Todo aquí utilizado (nombres, localizaciones, etc), es propiedad de Tolkien. Absolutamente nada, salvo la protagonista, es mío.


Capítulo 1: Introducción

-¡LILYYYYYYYYYYYYYYYYYYYY!

El grito de Bilbo se oyó aproximadamente en media Comarca. Siempre hacía eso cuando estaba furioso, y a mí me ponía de los nervios.

-¿QUÉ PASAAAAAAA? -le devolví el grito desde la otra punta de Bolsón Cerrado, pero en cuanto lo hice supe que no debí hacerlo. Bilbo no soportaba el desorden, ni siquiera soportaba que una pequeña e insignificante motita de polvo estuviera entre dos libros si su sitio original era en la esquina del salón.

Como Bilbo acostumbraba, vino corriendo desde dondequiera que estuviese con las manos en jarras y el ceño fruncido. Me miraba como si hubiese matado a un pobre cordero.

Bilbo siempre había sido mi mejor amigo, desde que yo tenía apenas 12 años en edad hobbit (él tenía unos cuantos años más que yo, cantidad que no mencionaré ya que a Bilbo no le gusta hablar de eso en público). Cuando mis padres murieron, me ofreció irme a vivir con él, cosa que yo acepté de buen grado. Lo perdí todo: mi familia, mi hogar y mi felicidad. Con el tiempo, Bilbo había sabido cómo hacer que mi verdadero yo floreciese de nuevo, aunque ese verdadero yo no fuera una persona muy aceptada entre la raza de los hobbits.

La verdad, y lo admito; es que yo estaba considerada como una hobbit extraña en la Comarca. Como bien sabéis, o no, lo que menos les gusta a los hobbits, digamos, normales, es salir a vivir aventuras. Pues bien, yo era todo lo contrario. Tampoco es que hubiera llegado más allá de Rohan ni de sitios extremadamente lejos (considerando que yo era un hobbit), pero sí hacía pequeños viajecitos de vez en cuando.

Conocía al mago Gandalf; había viajado en varias ocasiones junto a él. La primera vez que salí de la Comarca, yo sola, fui hasta la casa Brandi, donde se extiende el Bosque Viejo, en busca de elfos. He de admitir que, al ser mi primera vez, me asusté más de la cuenta cuando oí unos feroces aullidos a no más de un par de millas delante de mí, a lo que eché a correr en dirección contraria (por lo que casi me rompo una pierna). Es ahí cuando me topé con un viejo mago envuelto en una túnica gris, que llevaba un curioso gorro azul y puntiagudo. El mago se presentó como Gandalf, y me preguntó que adónde se supone que iba. Le dije la verdad, que mi deseo era contemplar y dibujar la naturaleza élfica; me ofreció que le acompañara, pues su destino era también los elfos, y yo acepté. Otras gentes hubieran dicho que fue un tanto insensato y estúpido confiar en la palabra de alguien con quien te acabas de encontrar por primera vez, pero aquel mago me infundía un extraño sentimiento en el corazón que jamás llegaré a explicar como merece.

Así empezaron mis viajes, si así pueden llamarse; iba y venía de vez en cuando por sitios hermosos, otros más temerarios; sin rumbo alguno, y sin tener claro el por qué de cada viaje. Simplemente me gustaba ir y venir, hacer amigos (me gané el respeto de algunos de los elfos de los bosques y de otras espléndidas criaturas), y alguna vez tuve dificultades, de las que siempre salí ilesa debido a que siempre intentaba ir acompañada de gente grande que supiera luchar.

En cambio, muchas veces intenté ir a Rivendel, morada de Elrond, que muchos conocen pero pocos saben dónde está. Busqué y busqué, pero nunca la encontré.

A pesar de eso, guardaba un libro que me era, y aún lo es, muy querido. En él recogía todas las pinturas que hice a lo largo de mis viajes, y ciertas anotaciones que me parecieron interesantes añadir.

Es por eso, creo yo, que los hobbits no parecen estar muy contentos conmigo. Aun así, eso a Bilbo, cuya reputación es excelente, no le importa; pues su corazón no reside en las creencias de los demás.

Mi nombre completo, Lily Goldworthy. No diré quién fue mi padre, pues no es importante; ni tampoco sus hazañas, pues no hizo ninguna memorable.

Supongo que la historia que quiero contaros; sobre trece enanos, dos hobbits y un mago, debería empezar por el día en que mi querido amigo Bilbo recibió la visita de trece enanos, y se vio obligado a partir de su adorado hogar a una solitaria montaña situada más allá de todo lo que él pudiera imaginar jamás.


Ya sabéis lo que hay que hacer...

~srtaodair