CAPÍTULO 1
Andén 9 y ¾, ¡ya hemos llegado! -exclamaba, James. -¡adiós, nos vemos en navidades! -decía mientras se alejaba de sus padres.
-¡Cornamenta, amigo! ¿Cómo estás?
-¡Canuto! ¡Tenía muchísimas ganas de verte! Espero que la estancia con tu familia no se te haya hecho muy dura…
- ¡Qué va! Además, en tu casa lo pasé genial con Lunático y Colagusano, por cierto ¿dónde están? Aún no los he visto…
- Remus tiene reunión de prefectos y Peter anda desaparecido, seguro que se ha despistado. -Ambos rieron, ya que Peter era un chico un poco atontado que seguía a los tres amigos a todas partes, pues los admiraba. Los cuatro chicos formaban un grupo de amigos que traía a las chicas locas y despertaba admiración en los chicos pues Remus, James y Sirius eran atractivos y muy inteligentes aunque a veces utilizaran esa inteligencia para gastar bromas pesadas a sus compañeros. Cada cual tenía su propio club de fans y les encantaba jugar con las chicas, sobre todo a Sirius y a James que eran los más presumidos del grupo. Remus era prefecto e intentaba, en la medida de lo posible, que sus dos amigos no se excedieran en las travesuras aunque al final siempre acababan compartiéndolas.
Los dos muchachos subieron al Expreso de Howarts y entraron en el compartimento que siempre ocupaban cuando iban al colegio, pero para su sorpresa, había alguien ahí dentro. Era la chica más hermosa que James había visto. Su pelo rojo, como el fuego, caía en graciosos mechones sobre sus hombros y un bucle rebelde le tapaba parte de su ojo derecho. Los ojos, eso es lo que más fascinó al chico. Eran de un verde brillante, parecido al del fondo del mar pero su mirada no era fría, sino dulce. Llevaba unos vaqueros ajustados y una camiseta de tirantes, también muy ceñida de color verde escotada. La chica los sonrió al entrar. Su sonrisa era perfecta y mostraba unos dientes blancos entre unos labios muy sensuales.
-¡Hola! -la saludó Sirius con su típica sonrisa-para-ligar.
Ella, pareció estar nerviosa por un momento pero en seguida respondió con un ¡Buenos días!
- Perdona, guapa, este es el compartimento de los merodeadores, y somos 4 así que no cabe ni una persona más. -fue Sirius el que estropeó el momento mágico de su amigo, qué típico de él era hacer un comentario de ese tipo a una chica. James lo miró intentando indicarle que se había pasado y temiendo que la chica los odiara antes de conocerlos.
-Mira, listillo, lo primero, a mí no me llames guapa, y segundo, yo no veo ningún cartel con tu nombre por aquí pero antes que compartir asiento con un chulo como tú prefiero ir de pie. - contestó la chica poniéndose en pie y saliendo del compartimento después de dirigir a Sirius una mirada que ya no era dulce, como le había parecido a James al principio.
-Amigo, si las miradas matasen tu ya estarías bajo tierra. -bromeó James y ambos rieron despreocupados.
Pero James no pudo olvidarse tan rápido de aquella misteriosa chica a la que nunca había visto. No podía ser nueva porque aparentaba tener su edad aproximadamente y nadie entraba en Howarts si no era para cursar primero. Le extrañaba no haberse fijado en ella antes, estaba seguro de conocer a todas las chicas bellas de la escuela en cambio ella no le sonaba de nada…
¿Quién era esa pelirroja de ojos salvajes? ¿Por qué James nunca la había visto?
