De nuevo editada y subida, esta vez cambiando a la protagonista ;)

Disclaimer: One Piece no me pertenece

Haré algo de referencia a los primeros capitulos de la serie (anime) sin entrar demasiado en detalles, el resto de la historia junto con su protagonista son de mi autoría.

La letra en cursiva hace referencia a flashback, pensamientos y/o palabras concretas.


La mañana estaba despejada y el mar lucía con calma. Una chica caminaba preocupada por la cubierta del barco, su nombre era Naira. Llevaba en sus manos un cartel de "Se busca" con una recompensa de 3.000.000 berries, parecía estar buscando algo o a alguien.

—Disculpe señorita—un hombre de unos veinte años, piel clara y ojos marrones se acercó a la muchacha— ¿No debería estar en el salón principal con el resto de pasajeros?

—Eh...sí claro enseguida iré.

—¿Puedo ayudarla en algo?— preguntó creyendo que se había perdido.

—No...-titubeó-Bueno si— admitió finalmente— ¿Ha visto a este hombre?— dijo mostrando el cartel en el que aparecía un hombre de unos treinta años de edad, quizás más, moreno, con el pelo negro y descuidado. Tenía varias cicatrices en la cara, la más notable, le recorría toda la mejilla izquierda.

—No debe preocuparse señorita, en este barco no hay ningún pirata.

—No lo pongo en duda, simplemente le he preguntado si lo había visto.

El hombre se echó a reír: —Piensa buscarlo para recibir la recompensa— volvió a reír— Una señorita como usted no debería dedicarse a esas cosas. Además dudo mucho que pudiera hacer algo contra él.

—Sigue sin responder a mi pregunta- su rostro estaba serio, impasivo ante el hecho de ser subestimada. Aunque eso le molestaba mucho; sin embargo, ¿cómo no hacerlo? Su delicado rostro le confería un aspecto frágil.

Unas leves carcajadas escaparon de su boca: —Siento decepcionarla, pero no le he visto.

—De acuerdo.

La estridente voz del vigía puso en alerta a todos los tripulantes que se encontraban en cubierta.

—¡Piratas! ¡Piratas a estribor!— gritaba.

El marinero dirigió su mirada hacia el lugar que decía el vigía para corroborar lo que se temía, rápidamente se volvió hacia la chica con quien recientemente había estado hablando para ordenarle que fuera al salón principal pero ya no había nadie. No se preocupó por su paradero, supuso que había huido ante la inminente llegada de aquellos bárbaros.

La cubierta del barco pronto se convirtió en una caos. Los marineros no eran capaces de hacer frente a los piratas que les abordaban, quienes con gran facilidad tomaron posesión del barco y comenzaron a saquearlo.

Unos piratas se dirigían hacia el camarote del capitán para robar todo cuanto pudieran y más. Observaban los pasillos de aquel crucero: tenían las paredes pintadas de blanco, con lujosos adornos, y el suelo enmoquetado de un rojo intenso. Se frotaban las manos imaginando la fortuna que amasaría robando cuando ante ellos apareció una muchacha.

—¿Es este vuestro capitán?—dijo volviendo a mostrar el cartel.

Aunque se quedaron confundidos ante la pregunta contestaron con una negación.

—¿Lo conocéis?

—No—se miraron entre ellos y luego dirigieron su mirada hacia Naira —Una chica como tú no debería acercarse a piratas y mucho menos a nosotros o es que acaso creerías que te íbamos a dejar marchar.

Ella empezó a reír: —Me gustaría ver como intentáis retenerme.

No iban a soporta que una cría, según ellos la veían, se riera en su cara. Enfadados y confiados sacaron sus armas dispuestos a terminar con su vida allí mismo, ella ipso facto se deshizo de ellos con su arma, sonrío y antes de marcharse les dijo: —Antes de atacar conoce a tu enemigo.

Allí no tenía nada más que hacer, su cometido había terminado sin ningún resultado satisfactorio por lo que decidió marcharse. Mientras se dirigía a la cubierta de nuevo, escuchó a unos piratas hablar sobre un chico en la bodega, el cual estaba causando problemas y debían eliminarlo. No lo pensó demasiado y sin demora se dirigió allí para ayudar a ese chico. No podía evitarlo, desde aquel incidente en su infancia, sentía la necesidad de hacer algo para ayudar a esa personas. Sentía que debía hacerlo, además, fue lo que se enseñó su padre. Una triste sonrisa se dibujó en su rostro. Si él estuviera aquí, con ella, se sentiría orgulloso pero si así fuera ella no se encontraría allí.

