Bueno...pues aquí estamos con una nueva historia, espero que les guste.
Quisiera hacer una aclaración, para las personas que lleguen a leer este fic y que no sean de México, tal vez ya lo sepan, pero no esta de más comentarlo... la secundaria en México es la institución en la cuál se llevan acabo los estudios que prosiguen de la primaria (colegio), en otros países se conoce como High School, ESO, Educación MEDIA, entre otras.
Los personajes utilizados no me pertenecen, pero la historia si, es de mi total autoría...
Sin más que agregar les dejo con la historia.
STORYBROOKE, MAINE, 10 DE MAYO DEL 2017.
APARTAMENTO SWAN, ZONA RESIDENCIAL
Como cada mañana desde hace un par de semanas, me levanté de la cama extrañando su suave olor, su presencia, no me puedo creer aún que su estúpido jefe haya creído oportuno enviarla a Washington a cubrir la rueda de prensa del departamento de seguridad civil, sé que es una gran oportunidad para ella de ascender en su trabajo, y que es necesario que asista si quiere ocupar el puesto de sheriff ahora que su jefe (el sheriff actual de Storybrooke) está por retirarse, pero era necesario que todas estas oportunidades de crecer surgieran justo a unos pocos días de nuestro séptimo aniversario. Más le vale llegar dentro de los próximos días o se enterara de quien es Regina Mills.
Me dirigí al armario, y me vestí de manera sencilla, la verdad no estaba de humor para buscar algo más elaborado, faltaba poco para que fuera 15, y Emma aún no se dignaba a llegar, sé que no es su culpa, pero no tengo a quien tirarle la bronca por ello más que a ella. Mi atuendo del día consistía en una americana gris acompañada de una básica blanca y unos jeans negros, en juego con unas zapatillas negras. Apliqué a mi rostro un ligero maquillaje, y cepillé mi cabello para dejar que cayera libre por mis hombros.
Salí de la habitación para ir a la cocina y prepararme el desayuno, en mi trayecto a la cocina, el timbre de la casa sonó, mi corazón comenzó a latir como loco y mi pulso a acelerarse, ¿y si era ella?, no podía demorarme más en abrir la puerta, exhalé un poco de aire que en algún momento empecé a retener en mis pulmones, y con toda la calma del mundo de la que hacía gala en ese instante me dirigí a la puerta, giré el pomo y abrí.
Mi desilusión fue tal cuando abrí la puerta y en lugar de encontrarme con un terremoto de bucles dorados y ojos verde-azulados, me topé con un robusto hombre de estatura baja y barba de tres días, que sostenía un paquete entre sus manos. El pequeño hombre me pidió que firmará unos papeles, me entregó el paquete y se retiró sin decirme nada.
Entré a casa con el paquete en las manos, no me había percatado hasta ese momento que el paquete era una caja con un envoltorio en realidad muy bonito, de tonos pastel, además tenía un olor muy peculiar, si no conociera bien a Emma, diría que era suyo, pues tenía su exquisito olor impregnado, pero cuando hablamos por teléfono anoche, me dijo que estaba en extremo absorta en todas aquellas juntas y entrevistas, que ni siquiera había tenido tiempo de comer como es debido, menos tiempo debía de tener para mandarme un paquete… ¿o sí era de ella?, la sola idea de pensarlo hacía que mi corazón se volviese a acelerar como loco.
La caja tenía un elegante moño rojo y una tarjeta al lado, tomé la tarjeta entre mis manos y leí la inscripción que tenía puesta: "El verdadero amor no es el amor propio, es el que consigue que el amante se abra a las demás personas y a la vida; no atosiga, no aísla, no rechaza, no persigue: solamente acepta." -Antonio Gala.-
En ese preciso momento mi celular comenzó a sonar, la verdad no me fijé en quien era la persona que llamaba pues seguía perdida en un mar de pensamientos acerca de la "misteriosa" persona que había enviado la caja. Simplemente atendí la llamada, y como caída del cielo su preciosa voz me recibió.
-¡Hola amor!, ¿cómo amaneciste hoy cariño?- solté una sonrisa boba, como amo que me hable así.
-Hola cielo, muy bien, ¿y tú amor?-
-Un poco cansada, pero a fin de cuentas bien-se instaló un cómodo silencio que fue roto por ella- Gina…- su voz sonaba agotada y triste.
