Buff....
Este es el nuevo fic, jaja, el de la infidelidad, como el nombre indica....
Aqui os dejo el primer capitulo.
Primer encuentro
- ¿Quién dijiste que venia a cenar?
- Por tercera vez, Maka, viene tu hermana Crona con su novio.
- ¿Con su novio? Mejor que haya esperado a que sea su prometido, así nos aseguramos de que no viene llorando otra vez. – su madre la fulminó con la mirada – vale, vale. Quiero a mi hermana.
A pesar de eso, Maka sentía que tenía razón. Su hermana siempre se hacia ilusiones muy pronto, y después era ella quien tenia que aguantar sus penas. Además, en ese momento se estaba perdiendo la fiesta de Liz, la iban a presentar a un chico bastante guapo. Recordaba vagamente su nombre, pero no estaba muy segura.
Resignada, fue al salón y se tumbó en el sofá. No pensaba ayudar. No se lo habían pedido. Con todo, aún estaba molesta. Había tenido mucho trabajo esa semana y para un poco de relajación que podía tener, tiene que vestirse bien para conocer a un chico que ni siquiera la interesaba.
Soltó un bufido. No la gustaba que la ignorasen y esa noche iba a estar en segundo lugar.
Encendió la televisión. Echaban su programa favorito. Lo dejo aunque no le prestaba mucha atención. Su mente se encontraba divagando sobre lo que estaba haciendo su madre. Olía delicioso. No recordaba que oliera así de bien cuando ella había invitado a alguien. A alguien masculino.
Entonces solo recibía miradas desconfiadas por parte de su madre y amenazantes al chaval por parte de su padre. Parecía que aún creyeran que era virgen. Nada más alejado de la realidad. Alguien tan exitosa no podía ser tan inocente.
Su padre entró en el salón. Maka le ignoro a sabiendas que la estaba mirando. Por el rabillo del ojo, vio que llevaba una camisa oscura con unos pantalones largos de vestir. Eso significaba que faltaba poco para que llegasen. No tenía ninguna gana de arreglarse. Podía pasarse por casa de Crona en cualquier momento y conocerle. Conocer a aquel chico que seguro que era feo y sin gracia como su hermana. Mal vestido. Sin lugar a dudas. No había razón para perderse la que seria una de las mejores fiestas de Liz.
Giró la cabeza ante el carraspeo de su padre.
- ¿Qué no te vas a vestir, Maka?
- Ya estoy vestida.
- Perdona hija, cambiare sutilmente mi pregunta, ¿Qué no te vas a poner unos pantalones?
Maka tan solo llevaba una camiseta larga que utilizaba como un pequeño vestido. Miro un rato a su padre. No se había peinado. Sus ojos azules la miraban fijamente. La estaba intimidando con bastante éxito. Reuniendo un poco de fuerza, rompió el contacto visual y miro la hora. Faltaban cincuenta minutos para la llegada de su hermana.
Se levanto pesadamente del sofá. Sin ganas, apagó la televisión. Pasó al lado de su padre sin mirarle, ya le había visto muchas veces.
Subió a la que era su habitación en aquella casa, cogió el albornoz y entró en el baño. No se dio mucha prisa, disfrutó lo relajadamente. Sales, un poco de espuma… aún tenía tiempo y se encontraba de vacaciones. Además su hermana la perdonaría si llega unos minutos tarde, siempre lo hace. Contaba con esa ventaja y no pensaba desaprovecharla. Sin abrir los ojos y memorizando el contacto del agua tibia en su piel, salió de la bañera lentamente. Ni siquiera había salido del baño y ya lo estaba echando de menos. Sin embargo era una simple cena con quien seria su futuro cuñado. Eso no la haría mucho daño. No quería ir, le resultaba una perdida de tiempo. Estaba claro que con el éxito que tenía su hermana, esa relación no podía durar mucho. Al no ser, que el chico ese fuese como Crona. Eso tenía que ser. Un pobre debilucho, sin cuerpo, ni atractivo. Lo que significaba una cosa. No iría a la fiesta de Liz, pero pensaba pasárselo bien de todas formas.
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Maka volvió a mirarse en el espejo de cuerpo entero de su habitación. Un vestidito que le llegaba por encima de las rodillas, unos zapatos de poco tacón, el pelo terminando en ligeros tirabuzones… colocó los tirantes del vestido en el límite de los hombros, como si estuvieran a punto de caer. Volvió a repasarse con la mirada. Iba ligeramente pintada, el tono que había escogido quedaba bien con el color del vestido. Verde claro. Sonrió y la imagen del espejo le devolvió la sonrisa de autosuficiencia. Tan solo una palabra estaba en su mente. "Perfecta".
