Finalmente amor.
Un labial nuevo.
Rojo… porque el rojo trae suerte.
Un conjunto del mismo color.
Sonrió emocionada. Quizás esta noche, después de varios fracasos, su amorcito cedería ante sus encantos y por unas cuantas horas se olvidaría del estrés y los problemas, producto de aquella rata voladora. Retocó su maquillaje, dejando su rostro más blanco y sus labios más llamativos. Se miró al espejo. El liguero negro lucía sensacional.
Escuchó la puerta principal ser azotada y su inconfundible voz llamándola con tono irritado.
—¡Voy enseguida pastelito!
Corrió a su encuentro lanzándose sobre él y derribándolo.
"Loco amor."
Probablemente, según la expresión en su rostro, no demoraría en arrojarla a un lado como usualmente lo hacía.
—Harley, niña mala—dijo deslizando ambas manos por su cintura—… justamente pensaba en castigarte.
Sus ojos se iluminaron. Y la enorme sonrisa de la que siempre estaría enamorada atrapó a la suya. La cálida sensación al ser estrechada por sus brazos, sus besos, el ser amada hasta el amanecer, era todo lo que necesitaba.
"Insano amor."
La cama hizo un chirrido cuando la dejó caer sobre ella. Harley rodeó su cuello. Ahogarse en él, en su sabor, en su olor…
—Ohh~, Sr J…
"…Pero amor a fin de cuentas."
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Notas de la autora: ¿Quién no puede querer a Harley? Yo la amo. El amor enfermizo, obsesivo e incondicional que le tiene al Joker es sencillamente hermoso.
