Recycled race
" Es difícil decir cómo es que comenzó todo, muchos tienen versiones diferentes para un mismo acontecimiento y el adecuar mi opinión y perspectiva a la de los demás es tonto y peligroso. No intento con esto dar un tipo de conclusión apresurada, mucho menos apaciguar la situación acomodando las cosas a mi favor. Conveniente en más de una forma seria para mí que me tomaran en serio, pero el criterio de las personas no obedece caprichos insolentes, así como ordenes de desconocidos. Me duele está herida que la verdad lava y la mentira supura. Me duele la ausencia de bondad y la falta de benevolencia que el mundo está experimentando en estos momentos. Pero, sobre todo, me duele la mentira a la que te tuve que someter. Una mentira que involucra mis sentimientos remotamente benéficos y muy cercanos a la perdición. Lo verdaderamente importante en este momento es ¿Podrás perdonarme?"
Capítulo 1. Sýndoulo
El sonido de agua inundaba sus oídos, la sensación de despertar era próxima y eso solo significaba una cosa.
Una música realmente molesta inundó la habitación, los tonos altos le llenaban los sentidos de rabia. Y, aun así, no movió ni un musculo por tratar de detener ese incesante pitido.
Se removió entre las sábanas blancas buscando una posición que no le lastimara la espalda, había estado durmiendo esos últimos días con una pesadez en los hombros que no toleraba y el entrenamiento solo se hacía cada vez más pesado con los días. Pensar en sus entrenamientos no era lo mejor para comenzar la mañana, menos ese día, jueves de tortura con Kakashi.
- ¿Acaso eres sordo? ¡Apaga esa maldita alarma Sasuke! –
Esa voz siempre era la señal de que debía despertarse, la alarma solo era un incentivo para poder despertarse a pensar con tranquilidad, sin nadie que lo interrumpiera por cinco minutos con un comentario estúpido o un reproche de madre.
- Cállate. –
Afuera se escuchó el claro sonido de un bufido femenino. La sombra que señalaba su presencia se desvaneció o eso percibió por la parte baja de la puerta. Quito la tela que lo cubría y se levantó con lentitud. No era perezoso como Shikamaru, pero nunca le había gustado desperdiciar su energía en un despertar autentico y molesto como lo hacía Naruto.
En su armario estaba su ropa habitual. No quería que su sýndoulo entrara como todos los días a tratar de decirle que hacer, como hacerlo y además cuando hacerlo. Así que se apresuró y tomo lo primero que encontró. Un pantalón negro holgado con una camisa negra.
Aún estaba un poco adormilado, apenas y había dormido 4 horas por hacer la tarea del kolégio. Tenía la muy fuerte e inquebrantable idea de que a su edad asistir al kolégio era una tontería, tenía ya 20 años y no solo tenía que hacer de niño mimado y bueno que entrena como lo dicta el mandato, sino que no podía tener amigos que no fueran los que se le impuso, no podía tener ningún tipo de contacto con personas que no estaban a su altura y mucho menos tener una relación con una chica que no estuviera dictaminada por la mayor autoridad de la casa. Su hermano.
No era que ansiara el calor humano y mucho menos las interacciones sociales, eso lo tenía sin cuidado y en cierto grado le gustaba por que no tendría que soportar a gente que no tolerara, pero le dolía más en la libertad, en la toma de decisiones y sobre todo en el orgullo. Su hermano era unos cuantos años más grande, pero ambos ya eran mayores de edad, eran adultos ante los ojos de la sociedad y por más que se las diera de maduro no podía poner un pie fuera de la casa sin primero comunicarlo a su hermano.
- Joven no sé qué tanto se esté acicalando, pero Naruto lo está esperando para que se vallan juntos. –
Exactamente eso era lo que quería evitar, que un sýndoulo le dijera lo que tenía que hacer, ¿acaso no podía decidir nada? Ya no tenía 6 años.
- Cállate y dile al idiota que se espere o se valla... – Metió su cuaderno y unos cuantos lapiceros a su mochila desgastada mientras en el espejo solo veía que su cabello se viera medianamente decente. – Me da igual.
Lo mejor sobre las mañanas de los jueves es que Naruto iba a su casa a recogerlo, no estaba precisamente feliz de tener que verlo tan temprano y mucho menos era que disfrutara su compañía, pero para Naruto no podía ser completamente igual. Ninguno de los dos se soporta, son un tipo de material radiactivo humano que si se interaccionan harán explotar media ciudad. Lo mejor de esas mañanas era que él quería ver a Sakura, que estaba viviendo en su casa en esos momentos. Su historia con esa chica era difícil e incómoda de contar.
- Joven no debería dejar que Naruto-san tenga una interacción no adecuada con la que será su futura esposa. – Sasuke abrió la puerta con rudeza y el hombre de mirada perlada y facciones finas se sobresaltó y pegó su espalda a la pared, quedando frente al joven Uchiha mirándolo con desdén y soberbia.
- Un sýndoulo sin voto en esa casa no debería darme ordenes… - Ni siquiera tenía que tocarlo para hacer notar su poder sobre él, el hombre solo trago saliva y sonrió nervioso. – Que no se repita y ni una palabra a mi hermano.
Sasuke le dio la espalda con rumbo a la estancia principal. El hombre sometido solo volvió a respirar con normalidad y apretó los puños con impotencia. Se sentía nervioso, pero por un lado a salvo, ese chico era todo un problema para él, pero jamás se daría por vencido, se lo prometió a Mikoto. De alguno modo las palabras de Sasuke lo dejaron pensando ¿acaso no tenía que decirle a Itachi que volvió a atemorizarlo o que permitía el coqueteo del Uzumaki a la chica? Quizá eran los dos.
- Sasuke vio a Naruto en la sala con molestia. Como siempre lo hacía.
- Diablos Sasuke, quita esa cara, me hace pensar que no conoces otra expresión. – Su sonrisa zorruna de burla le molestaba más en las mañanas, o quizá a toda hora del día. Siempre había algo que nunca lo tenía contento y ya se había acostumbrado.
- ¿Piensas? – Sasuke se dirigió a la sala a buscar algo de comer, Naruto refunfuño con un gesto de molestia y lo siguió.
- Más de lo que te gustaría y en quien menos te gustaría. – El rubio tomo una manzana que estaba en un cesto en el centro de la mesa. Sasuke rodó los ojos.
- Ve a decir tus cursilerías a quien le importe. – Abrió el refrigerador y tomo una botella con un jugo azul brilloso.
- Debería importarte idiota, ella es tu futura esposa y ni siquiera la consideras como una mujer ¿acaso no sientes raro que yo, tu mejor amigo, le coquetee a la que será tu mujer? Además… - Naruto se recargo en el lavabo mordiendo la manzana sin preocupaciones ni por tomarla sin permiso ni por la mirada molesta de Sasuke. - ¡Deja de tomar esa porquería! Joder, creo que tomas más de tres por semana.
- Cállate, en primer lugar, no me importa lo que piense Sakura ni mucho lo que pienses tu sobre lo que sea que tengamos los tres… - Cerro el electrodoméstico con fuerza. – Segundo, no siento nada, no me gusta Sakura y si me gustara alguien créeme que serias el último en saberlo… - Metió la bebida en su mochila sin ninguna delicadeza. – Tercero, no te metas en mis asuntos, puedes acostarte con ella si quieres, me da igual. –
- Naruto tenía la mirada puesta en un solo punto, estaba asustado. Sasuke siguió la dirección que le indicaban sus ojos y diviso una figura delgada y femenina, con un vestido de color claro y unos zapatos que combinaban en el marco de la puerta. Los ojos jade los miraba estupefacta, dolida, pero sobre todo culpable.
- El chofer está en la entrada… Los espero en el auto. – No alcanzaron a ver los ojos acuosos de la chica, pero la voz se le quebraba y eso fue suficiente para que el rubio golpeara los puños en la superficie más cercana.
Sasuke no se inmuto, quizá y eso era bueno para ambos.
