Todos los personajes de la serie de Tsubasa Reservoir Chronicle pertenecen al grupo CLAMP ninguno de los personajes me pertenece a mi, aunque daría todo por un Syaoran personal… aclarado esto aquí vamos.
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15 AÑOS
Por Mimi chan
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Capitulo 1
"Está no es una reencarnación ordinaria, en la que se olvidaran de todo y comenzaran de cero, incluso una vez que vuelvan a nacer, retendrán todos sus recuerdos, los recuerdos agradables y los dolorosos… nacerán en la misma dimensión, en el mismo mundo, el en mismo tiempo, se encontraran el uno al otro"
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Sakura
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1 mes.
Un sol claro de primavera entraba por la ventana del 1 de mayo, la bebe en sus brazos dormía placidamente con solo un mes de vida, su pequeña boca hacia el movimiento de succión que los bebes hacen a veces cuando están dormidos o hambrientos, esperaría que despertara sola, por lo menos unos minutos más antes de darle de comer.
En esos amables pensamientos estaba cuando la puerta de la habitación rosa se abrió y una mujer de cabello corto y castaño se asomó por ella, sonrió a penas verla y la llamó con una mano. Su querida prima entró en la habitación y miró la escena de cerca, vio al bebe en los brazos de su prima con adoración.
- Nadeshiko, es tan hermosa – dijo pasando un dedo por su mejilla la niña se revolvió en los bazos de su madre.
- Gracias Sonomi – dijo acunando a su pequeño bebe.
- Me parece que la pequeña Sakura va a ser una niña muy inteligente sabes – dijo con una sonrisa para su prima. Como si hubiera sabido que hablaban de ella la bebe abrió sus ojos y miró a la visitante, la joven de cabello corto sintió como si un nudo en su estomago fuera formado por esa mirada – ¡Ve sus ojos! – dijo completamente asombrada por la claridad de los ojos de ese bebe – yo digo que hay un montón de conocimiento en esos ojos ¿No lo crees?
Nadeshiko miró a su bebe, los ojos verde esmeralda de Sakura brillaban con tanta vida que cada vez que la miraba se regocijaba, pero también se sorprendía y una pequeña parte de si misma se asustaba.
- Si, lo he notado también – respondió a su prima preocupada.
- ¿Por que lo dices con ese tono? – preguntó igualmente preocupada Sonomi, al ver la preocupación de su querida prima.
- No, no es nada no me hagas caso – dijo con una media sonrisa.
Miró de nuevo al pequeño bebe en sus brazos, la había sorprendido al verla abrir sus ojos desde el primer día en que la habían puesto en sus brazos en el hospital. Los bebes por lo regular se negaban a abrir sus ojos durante días, mientras se adaptaban a la luz fuera del vientre de su madre, pero Sakura lo había hecho enseguida, y no había esa capa lechosa de los bebes en ellos, no, sus ojos verdes habían resplandecido mirándolo todo a su alrededor y después cerrándolos para volver a dormir. En esa sola mirada había sido como si… como si estuviera asegurándose que estaba a salvo.
Sonomi tenía razón, había una inteligencia extraña en su bebe. La abrazó e hizo una plegaria por que esa inteligencia le trajera dicha y no tristeza.
Mientras lo hacia la pequeña niña de ojos verdes y un suave pelo casi invisible color rojizo y marrón la miró, ella sonrió con alegría.
- Yo soy tu mamá Sakura, mi nombre es Nadeshiko – la bebe jamás separó su mirada de ella – bienvenida al mundo, aquí estás segura.
La bebe sonrió, como si comprendiera exactamente lo que decía y volvió a cerrar sus ojos para sumergirse en un sueño profundo y tranquilo.
- Jamás había visto a un bebe hacer algo como eso – dijo Sonomi aun sorprendida mientras su prima Nadeshiko ponía a la bebe de nuevo en la cuna – es como si te hubiera entendido.
