Prólogo

Si me pagaran en este momento un millón de galeones para decir por dónde comenzó esto, los perdería irremediablemente. No es como si me pidieran describir un snorkack de cuernos arrugados porque por lo menos sé que eso es real…inclusive tengo uno de mascota (Reggie…luego hablaré de él…en su momento). Pero el punto aquí es que la realidad superó a la ficción en un sentido… Yo creía que nunca iba a poder conocer a alguien que no se ofendiera por los comentarios que suelo hacer, que pudiera soportar mi presencia por más de cinco minutos y que no huyera de mí cada vez que me veía llegar. Al contarlo aquí me siento algo extraña… Pero creo que vale la pena que lo sepan: antes de conocer a los Gryffindor con los que me llevo ahora yo tenía una amiga…Es mentira decir que estuve sola desde mi ingreso a Hogwarts y creo que cometí un error al decirlo en cierta ocasión…pero es que realmente nunca pensé que eso sería una amiga o tal vez no lo quería aceptar por lo patético que se escucharía al decirlo.

Déjenme explicarlo con detalle…

Entré a Hogwarts el 1 de septiembre de 1992 al igual que la mayoría de los chicos que cumplen once años antes de ese mes… Ya al llegar a la Estación de King´s Cross comencé a sentir ese cosquilleo en el estómago que suele avisarle a uno cuando las cosas no van a salir como las esperas… Creo que lo llaman "mal presentimiento". Se lo dije a papá, pero lo único que hizo fue abrazarme con fuerza y asegurarme que todo iría bien y que no tendría nada que temer ni de qué preocuparme. Decidí intentar de convencerme de eso…pero el cosquilleo seguía ahí y, si era así, realmente tenía su razón de ser…

No me equivocaba.

Al entrar al vagón y despedirme de mi padre mientras el Expreso se ponía en marcha, sentí las miradas de mis compañeros: inquisidoras, frías, discriminatorias y llenas de superioridad. Como si fuera un bicho raro. Casi podía ver lo que me querían decir a través de sus ojos: "¿Cuál es tu problema¿cómo puedes salir a la calle vestida así¿por qué traes la varita en la oreja?". Yo sólo los miré como suelo mirar a ese tipo de personas que observa y critica a los demás porque no tiene nada más que hacer y dije con voz calmada y algo pausada:

-¿Podrían dejarme pasar? Ese es mi compartimiento y necesito ver qué es lo que dicen en la revista acerca de personas como ustedes.-ellos me miraron sin comprender. Hice las cosas más claras- Ya saben, inquisidores… Quiero saber qué tipo de inquisidores son… Con permiso… - y entré al compartimiento en donde estaban mis cosas abriéndome paso entre el grupo que me siguió con la mirada, me senté y esperé a que me dejaran de observar a través de la ventana del pasillo… Esperé media hora… y por fin se fueron…

Definitivamente, ese no fue el mejor de los comienzos.