Ambos varones salieron sin decir nada, no había nada que discutir. Naruto tenía una oleada de pensamientos contradictorios con respecto a la relación que quería, a la que era correcta, a la que todos esperaban y la que Sasuke quería ¿Qué era lo correcto? ¿Qué no lo era?
Cuando la puerta del coche se abrió, Sakura dio un pequeño saltito de su asiento, se hizo a un lado y quiso que el Uchiha se sentara a su lado, pero tanto como Naruto como él estaban alejados. Ella suspiro, ese día seria duro.
El viaje fue tenso.
Los tres se salieron del coche con normalidad y, como siempre, Sasuke se quedó unos minutos hablando con el chofer mientras Naruto y Sakura los esperaban en la puerta principal del kolégio.
- Quiero que le digas a Itachi que no volverás a venir ¿Acaso no se lo dijiste la semana pasada?
- Lo hice joven pero no escucha y me ordenó que lo trajera. – Agacho la cabeza como sumisión y Sasuke, aunque satisfecho, lo tomo del cuello de la camisa con fuerza y lo obligo a que lo mirara a los ojos.
- ¿Acaso él tiene más autoridad? Somos hermanos, ambos dueños de lo que comes, de lo que vistes y de ti mismo, así que harás lo que yo te diga ¿entendiste? –
El chico, que tenía más o menos la misma edad que Sasuke, sintió una mezcla de temor, impotencia e ira en el mismo segundo que Sasuke le dio la espalda y con poder e imponencia se volteó a darle una sonrisa soberbia.
Arrugo el entrecejo y arranco el auto con ferocidad, se perdió en la carretera y Sasuke volvió a sonreír.
Si ya dejaste de intimidar a tu sýndoulo por que no te apuras y vamos a la oficina del director, nos llama de nuevo para una reunión. –
- ¿Otra? – Sakura, que no había pronunciado palabra ahora tenía curiosidad por el curioso llamado del director. Naruto, lejos de sentir incomodidad, se cubrió con un aura de seriedad y profesionalismo. Eso era lo que más le agradaba a Sasuke del idiota de Naruto, que sabía muy bien cuáles eran los límites entre el deber y el placer. Porque, aunque eso fuera un kolégio y aunque estuvieran bajo los estándares de unos estudiantes, tenían la labor de capacitarse para servir al país en el que estaban viviendo. Un país con una historia oscura pero que debía de seguirse y protegerse por el bien de todos, o al menos por el bien de la mayoría.
- Si, al parecer tiene una tarea extra para nosotros. – Naruto se adelantó unos pasos y aunque Sakura quería caminar al lado de Sasuke, decidió seguir a Naruto. Lo mejor, por el momento, era darse un poco de espacio. Al fin y al cabo, ninguno tenía otra salida.
Al ver que ambos jóvenes se dirigían dentro del edifico principal decidió seguirlo desde una distancia prudente. No tenía la menor idea de que era lo que podría querer esa vieja directora. Ellos ya tenían suficientes responsabilidades, Sakura era la jefa del equipo de primeros auxilios especiales y una miembro activo del equipo de ataque secundario, Naruto era el presidente del comité estudiantil y jefe del equipo primario de defensa del kolégio, y él, era el vicepresidente del comité estudiantil y jefe a cargo de todos los equipos de defensa como de ataque del kolégio, además de ser uno de los miembros elite de ataque de los 5 países gobernantes.
A pesar de estar en su tercer año en ese sistema, muchos habían confiado en ellos por ser el equipo más calificado desde su ingreso al kolégio. No eran sobrevalorados, él sabía bien su valor individual, así como de equipo, pero tampoco le gustaba mucho la atención en exceso ni mucho menos la responsabilidad de más vidas que no sean las que le importan.
Caminaron por los pasillos con la mirada en alto, la soberbia de Sasuke ya era algo innato y natural, no tenía la necesidad de fingir, pero cuando se trataba de Naruto y Sakura tenían que hacer su mejor esfuerzo por verse superiores, aunque no quisieran.
- Odio esta parte de la mañana…. – Sakura murmulló acelerando el paso para quedar más cerca de Naruto, como si buscara una especie de apoyo moral.
Es el deber, los sempais nos dijeron que esto es necesario para una mejor relación con los demás. – Naruto se había metido en el papel, pero más que dar una imagen de autoritarismo se veía heroico, las chicas de grados inferiores no dejaban de verlo con admiración y los chicos más que mostrar celos, mostraban respeto. Sakura al ver como recibía mucha atención el rubio, sonrió para sí, todo era cuestión de perspectivas. Ella era la única chica que parecía estar a la altura de esos dos, aunque la verdad fuera totalmente diferente. Decidió dejar la negatividad de lado y volvió a levantar la mirada, no dejaría que la imagen que se había formado se viniera abajo por sus inseguridades, estaba en un punto del camino en el que ya no había retorno, y no es como que quisiera regresar.
Las miradas de las personas parecían que lo iban a perforar, Sasuke no era el miembro más querido del equipo, quizá era el que menos agradaba a la gente, pero, así como era temido, era amado. Las chicas de todos los grados, parecían no quitarle los ojos de encima, él era alguien común, no tenía ningún atractivo, o eso creía y por eso pensaba que era tonto como el sexo femenino le prestaba más atención de la necesaria. Pero para las chicas era otro cuento, Sasuke era un chico alto, de facciones masculinas y un cuerpo bien trabajado. A pesar de tener una cara de querer matar a todo ser que se le pusiera en frente, les parecía que eso era lo característico de su personalidad arisca y amarga.
Una vez que terminaron ese ritual de modelaje barato llegaron a la puerta de la oficina del director.
La entrada era amplia y de un ancho exagerado, como si se tratara de una línea divisora entre jerarquías. Sakura tocó la puerta con la delicadeza femenina característica de toda mujer, pasaron los segundos y nadie parecía abrir. La chica quería volver a tocar, pero la voz de Naruto la interrumpió en seco cuando sus nudillos iban a la superficie de madera.
- ¡Vieja abre ¿o acaso no querías vernos?! – Sakura codeo a Naruto y le provoco dolor en las costillas. Mientras Naruto recuperaba la postura, la puerta se abrió de par en par. En el fondo de la oficina estaba un largo escritorio y detrás de él, una mujer rubia, de ojos miel con un cuerpo voluptuoso.
- Espero que mis oídos me estén engañando Naruto. – Su voz madura y delicada, pero a la vez llena de autoridad inundo las cuatro paredes haciendo temblar al rubio que apenas se había remunerado y miraba al frente con una sonrisa nerviosa.
- Yo jamás la ofendería. – Sakura se burló mostrando una sonrisa de lado y Sasuke solo mirada fijamente el escritorio, esperando que eso terminara pronto porque tenían mucho que hacer.
Les hizo una seña con los dedos para que se adentraran completamente y eso le disgusto a Sasuke, si ella hacia eso era porque esa conversación iba para largo.
Los tres jóvenes se sentaron en sincronía en un sillón de cuero que estaba a la mitad de la habitación, una mesa de centro con olor a madera fina les cosquilleo la nariz, la alfombra de terciopelo rojo era llamativa, pero eso no impedía que desviaran su atención de la mujer que se sentaba en sillón frente a ellos del otro lado del cuarto.
En la mesa había unas galletas de aspecto coqueto y un tamaño adecuado para su consumo, la mano de Naruto, como un movimiento automático estuvo a punto de tocarlas de no ser por un ardor en su mano que le provoco el golpe leve que le dio Sakura.
- ¿Qué es tan importante que nos hace perder clase? – Sasuke no aguantaba que lo hicieran esperar, no tenía la paciencia del mundo para ver como esos idiotas que tenía por compañeros se pelearan mientras una mujer con aires de realeza solo los mantuviera en ese cuarto con olor a abuela.
Tsunade levanto la mirada con cierto grado de preocupación. Sakura que la conocía muy bien sabía que algo andaba mal y recobro la compostura.
- Como sabrán, la máxima autoridad de este país fue removida de su puesto por una situación que se le salió de las manos. – Tsunade los miraba a los ojos, si detuvo su discurso fue porque sabía muy bien quien era el que la iba a interrumpir.
