ÍDOLO

Lady Sakura Lee

Capítulo 1: El Ídolo.

Sonrió sintiendo cosquillas en el estómago. Ahí estaba él, con su chaqueta negra de cuero, jeans algo holgados y desgastados, cabello negro y suelto, mirándola con sus increíbles ojos color miel y sonrisa que podía derretir hasta el mismísimo polo norte. Kagome sonrió más como una boba y se acercó sintiendo que las piernas le temblaban. Unos pasos más y él estiró su mano para recibirla. La muchacha se detuvo sintiendo que apenas podía respirar, miró su mano casi sin creerlo, él estaba ahí, tan cerca, tan guapo, como siempre lo había imaginado… parecía un sueño… un fantástico e inverosímil sueño. Estiró también sus dedos sin dejar de mirarlo con cierta vergüenza. Él le sonrió más abiertamente, mientras ella estaba segura que habían ángeles cantando a su alrededor…

Cuéntame una historia
donde todos cambiamos
y vivimos juntos
y no nos separamos…

Oh sí, pensó Kagome sintiéndose hipnotizada ante su dorada mirada… juntos… sólo él y ella… sus dedos finalmente tocaron su piel, cálida y suave y entonces sintió como el muchacho aferraba su mano a la de él con fuerza, con un movimiento leve la acercó a su lado y Kagome gimió. Ladeó el rostro creyendo que moriría y sintió el aliento caliente chocando en su sien, tembló sin poder evitarlo unos segundos y luego sintió sus labios que se posaban ahí. La muchacha se quejó creyendo que las piernas comenzaban a temblar, pero pronto sonrió, le hacía cosquillas, mientras su ronca voz aun se dejaba escuchar en el aire…

Cántame una canción de amor,
escríbeme unas líneas…

Pasó su lengua por sus mejillas y ella pegó un brinco, riendo y extrañándose que fuera tan áspera, nunca lo creyó así… tan… osado… rió sin poder soportar las cosquillas que le provocaba hasta que se movió y sintió un fuerte golpe en el trasero. Abrió los ojos quejándose de dolor mientras llevaba la mano al lugar adolorido y fue entonces que se dio cuenta que había estado soñando, otra vez, y que Buyo, el gato regordete de su mamá, la miraba desde la cama con curiosidad. Kagome frunció el ceño y asoció de inmediato que los lengüetazos que estaba recibiendo eran precisamente de su mascota, pues el gato comenzó a lamerse la mano. Enrojeció y se cubrió la cara maldiciéndose una vez más.

- Tonta, Kagome Tonta… - Masculló, al tiempo que se incorporaba y caminaba lentamente para salir de su habitación. No había terminado de bajar las escaleras cuando escuchó el timbre sonar. Segundos más tarde las voces de sus dos mejores amigas inundaron el lugar haciéndola sonreír y echarse a correr a su encuentro.

- ¡Eri¡Ayumi!

Las abrazó como si hacía mucho no las veía, aunque en realidad solo se habían dejado de ver el día anterior, al salir de la escuela. Las muchachas rieron chillonamente y una de ellas levantó una bolsa como si fuera un premio ganado en la guerra y rió.

- ¡Comida para entretenernos mientras vemos la tele!

- Ahhh… ¿crees acaso que nos aburriremos viendo el programa?- La espetó la otra casi sorprendida- ¡Hemos estado esperando esto toda la semana!

- Bueno pero de igual forma vale- Interrumpió Kagome tomando la bolsa e intentando no provocar enojos entre ellas por algo tan absurdo. La siguieron hasta la pequeña sala y se acomodaron en los cojines que estaban en el piso de madera, Kagome tomó el control remoto mientras se acomodaba y la encendió. Las tres parecieron hipnotizadas con la pantalla que mostraba los últimos comerciales auspiciando el tan esperado programa.

- Hemos llegado a tiempo, esta por comenzar… - Murmuró Eri echándose a la boca un dulce y de pronto pestañeó al mirar a Kagome, quien se encontraba al medio de ellas.- Oye… ¡¿qué te pasó?... ¿porqué tus mejillas estan coloradas?

Ayumi también la miró y levantó ambas cejas. Kagome se llevó ambas manos a las mejillas y notó, con razón, que estas aún le ardían. Sonrió nerviosamente mientras desviaba la mirada inquisidora de sus amigas.

- Ahh… eso… ehh… es que estaba durmiendo… - Respondió más en un murmullo y sonriendo al recordar lo que había soñado.

- ¿Otra vez?... ¡Tu sí que sueñas demasiado!- La molestó Eri envidiándola secretamente por eso, porque ella en realidad casi nunca soñaba y Kagome lo hacía hasta cuando estaban en clases.-… y… no me digas que soñaste con él…

Kagome rió nerviosamente posando sus ojos en la pantalla de TV que mostraba la introducción del programa. Las tres olvidaron el comentario y se fijaron en el hombre que vestía traje desgarbado y saludaba al auditorio que se pobló de gritos juveniles. La cámara mostró una panorámica y las tres muchachas saltaron de su asiento tomándose las manos.