"Howarts... Así que debo cambiar de escuela y volver a empezar en otra diferente..." -Lily, leía la carta que le habían enviado de su ex-escuela de magia. Se sentía triste y un poco confusa, le había costado mucho estar entre los primeros de la escuela y ser una de las más populares pues provenía de una familia de muggles y todo se le hizo extraño el primer día, cuando sólo era una niña de 12 años que acababa de descubrir su don para la magia. Recordaba ese primer año con alegría y añoranza, pues, aunque al principio se le hizo muy dura la estancia entre desconocidos, pronto conoció a las que serían sus mejores amigas y logró destacar como estudiante y como chica. Ahora, según le notificaban en una carta, debía cambiarse de escuela e iniciar el 6º curso en Howarts. No sabía si sentirse alegre por haber sido admitida en la más prestigiosa escuela de magia o triste por volver al anonimato y no ser la chica más atractiva, y popular del colegio...
Pero la duda que de verdad tenía Lily era el por qué de haberla trasladado si sólo le quedaban dos años para acabar su formación... Junto con la carta, la chica había recibido un baúl con los libros del colegio y las túnicas que debía llevar en clase. A sus padres también les sorprendió la noticia pero se alegraron porque, por muy muggles que fuesen, habían oído hablar muy bien de Howarts. Así que a Lily no le quedó más remedio que aceptar la decisión de los directores de ambos colegios y partir hacia su nuevo colegio el día 1 de Septiembre. Debía tomar el Expreso de Howarts en el andén 9 y ¾, lo cual no le extrañó pues sentía que conocía cada costumbre y rincón de ese colegio aunque nunca hubiera estado en él. Eso se debía a que se carteaba desde hacía tres años con un antiguo alumno de Howarts, algo mayor que ella con el que había coincidido en unas conferencias "sobre defensa contra las Artes Oscuras" a las que había asistido hace tres veranos. Desde entonces se carteaban y cada uno le contaba al otro cómo eras su colegio, qué cosas hacían allí y cómo eran sus directores. Lily sentía una gran admiración por Albus Dumbledore, el director de Howarts, y le encantaba que su amigo le contara cosas sobre él.
"Sí," -pensó Lily- "tenemos una buena amistad, aunque hace un par de meses que no sé nada de él, últimamente tenía un comportamiento un poco extraño y sus cartas eran diferentes…"
Al llegar a la estación, Lily se despidió de sus padres y empujando el carrito atravesó el andén 9 y ¾ sin ninguna dificultad. Montó en el vagón que indicaba 6º curso y se sentó en el primer compartimento que vio libre.
Cuando el Expreso se puso en marcha dos chicos altos y de cuerpo atlético entraron en el compartimento donde estaba Lily y la miraron extrañados. Lily los saludó con una sonrisa y observó al que entró primero. Era alto, y muy moreno, tenía unos ojos azules muy profundos y una boca perfecta.
- ¡Hola! -la saludó devolviéndole la sonrisa lo cual hizo que la chica se derritiera.
- Bu-buenos días -respondió ella, recuperando la compostura. A Lily le gustaba aparentar seguridad en sí misma aunque por dentro estuviera al borde de un ataque de nervios- "¡Pero que tío más guapo!"
El otro chico, también era bastante atractivo. Llevaba unas gafas que le daban un aire intelectual y detrás de ellas tenía unos preciosos ojos color avellana que la miraban de una forma que la cohibió. Pero lo que más llamó la atención a Lily fue su pelo negro y alborotado, como si no se lo hubiera peinado nunca.
- Perdona, guapa, este es el compartimento de los merodeadores, y somos 4 así que no cabe ni una persona más. -dijo el chico de ojos azules.
Lily reaccionó rápidamente y ante ese comentario prepotente contestó:
-Mira, listillo, lo primero, a mí no me llames guapa, y segundo, yo no veo ningún cartel con tu nombre por aquí pero antes que compartir asiento con un chulo como tú prefiero ir de pie.