Bajó alegremente las escaleras. Podría decirse que estaba dando pequeños brincos. Sin embargo, poco a poco fue apagándose. Un suave olor a incienso inundaba la casa. Curiosa fue al salón. No pudo creerse lo que vio. La mesa redonda de cristal estaba repleta de comida. De marisco. Las copas eran finas, la mejor vajilla de su madre y unas velas iluminabas la mesa junto con la lámpara del salón. Eso nunca lo habían hecho cuando ella había llevado a algún chico a casa. Por qué Crona era especial. Por qué Crona merecía todo eso. No era justo. Maka abrió la boca para reclamar cuando sonó el timbre. Su madre la miró. Parecía lanzarla una mirada de advertencia ante la sonrisa divertida de Maka. Ésta había hecho sus planes. Como su cuñado seria un pobre desgraciado, pensaba reírse de él mediante preguntas tan sutiles que nadie se daría cuenta. Ni siquiera su hermana aunque se pusiera a la defensiva. Seria divertido de una forme u otra.
Cogió el picaporte de la puerta poniendo su mejor sonrisa. Le deslumbraría primero y así todo seria más sencillo. Todos caían rendidos ante sus encantadoras sonrisas. Aunque nuca pensó que seria ella quien acabaría deslumbrada. No podía creerse lo que veía. No podía ser verdad. El chico depositaba la mayor parte de su peso en su brazo izquierdo el cual se encontraba apoyado contra el marco de la puerta. Su pelo blanco como la nieva estaba alborotado de una manera muy sexy y sus ojos del color de la sangre mostraban confianza y curiosidad. Llevaba una camisa azul claro y unos vaqueros agarrados a un cinturón. Calzaba unos náuticos.
Maka no pudo despegar su mirada de aquellos ojos tan peculiares, tan decididos. Aquel chico era sin lugar a dudas el más atractivo que había visto en su vida. Era perfecto. Ella también era perfecta. Serian la pareja perfecta. Tenia que ser suyo.
- ¡Maka!
Nuca lo seria. Era imposible. La realidad la golpeó como un cubo de agua fría.
- Te he echado de menos.
Unos brazos huesudos rodearon su cuello en un cálido abrazo. Con la mente aún en blanco, devolvió el abrazo.
- Yo…también te he echado de menos, Crona.
¿Qué sentía? ¿Qué diablos estaba sintiendo? ¿Tristeza? ¿Frustración?
Sea lo que sea, no podía ver a su hermana como a una rival por tener al chico que ella quería. ¿O sí? No, definitivamente no. No podía hacer eso.
- Mira Maka, este es Soul.
- Encantado.
Maka podía derretirse cuando escuchó esa voz. Sin poder evitarlo se imaginó como podría escucharse susurrada en su oído murmurando su nombre. No, no estaba bien.
Automáticamente, se retiró cuando Soul pretendió saludarla dándole un beso en la mejilla y le ofreció la mano. Eso causó la sorpresa tan de su visitante como la de su hermana. ¿Qué estaba haciendo? ¿No podría controlarse? No era ninguna vampira, no le mordería, no le mataría. La simple idea hizo que se riera mentalmente de si misma. Aunque si mataría a su hermana si se descuidaba y mostraba el mínimo interés en Soul.
- Os están esperando en el salón.
- Maka, ¿estás bien?
- Claro. – siempre se le había dado bien mentir aunque por alguna razón no había convencido a Soul, quien no dejaba de mirarla. Eso la ponía más nerviosa.
Cerró lentamente la puerta mientras la pareja de novios se dirigía al salón.
Decía que no quería estar en aquella cena, pero nunca pensó que llegaría a desearlo tanto. Esa estúpida cena puede arruinar su vida familiar.
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La conversación fluía sin ningún problema durante la cena. El ambiente era muy tranquilo. Las bromas, las risas, nadie quería que terminara aquella cena. Soul podía llevar todo tipo de conversaciones. Spirit, el padre de Maka, no dejaba de asentir con la cabeza en señal de aprobación. El chico le resultaba genial. Hablaba correctamente y además era ambicioso así como trabajador. A Medusa, la madre de Maka, le parecía todo un caballero, preocupado por todos aunque no sea el anfitrión, además podía apreciar que era muy elegante. Crona no dejaba de sonreír al ver los signos de aprobación de sus padres. Nada la agradaba más que el hecho de que la razón de su existencia fuera aceptada en su casa. Cuando terminaron de cenar, Soul y Crona se cogieron de la mano.
Tan solo Maka estuvo tensa, sin disfrutar las múltiples conversaciones. Intentó concentrarse en la comida sin mirar al resto de los presentes, sobre todo a Soul. Tenia la sensación de que si le miraba acabaría lanzándole alguna señal provocativa. Algún gesto con el que acabaría rindiéndose a ella. Sin embargo, cuando terminaron de cenar, no tenia la escucha de la comida. Ahora tendría que mirar al resto, entre los cuales se encontraba ese albino tan especial. Desvió la mirada a la izquierda donde estaba su hermana Crona. No podía hacerla una putada tan grande como es intentar seducir a su novio. Ese chico era perfecto y no podía quitárselo por una mera atracción física. Eso era rastrero.
- Dinos Soul, ¿a qué te dedicas? – como siempre su padre preguntando por el tema laboral.
- Acabo de terminar la carrera. Ahora entraré en un hospital.
- ¿Has estudiado medicina? – esa fue su madre, siempre le han interesado los médicos.
- Si bueno, al igual que mi padre adoptivo, el Dr. Stein.
