Disclaimer: Los personajes de Teen Wolf no me pertenecen, ellos son de Jeff D.
Capítulo Único: Presa.
Ruge.
Su cabeza palpita, el dolor es demasiado fuerte, pero logra mantenerse en pie, o casi, trastabillea un poco. Pierde el equilibrio y cae de rodillas. Sus garras se hunden en el suelo lodoso del bosque, había parado de llover pero aún se podía sentir el rocío creado por el bajo clima de invierno.
Los olores le marean, enfureciendolo. Escucha voces, parecen tan lejanas. Pero están allí, a su lado. No los entiende. Los conoce, lo sabe, pero le da igual.
Quiere la sangre de todos ellos bañando sus garras.
El Lobo sonríe. Cruel, maniático. Descontrolado.
Oye a su lado humano pedirle, rogarle, por parar. Por no cometer una locura, pero lo ignora. No le importa sus sentimientos... humanos.
Ruge de vuelta, en una advertencia clara. Se pone de pie con una lentitud alarmante.
Su tío hace brillar sus ojos, pero no devuelve el gruñido. No devuelve su amenaza. En cambio, toma entre sus brazos a la Banshee y comienza a correr tan rápido como le es capaz su cansado cuerpo. La pelirroja grita por volver, pero el viejo Hombre Lobo ni siquiera devuelve la mirada tras su espalda. Su única prioridad era ponerla a salvo a ella.
Iracundo, pone su atención al círculo de cenizas de montaña frente suyo. Allí donde la Kitsune protege a su inconsciente compañero, al Alpha, con recelo. Con la mirada determinada, su cuerpo temblando ante el cansancio de haber luchado antes.
No les importa ellos.
El humano de la manada, indefenso, estaba a pocos pasos de él. Sólo. Vulnerable.
Sonríe, mostrando los colmillos afiliados gracias a su transformación.
Stiles tiembla pero no se mueve. Le mantiene la mirada tanto como puede, con su delgado cuerpo ensuciado con barro y sangre seca que no le pertenece a él.
El Lobo gira su cuerpo en su dirección, todo músculos y cuerpo pesado. Da un paso hacia adelante, luego otro y otro, lento y firme. Con la barbilla en alto transmitiendo peligro por sus poros, aún así el humano no baja su mirada.
Camina entre los cuerpos desmembrados de los cazadores que habían llegado a Beacon Hills con la, estúpida, intensión de aniquilarlos a todos ellos. Pero no habían contado con que, una mala jugada de su parte, harían descontrolar al Hale. Ahora estaban muertos.
Llega junto al humano, invadiendo totalmente su espacio personal, con la cara a centímetros de su cabello castaño. Inhala su aroma, reteniendolo tanto como puede en sus pulmones.
Sus garras se contraen sin darse cuenta, aunque su apariencia siguiera siendo la del lobo.
Unas manos, las de Stiles, acunan sus mejillas cubiertas de negro pelaje y unos labios fríos besan los suyos propios. Cierra los ojos ¿Qué importa? se entrega al contacto.
Ruge suave cuando el adolescente se separa de su tacto.
- Eres mi presa... -dice tosco, grave. Casi como si le amenazara.
- Lo soy -complace Stiles, con una sonrisa suave- Pero debemos volver para curar tus heridas. Las de los dos -dice refiriéndose al Lobo y Derek.
- No sigo órdenes...
- Lo sé.
Aún así, con los colmillos afuera y los ojos brillando azules, Stiles toma su mano, entrelazando sus dedos, y lo guía hacia el loft. Dejando a Kira con Scott a salvo dentro del círculo.
El Lobo gruñe en desacuerdo, pero sigue a Stiles. Poniendo sus sentidos en alerta a su entorno, listo para proteger al humano si algo salía de improviso de entre los árboles.
Stiles sonríe en su dirección y el Lobo lucha por no hacer lo mismo.
Porque por mucho que lo negara, era más que obvio que el Lobo era la real presa del humano.