Lily era una chica con mucho genio y muy orgullosa, no soportaba que ningún chico se diera aires de superioridad delante de ella, le daba igual que fuera nueva o no, no lo iba a permitir. Sería guapo pero era el chico más engreído que había conocido. Así que se fue del compartimento mientras escuchaba las risas de esos dos muchachos y se acercó a un grupo de estudiantes que le hacían señas volviendo a preguntarse la razón por la que le trasladaron a este colegio
El Expreso llegó a Howarts y los dos animagos encontraron a sus compañeros a los que saludaron efusivamente. Volvían a ser un grupo, a su parecer en mejor grupo de amigos de la escuela, eran los más guapos, interesantes e inteligentes, al menos eso era lo que pensaban ellos y la mayoría de los alumnos de la esuela. Digo la mayoría porque había un grupo de jóvenes que no podían ni ver a los merodeadores, y el odio era mutuo, pues las 4 animagos no hacían más que meterse con ellos. Esos eran los estudiantes a los que se había acercado Lily.
-¡Hola chica! ¿Cómo estás? Te hemos visto con esos dos chulos, te has defendido bien ¿eh? -la chica que la saludó era de raza negra y tenía un cabello muy abundante y por supuesto, oscuro, con mechas doradas y peinado en múltiples trenzas que finalizaban con unas pequeñas bolitas color marfil. Llevaba un piercing muy pequeñito y brillante en el lado izquierdo de su nariz que contrastaba con su piel morena. Vestía con un top ocre y unos shorts vaqueros que realzaban su figura que no tenía nada que envidiar a la de Lily. -Me llamo Alexandra Allen, Alex para los amigos, y tú eres nueva ¿no?
- Me llamo Lilian Evans, pero llamadme Lily. Sí, soy nueva, antes iba a la otra escuela de magia de Inglaterra pero los directores decidieron trasladarme aunque no tengo ni idea de por qué.
- Bienvenida, Lily, yo soy Swan Min, pero todos me llaman Sandy. -Sandy era alta y muy delgada con rasgos asiáticos y un pelo negro muy liso. Llevaba una falda blanca asimétrica y una camiseta rosa que dejaba al descubierto sus hombros. Calzaba unas sandalias sin tacón negras y en sus orejas lucía unos pendientes muy llamativos en tonos rosa y fucsia. Lily vio que tenía dos agujeros más en la oreja derecha que adornaba con dos brillantitos del mismo color que la camiseta. Pero lo más extraño de todo era que tenía unos ojos rasgados azules oscuros, como el cielo de noche, parecía que no tuvieran fondo y sus pestañas eran larguísimas y negras. La asiática en seguida notó que Lily observaba sus ojos y añadió- Mi madre es de raza asiática y mi padre proviene de una raza de magos conocedores de la magia de las montañas, podían ver en la oscuridad, y hechizar a las personas con una mirada, o al menos ese es lo que cuenta la leyenda -dijo guiñando un ojo.
- Lo siento, no quería que te sintieras incómoda… -se disculpó Lily, sintiendo cómo sus mejillas se tornaban rojizas.
-Tranquila ella está acostumbrada a que la gente se quede sorprendida con ese par de ojitos que hechizan a toda la raza masculina…No me mires así Sandy, que sabes que tengo razón. -el chico que había hablado era rubio y tenía unos ojos verdes muy grandes y bonitos. Lo que más le gustó a Lily fue su sonrisa, era sincera y muy agradable. Vestía con unos pantalones cortos, por encima de las rodillas, blancos con una raya negra de arriba abajo a ambos lados y una camiseta pegada también negra y sin mangas que realzaba su cuerpo de deportista. -Yo soy John Langdom, a tus pies Lilian. -se presentó el joven haciendo una reverencia.
Lily sonrió y miró al 4º componente del grupo. -¿Y tú cómo te llamas? -preguntó.
- Ejem, si… Yo soy Luke Grant, encantado.- Luke era más bajito que John y tenía una mirada huidiza. Parecía muy tímido y aunque no era un chico feo, andaba muy encogido, como avergonzado. Vestía con unos pantalones negros y una camiseta a juego del mismo color, lo que le daba un aire un poco siniestro.