- Adoptivo.... – nadie hizo ningún comentario al respecto, por la cara que puso Soul se notaba que era un tema delicado.
Maka sintió unas ganas enormes de estar en el lugar de su hermana y ser ella quien consolara a Soul, de abrazarle. Debía borrar esos pensamientos. No podia permitírselos.
- Y... ¿Cuantos años tienes, Soul?
- Acabo de cumplir 27.
- 27.... te llevas 3 años con mi hija.
Crona se aferró al brazo de Soul con una mirada divertida.
- Papá, tú te llevas 5 con mamá y nadie dice nada.
- Me lo dijo tu abuelo pensé que era ahora mi turno.
Todos estallaron en carcajadas. Maka sabia que su padre decia tonterias pero esa fue una de las mejores. Por inercia, repasó con la mirada al resto de personas. Fue entonces cuando vio los dientes de Soul. Eran filados colmillos, como los de un animal. Una imagen se creó en su mente. Demasiado excitante como para dejarla. Demasiado clara como para olvidarla.
Maka estaba tumbada en un sofá de terciopelo rojo con las piernas enganchadas en la cintura de Soul, mientras éste devoraba ansiosamente sus labios. Al rato se separaban aunque un hilito de saliva aún los mantenía unidos. Entonces utilizando sus afilados dientes, Soul se dirigía al cuello de Maka y lo mordía levemente. Una gota de sangre era derramada.
- Mi hermana trabaja en un bufete de abogados – eso junto con la palmadita que la dio Crona, Maka salió de sus pensamientos.
Unos pensamientos muy extraños, ni siquiera la atraían los vampiros, ¿por qué pensar en ello? Supuso que era lo normal cuando veías lo dientes de aquel sujeto.
- Eres abogada. – no era un pregunta.
- Así es. La primera de mi promoción. – Maka levantó la cabeza orgullosamente.
- Además de la reina del campus.
- Siempre he sido la chica más popular, sí.
Crona bajo a cabeza y ese fue un movimiento que no paso desapercibido para Soul. Pasó un brazo por sus hombros y la atrajo a su pecho.
- ¿Pasa algo?
- Nada, es solo que yo nunca tuve el éxito de mi hermana.
"¡Genial!" pensó Maka amargamente. Era por ese maldito éxito que sus padres siempre decían que eclipsaba a su hermana, pero no era cierto. Ella se exponía y el público elegía. Que se preocupe su hermana en ser más atractiva.
Miró la hora. La una de la madrugada. Conociendo a Crona lo siguiente que diría es que ya era tarde y tenían que irse. Así cómo quería conseguir algo, bueno...Tenía al chico perfecto a su lado. Maka soltó un pequeño bufido. Inaudible y a la vez parecía llevarse su frustración.
- Vaya, es la una ya – dijo su hermana – un poco tarde, ¿nos vamos, Soul?
- Claro, cariño.
En la puerta, se despidieron. Maka volvió a ofrecerle la mano a Soul, aunque esa vez perecía esperarlo. Sus padres se quedaron mirando al coche que se perdía en la lejanía, pero Maka subió rápidamente a su habitación. Lo que había ocurrido en aquella cena era de locos. Ella tendría que haber llevado a un chico como Soul, no su hermana. Se tapó la cara con las manos ahogando un grito lleno de frustración. Esa era la primera vez que la ganaban. No quería ver a su hermana como una rival. No lo era. Sin embargo, tampoco pudo evitar que el pensamiento cruzara su mente. Suspiró. Cogió la maleta y empezó a meter su ropa. Ya era hora de volver a casa. Han terminado sus vacaciones.
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Soul esperaba ansioso que llegara Crona. Se había metido en el baño y aún no salia. Esperaba tumbado, en calzoncillos. Una sonrisa traviesa iluminaba su rostro.
- ¡Venga Crona!
- Ya voy.
- Date prisa.
Crona se rió mientras salía del baño. Soul había puesto una voz de lo más infantil. Le gustaba cuando se ponía así, y esa sonrisa… ya sabía lo que significaba.
Soul se puso de rodillas cuando Crona entraba en la cama y la dio un beso.
- ¿Crees que les he gustado a tus padres?
- Por supuesto. Eres encantador, ¿cómo no vas a gustarles?
Volvieron a besarse. Esta vez no pararon hasta que Crona acabo debajo de Soul.
- ¿Qué te ha parecido mi hermana, Soul? – el aludido soltó una risita - ¿De verdad es tan guapa?
- Supe que ha sido la chica más popular por su vanidad. No me gustan tan arrogantes. Además te quiero a ti, ya lo sabes.
Crona fue a decir algo pero Soul la calló asaltando sus labios. No quería seguir hablando, porque en ese momento era el turno de las caricias.
jo! cuánto tiempo, eh??
¿me habies echado de menos? Seguro que no, pero pregunto por si acaso, ;P
bueno ¿cómo ha empezado este nuevo fic?
bien...
mal...
no lo habia pensado....
Pos pensarlo, porque en vuestra respuesta esta cual continuo, jeje
¡¡Eso es todo por hoy!!