- Lo se, a mi también me sorprende – dijo mirando a la bebe en la cuna que respiraba con tranquilidad, pequeños conejitos blancos pendían de la cuna en un móvil y Sakura parecía adorarlos, encendió la música del móvil y empezó a girar, la niña no se inmuto siquiera solo siguió durmiendo – duerme Sakura.
Ambas mujeres salieron de la habitación dejando al pequeño bebe en su sueño profundo.
Si ambas mujeres pudieran creer que los bebes soñaban se hubieran sorprendido al ver los sueños de la pequeña bebe en la cuna:
Podía ver sobre su cabeza el velo de suave gasa blanca que cubría su cuna, era de día podía sentirlo.
De pronto alguien la levantó de su cuna y se vio en los brazos de una bella mujer de ojos grises, solo la miró un poco, el sol la molestaba mucho, sintió como ambas se movían y salían donde había aun más luz, escuchó la algarabía de mucha gente lejos de ella, pero se podía escuchar.
- ¡Está es la princesa Sakura del reino de Clow!
Una ovación escandalosa y feliz se desató en ese momento. Sakura se arrebujó en el pecho de su madre, pero se sintió contenta, de algún modo sintió la felicidad de todas esas personas, que estaban felices solo por que ella estaba allí.
Que agradable.
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3 años
Las hojas de las sakuras caían con calma sobre ella, el calor del sol le calentaba la piel por los pequeños huecos entre las hojas, sonrió y sintió que alguien sonreía con ella, un amigo, un niño que la estaba esperando ojala y lo encontrara pronto.
Mientras estaba recostada sobre un suave tejido de lana acolchado y cómodo viendo las hojas jugar con la luz del sol era observada.
- ¿De nuevo está allí? – preguntó el profesor Fujitaka a la espalda de su hermosa esposa que miraba por una ventana.
- Si, parece ser su lugar favorito – dijo sonriente mirando de lado a su esposo que llenaba un vaso de agua para beber - fue una muy buena idea la de ponerle un tejido para que no la moleste la tierra.
Yujitaka abrazó a su esposa y vio a su pequeña hija jugar bajo el árbol de cerezos que había en el jardín de su casa, la principio había parecido ser muy peligroso por que el estanque estaba muy cerca, pero la niña era increíblemente inteligente, solo habían necesitado decirle una sola vez que era peligroso jugar cerca del agua y ella no se acercaba más de lo necesario.
Sakura era una niña inteligente y dulce, realmente hermosa, tenía la sonrisa más hermosa del mundo, o quizás solo le parecía así por que rara vez sonreía, a veces, solo se quedaba largos ratos mirando el cerezo y como las hojas caían, durante primavera pasaba casi todo su tiempo allí… sola.
Era como si la pequeña niña estuviera de algún modo conectada a las flores de cerezo, perseguía los pequeños pétalos cuando caían casi con embelezo.
Sakura era un bebe muy singular.
Cuando tenía la oportunidad de salir y ver gente siempre era la más entusiasta, solo hacia falta decirle "Sakura vamos a viajar fuera de la cuidad" para que la pequeña saltara de gusto y corriera al auto sin siquiera haberla arreglado. Y parecía beber las caras de otras personas, cuando regresaban a casa ella lucía triste y era cuando más tiempo pasaba sentada bajo el cerezo. Las acciones de la niña eran ciertamente desconcertantes, pero así era la pequeña y la amaban como era.
Ambos padres miraban la escena y parecía que pensaran en lo mismo.
- Podríamos dar una vuelta por la ciudad – dijo de pronto el profesor Fujitaka – tengo que ir a la biblioteca, ¿Quieren ir?
Su esposa solo sonrió como si con ese gesto le hubiera respondido "dudas que siquiera por un momento Sakura diría que si".
- Sakura – su madre la llamó y la niña volteó a ver a donde la llamaban – vamos a salir a conocer gente.
La pequeña niña se levantó del tejido donde estaba en el piso y corrió donde sus padres.
- Va'os a pasear – dijo con su dulce voz infantil con palabras medio cortadas – va'os a ve gente.
- Si, Sakura vamos a pasear.