- ¿Por qué no lo llama como lo que es? ¿Acaso le duele la moral al decir "tortura y asesinato de sýndoulos?"- Naruto era muy difícil de tratar cuando se trataba de los syndoulos. Sakura ya no quería meterse más por que estaba en un debate interno sobre en que creer y que era lo correcto. Sasuke sabía muy bien cuál era su postura, por lo que los debates entre esos dos ya lo tenían sin cuidado.
- Mira Naruto, este debate de ética y buenos valores lo tendremos otro día, en este momento lo que quiero tratar no está relacionado directamente con eso. – Naruto estaba molesto, pero, aunque no lo pareciera, sabía cuál era su lugar y en qué momentos tenia permitido discutir, y ese no lo era.
- Naruto, escuchemos primero lo que tiene que decir. – Sakura conocía demasiado bien a Naruto, no tanto como le gustaría, pero sabía bien que debía interferir por su bien. Esas palabras de Sakura hicieron ruido en la cabeza de Tsunade.
- Bien, como sabrán, el puesto está vacante, y me han ofrecido ocuparlo. -
Sakura no pudo ocultar su sorpresa y todos los rasgos faciales lo expresaron. Naruto se levantó de su asiento sin quitarle la mirada, y Sasuke, aunque en menor grado, también estaba algo sorprendido por eso.
- Es apresurado…- Al ver que los chicos no decían anda decidió seguir con la conversación. – Les dije que yo solo soy la directora del kolégio y que quizá un mejor prospecto estaba en las fuerzas armadas y fuerzas básicas, pero insistieron que yo era la mejor opción por el enorme progreso que ha habido en los últimos dos años. –
Tsunade no sonaba para nada emocionada.
- Eso es… una buena noticia abuela, ¿no crees que es bueno para ti? – Naruto fue el primero que quiso romper la tensión.
- Lo es… - Tsunade paso por alto las palabras de Naruto y volvió a tomar la palabra. – Sin embargo, eso no es lo que me preocupa, he estado invirtiendo mucho en este lugar y despedirme es algo difícil. Pero la cuestión no es de sentimientos, es del futuro.
- ¿Quién vendrá a sustituirte? – Sasuke ya sabía hacia donde iba a esto.
- Aún no sé… pero hay algo que sí es seguro que cambiara cuando me valla. –
- ¿Acaso el nuevo director será un sýndoulo? – Naruto abrió los ojos de manera exagerada y Sakura miró a Tsunade en busca de respuestas. Sasuke hizo lo mismo, si ese era el asunto haría todo lo que estuviera en sus manos para impedirlo.
- No lo sé, estoy escéptica en eso. – A Sasuke lo descolocó esa respuesta, pero no tanto como a Naruto. Ambos, en sus mentes, decidieron callar sus preguntas.
- ¿Entonces cuál es el verdadero problema? – Sakura intervino.
- Como una forma de arreglar las cosas en el país, por el escándalo del vecteur debemos tomar medidas para que el país se calme.
- ¿Qué es lo que insinúas? – Sasuke no le gustaba esa conversación.
- El próximo año, en el kolégio se aceptarán sýndoulos como estudiantes legitmos. – Naruto sonrió como no lo había hecho en semanas. Sakura no podía juntar los labios, estaba demasiado sorprendida, que por primera vez en casi 100 años se aceptara tal cambio era un giro de acontecimientos tremendo.
Sasuke golpeo la mesa de centro con fuerza y sin ninguna prudencia, la madera se cuarteo, pero el ardor en su puño no le hizo quitar esa expresión furiosa del rostro. Era imposible, que por culpa de un vecteur inútil y sin pisca de inteligencia ahora tenían que aceptar a esos seres que no deberían siquiera estar entre ellos como los dos individuos que tenían a sus servicios. Su sangre hervía, era un cambio estúpido.
- Eso no pasará, y si pasa será un completo desastre, me niego a aceptar eso. – Sasuke se levantó del lugar y en una clara muestra de desafío miro a Tsunade. La mujer mayor suspiró y le pidió con una señal de mano que se sentara de nuevo. Sasuke hizo caso omiso pero la mano de Sakura se entrelazo con la suya, él se separó, pero se volvió a sentar. Sakura agacho la mirada.
- Estos arrebatos son los que no le hacen bien a la imagen del kolégio. –
- ¿Ahora el que está mal soy yo? – Los ánimos volvían a calentarse, Naruto quería intervenir, pero sabía bien que discutir ese tipo de cosas con Sasuke siempre iba hacia una dirección y lo que menos quería en ese momento era terminar su amistad.
- No lo tomes así, sabes que los sýndoulos tienen derechos que les ha costado tener. – Las palabras de Tsunade a cada momento le provocaban una gran alegría a Naruto.
- ¿Dónde quedaron tus ideales? Que recuerde siempre estuviste en desacuerdo de que nos relacionáramos con ellos. – El chico levanto la voz más de lo necesario. Se sentía de alguna forma traicionado.
- Mis ideales prevalecen, jamás cambiaran por que se en lo que creo, y creo que ellos deberían alejarse de nosotros por el bien de todos. – Naruto cada vez entendía menos, ¿a qué estaba jugando? – No podemos dejar que se relacionen con nosotros. –
- ¿Entonces qué es esto? – Ahora era Sakura la que estaba exasperada.
- Ellos están mejor si nosotros los dejamos en paz. –
- Ellos no tienen derechos. –
- ¿Quién te dio derecho a elegir sobre la vida de los demás? – Naruto, que había intentado mantenerse a raya, no podía seguir escuchando al Uchiha siendo insoportable.
- Tu cállate imbécil. – Sasuke se dirigió a Naruto con una clara intención de pelea, intención que Naruto recibió gustoso y se puso en posición de guardia.
- ¡Ustedes dos, basta! – Sakura intento detener a Sasuke empujándolo hacia atrás pero no se inmuto en lo más mínimo.
Tsunade se levantó con delicadeza y se dirigió hacia un estante con frascos grotescos llenos de líquidos de diferentes tonalidades. Tomo un vaso tulipa y lo lleno hasta la parte media.
- Sasuke, si esta situación te molesta tanto ¿por qué no te vas del kolégio? – Tsunade tomó del vaso con rudeza.
- ¿Te suena el nombre de Itachi? –
- ¿Es tu hermano o tu jefe? –
- Es mi boleto. – Sasuke se dirigió a la salida, con los puños cerrados y concentrados de toda su molestia. Abrió las puertas con fuerza y así como se vino se fue, con indiferencia, pero esta vez con un sabor de boca amargo, con el ánimo más debajo de lo normal y con una mirada asesina y pesada.
Los dos jóvenes que se quedaron solo soltaron el aire cuando los pasos de Sasuke dejaron de escucharte por el pasillo. Naruto chasqueo la lengua, apaciguando su molestia pensando en cosas ajenas para distraerse. Sakura hizo una mueca de preocupación, cada día que pasaba era una carga para ella, Sasuke era lo peor y lo mejor que tenía.
Tsunade termino su bebida y se dirigía por otra.
- Tsunade-sama no debería beber tan temprano, ni siquiera es medio día. –
- ¿Ahora resulta que los pequeños me van contradecir todo el día? – Su voz sonaba burlona, para nada enojada.
- Tsunade, ¿Qué está pasando realmente? – Naruto ya estaba preocupado.
- Miren niños, se los dejare claro a ustedes porque Sasuke es imposible… - Ambos se volvieron a sentar. – El próximo año se aceptarán en total solo 20 sýndoulos, la edad no importara como con ustedes por que las oportunidades para solo un grupo de edad se ven sesgadas. –
- Pero es casi obvio que los adultos no vendrán. – Naruto volvió a ponerse serio.
- ¿Por qué dices eso? – Sakura preguntó realmente interesada en todo ese asunto.
- Los adultos no querrán relacionarse con tantos de nosotros, además siempre priorizan a los hijos como una oportunidad de integrarse mejor al país. –
- Sí, pero eso no es todo. – Tsunade interrumpió.
