Introducción

Los dedos índice y medio. Fue meses después de comenzar a dormir juntas, pero resultó brusco de todos modos.

-Quédate quieta, primor.-La lengua en su oído, palabras calientes, pegajosas y estropeadas por las prioridades. Sus manos aferran donde las costillas. Miranda se agita, su corazón retumba en sus oídos.

No le sorprendió.

-Con cuidado, con cuidado. Por favor, cuidado. ¡Oh,por Dios!-Se apretó contra la almohada y jadeó, degustando las sensaciones.

-Me encanta cómo lo haces, cosa tonta.-Susurró en su oído, siseó extasiada. Y el mundo se colapsó encima de su cabeza, golpeó contra su frente, languideció en sus mejillas y se disolvió en sus labios para luego lamer su garganta y evaporarse hacia su pecho.

-¿Qué?¿De qué está hablando?-Preguntó Miranda, atragantada en sudor, anudada su voz por la salida de los dedos de Rhode, mientras que las lágrimas se formaban en sus ojos y la sonrisa de mejilla a mejilla en los labios de Noé.