La niña abrazó las piernas de su padre y rió verdaderamente contenta, luego corrió a la entrada para que la dejaran salir y entrar al auto.
- Voy por una chaqueta y mi cartera – dijo su padre al ver a la pequeña niña correr por la casa a la puerta – ya sabes es una bomba de relojería cuando le decimos y no estamos listos.
- Lo se, yo iré a buscarle un abrigo y la subiré al auto mientras tanto.
Cuando subía las escaleras para ir por el abrigo para su pequeña niña, Nadeshiko pensaba. Después de todo, cada niño tiene sus particularidades: algunos se obsesionaban por las caricaturas, otros por los deportes. Su Sakura se obsesionaba por conocer personas nuevas, no se explicaba de donde había nacido esa obsesión pero mientras la hiciera feliz no iba a indagar demasiado.
- Ota san, Oto san…/ - llamó la niña apurándolos desde abajo.
La hermosa mujer de largo cabello oscuro sonrió y corrió abajo con el abrigo de su ansiosa hija en los brazos.
"Te voy a encontrar amigo" pensó la pequeña niña, no sabía aun ni siquiera que apariencia tenía la persona que quería encontrar pero sabía que cuando lo hiciera sabría quien era.
Cuando su mamá bajó y le puso un abrigo saltaba impaciente, su mamá con una suave risa abrió la puerta y la dejó salir su papá ya estaba en el auto con la puerta abierta, se apeó dentro en la parte de atrás y esperó que la pusieran en su silla cuando arrancó el auto y empezaron a circular no despegó la vista de la ventanilla, y no lo haría en todo el viaje.
"Te voy a encontrar amigo".
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5 años.
"Se parece".
Su padre la tenía sobre sus piernas leyendo un libro sobre las ruinas de la antigua Grecia ella pensaba que una de esas construcciones se parecía un poco a las ruinas de Clow, había un jardín que tenía las misma columnas que esas ruinas, no eran iguales, las formas eran diferentes, pero leyendo todos los libros que su padre tenía sabía que pocas cosas en todos los reinos diferentes en realidad se parecían.
- Y han durado por miles de años Sakura – le explicaba su padre mostrándole una fotografía del Partenón – los griegos eran personas muy inteligentes, lograron hacer construcciones que preservaron su historia para todas las futuras generaciones.
- ¿Y por eso lo hicieron? – preguntó con curiosidad – ¿Para que los recordáramos?
- No lo se, pero es lindo pensarlo ¿No lo crees? – le respondió con una sonrisa – poder hacer algo que haga que todos te recuerden después de mucho tiempo. Y no es la única manera, hay muchos modos de hacer cosas que hagan que las personas se acuerden de ti, después de mucho, mucho tiempo.
- Si, suena lindo.
Desde dentro de la casa Nadeshiko los miraba. Este escenario empezaba a no gustarle demasiado, ahora no solo era común ver a Sakura en el tejido para ella en el cerezo, ahora estaba también su padre mostrándole un grueso libro mientras la niña estaba sentada en sus rodillas.
La niña veía entusiasmada las ilustraciones del libro sus ojos verdes brillaban con alegría, pero Nadeshiko no dejaba de preguntarse si no brillarían de la misma manera si jugara en el estanque en compañía de otros niños, la única que había logrado acercarse un poco a Sakura era la hija de Sonomi, Tomoyo que parecía adorar a su hija como si fuera una princesa.
Para su alivio, su esposo se levantó del piso donde estaba la pequeña, pero dejo el libro que hojeaba con ella en el piso que Sakura tomó en sus delgados y pequeños brazos para intentar leer algo. Cuando su esposo entró por la puerta de la cocina ella sentía un nudo en la garganta, no sabía como debía decirle esto.
- ¿Qué pasa Nadeshiko? – preguntó Fujitaka al ver la expresión preocupada de su esposa.
- Desiste de eso Fujitaka – dijo con seriedad sin poder mirarlo – ¿No te parece que le pides demasiado?
El joven profesor fue hasta donde su esposa y tomó un mechón de su cabello lo acarició con ternura, su mirada lo contempló con los ojos grises.