-¿Si?- le conteste preocupada, ese tono de voz NUNCA, pero nunca significaba algo bueno.
- Te amo- soltó una carcajada, divertida de que hubiera caído en su broma.
-Eres una idiota, me preocupaste Em- sonreí, como me encantaba (en ocasiones) su comportamiento infantil.
-Sí, pero soy TÚ idiota, ¿acaso tú no me amas?- aunque no estuviera a mi lado, se que estaba haciendo su típica carita de perrito, siempre tan adorable y a la que NADIE, enserio nadie se resistía, incluso yo.
-¿Qué tipo de pregunta es esa? Sabes que te amo demasiado amor, ¿por qué lo preguntas?-
- Es qué no me lo habías dicho desde anoche- escuché su suave risilla nerviosa- Cariño, ¿recibiste mi regalo?-
-Recibí un paquete, pero no me imagine que fuera tuyo, últimamente me tienes muy olvidada Emma-
-Sabes que no es verdad Gina, además no es por gusto, si por mi fuera no saldríamos de la habitación nunca, pero debemos trabajar y comer, sobre todo comer- reí ante sus ocurrencias- Amo tu risa "novia", ¿y entonces qué? ¿ya lo abriste? ¿te gustó? Espero que sí ¿Leíste la nota?, te hubiera enviado tus flores favoritas, pero era muy cliché…jejeje, lo siento, estoy nerviosa-Adoraba cuando comenzaba a desviarse del tema por sus nervios, era en extremo adorable cuando eso sucedía.
-¿Novia? Hace mucho que no me llamabas así, sé que es lo que somos pues no estamos casadas, pero desde que vivimos juntas no te habías referido a mi así, antes de que digas nada, no, no me molesta, pero se me hizo un poco raro, volviendo al tema del paquete, aún no lo abro, lo acababa de recibir cuando llamaste-
-Bueno, siendo así te dejo para que lo abras, te amo muchísimo, pero muchísimo Gina, lamento no poder estar en casa en estos días tan importantes para ambas- suspiró arrepentida -te hablo luego cariño, te amo, adiós.-
-Yo también te amo mucho Emma, no te preocupes, lo entiendo. Adiós- colgué la llamada y fui directo a la cocina con la caja en mis manos.
Me preparé un expreso, y me apoyé en la isleta de la cocina con la caja enfrente mío, decidí que era momento de abrirla, no sabía que esperar encontrar dentro, pero definitivamente no lo que hallé, eran una serie de cinco sobres, cada uno con una inscripción en el borde superior y una fecha que indicaba el día en el cuál debían ser abiertos; al lado de las epístolas, había una caja de mis dulces favoritos, que según sabía estaban agotados en toda América, y una rosa roja. Definitivamente Emma es una romántica empedernida.
El primer sobre tenía como fecha el día de hoy y como leyenda la siguiente frase:
"Hay amores tan bellos que justifican todas las locuras que hacen cometer." —Plutarco.
RECUERDAS CUANDO: NOS CONOCIMOS.
Me senté en el banquillo que estaba frente a la isleta y abrí el sobre para sacar la carta de Emma y comenzar a leerla.
RECUERDAS CUANDO…
NOS CONOCIMOS
Eras la niña más bonita que mis ojos hubieran visto nunca, aún no puedo creer que aceptaras salir con alguien como yo… te confieso que estaba muy nerviosa, aunque creo que eso tú ya lo sabes, pero no puedes culparme por haber actuado así, ¿que querías que hiciera?, TÚ estabas frente a mí, con todo tu porte de reina, mirándome con esa mirada tan cálida que solo tus ojos saben darme, dejándome fuera de combate, era obvio que reaccionara de esa manera… aunque no puedes negar que fue tierno… y lo sabes.
STORYBROOKE, MAINE, 10 DE MARZO DE 2010
ULTIMO AÑO DE EDUCACIÓN SECUNDARIA (15 AÑOS)
Ahhh, química…
Sí, química… me encontraba en la extremadamente aburrida clase de química, escuchando de manera inconsciente la aborrecedora vida de mi profesora, que si de niña le apodaban tal, que si su mamá era no sé qué, que si esto y que si el otro…total, la verdad no me apetecía para nada entrar a el aula, pero no podía dejar una clase más o repetiría curso.