- ¿La viste!? – Gritaron al unísono y mirándose con una amplia sonrisa. Las tres volvieron a reír y Kagome movió la cabeza.

- Sí, era Yuca… que suerte ella que pudo conseguir una invitación…

- Pues lo que hace el dinero- Murmuró con algo de rabia Ayumi a su lado. Yuca era de familia bastante adinerada así que conseguir entrar al estudio de televisión y estar en ese momento, precisamente ahí, pues era la envidia de todas.

- Sería bastante loco si ganara… ¿se imaginan?... – Dijo Eri y las otras dos chicas reprimieron un escalofríos de sólo pensarlo-… estar en el mismo crucero que él… aunque sea un corto viaje de 4 días… - Ella había suspirado imaginándose en la situación. Kagome movió la cabeza y sonrió incrédula.

- Jaja… eso sería bastante absurdo… el estudio esta repleto y seguro el concurso esta arreglado…

Pero no pudo evitarlo, se imaginó ella misma ahí, junto a los barandales del crucero mientras él se posaba a su lado y ambos observaban un atardecer. Movió la cabeza al sentir el codazo en las costillas de Eri sólo para darse cuenta que el animador ya presentaba al ídolo que todas esperaban. Las tres se incorporaron para observar de más cerca sintiendo que el corazón les latía fuertemente. Lo amaban, lo idolatraban, aunque unas más que otras, Kagome siempre decía que era una mal fan pues nunca estaba al tanto de su vida como sus amigas, apenas tenía su música y no posters que empapelaban la habitación como Yuca, Eri o Ayumi. Pero no podía evitar sentirse arrastrada ante el fanatismo de ellas, lo encontraba guapo, es cierto, pero también algo engreído y por lo que había escuchado de sus amigas, bastante mal genio y mujeriego…

- ¡¡INUYASHA!! – Anunció finalmente y el grito de las jóvenes en el estudio se fundió con el grito de ellas tres en la sala. De pronto la puerta se abrió asomándose la pequeña cabecita de Souta, el hermano menor de Kagome, que las miró asustado y luego sus ojos se desviaron a la pantalla. Al ver quien aparecía en escena y las muchachas ni siquiera había deparado de su presencia, movió la cabeza y murmuró "tontas" para luego marcharse de allí.

El chico que se presentaba en el escenario realmente era guapo. Vestía jeans y una camisa algo ajustada estratégicamente para mostrar su moderada musculatura ahora que ya tenía 20 años. El cabello, negro y largo lo hacía parecer salvaje, su tez era semi tostada, seguro que debido a cuidadosas sesiones de solarium tan de moda hoy en día. Cuando el muchacho tomó el micrófono saludó a todas las fans que no dudaron en gritar como si el mundo se fuera a acabar y hasta algunas se desmayaron de la emoción. El chico sonrió y Kagome pensó que su sonrisa era lo más maravilloso de él, aparte de aquellos increíbles ojos color miel que seducían y lo hacían más misterioso de lo que en realidad era.

Ayumi y Eri se quedaron con la boca entreabierta y para ellas ya nada más existió a su alrededor, atentas a cada movimiento que él hacía sólo ansiaban que cantara de una vez y acompañarlo con la letra que desde hacía dos semanas se venía escuchando en las radios y que ellas ya sabían de memoria, por supuesto.

La banda tras él comenzó a tocar y las chicas cesaron de gritar. El muchacho cerró los ojos como si estuviera concentrándose y entonces, muy bajito y lento, comenzó a cantar.

Cuéntame una historia
donde todos cambiamos
y vivimos juntos
y no nos separamos
No perdí la razón, la regalé
no podía quedarme para que me vieras llorar
no tenías tiempo
así que me escabullí sin hacer ruido…

Kagome se llevó una mano al corazón. Aunque ya había escuchado varias veces la canción jamás lo había visto a él cantarla. Por su modo de hacerlo, con los ojos entrecerrados, supuso que tal vez… tal vez se la dedicaba a alguien…

Sin remordimientos, no sirven de nada
sin remordimientos, sólo hacen daño
cántame una canción de amor,
escríbeme unas líneas
supongo que es sólo un punto de vista
pero dicen que lo estoy haciendo bien

Tenía dos coristas tras él, una al parecer más pequeña que ellas y otra mayor tal vez. La banda estaba compuesta por un baterista, un guitarrista, un bajo y un tecladista. Sin embargo estaban lo bastante al fondo del escenario como para no opacar a la estrella del momento, sólo las coristas estaban más cerca.

Sé que los de afuera
les parecía que nos llevábamos bien

- Es una canción de… desamor ¿no es así?- Se preguntó más para si misma Kagome pues sabía que hablarles a sus amigas en ese momento era causa perdida.

- Yo sé a quien se la canta… - Murmuró Eri con desanimo a su lado. Ayumi hizo una mueca sin quitar la vista de la pantalla y entonces Kagome la miró intrigada.-… a su ex manager… ella se casó hace poco y se supone que ahora anda de luna de miel…

- ¿Se casó?- Kagome pestañeó y miró al muchacho que seguía cantando con inusitada emoción.