- No… será difícil que las demás personas los acepten a ellos y quizá estarán preocupados por el supuesto movimiento de revolución que planean. –
- ¿Eso es real? –
- No sabemos, pero los rumores se expanden por lo bajo, de hecho, tu Naruto no deberías de saberlo ¿Quién te lo dijo? – Tsunade interrogo al chico y este solo desvió la mirada, incómodo. – Como sea, ese movimiento es lo que más problemas causa, no sabemos realmente como tomaran los sýndoulos tomaran la aceptación de los chicos al lugar, y tampoco sabemos si los chicos aceptados tendrán buenas intenciones. –
- Eso es prejuicio. – Sakura abogó.
- Llámenlo como quieran, pero entre que son buenos o no mi prioridad y la del país es la seguridad de los jóvenes del kolégio. –
- ¿y cuál es nuestro verdadero reto Tsunade? – Naruto ya lo estaba entendiendo.
- Ustedes serán exclusivos para ellos, será una doble fachada, creerán que recibirán el mejor trato por parte de los mejores alumnos del lugar y así será, pero también los mantendrán vigilados. –
- Me parece algo ruin. – Sakura quería salir de ahí, jamás creyó que su día sería tan pesado y apenas comenzaba.
Tsunade regreso al lugar donde estaba desde el principio, en la silla principal detrás del largo escritorio.
- ¿Aceptan? – Sakura y Naruto se miraron mutuamente.
- Yo acepto. – La chica de ojos jade se sorprendió por la rápida respuesta del rubio. Creía que estaría indignado por el trato que iban a recibir.
- ¿Cómo que aceptas? Naruto esto es muy bajo, si se enteran nos odiaran más de lo que ya lo hacen. – Sakura mirada a Naruto con algo de decepción y él lo notó, pero no trato de disimular su completa seguridad.
- No lo hago por nosotros, sino por ellos, con esto verán que no somos los animales salvajes que creen que somos. – Naruto sonrió a la chica. – Le demostraremos con estos chicos al país que la guerra de razas fue un error y que nosotros somos la generación que cambiará las cosas. –
- Me gusta tu decisión, y quiero que entiendan que, así como su objetivo es demostrar la superioridad de la generación mi objetivo es mantenerla viva. –
- ¿Qué dices Sakura? –
- Yo… acepto… pero, ¿qué pasará con Sasuke? – Había un gran problema aun por delante.
- Ustedes tienen todavía unos meses para convencerlo hasta que sea la fecha de aceptación. Pueden retirarse. –
Ambos salieron del lugar con cierta emoción, combinada con molestia e incomodidad.
- Tsunade se quedó pensando unos momentos y después tomo su celular. Marco el número que menos le gustaba marcar y el tono característico de llamada comenzó a sonar. Ella suspiro antes de contestar, de nuevo tendría que dar quejas y eso no le gustaba.
- ¿Bueno? – Al otro lado de la línea una voz serena le contesto. En sus adentros pidió tranquilidad, pronto ella ya no estaría ahí para cuidarlos.
Ya habían perdido la primera clase, trataba sobre literatura antigua. Tenían una hora libre antes de su próxima clase y decidieron ir a la cafetería por algo de beber. La cafetería era uno de los mejores lugares que tenían en el edificio. En total había 5 pisos en el edificio, el cual era exclusivo para tomar clases. El kolégio en su totalidad estaba compuesto por 4 edificios principales, uno para impartir clases, uno como gimnasio, uno de armamento y equipo de entrenamiento y el ultimo era utilizado como dormitorio para los chicos de otros países que tomaban clases o entrenamientos en el kolégio.
A pesar de que eran muy estrictos sobre quien dejaban entrar al país y sobre al kolégio, esos chicos foráneos tenían una gran capacidad, eran los más sobresalientes solo siendo superados por el equipo de Sasuke.
La estructura del kolégio era una de las mejores en todo el país, solo siendo superado por las fuerzas armadas.
Naruto pedía un café americano mientras Sakura esperaba en una mesa pequeña de solo dos sillas. Mientras pedía su café, Naruto miró de reojo a la chica que lo esperaba, era linda, tenía ojos extravagantes y un cabello realmente contrastante, sus facciones eran finas pero su expresión era fuerte y pesada, era como ver a una comandante de los tiempos de antaño. No le gustaba para nada la cara que había puesto después de salir de la oficina de Tsunade, quería verla feliz, quería ver a la Sakura de siempre, pero ese tipo de noticias no eran fáciles de tragar. Una vez que tuvo la bebida en sus manos se sentó a su lado a una distancia prudente.
- Quita esa cara Sakura, me contagiaras tu humor. – Entre broma y seriedad espero tener una respuesta, la chica solo lo miro a los ojos.
- ¿En verdad estás de acuerdo con esto? – Sabía muy bien a que se refería.
- No digamos detalles aquí, pero a decir verdad si lo estoy, lo estás viendo desde una perspectiva donde lo peor podría pasar y no tenemos que pensar tan negativamente. – Le quito la bebida a Sakura de las manos y bebió. La chica no se inmuto. – Además, ya te dije mi verdadera intención. –
- No me siento lista para jugar a la moralista Naruto… ni siquiera estoy segura de mis verdaderos valores. – Ahora ella fue la que le quitó la bebida a él, bebió y quiso hacer una mueca de desagrado ya que la bebida era extremadamente amarga, pero por la situación decidió actuar natural. Como si bebiera agua.
- Si dudas de lo que te enseñaron es una señal de que algo no está bien en tu conciencia. – Le sonrió amigablemente. –
- ¿Y si mi conciencia está mal? No sé si podre luchar contra mis prejuicios. –
- ¿Puedo preguntarte una cosa? – La voz serena de Naruto llamo su atención.
- Adelante. –
- ¿Amarías a Sasuke si fuera un sýndoulo? – Sakura abrió los ojos con sorpresa y como acto reflejo, esquivó su mirada. Jamás se habían puesto a hablar de los sentimientos de ella hacia el Uchiha, sobre todo por que hablarlo con Naruto seria entrar en terrenos peligrosos. No quería herirlo más de lo que ya lo había hecho el día que lo rechazó, pero sabía que esa pregunta más que tener una connotación romántica era algo de buena voluntad.
- Lo amaría en mi siguiente vida si me lo permitiera. – Agacho la mirada con un sonrojo adorable. Naruto sonrió de manera zorruna.
- Ves, ese es el punto, no tenemos diferencias, grandes cosas pueden pasar si se logra una paz completa. El amor no debería tener límites, ni barreras y mucho menos distinción de razas. –
- ¿O sea que planeas encontrar tu alma gemela en la raza sýndoulo? – Naruto rio levemente.
- No dudo que ya la haya encontrado, pero sé que entre nosotros y ellos podrían salir cosas maravillosas. – Sakura se sonrojo de manera incomoda y miro hacia otra parte, lejos de los ojos azules burlones de Naruto.
- ¿Por qué les tienes tanta fe? – Naruto se levantó y tomo su bebida, estaba listo para pagar e ir a la siguiente clase.
- Porque son personas maravillosas. – Sonrió enormemente y dejó a Sakura con una cabeza llena de ideas y opiniones contradictorias.
Ya había hecho lo máximo que podía hacer, ahora era cuestión de que ella decidiera en que quería creer y en que estaba dispuesta a luchar, porque después de eso no podría seguir nada más que una guerra. Quizá, otra guerra de razas. Eso le removía el estómago y los pensamientos.
Sasuke estaba en uno de sus lugares favoritos, el edificio de armamento y entrenamiento. El punto principal de ese edificio era la arena principal de lucha cuerpo a cuerpo. El ring era de un tamaño respetable y los asientos estaban divididos en tres niveles. Las luces iluminaban la arena y el olor a productos de limpieza potentes eran lo más característico de ese lugar. Al parecer el encargado de limpieza hacia un buen trabajo.