Así que ahí estaba yo, ignorando a mi profesora y observando por la ventana cuando la vi, era… era preciosa, sus bellos cabellos oscuros caían como cascada sobre sus hombros hasta su estilizada cintura, su olivácea piel brillaba de una manera indescriptiblemente hipnotizante bajo los rayos del sol, tenía la vista puesta en el suelo por lo que desgraciadamente no pude ver su rostro.
Seguí observándola durante aproximadamente 15 minutos con la intención de descubrir su rostro, pero ella tenía otros planes, pues nunca alzó su vista del suelo, la incertidumbre me estaba matando, debía conocerla, debía ponerle rostro a aquel cuerpo digno de una reina.
Decidida como estaba en aquel instante de conocer a aquella chica, me levante de mi asiento para salir del salón, era la última clase del día y sólo restaban 5 minutos para que la campana sonara dando fin a las clases, nadie echaría en falta mi presencia en esos minutos.
Desvíe mi vista de la bella morena hacia mi mochila para recoger mis pertenencias, esos escasos segundos en los que retire mi vista de ella le fueron suficientes para desaparecer por completo del lugar donde se encontraba. Salí del salón, dirigiéndome a donde tiempo antes la había visto, comencé a buscarla con mi vista, pero fue inútil, la hermosa chica que me dejo embelesada había desaparecido.
Dejé escapar un suspiro de decepción, centré mi vista en el suelo y empecé a caminar hacia la salida pues la campana ya había sonado. Sumergida en mis pensamientos no me percaté del momento en el que una joven tropezó contra mí, enviándonos a ambas directo al suelo.
Llevé mi mano a mi cabeza, pues me di un fuerte golpe en ella mientras caíamos, no supe que me golpeó, solamente sentí el flujo de un líquido espeso y caliente, de tono rojo escarlata recorrer mi frente, no era nada grave, solo una pequeña herida que, sin embargo, por más leve que fuera, dolía como los mil demonios.
-Di…disculpa, ¡dios!, ¿te encuentras bien?- wow, wow, wow, fue lo único que pude pensar al oír aquella voz, sin duda era el tono de voz más sexy que hubiera escuchado nunca en mi vida, el darme cuenta de ese hecho me hizo alzar la vista y dirigirla a aquella chica. Me sentía un poco mareada por el golpe, razón suficiente para que mi vista no lograra enfocar bien a la joven, además de que seguía en el suelo.
Un par de segundos después logré distinguir a la estilizada figura que se encontraba (llegados a este punto) de pie frente a mí. En ese momento sentí como mi corazón se aceleraba a la par que se saltaba un latido.
Era ella, la morena que me encontraba buscando hace unos minutos, debo decir que ni todas las palabrerías del mundo me hubieran sido suficiente para hacerle justicia a la belleza que aquella joven dama poseía, era… era, ¡pffff!, decir que era hermosa es poco, pero si de algo me quede prendada al momento, fueron de sus preciosos ojos, dos orbes enormemente expresivos de un dulce tono marrón. Tal vez me perdí en la profundidad de su mirada demasiado tiempo, pues se comenzó acercar a mí con expresión preocupada mientras me tendía la mano para que me pusiera de pie.
-¡Dios mío!, obviamente no te encuentras bien, estas sangrando, ¡por el amor de dios… soy una torpe! todo esto es culpa mía- suspiró de manera acongojada -¿me dejas revisarte?... ¿por favor?- no pude negarme al ver la linda mirada suplicante que me dirigió la joven. Asentí lentamente. Me señaló un pequeño banquito que había por el lugar, indicándome que tomara asiento, se acercó un poco más (si es que eso era posible), tomó mi rostro entre sus manos, llevando una de ellas a mi lesión y posando la otra en mi mandíbula, comenzó a revisar el corte.
-Emmm… no te preocupes, estoy bien- dije mientras ella revisaba mi herida y regalándole una de mis mejores sonrisas. -Esto- me señalé la frente -no es nada, créeme, además no es tu culpa. Sino mía, no iba prestando atención al camino- sonreí tímidamente.
-¡Auch!- su expresión de calma se tornó algo inquieta, rápidamente retiro su mano de mi frente y la llevo a mi mejilla tratando de trasmitirme sus… ¿disculpas?
-¿Te lastime?, no seas tonta Regina, claro que le hiciste daño- dijo mientras reviraba los ojos
-perdona no era mi intención- situó su vista en el suelo, mientras jugueteaba de manera inquieta con uno de sus pies.
