-Buenas noches Damon.

Stefan cerró la puerta de la sala de estar tras de sí. Damon se encontraba sentado en uno de los cómodos sillones con una copa de Whiskey en la mano.

-Buenas noches Stefan.-contestó Damon con voz cansada.

En vez de dirigirse a la puerta que llevaba a la escalera para subir a los dormitorios, Stefan se acomodó en el sillón a la derecha de Damon. Se pasó una mano por el pelo antes de hablar.

-En realidad, quería hablar contigo.

Stefan se enteró de que Damon se iba al ejército de repente, su hermano y sus padres se lo habían ocultado, como si fuese un secreto que no se debía contar. En cierto modo, lo comprendía, pues él habría tratado de impedírselo. Stefan tenía demasiado aprecio a su hermano mayor como para perderle repentinamente en una estúpida guerra, y su familia lo sabía, de ahí que no se lo dijesen.

Damon, sabiendo las intenciones de su hermano menor, contestó:

-Hermano, sabes que no soy muy de hablar.

-Seré breve, sólo quería desearte suerte en el ejército. No me gusta que te vayas, no creo que un hombre deba dar su vida de esa manera. Sabes que yo te apoyo en lo que sea y si es lo que te hace feliz, adelante.

Stefan se levantó sigilosamente y se dirigió hacia la puerta en dirección a las escaleras en silencio. Antes de que pudiera abrir la puerta Damon dejó la copa sobre la mesa.

-Stefan.- el interpelado se giró para mirar a su hermano.-Muchas Gracias.

Cuando a la mañana siguiente Damon se disponía a subirse al coche que le llevaría a la estación de trenes, toda su familia y el servicio se encontraba allí. No le sorprendió ver a su hermano esperando también.

De repente, se acordó de su pequeña conversación de la noche anterior, realmente le había hecho pensar. "Te apoyo en lo que sea" había dicho.

Siempre habían estado muy unidos, aunque en el último año su relación se había deteriorado. No es que ya no se hablaran ni nada por el estilo, simplemente cada uno había comenzado a ir por su lado. Le quería, pero nunca se lo había dicho.

Antes de subirse su pudo oír:

-Te espero, hermano.

Damon se metió en el coche, atendiendo a los gritos del cochero, que le metía mucha prisa. El coche se puso en marcha y Damon sonrió y se dijo así mismo:

-Espero verte aquí cuando vuelva, Stefan, en casa.