- Hay otros casos documentados de niños genios que aprenden a hacer cosas imposibles para su edad – dijo con convicción – creo que nuestra niña es una de ellas.
Nadeshiko miró a su pequeña hija recostada en un tejido nuevo bajo el árbol de Sakura con un largo tomo de la historia de Japón.
Bien, Sakura había demostrado curiosidad por los libros desde muy pequeña, en especial los libros de su padre que eran todos de historia, y apenas había aprendido a leer, había empezado a leer esos libros.
Aun no sabía si eso era posible, leía las palabras con suma claridad y agilidad para su edad, sin duda alguna lo hacia, la había escuchado leerlos en voz alta, pero no sabía si los comprendía, aunque su esposo estaba seguro de eso y la animaba con nuevos libros todo el tiempo.
- ¿Qué es lo que temes Nadeshiko? – dijo con ternura aun su esposo.
- Que Sakura no tenga una infancia normal – dijo con preocupación controlada – quiero que tenga amigos y se divierta, que se ensucie con lodo, que juegue con muñecas y todas esas cosas, quiero que sea como todos los niños y no pasar horas allí… sola.
Fujitaka miró a su pequeña hija con ojos diferentes, desde que había demostrado esa singular y única habilidad de leer y comprender lo que leía se había excitado imaginando la posibilidad de que fuera una niña genio, si eso era real y se cultivaba lo suficiente le daría acceso a las mejores escuelas y en la rama que ella eligiera la haría famosa y renombrada.
Pero su esposa tenía razón, Sakura era una niña y siempre pasaba demasiado tiempo sola con sus libros.
- Su maestra en el jardín de niños dice que allá también pasa mucho tiempo sola – continuó su esposa recargando una mano en el brazo de su esposo viéndolo a los ojos transmitiéndole involuntariamente su preocupación – que es muy inteligente y siempre coopera, ni siquiera es grosera con otros niños, cuando tiene deseos de jugar lo hace, pero casi siempre está en las ventanas viendo pasar la gente.
Fujitaka miró de nuevo a su hija, desde que recordaba Sakura siempre miraba a la cara a todo el mundo, nunca había desistido de hacerlo, aunque por más que lo pensaba solo le encontraba una explicación que ya era de por si imposible, incongruente.
- A veces creo que… – dijo escogiendo sus palabras – Sakura está buscando a alguien.
- Si – concordó la joven mujer que había pensado mil veces lo mismo aunque no tuviera lógica – yo también lo he pensando.
Pero ¿A quien podría estar buscando una niña de solo 5 años? ¿Quién dentro de su mundo se mantenía fuera de su alcance y buscaba con tanta insistencia? Miró de nuevo a la niña que con el libro grande en las rodillas volteó a arriba a las hojas del cerezo y sonrió como si pudiera ver a alguien.
Sakura, era tan… singular.
En un instante tomó una decisión.
- Sabes que, vayamos al cine – dijo y su esposa rió complacida – busquemos una bonita película para ella y adelantare mis vacaciones, la alejare un poco de los libros y nos ocuparemos de que haga más amigos, al menos por un par de años más, si después ella decide otra cosa…
- Que así sea – dijo su esposa apoyándolo – pero mientras tanto, tratemos de que sea una niña feliz.
Vieron a la pequeña niña cerrar el largo libro y mirar de nuevo sobre su cabeza para ver las hojas verdes del árbol de Sakura, la niña levantó sus manos y sonrió divertida, ambos se preguntaron que significaba y ninguno encontró la respuesta.
Sakura estiró los brazos hacia arriba estirándose, estirándose después de estar tanto tiempo allí.
"Me pregunto que es lo que estás haciendo amigo".
Miró las hojas de los árboles sobre su cabeza que se movieron con un viento de primavera y de nuevo como lo había hecho casi todos los días desde que recordaba se preguntó que estaría haciendo su amigo.
"Espero que estés haciendo algo divertido, mi papá me está enseñando cosas muy interesantes, pero siento que tú estás aprendiendo casas todavía mejores, espero que me las enseñes después".