Estaba en el tercer nivel de los asientos, con toda la vista de un ring vacío al igual que donde debería estar el público. Por alguna razón le gustaba estar ahí, ese era el lugar que menos le disgustaba.
No tenía idea de cuantas clases había perdido ya, lo que menos quería era estar encerrado en un aula con personas que no le agradaban, ni siquiera tenía interés en tratar de aprender algo. Lo único que quería era que llegara la hora de entrenamiento.
Su rutina como estudiante del kolégio era asistir a clases hasta las 4 de la tarde e irse a casa, pero como también era el encargado de ataque y defensa debía estar por lo menos hasta las 8 de la noche verificando que todo esté en orden, aunque en realidad el que hacia todo eso era Shikamaru, él se la pasaba entrenando hasta que el kolégio cerrara. Normalmente su acompañante principal era Naruto, seguido de Sakura.
Tomaría una siesta hasta que llegara la hora deseada, si no estaba mal en sus cálculos faltaba una hora o quizá media.
Tomo su celular y con los audífonos puestos, se recostó de una manera no muy cómoda, pero aceptable. Cerró los ojos, pero una mano masculina le jalo los audífonos con violencia y le incomodo en los oídos.
- Maldito, ¿faltaste a todas las clases? – Sasuke rodo los ojos y bufo molesto.
- ¿No fue obvio? – Le quito los audífonos a Naruto, y cuando se los iba a poner de nuevo, ahora el rubio le quitó el celular.
- ¿Ansioso de tu paliza? – El chico miró la arena con entusiasmo.
- Estas soñando. –
No tenían que decir nada, ambos se dirigieron a la arena para calentar un poco, ya era costumbre.
- Tsunade nos pidió convencerte ¿será fácil? – Naruto comenzó a estirar las piernas y los brazos mientras hacía gestos de dolor combinados con placer.
- No hay nada que convencer, conoces mis razones y no hay nada que discutir. – Siguió los movimientos de Naruto por inercia.
- Lo sé, no te juzgo, solo que… sabes que, mejor entrenemos, esto no nos llevará a ningún lado. – Naruto no tenía ganas de discutir, o más bien no sabía cómo hacerlo, no se sentía con el derecho de sermonear a Sasuke porque estaba casi seguro de que, si él estuviera en si situación, no sería fácil cambiar sus ideales.
Ambos terminaron sus estiramientos y tomaron una posición de combate.
- Eliminemos armas y enfoquémonos en el dominio ¿quieres? – Sasuke fue el primero en tomar la palabra y Naruto se sorprendió. No entendía cuál era su prisa por terminar de manera tan precipitada, normalmente se toman su tiempo.
- Oye, oye, ¿acaso estas tan desesperado? o acaso estas… - No pudo terminar su frase porque Sasuke le propino un golpe en la barbilla, de manera que su mirada terminó puesta en las luces incandescentes. Su mentón comenzó a arder y sintió un sabor a metal en la garganta. Ese maldito lo tomo por sorpresa.
Su mirada molesta fue recibida y contrastada por una mirada de soberbia y disfrute. Sasuke tenía ese extraño placer por las peleas, por el poder y sobre todo por la sumisión. Naruto rápidamente volvió a su posición inicial solo para ser recibido por otro ataque, que esta vez logró esquivar. La pierna de Sasuke justo a la altura de su hombro espero el contacto efímero del Uzumaki, pero este había dado un salto potente hacia atrás con una voltereta digna de animadora. Los puños de Naruto se apretaron con fuerza, se sentía enfadado por ese ataque repentino.
- Así que te dolió la nueva regla en el kolégio, los sýndoulos estarán entre nosotros. – A pesar de que él no era precisamente fanático de buscar peleas, tenía cierta molestia en su interior. No le gustaba para nada su forma de pensar, él estaba seguro de que su razonamiento era el correcto, pero lo que para Naruto era lo ideal, para Sasuke era una completa estupidez.
- Cállate, eso no pasara. – Se acercó con rapidez, intento volver a pegarle en la barbilla, pero Naruto se agachó con rapidez, pateo por debajo golpeando en las piernas al morocho y este, resintió el dolor y doblo las rodillas ligeramente. Naruto aprovecho esa oportunidad para quedar en la espalda de Sasuke tomándolo de los brazos, aplicando una llave inmovilizadora.
- No eres el director. – Sasuke no podía mover los brazos, pero si las piernas.
- No necesito serlo. – Levanto ambas piernas en un salto engañoso y su propio peso lo hizo forcejear con Naruto. El rubio no soportó el peso de manera que no disminuyera su agarre y Sasuke, aprovechando el descuido, movió su cabeza con violencia hacia atrás, golpeando la cara del Uzumaki sin ningún cuidado.
Naruto soltó al Uchiha como resultado y este aprovecho para codear su cara y llevarlo directamente al suelo.
- Escucha Naruto, lo que piense no es asunto tuyo, así que quédate fuera de esto. – Con una rapidez indescriptible y solo como Sasuke podía hacerlo, aplicó una llave mata león a Naruto.
Naruto comenzó a respirar con dificultad, los pulmones exigían una adecuada respiración. Sus extremidades estaban rígidas. Golpeo el suelo del ring como respuesta y Sasuke aflojo el agarre.
- No te compadezcas imbécil. – Sasuke salió del ring.
Naruto tocio y se sobó el cuello.
- ¡Sasuke! – La voz de Naruto hizo eco por toda la arena. – No hagas algo estúpido. –
- Ya soy tu amigo, no hay nada peor. –
Dijo mientras la puerta principal se cerraba en automático. Naruto maldijo al Uchiha mientras se sobaba la nuca. Estaba molesto, pero no entendía bien cuál era la razón. Lo más difícil que podía hacer en esos momentos, no era instruir a los sýndoulos, ni tratar de cambiar a la generación, sino, era convencer a Sasuke de que necesitaba cambiar de parecer. Porque los sýndoulos eran todo, menos culpables.
OOO
Las cortinas, blancas pero percudidas, con hoyos violentos y las paredes color mantequilla estaban agrietadas de manera que la vista a cualquier Angulo solo significaba tristeza, miseria, guerra.
Ojos perlados, con matices lilas y destellos tintineantes. Hermosa combinación peligrosa en el vaivén de odio y resentimiento, motivo de reunión ilegal, pero llena de determinación.
El líder, un hombre de facciones rudas, prominentes y llenas de sabiduría. Se encontraba en la parte principal, una piedra que resaltaba de las demás por su altura y buena nivelación era el intento burdo pero efectivo de mostrar liderazgo, además de que así podía ver a todas las personas que tenían interés en el movimiento.
- No tengo que decir nada que no sepan sobre esto, no pediré objeciones, ni opiniones, no pediré sus vidas porque no la tienen. – Las miradas del publico estaban llenas de ira, pero no estaba dirigida a él, sino a la tradición. – Lo único que deben tener como objetivo es la libertad, es el deber y derecho de dar una buena vida a las generaciones venideras, con prosperidad, con amor y, sobre todo, con justicia.
Una chica de altura estándar, con cintura estrecha y unas piernas trabajadas por un riguroso ejercicio miraban al hombre con gratitud y respeto. Sus manos sudaban, pero no era nerviosismo, era emoción, era atención, era percepción y, sobre todo, eran memorias, dolorosas, quemantes pero que se quedarían grabadas en la historia. Siempre se podia de esa forma cuando se reunian.
- Hanabi. – la voz de su padre le permitió salir de sus pensamientos. – Sabes muy bien cuál es tu deber en estos momentos ¿verdad? –
A pesar del tono interrogante, eso no era nada parecido a una pregunta. Era presión social combinada con desafío.
- Lo tengo grabado en la memoria padre, el deber no se cuestiona, se realiza como el respirar. – Los demás sýndoulos, con voces pequeñas pero distinguibles admiraron el responder de una hija entregada a un padre ejemplar.
El hombre autoritario no pudo sentir más que orgullo y seguridad por las palabras de su hija.