-Este, no…bueno, si un poco, pero nada más un poquito- tomé su rostro con una de mis manos obligándola a mirarme - ¿Regina?- pregunté como buscando una confirmación a que ese era su nombre, ella solo asintió regalándome una modesta sonrisa -Es un nombre muy bonito… casi tan bonito como tú- me miró con los ojos abiertos como platos y su cara más roja que un tomate.
-Gracias...tú también eres muy linda, pero… hay algo aquí que no es para nada justo- le dirigí una mirada de confusión mientras ella dejaba escapar una risilla traviesa -tú ya sabes mi nombre y yo aún no conozco el tuyo-
-Bueno eso se puede arreglar muy fácilmente- le guiñe un ojo, utilizando mi tono de voz más coqueto- Emma, Emma Swan, es un gusto haber tropezado con alguien tan bonita como tú Regina… - hice una ademan con mi cabeza indicándole que continuase y extendiendo mi mano.
-Mills, Regina Mills- dijo regalándome una dulce sonrisa y tomando mi mano, acariciando el dorso de la misma de una forma muy, muy disimulada – también es un gusto haberme tropezado contigo Emma- Mi sonrisa se ensanchó un poco más y dirigiendo mi vista a nuestras manos que seguían entrelazadas continúe hablando.
-Este…mmm… Regina, sé que nos acabamos de conocer y… y que tal vez sea un gran atrevimiento de mi parte, por lo que… por lo que comprenderé si recibo una negativa de tu parte, pero… pero tengo una herida en la frente y… y eres la niña más linda que he visto en toda mi vida, y… ¡dios! ¿por qué es tan difícil?... yo… yo me preguntaba – deglutí un poco demostrando mi nerviosismo, ella me miraba expectante y divertida con mis reacciones, alzó una ceja a la par que se mordía el labio inferior esperando a que continuase - me preguntaba si una chica tan linda como tu quisiera salir a dar la vuelta…o… a comer algo… con… conmigo- terminé por decir, dirigiéndole una pequeña sonrisa de medio lado, esperando su respuesta y sin soltar su mano.
Y esa fue la primera vez que me regalaste "la mirada", ese momento quedo grabado en mi memoria a fuego, ya sé, ya sé, en este momento haz de estar virando tus hermosos ojitos marrones y soltando una sonrisita boba al aire, pero créeme cuando te digo que se merece esa descripción, y no, no es solo porque es parte de ti, de cierta manera sí, pero no es por eso, sino más bien por el efecto que tiene esta sobre mí, lo sé, suena como si hablara de algo mágico, como un hechizo, y en efecto, tiene ese tipo de reacción en mí , pues es aquella que derrumba todas mis defensas, esa que me hace pensar que solo existimos tu y yo… que me hace imaginar un mundo de posibilidades, llegar a sentirme capaz de todo con tan solo tenerte a mi lado tomada de la mano para nunca más soltarte… esa que nos llevó a estar donde nos encontramos hoy…
Regina sonrió un poco, ruborizándose de paso y mirándome fijamente a los ojos como si quisiera desnudarme el alma.
-Por supuesto Emma, me encantaría poder salir contigo- rió modestamente, y al ver que me había quedado paralizada continúo- ¿te parece bien hoy a las cuatro (16:00) en Granny´s? - asentí lo más tranquila que pude.
-Bueno, nos vemos luego, esperare verte con ansias- soltó mi mano, acariciándola por última vez y acercándose a mí, besó mi mejilla para alejarse y perderse entre los pasillos.
-Hasta luego Regina- me llevé la mano a la mejilla sonriendo a la nada, mirando la dirección en la que la morena había desaparecido.
¿Puede creerse que ese es el efecto que tiene usted en mí, señorita Mills? Después de que desapareciste me quede como una tonta paralizada en el lugar en el que estábamos platicando, si no fuera por la imprudente de Ruby que llegó a mi lado gritándome y dándome un zape para que saliera de mi trance, creo que me hubiera quedado plantada en ese suelo hasta que llegara la hora de nuestra cita… y hablando de citas… ¿RECUERDAS NUESTRA PRIMERA CITA?
¿Y?¿que les pareció?
No olviden dejar sus puntos de vista y comentarios acerca de la historia... cuando lleguemos a 10 reviews subo el siguiente capi. Recomendaciones y peticiones son bien recibidas. Nos leemos luego.
