haciendo de tripas corazón cada que sea necesario, evitar en lo posible que Miura o cualquier otro ose acercarse más de lo necesario, pues ante todo le es inasequible tragarse los celos, tiene fe de que estos seguirán matizados por su hosquedad y su supuesta condición de hombre de confianza para el joven capo.