- Justo como dijo la teniente Hanabi, esto no es cuestión de duda, no hay piedad en la reciprocidad, solo hay equidad. – El hombre se bajó de la piedra con habilidad sobresaliente. - Y como justos hijos de Dios, y aunque esclavos del pecado, debemos tener lo mismo que los demás, y sobre todo dar todo lo que nos han dado. –
Muchos de los presentes se estremecieron con esas últimas palabras, las llamas en el interior de sus recuerdos comenzaron a arder.
- ¡Capitán! – La voz de un hombre cansado por el esfuerzo físico captó la atención de la audiencia y las figuras de autoridad.
- ¿Qué pasa soldado? – Intrigado se acercó al joven.
- La señorita Hinata ha llegado, solicito permiso para quitar las esposas. – El líder hizo una mueca de fastidio. Más problemas con esa mujer solo atraería mala suerte.
- Concedido. Tráiganla. –
Entre tres hombres de los mismos ojos característicos que todos los demás, traían con cuidado, pero firmeza a una chica de piel lechosa con moretones en varias partes de su cuerpo o al menos las visibles, el cabello enredado, pero indudablemente lacio le tapaba la mayor parte de su cara. Sus ojos perlas, a pesar de ser similares a los de los demás, tenían una belleza particular.
La forma en la que la miraban los demás era tan variada como una noche estrellada. La mayoría la miraba con respeto fingido, unos cuantos realmente les dolía verla en ese estado, entre ellos Hanabi y un chico de la misma edad que Hinata, otros les molestaba su imprudencia, y, la peor de todas, la mirada de su padre detonaba decepción y vergüenza.
Hinata estaba dolida en aspectos físicos, mentales y emocionales. Sus muñecas ardían por las esposas, su cabeza dolía debido al caos de sus pensamientos, tenía un sabor metálico en la lengua, quizá por rechinar tanto los dientes. Y su corazón golpeaba las paredes de su pecho, incluso en sus odios podía escuchar el repiqueo furioso. Sus ojos picaban, sus parpados estaban rojos, sus pupilas dilatas y sus labios carnosos estaban agrietados. No tenía saliva.
- Señor, esto es inaceptable, ¿la señorita Hyuga realmente ayudará con el movimiento? –
Un hombre valiente se atrevió a hacer la pregunta que todos se hacían, pero ninguno tenia el valor de preguntar. Desconfiar de la hija del capitán, un hombre admirable que ha sufrido más que nadie y que ha dado más que todos no debería de ser posible. Pero Hinata no ayudaba en nada.
- Ella es la pieza clave, que se no te olvide, y no tiene opción. – Hinata quería llorar, de nuevo, como siempre lo hacía. – Ni la muerte.
Esta vez la chica rompió en un llanto agonizante, los demas esquivaron la mirada con vergüenza. Unos sentían eso debido a la humillación que hacia como una miembro de una raza como la de ellos, pero a otros les daba vergüenza sus actos. Mancillar a una joven de apenas 19 años era como manchar una pintura de un santo.
- Todos hacemos lo mejor posible, y lo mejor posible es la exelencia. Aquí no hay nada a medias. Estas con nosotros o simplemente no existes. – La persona que habló esta vez fue el hermano del líder.
Ambos eran gemelos, eran el dúo de la libertad o al menos así los veían. Hinata solo quería un poco de agua.
No estaba de acuerdo con nada de lo que pasaba ahí. Quería la libertad de la raza, quería ser una mujer sin ninguna etiqueta, que hace lo que quiere por el simple hecho de ser un humano y tener decisión propia. No solo era una esclava fuera de la raza, sino tambien dentro.
- Padre… no estoy en contra del movimiento, estoy en contra de la violencia… lo sabes ¿verdad? No soy capaz de arrebatar vidas. – Su voz se quebraba.
Hiashi quería matar a su hija con la mirada. Ella no se sometio y sostuvo su mirar.
- ¡No podemos confiar en esta chica! –
- ¡Ella nos llevara a la perdición! –
- No puedo creer que mi libertad y la de mi familia dependa de una mujer sin convicción. –
Más de esos comentarios se hicieron presentes en el silencio eterno. No había muchas personas en el lugar, pero si las suficientes como para hacer una revolución.
Se reunían secretamente desde hace ya varios años, primero con el dúo de la libertad, para después incrementar el número de participantes como la espuma. Ese lugar estaba fuera de los límites de la ciudad, Konoha, en ese lugar no había cámaras ya que en realidad no estaban ni cerca del lugar asignado para los sýndoulos, ni cerca de los shinobis.
Una casa abandonada, sin dueño, pero llena de significado, era el punto donde siempre las reuniones secretas se llevaban a cabo. Fue esa casa, la primera en ser atacada por los Shinobis durante la guerra de razas.
Había insectos, los muebles en muy mal estado, las pinturas corroídas con la pintura de colores contradictorios por la humedad del ambiente, y la naturaleza había proclamado lo que alguna vez le perteneció, derribo paredes débiles, se adueñó del suelo dejando crecer plantas invasoras y el techo tenia maleza gruesa y pesada. Olía a tierra mojada con rastros de pasto partido con olor a verde vegetación. Los desechos de los insectos se combinaban con los pétalos de flores de colores discretos.
- Fin de la reunión, nos volveremos a ver cuando tengan a los candidatos. – Hiashi estaba molesto, con todos y con él, pero más con su hija. Hinata. – Rompan formación.
Todas las personas que estaban en el lugar, a regañadientes y con un gesto molesto, se desaparecieron a una velocidad impresionante, sin dejar una sola huella de que alguien estuviera ahí. Tenían habilidades muy finas, delicadas, potentes y letales. Podían correr a una velocidad tan inimaginable que parecía la tan maravillosa y fantasiosa teletransportación.
Las personas que se quedaron en el lugar solo eran Hiashi, Hanabi, una adolorida Hinata y un chico que de igual manera tenía vela en el entierro.
- ¿No te das cuenta de lo que haces verdad? – Hiashi fue el primero, como siempre, en tomar la palabra. Hinata yacía en el suelo donde los hombres que la respetaban, pero decepcionaba la habían dejado. Sus rodillas sentían el cosquilleo de los pequeños racimos de pasto creciendo por las grietas de lo que parecía ser madera. Se tomó la libertad de respirar con profundidad, el aire era fresco, tan limpio y puro que le lastimaba la garganta, a lo lejos se podían ver las luciérnagas tintineando por todas partes adornando toda la vegetación. Los pajarillos nocturnos hacían ruidos característicos que en otro momento hubieran sido aterradores. Apretó los puños lastimándose las uñas, las palabras de su padre le dolían.
- No he hecho nada… y es mejor que se quede así. – Hiashi se acercó a la muchacha con los puños apretados y un aura de ira emergiendo se todos sus poros. Hanabi se interpuso en automático.
- Padre, por favor… mi trabajo aún no está hecho. –
Los ojos suplicantes de Hanabi hicieron tambalear a Hiashi. Se soltó bruscamente del agarre de su hija menor y les dio la espalda a ambas.
- Escuchen bien esto… más tú Hinata. – Hinata tragó en seco y miro hacia arriba buscando la mirada gélida de su padre, pero este nunca volteó. – Si Hinata no colabora con su parte en esto Hanabi será la que falle con su misión. – Hinata miro en inercia a la chica menor, esto no pudo sostenerle la mirada. Rechinó los dientes y apretó los ojos. – Si Hanabi falla daré su cabeza como compensación por la vergüenza. –
Hinata se levantó con alguna fuerza escondida para tomar la mano de su hermana fuertemente. Hanabi sintió el contacto frio de los dedos de la chica y entrelazó los suyos como consuelo. Sabían ambas que eso no era un juego ni una amenaza, era una advertencia y una bomba de tiempo.
- Padre… ¿en verdad estarás dispuesto a dar la vida de tu hija por la violencia? – Hinata le reprochó a su padre.