Y esperó su respuesta que llegó en otra ráfaga de aire primaveral y abrió uno de los libros a sus pies, había una ilustración de una espada china y como si le dijeran ella pensó "te están enseñando a pelear, eh".
Miró de nuevo al árbol y las hojas verde claro y sonrió "bien, cuando podamos vernos yo te contare lo que mi papá me enseña y tú me mostraras como aprendiste a pelear, se que será muy divertido".
- Sakura chan – gritó su mamá desde adentro – vamos al cine ven.
La chica cerró el libro de Grecia a sus pies y empezó a juntar todos los que estaban en el piso, para que no quedaran a la intemperie, dejó al último el libro que el viento había abierto. Miró la espada y sonrió con alegría, él sería un gran espadachín lo sabía sin siquiera haberlo visto una sola ves.
- Te contare también de la película cuando regrese – dijo mirando el árbol a su lado – espera aquí.
Levantó por fin el libro y entró con los tomos con esfuerzo a la casa.
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7 años
Había llegado.
Era fácil saber cuando Sakura había llegado a casa por que la casa se llenaba de sonido, Mokona el cachorro que tenía su casa afuera, la saludaba con entusiasmo cada vez que llegaba saltando de alegría más como un conejo blanco que como un cachorro de pudle, la niña lo acariciaba y después entraba a la casa, quitándose primero los patines en la entrada y calzando las pantuflas.
- Okasan.
Nadeshiko dirigió su mirada a la pequeña que entraba a la cocina cargando su mochila en las manos, lucía radiante y contenta.
- Sakura chan – dijo con una sonrisa y secando sus manos del agua que usaba para cocinar en un delantal blanco – ¿Cómo te fue en tu primer día?
- Muy bien mamá – dijo con una sonrisa – todos mis compañeros son muy amables y la profesora es muy inteligente y bonita.
- Me alegra mucho eso Sakura.
En los ojos de su hija pudo ver algo que no le quería o no sabía como decirle, así que bajó la flama de la comida y la animó a sentarse con ella en una de las sillas de la mesa de la cocina.
- ¿Qué es lo que pasa Sakura? – le preguntó con seriedad pero tranquilamente
La niña nerviosa sufrió un leve sonrojo en su mejilla derecha – lo que siempre había causado su gracia a menos que estuviera realmente apenada solo se sonrojaba de su mejilla derecha – y su expresión se volvía un poco más infantil.
- Es solo algo que se me ocurrió por un comentario que hizo la profesora – dijo por fin la pequeña.
- ¿Qué fue lo que dijo? – le preguntó Nadeshiko con curiosidad.
- El día de hoy nos pidió que escribiéramos un cuento para presentarnos con nuestros compañeros – su sonrisa se desdibujo un poco – yo… invente, una historia sobre una princesa y a todos les gusto mucho, la maestra dijo que era un cuento realmente bueno, el mejor de la clase.
- Eso es lo que te ha apenado – su hija respondió con un profundo ademán y luego dejo sus ojos sobre su falda tableada y su expresión pareció madurar por lo menos 10 años – pero eso no ha sido todo, ¿Verdad hija?
Sakura miró a su madre con tristeza, no sabía como decirle esto, había guardado el secreto de sus recuerdos y sus pensamientos por tanto tiempo que…
- Okasan, yo quiero hacer un libro – dijo por fin decidida a no darle demasiados detalles, solo los necesarios para que pudiera ayudarla – pero un libro que hable solo de mi y no quisiera…
"No quisiera que nadie más viera" intuyó su madre.
- Tú hablas de un diario – la animó – ¿No Sakura?
- ¿Un diario?
- Si, un diario es un libro donde escribes de tu vida – le explicó su madre – así si un día llegas a olvidar las cosas que hiciste antes, todo estará en el libro y no lo olvidaras y solo tú puedes leer ese diario
- Si – dijo emocionada la pequeña niña – eso es justo lo que yo quiero, quiero tener un recuerdo por escrito.