- Nuestro Luke, siempre tan hablador… -dijo John con ironía -discúlpale Lily, pero es muy cortado, en seguida descubrirás que una vez le das cuerda el chico no calla…
- ¡Jonny! Pero que burro eres. -le insultó cariñosamente Alex dándole un pequeño empujón.
- Dejadlo ya, tortolitos… - les dijo Sandy.
Todos rieron y Lily se olvidó de los dos chicos del tren hasta que llegaron a la escuela y los vio juntándose con otros dos, uno delgado y también atractivo y un chico bajito y menos agraciado que sus compañeros.
- Oye, y esos 4 de allí ¿quiénes son? -preguntó Lily señalando los merodeadores.
- ¿Al que has insultado y sus amigos? - bromeó Sandy - son los merodeadores, Black, es el chulo de ojos azules, el de gafas es Potter y Lupin es el delgadito. Pettygrew, el bajito, siempre los sigue a donde van como un perrito faldero. Los tres se creen superiores y tienen un club de fans que van babeando detrás de ellos.
- Aunque, en mi opinión son unos prepotentes. Vale, serán guapos y estarán como un tren pero en segundo se lo hicieron pasar fatal a Luke. -añadió Alex.
Luke asintió:
-Todavía me entran náuseas cuando veo arroz.
- Es que al pobre le hechizaron el plato para que cada vez que hubiera arroz para comer, éste se convirtiera en un montón de hormigas que se le metían por la ropa. Todavía me río al recordar la cara que ponías, Luke.
- Eso no es todo John, estuvieron todo el curso gastándome bromas pesadas y publicando fotos mías en la sección "Busco pareja" del diario de Howarts.- el chico parecía a punto de estallar pero se controló y miró a su amigo diciendo - es que a veces te pasas, tío.
- Lo siento, ya sé que lo pasaste fatal, además ellos sí que se pasaron bastante. -se disculpó John.
- ¡Qué capullos son! ¿Dumbledore no los castigó? - exclamó Lily, sorprendida y enfadada por lo que le acababan de contar.
- Claro que sí, pero hay que reconocer que son inteligentes, y muchas veces consiguen escaquearse de los castigos, porque oficialmente nadie se entera de quién ha sido el autor de la "broma" aunque todos los estudiantes sabemos que han sido los merodeadores. - contestó Sandy.
- Aunque nosotros también les hemos sorprendido alguna vez con pequeños, como lo diría… pequeños castigos. -dijo John .
Todos los demás rieron y le contaron a Lily cómo durante los 5 años que llevaban en el colegio los merodeadores y ellos se habían convertido en enemigos y cada grupo formaba el bando opuesto en una guerra de bromas pesadas y de mal gusto. Mientras tanto unos carruajes tirados por caballos invisibles los llevaba hasta las puertas de la escuela. Lily, presintió que se iba a sentir muy a gusto entre ellos y sonrió feliz. Al llegar Howarts, las puertas se abrieron y Lily entró con sus nuevos amigos oyó una voz grave y seria que exclamó:
- ¡Lilian Evans!
Lily se dio la vuelta sobresaltada y vio que, para su sorpresa, el hombre que la había llamado era el mismísimo Albus Dumbledore.
- Buenas tardes director. -saludó educadamente la chica.
- Buenas tardes señorita Evans, ¿podría hacer el favor de acompañarme? -la sonrisa con la que le habló la tranquilizó y asintió con la cabeza. - no ponga esa cara de susto que parece que haya visto un hipogrifo.
Lily rió y siguió al director hacia su despacho. Una vez dentro éste la invitó a tomar asiento y Lily pudo observar que Dumbledore era tan excéntrico como había oído. La habitación estaba llena de cachivaches que Lily no sabía para que servían y de cuadros donde estaban los antiguos directores de Howarts.
- Bienvenida a Howarts -comenzó el mago. -supongo que te habrás preguntado por qué el director Arthur Kirggins y yo hemos decidido trasladarte a Howarts en vez de terminar tus estudios en tu antigua escuela.