- Tu madre dio su vida por esa violencia que tanto reclamas, violencia que te dio la libertad. Tu madre es nuestro amuleto y el máximo de nuestra raza. La avergonzarías. –
El hombre mayor hizo una señal con los dedos al segundo varón que estaba en el lugar, este obedeció y ambos se desvanecieron dejando solo el polvo. Ahora las únicas personas que estaban presentes eran dos chicas tan idénticas con la misma sangre, pero con pensamientos distantes. Hanabi quería libertad. Hinata quería paz. Aunque parecían cercanos los dos conceptos, los medios por los que se regían las chicas eran distintos como el agua y el aceite.
Hanabi disminuyó la fuerza de su agarre. Hinata volvió a respirar con normalidad, ni siquiera se había dado cuenta de que estaba demasiado rígida.
- Hanabi-chan, no tienes que preocuparte, no haría algo así. – La menor la miró con enojo.
- Tú no sabes de lo que padre es capaz. –
- Somos sus hijas. –
- Pero no del mismo valor. –
Estaba ansiosa. Hinata resintió el comentario.
- No digas eso…no hay valores en el amor a tus hijos. –
- Esto no se trata de amor Hinata, estamos hablando de lo objetivo. Tu eres la pieza clave para lo que padre planea y tus pensamientos egoístas arruinan todo. –
Hinata intentó tomar de nuevo la mano de su hermana para poder calmarla, pero las fuerzas no le ayudaron. Sus piernas temblaron y cuando intento dar un paso para alcanzar a Hanabi estas se doblaron como reflejo. Sus muñecas estaban rojas al igual que su cuello. Un rojo con puntos morados por la fuerza.
El cuerpo de Hinata cayendo al piso hizo un ruido seco que alerto a Hanabi pensando que eran enemigos, pero en realidad era su hermana débil. Se acercó a ella y le tendió la mano para ayudarla a levantarse, pero no tenía caso, Hinata estaba muy cansada.
- Me enferman tus heridas Hinata. –
La chica rio nerviosa dejándose regañar por la menor.
- ¿Cómo intentaste hacerlo esta vez? –
La mayor con vergüenza levanto la barbilla evitando la mirada de Hanabi, pero a la vez mostrando uno de muchos intentos por terminar con todo.
- ¿Dolió? –
- No te das cuenta del valor del aire hasta que intentas dejarlo. –
Hanabi dejo de masajear las muñecas de su hermana para ayudarla a levantarla nuevamente, esta vez con éxito. Hizo que el brazo delgado y lleno de manchas rojas de su hermana rodeara su cuello.
- Iremos despacio por que dudo que tengas fuerzas para ir rápido. –
- Hanabi no tengo 13 años, nunca estoy al límite realmente. –
- Por favor Hinata, no podías mantenerte en pie. –
- Estar al borde de la muerte solo hace que quiera llegar al extremo, déjame hacer esto por mi cuenta. – Se alejó con terquedad el único contacto que tenía con su hermana menor. Esta solo sonrió con soberbia.
- Si llego antes tendrás que escucharme. – Hanabi tenía una mirada afilada. Mirada llena de competitividad.
- Si llego antes tu tendrás que hacerlo.
Ambas hermanas firmaron el trato y en un abrir y cerrar de ojos se desvanecieron. Al final solo el sonido de los grillos y de los pajarillos se escuchaba.
La chica cansada, con la respiración agitada y unas gotas de sudor en la frente, llego a la entrada principal de su casa. A pesar de haberlo hecho varias veces aún no se le hacía fácil, nunca se le hizo fácil. No entendía como todos los demás lo hacían como si no costara.
- Me duele el pecho. – Atinó a decir antes de sentarse en la banqueta principal. ¿qué tan mala condición física debía tener? Era cierto que el lugar estaba a varios kilómetros lejos de su hogar, pero no era como para que su agotamiento físico fuese tan vergonzoso. Algo estaba mal con ella.
- Miró a todas partes, busco la presencia de su hermana, pero no era capaz de localizarla.
- Bueno, al parecer gané. – Se levantó y con la respiración normalizada abrió la puerta de su casa. Era grande, tenía dos pisos y el color era discreto pero elegante. Con el poco dinero que tenían habían podido crear un hogar respetable, con un aire de superioridad con todas las demás casas a la redonda. Si las cosas cambiaran, esa casa sería un chiste comparada con el verdadero hogar que merecían.
Entró a su casa con cautela, probablemente su padre no se encontraba así que era una buena oportunidad para hacer que su hermana la escuchara. Sus planes se vinieron abajo cuando en la estancia principal, una chica vestida de blanco con manchas de sangre y mugre la esperaba recostada. Tenía las manos con rastros de lodo, pero eso no impido que se cubriera el rostro para tapar la luz principal de la sala.
- Te gane por 15 segundos. – Su voz rasposa y sedienta fue lo primero que le incomodo de su hermana.
- Parece que eres veloz, ¿desde cuándo entrenas esa parte? – Hanabi se acercó a la chica y le ofreció su mano para levantarse.
- No mucho, padre me obliga. – Hanabi entrecerró los ojos con desconfianza, sabía que mentía.
- No creí que en tu condición me pudieras vencer. –
Hinata le sonrió dulcemente y le acaricio la cabeza, la menor hizo un puchero infantil, aunque en realidad no le molestaba. Ambas caminaron hacia la cocina.
- ¿Qué quieres que haga de cenar? –
- Por dios Hinata, ¿en verdad quieres que te deja hacer la cena cuando no tienes nada de energía? –
- No es que quieras, es que me dejaras hacerla porque cocinas muy mal Hanabi-chan. –
La menor se quedó callada y Hinata le dio una risita burlona. Mientras Hinata se movía en la pequeña cocina con destreza, pero lentitud, Hanabi estudiaba sus movimientos. Sus muñecas se veían realmente mal y lo poco que podía ver de sus rodillas le daba cierto escalofrió por el espeso color morado.
- Hinata… yo cumplo lo que apuesto, así que dime ¿Cuál es tu punto? –
Hinata dio un pequeño saltito por el cambio tan brusco que dio la conversación. Dejo en la estufa un recipiente con agua en donde iba a preparar café.
- ¿No sería mejor hablar de esto después de cenar? –
- Hinata. –
- Bien, bien, te diré. –
Hanabi no veía manera en que los nervios de Hinata se calmaran, ella siempre era así, temerosa, indecisa y poco segura de sí misma, estaba segura de que su hermana creía más en cualquier persona que en su persona. Ella era la única que se poda destruir, pero a la vez la que la ha mantenido con vida.
- No quiero que la vida de nadie se pierda. – La voz de Hinata era temblorosa pero no había duda en lo que decía. Sus ojos con una fuga de rebeldía engrandecían el corazón de Hanabi, pero era mala señal, no colindaba con sus pensamientos.
- Hinata, esto ha sido preparado con cuidado, con precisión y con suma responsabilidad, ningún sýndoulo será sacrificado porque de eso se trata este movimiento, además… -
- No hablo solo por nuestra raza, es por todos. –
- ¿Te atreves a ver por su seguridad? Ellos son los culpables de que papá te halla derrocado a la rama secundaria… sino fuera por ellos tu… -
- Hanabi… - Los ojos abatidos de Hinata devolvieron a su hermana a la realidad, la menor tenía un gesto agresivo, con sus ojos incandescentes en tonos grisáceos como la luna y unas protuberancias al costado de ambos. La mayor le tomaba la mano con temor.
- No puedo creer que ese sea tu verdadero pensamiento, me decepcionas. –
- Dijiste que me escucharías. –
- No puedo, me estás diciendo que merecen piedad, que deben ser perdonados… ni con todas sus generaciones venideras podrán cubrir sus pecados, tantos años de abuso y de sumisión solo pueden ser pagados con la extinción. –
- Hanabi por favor, ¡escúchate! ¿esos son los pensamientos de libertad? ¿Acaso esa es la respuesta? Yo solo escucho tu corazón herido con un espíritu de venganza. –
- Tus moralidades te están llevando por el camino equivocado. –
- No puedes imponerme un camino solo por tu concepción del bien o el mal… eso es egoísta. – Hinata se defendía como gato boca arriba, su palabra era lo único que le quedaba por que sus fuerzas la estaban abandonando. Si se desmayaba sentía que no despertaría, se sentía abatida en todos los sentidos.