No quiero odiar
pero eso es todo lo que me has dejado
un regusto amargo
y una fantasía de como habríamos podido vivir

Sin remordimientos, no sirven de nada
sin remordimientos, sólo hacen daño

- Debe… haber estado muy enamorado de ella como para cantarle ahora esa canción… - Murmuró Kagome nuevamente.

- Ahh, bueno¡ahora queda muy claro que la odia!- Interrumpió Ayumi con una sonrisa perversa volviendo a posar sus ojos en la televisión.

Recuerdo las fotografías (loco)
en las que reíamos (tan malas)
teníamos todo el tiempo de nuestras vidas
así que gracias a ti fue una verdadera maldición

- ¿De verdad?- Preguntó Kagome levantando una ceja. En realidad no estaba muy segura, ahora que analizaba bien la canción… claro, él debió haber estado muy enamorado de aquella manager como para dedicarle esa canción de despecho. Algo en su interior la hizo entristecerse. Aunque sabía que él era un mujeriego, bueno, si era una estrella, un ídolo, era obvio, había sabido que nunca había tenido una relación tan en serio. Enterarse que él estaba despechado le resultaba hiriente… hasta desilusionante… - "tonta Kagome tonta" - Pensó sonriendo apenas.

Cada cosa que quise ser,
cada vez que me alejé
y cada vez que me sonreías
yo me sentía vacío,
me tratabas como un niño
me encantaba la forma en que nos reíamos
me encantaba la forma en que sonreíamos
A menudo me siento y pienso un buen rato en nosotros
luego se me pasa y pienso en otra cosa
Supongo que el amor que una vez nos tuvimos
esta oficialmente... muerto.

La ultima palabra, "muerto", no la corearon, sino que la gritaron Ayumi y Eri mirando con una amplia sonrisa a Kagome que sin saber porqué de pronto ya no se sentía tan entusiasmada.

El estudio se llenó de aplausos y vítores y nuevamente el presentador salió a escena a hablar con Inuyasha quien respondía escuetamente a cada pregunta. Luego de una ronda bastante tediosa para el "ídolo", en que tuvo que soportar las preguntas bobas de las muchachitas que allí estaban, fingiendo una sonrisa y deseando que el tiempo se acabara pronto, el presentador anunció el tan esperado concurso. Kagome se levantó a beber un poco de agua pues aquella parte ya no le importaba demasiado y mientras se afirmaba en el fregadero pensó en aquella manager que se había ganado el corazón de él y en lo tonta que ella había sido al soñar tantas cosas, como si alguna vez lo fuera a conocer. Aquello era imposible, impensable… pero… había algo en él, desde el momento en que lo vio, hacía un par de meses, por TV, cuando se vio arrastrada por Ayumi, Eri y Yuca a seguir al ídolo de moda… ¿eran sus ojos?... ¿O su actitud? Quien sabe, había algo y ella ya tenía desde entonces al dueño de sus sueños.

Los gritos de las chicas la hizo volver a la realidad y Kagome pegó un brinco que el vaso de cristal se cayó de su mano quebrándose en el suelo.

- Ahh que locas… ¿qué les pasa ahora?

Caminó aprisa, tal vez el ídolo había dicho algo muy emocionante porque las muchachas seguían gritando como locas y Kagome pensó que su mamá no volvería a mirar con buenos ojos a sus amigas la próxima vez que visitaran la casa.

- ¡Oh¡Kagome¡Ganó¡Yuca ganó!!!- Gritaron al unísono y la joven no lo procesó al instante. Al mirar a la pantalla vio a su sonriente amiga al lado de la estrella que parecía abrazarla con desagrado, mientras gritos y vítores inundaban el escenario. Kagome tragó y abrió más los ojos y luego miró a las muchachas sin creer, sintió que temblaba.

- No… no me digas que… ¡Yuca ganó!

Continuará…

N/A: Bueno, este fic es más ligero, no será largo como al anterior, pero creé una trama que tal vez les llegue, es decir¿quién no se ha enamorado de un ídolo inalcanzable?... jeje... no sé, a veces siento que cada vez quedan menos fans de Inu... pero mi lema es "mientras haya una persona interesada en leer mi fic, pues escribiré por ella.. y también por mi", porque amo escribir. (y a Inu también jaja)... además, sin sueños ni ilusiones no somos nada, mantengamos nuestros sueños que así la vida es más bonita ¿no? jiji

Espero que les haya gustado, ya saben... un review para saber si lo leen jaja... emmm ... tengo lluvia de ideas, este fic es de transición por lo tanto no esperen una super mega produccion como el anterior (aun me estoy recuperando de ese trabajo jaja) pero sí un momento de entretención.

Nos vemos.
Lady.-

PD: Ah, sí, la canción se llama "No Regrets" ("Sin remordmientos") y es de Robbie Williams.