- Sí, la verdad es me pareció extraña la decisión de cambiarme de colegio aunque estoy muy contenta, pues tenía muchísimas ganas conocer este lugar. -contestó Lily contenta pues por fin alguien iba a darle la respuesta a la pregunta que había estado rondándole la cabeza desde que recibió la carta.
- Eso me comentó el viejo Arthur, y como me habló muy bien de ti, reuní al consejo escolar y decidimos que podríamos hacer un intercambio de alumnos este año ya que hace tiempo que no hay ninguno. Es una buena forma de que los magos de diferentes escuelas entablen amistad.
- Me siento halagada de optaran por mí para el intercambio. Muchísimas gracias por esta oportunidad, sé que Howarts es uno de los mejores colegio de magia que existen. -dijo Lily sinceramente agradecida.
- El director de tu antigua escuela nos aseguró que eras una alumna excepcional. Antes de que te vayas me gustaría que te pusieras ese sombrero, sí el que tienes a tu derecha. Dumbledore señalaba a una cosa negra y raída que Lily dudaba que se tratara de un sombrero, pero en seguida se dio cuenta de que era el Sombrero Seleccionador. Ella ya había oído hablar de ese él. Era el que asignaba a cada alumno la casa donde viviría durante su estancia en Howarts y conocía la fama de cada una. La chica se lo puso en la cabeza y nada más tocar sus cabellos escuchó: ¡GRIFFINDOR!
- Bien, bien… -comentó el director distraído. -Bueno, creo que ya sabes mucho sobre Howarts ¿no? - Lily asintió contenta de la decisión del Sombrero. -De todas formas mandaré un prefecto para que te guíe, al menos durante la primera semana. Ahora vayamos al comedor que todos estarán esperando con impaciencia la ceremonia de selección. Te deseo un muy buen curso Lily, puedes acudir a mí o a la profesora Mcgonagall, la jefa de tu casa, siempre que quieras.
Dicho esto Dumbledore abrió la puerta del despacho y Lily y él salieron y fueron hacia el comedor donde todos los alumnos esperaban expectantes. Antes de entrar Lily preguntó:
-¿Quién es el alumno de intercambio de Howarts?
- Ah, se llama Jane Logan. Qué aproveche la cena. -contestó Dumbledore con una sonrisa, aunque a la chica le pareció que estaba tenso.
"Griffindor, espero que Alex, Sandy y los dos chicos pertenezca también a esa casa. Seguro que los merodeadores son de Slytherin… Mejor, así no tendré que cruzarme mucho con ellos" Lily entró en el comedor y se dirigió a la mesa de Griffindor donde, para su alegría, vio sus cuatro amigos sentados sonriéndole. Vio también a los merodeadores, lo que la contrarió bastante pero decidió que se limitaría a no hacerles el menor caso aunque tuviera que convivir con ellos. Había algo que le preocupaba más: nunca había oído hablar de ningún intercambio entre colegios mágicos y sabía que había alumnos mucho más avanzados que ella en su antiguo colegio. No se explicaba por qué la habían elegido a ella y le chocó bastante que el director hubiera hablado a Dumbledore de ella. Decidió que preguntaría por esa chica, Jane Logan, a sus amigos y no le dio más importancia al asunto, se sentía feliz de estar allí.
Hola! Al final si que he podido conectarme y ya cuelgo el trozo que he prometido. Por cierto antes se me ha olvidado poner este último párrafo del primer capítulo así que lo pongo y luego pongo el siguiente capítulo.
Gracias a todas por leerme! adiós
P.D: No os quejaréis que oy os e puesto un buen trozo! Es que he empezado las clases y aprovecho los primeros días que no tendré deberes para escribir más.
Tras la ceremonia y la cena Lily, Alex y Sandy se dirigieron a las habitaciones de las chicas y Luke y John a las de los chicos ya que era muy tarde y al día siguiente debían madrugar para asistir a su primera clase.
FIN CAPÍTULO 1