Hanabi, con fuerza innecesaria, fue hacia la estufa y apago el fuego que calentaba el agua para el café, el sonido incesante del pitido informativo la estaba cabreando más de lo que ya estaba.
Desactivo sus ojos para no parecer tan sacada del infierno, pero no podía esconder, por más que quisiera, sus ganas de golpear a su hermana. Nadie podía ser tan estúpida, eso era lo único que se decía ¿Qué tan dañada estaba su hermana? ¿Acaso sus múltiples intentos de suicido, sus decepciones y sus fracasos le estaban nublando la razón? Solo hay una cosa que te hace perder el juicio. La pasión, y la de Hinata estaba encadenada a una compasión, un ideal de paz y amor que jamás podrá ser porque en esa época multifacética lo único que promovía era la esclavitud, el pecado que ellos profesaban por un error que domino una raza, una raza que ahora era llamada vengativa solo por querer lo que merece, libertad.
- ¿Egoísmo? No tienes ningún derecho a profesar valores que no prácticas. –
- ¿De qué estás hablando? Yo no soy de ese modo… ¿querer lo mejor para ellos es un error?
- ¡Solo escúchate! ¿Lo mejor para ellos? ¡Esos que nos han escupido en la cara por su zona de confort, su falsa burbuja de poder! –
- ¡No estoy hablando de ellos! –
- ¿Qué? –
Hinata se dio cuenta de su error demasiado tarde.
- Olvidalo. –
Hinata tomo el camino contrario a donde estaba su hermana, pero esta la tomo del brazo con fuerza.
- ¿De quienes hablas? –
El cuerpo de Hinata comenzó a hacerse pesado, y su hermana lo supo mejor porque tuvo que soportar su peso de improviso. La chica tenía los ojos cerrados, el sudor le recorría la frente y su respiración era intranquila.
- Oye… Hinata… -
Intento despertar a Hinata, pero ya estaba inconsciente. Tenía fiebre. Hanabi la llevo a la sala y, desde su celular, llamo a su médico de familia. De nuevo tendrían que atender a su hermana, ya eran tres veces en ese mes, comenzaba a preocuparle. Su salud estaba sesgada por todos esos intentos de quitarse la vida, por su excesivo uso de chakra que nadie sabía dónde lo gastaba, y su desgaste emocional y mental al estar custodiada como una criminal por órdenes estrictas de su padre.
- ¿Si? Doctor, es Hinata, de nuevo esta inconsciente pero esta vez presenta fiebre y además no hace muchas horas intento suicidarse ahorcándose… por favor venga, se le pagará al instante. –
A pesar de que estaba mintiendo, lo único que importaba en ese momento era la vida de su hermana. Ya sabría de donde pagaría su labor médica y como compraría su silencio, si su padre se enteraba la reprendería otra vez por culpa de Hinata.
OOO
- ¡Itachi-sama! – Los ojos de todos los presentes se dirigieron al joven sýndoulo que interrumpía la cena. Sakura, que tenía un pequeño debate mental sobre la situación de amo-esclavo entre sýndoulos y shinobis, lo miró pocos segundos y después evitó la mirada, por alguna razón no se sentía cómoda. En cambio, Sasuke si estaba molesto, pero eso no era novedad para ninguno de los que estaba en el cuarto.
- ¿Pasa algo? – Itachi, con voz pasiva y semblante sereno, pero con un deje de preocupación muy escondido, preguntó al que había sido unos de sus mejores amigos que tanto le aquejaba.
- ¿Tiene que ser ahora? – Sasuke no podía quedarse callado.
- Es Tokuma… él… está muerto en su habitación. – Itachi estaba sorprendido, dejo caer ambos cubiertos y se levantó con rapidez, se dirigía a la habitación del muchacho con el sýndoulo siguiéndole.
Sakura estaba aturdida. Un hombre, un joven de más o menos su edad se quitó la vida, lo peor es que ya sabía por qué y por quien. Todo eso no debería ser permitido, se sentía mal, se sentía culpable. No tenía la culpa directamente, pero eso no la expiaba de ningún pecado. La forma de vida que llevaba ¿en verdad estaba bien?
Sus ojos, de manera involuntaria, comenzaron a nublarse y las lágrimas de la mujer cayeron a la mesa. Se sorprendió demasiado, al parecer ella misma se estaban rompiendo. Sus piernas se movieron por si solas y se dirigía a la habitación de Tokuma, pero el cuerpo de Sasuke la detuvo, él estaba en el marco de la puerta impidiéndole el paso. Su mirada inexpresiva la impresionaron, ¿no sentía nada?
- Debo ir a verle. –
- No debes, mejor ve a tu habitación. –
- No me digas que hacer. – Ambos jóvenes, más ella que él, se percataron de la amargura y la insolencia con la que había respondido. Eso de alguna manera bajo las defensas de Sasuke y ella, hábil, lo evito y paso la puerta, corrió escaleras arriba para ver al joven que tantas veces le había saludado con energía, con alegría, como si no sufriera, como si todo en lo que estaban basados no era un error, como si el solo ritual de siempre al abrirle la puerta y la manera formal de hablarle no fuera un protocolo ridículo. Ese chico ahora estaba muerto.
Sasuke se quedó solo en el comedor, no tenía ganas de seguir comiendo. Por alguna razón se sentía molesto. Todo eso le traía un mal presentimiento.
- Mierda. –
8:36 de la noche, casa de los Uchiha, un clan respetable y descendientes de los salvadores de la raza, lugar donde un sýndoulo se quitó la vida. La vida de Tokuma solo estaba marcando el principio del fin.
Hola pequeños. Por fin pude subir el capitulo a esta plataforma, la verdad es que me costo un poco porque no sabia exactamente como hacerlo, pero no era nada que un tutorial en youtube no pudiera resolver :)
Ahora, con respecto al capitulo, quizá no se den cuenta (los que ya la hayan leido), pero cambie unas cositas, nada relevantes, solo unas cuantas expresiones o faltas de ortografía. No tienen que matarse siguiendo el curso de la historia porque es exactemente lo mismo. O algo así.
Estuve leyendo el capitulo lentameeeeente y, la verdad no se si fue por que lo lei un montón y comenzó a estresarme, pero siento que los personajes se salen mucho de sus concepto originarl. Si ustedes tambien sintieron lo mismo solo quiero aclarar unos puntos:
- Aunque el contexto sea casi identico, la historia es diferente, de igual forma algunos pasados de los personajes. Un caso notable es el de Sasuke, vive con su hermano, su prometida es Sakura, todos van a un kolegio (si, es con "K"). No esta totalmente lleno de odio y un caracter de mierda porque tiene suporte, lo que en Naruto (historia Original) no tiene.
- Esta historia esta principalmente enfocada en el romance que se desarrollaran para los personajes. No a fuerza en los principales que serán Sasukie y Hinata, sino tambien los demás como Sakura, Naruto, Tokuma (o algo así :(), Neji, Hanabi... en fin.
- Este tema de exclavitud lo tomó como un puente en la historia. No sera la trama principal, aunque tampoco quiero dejarlo hasta el final olvidado y que el contexto se pierda.
Creo que eso era lo que en verdad queria aclarar.
Ahora, algo importante... las actualizaciones, en lo personal, soy una persona que escribe solo cuando la inspiracion le llega... Suena poco estricto de mi parte, pero les juro que aunque tenga la idea, incluso todo el capitulo, sino estoy inspirada por así decirlo, las palabras no me llegan, simplemente no me salen y no me gusta escribir de esa manera porque quiero que sientan a los personajes, que se enfrasquen. Y eso solo puedo lograrlo estando al máximo. Tambien, SIEMPRE, leo el capitulo muchas veces para saber si hay errores (y aun asi los hay), asi que en eso me tardo mucho. No son justificaciones, solo pido que me entiendan, me gusta escribir, amo esta pareja y es por eso que quiero darles lo mejor.
Los amo.