- Oh Sakura, suenas como si te preocupara perder la memoria, pero todos perdemos memorias con los años, realmente yo no recuerdo mucho de las cosas que yo hacia a tu edad.
- Pero yo debo recordarlo – dijo con firmeza.
- ¿Por qué? – preguntó su madre desconcertada por su intensa emoción.
- Para… - no podía decírselo, si le explicara nunca lo entendería – para recordar Okasan.
Nadeshiko miró a su hija regresar de nuevo sus ojos a las tablas de su falda escolar, la sorprendía a veces que Sakura se portara a veces más como una adolescente de 17 que como una niña de 7 pero había entendido hacia mucho que Sakura estaba muy adelantada a su edad.
- Bien – dijo uniendo sus manos la joven mujer en una palmada que debía ser emocionada – déjame terminar de cocinar y te acompañare yo misma al almacén para que busquemos el cuaderno para tu diario.
- Gracias mamá – dijo mirándola con una amplia sonrisa.
Sakura salio de la cocina dejando sola a su madre.
Cada vez le era un poco más difícil aparentar. Subió las escaleras hasta llegar a su habitación, toda su habitación estaba repleta de libros, de leyendas e historia, en su escritorio estaban sus útiles escolares normales, su lámpara y reloj despertador, arriba de su cama una repisa llena de peluches y muñecas que rara vez usaba para jugar. Solía hacerlo cuando Tomoyo venia a visitarla.
Con los años había aprendido a ser como todos los demás aunque por dentro nunca lo había sido, su vida y su vida pasada conjugadas la habían hecho ser diferente aunque se esforzara por no parecerlo.
Después de todo, desde que tenía solo un año ella tenía mucho más dentro de ella, en su mente.
Dejando su mochila colgada del respaldo de la silla abrió su armario y empezó a buscar un atuendo de casa y para salir al almacén.
Al principio no había sido tan duro, los recuerdos empezaron a llegar paulatinamente desde que tenía uno y hasta el año pasado, desde los 6 años ella había tenido que entender todos esos recuerdos que le llegaban en sueños, pero cuando lo había recordado, toda su vida había empezado a tener un verdadero sentido.
Recordaba que desde muy pequeña siempre sentía que debía conocer personas nuevas aunque no supiera por que era tan necesario. Pero una vez que aquel niño de ojos ámbares le había sonreído en sus sueños con timidez y se había presentado con ella había tenido sentido.
Ella estaba siempre buscando a Syaoran, ese niño de ojos marrones estaba en algún lado y era muy importante que lo encontrara.
Era muy importante no olvidar.
Era primordial también que fuera completamente normal, sus padres la amaban mucho y siempre se preocupaban por ella, por que fuera feliz y ella los amaba también así que trataba de ser normal por ellos.
Pero ella, la una vez copia de la princesa de Clow no era del todo normal.
Y no sería completamente feliz hasta que no encontrara a Syaoran… su persona más importante.
- Listo hija.
Sakura le sonrió a su madre que estaba ya en el portal de su habitación con la cartera en las manos. Ella abrochó unos últimos botones de su vestido amarillo y alisando las arrugas imaginarias respondió.
- Si.
Su madre le extendió la mano y ella la tomó para bajar las escaleras con ella rumbo a la salida donde estaba estacionado el auto.
Tenía que escribirlo todo, todo lo que recordara de su vida en el país de Clow y todo lo que habían hecho, no sabía que es lo que le deparaba el destino, lo único que tenía ahora eran sus recuerdos y su presente y la esperanza en el futuro de encontrar a Syaoran, cuando lo encontrara todo estaría mucho mejor, tenía un importante motivo para recordar.
- Quizás también debería escribir mi vida de ahora – no sabía aun cuando lo encontraría, pero si escribir su vida actual tendrían aun así muchos recuerdos que compartir, deseó estar bajo el cerezo en ese momento y proyectar sus sentimientos a Syaoran donde quiera que este estuviera, pedirle que guardara sus recuerdos de él para ella y un día intercambiarlos.