Antes de llegar a la bodega pasó por el salón principal, sabía que el lugar estaría repleto de personas. Un blanco fácil para los piratas, quiénes estarían saqueándolas y ,teniendo en cuenta el encuentro de hacía unos minutos, dudaba que se fueran a ir sin hacer daño a nadie. Entró verificando su teoría: habían amordazado y herido a algunos marines, que viajaban para salvaguarda las vidas de los tripulantes y viajeros. Al resto de las personas las tenían amenazadas a punta de pistola para que "colaboraran". Las ropas lujosas y joyas que lucían dejaron claro que iban a conseguir un gran botín.

—Te he dicho que me des el anillo— tronó la voz de uno de los piratas acercando su arma al rostro de una joven.

—Le he dicho que no sale— sollozó la chica.

—Pues en ese caso te cortaré la mano— alzó su espada mientras la muchacha gritaba atemorizada— Pe...pero que demonios...— su espada había volado por las aires —¿Quién ha sido?- se giró buscando, con furia, a la persona que había osado desafiarle.

—He sido yo— proclamó Naira ante la sorpresa de todos. Alzó la mano para coger su arma que volvió tras dar en el objetivo.

—¿Qué demonios es eso?

—Esto— dijo refiriéndose al objeto que tenía en la mano —Se llama chakram...— era plateado. Por el medio pasaban dos líneas onduladas, en el centro de una de ellas había una esfera de color anaranjado que le concedía al chakram el poder de controlar el viento (o el aire) y con ello cualquier elemento cercano. En el centro de la otra no había nada, solo un hueco vacío que indicaba que en un pasado estuvo ocupado por otra esfera. Aquella arma había estado en su familia por generaciones pasando siempre al primogénito de cada, si no fuera por lo ocurrido no sería suyo.—...y es muy práctico. Sobre todo cuando lo divides, te da la posibilidad de acabar con más enemigos— dicho esto separó su chakram mediante las líneas ondulas dejando así dos especies de arcos alrededor de la mano.

En un momento de deshizo de todos ellos, de tal modo que si hubieras parpadeado probablemente te lo hubieras perdido. Al terminar recibió una gran ovación por parte de los pasajeros; asegurándose que ya no quedaba ningún pirata más se dirigió hacia la bodega.

Cuando llegó quedó impresionada ante las habilidades de aquel muchacho de pelo y ojos negros, con un singular sombrero de paja. Estuvo unos minutos mirando como peleaba y se defendía ,él solo, de todos aquellos piratas que le atacaban. No lo conocía pero no había duda de que era especial.

Después cerciorarse que no necesitaba su ayuda para defenderse y sin hacer acto de presencia se fue. Debía de seguir su camino en busca de aquel pirata que llevaba años buscando, aquel pirata cuya cara nunca olvidaría, aquel hombre llamado Kadok.

Cogió un bote, quería ir a la siguiente isla lo antes posible. No se dio cuenta que a su espalda ,aquel chico que había visto antes en la bodega, estaba luchando contra los piratas haciendo uso de sus poderes. Cuando cayó al agua esperó a que se estabilizara para salta.

Luffy se agarro con una mano al mástil y siguió corriendo. Su brazo empezó a estirarse, mostrando así su habilidad, tenía planeado abalanzarse sobre ellos. Antes de hacerlo, parando unos segundos, fijó su mirada en una chica que había en cubierta y que llamó su atención. La vio perfectamente: tenía el pelo castaño, con corte desiguales ,que aún así le quedaba bastante bien, y le llegaba hasta los hombros, dejaba caer un flequillo que cubría su frente de forma dispar . Seguramente mediría 1.67 metros, no lo podía asegurar. No obstante, lo que más llamó su atención fueron sus ojos: de un singular color púrpura; aunque la vio unos instantes antes de que saltara tenía el presentimiento de que la volvería a ver.

Continuará...