Nadeshiko miró a su hija con curiosidad mientras se acomodaba el cinturón de seguridad "¿Mi vida ahora?", antes de arrancar puso una mano sobre la cabeza de su hija y la acarició con ternura, Sakura volteó a verla con una sonrisa, y Nadeshiko empezó a preguntarse que tan sincera era esa sonrisa, sentía a veces como si Sakura sonriera por que a ella le agradaba verla así, pero no sabía si la sonrisa nacía de su corazón.
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9 años
No entendía el por que pero nunca me gustó, el hecho de que Syaoran no sonriera casi nunca y cuando lo hacia, parecía que lo hacia solo para que las personas a su alrededor se sintieran más cómodas. Esa mañana tuve una gran idea
Lo invitaría a hacer una de las cosas que más me gustaban en todo el reino, cuando cayó la tarde fui a su casa y ellos no estaban así que esperé en la puerta con impaciencia, si el sol se iba antes de que ellos regresaran ya no tendríamos tiempo de mirar.
Por suerte solo uno poco tiempo después vi a Syaoran y a su papá llegar cargados de viejas tablillas de madera, salté de mi lugar y me dirigí a donde estaban, apenas podía ver el rostro de Syaoran por en medio de las tablillas, pero le dediqué mi mejor sonrisa.
- Syaoran kun, Fujitaka san – los saludé con alegría – hola, buenas tardes.
- Buenas tardes Hime sama – me saludó el amable arqueólogo.
- Hime sama – dijo con propiedad Syaoran.
- Fujitaka san, quiero pedirle un favor ¿Puede venir Syaoran un momento conmigo a ver algo?
- ¿Algo?
- Si, no nos tardaremos mucho.
El señor Fujitaka lo pensó por un momento, mientras yo miraba nerviosa el sol.
- Está bien, pero solo si Syaoran también quiere ir.
Miré a Syaoran con ilusión y una sonrisa, deseaba tanto que lo viera que él asintió con la cabeza.
Solo esperé a que entraran a la casa para dejar las tablillas que venían cargando y salio después con prisa, lo tomé de una mano y eché a correr, apenas teníamos tiempo, solo en un minuto llegamos al gran nido de aves. La gente lo había construido por que allí a menudo llegaban aves que se usaban para comer, pero llegaban tantas que apenas se notaba las que tomaban, subimos por las altas escaleras, eran muchas pero sobre mi cabeza empecé a ver a las primeras aves moverse.
- Vamos Syaoran kun, ya casi llegamos.
Y justo cuando llegamos hasta la parte más alta, como si nos hubieran estado esperando, miles de aves blancas como la nieve atravesaron el cielo cubriéndolo todo a su paso, la luz del sol del atardecer apenas se colaba entre las alas y plumas que caían alrededor de nosotros.
- ¡Aquí siempre pasan muchos pájaros a está hora! – dije y lo volteé a ver, miraba el cielo embelezado – y es que son tan blancos y hermosos ¡Que me moría por que los vieras!
Solo en ese momento me di cuenta de que nuestras manos no se habían soltado nunca por que sentí un leve apretón sobre ella que me hizo mirarlo de nuevo, y entonces hizo lo que tanto había estado esperando desde que lo conocí.
- Gracias – dijo mi querido Syaoran con la sonrisa más limpia y linda que había visto alguna vez.
- ¡Lo logre! – dije gritando emocionada y feliz – ¡Syaoran kun, sonreíste!
Nadeshiko sostuvo la hoja en sus manos asombrada, sentada en una de las bancas de la escuela, Sakura estaba en clase de gimnasia del otro lado, jugaba basquetball con otras compañeras, divertida y risueña.
Los años que había pasado ya en el colegio le habían hecho bien, no era tan común verla ahora pegada a los libros y había hecho muchos amigos, aunque aun así seguía siendo un tanto tímida, pero era alegre y calida con sus amigas.
Aun así siempre que salían a algún lugar a vacacionar o de visita ella seguía mirando a todas las personas sin excepción. Buscando.
"Quiero crear solo buenos recuerdos y guardarlos para compartirlos un día con alguien, sería agradable saber que tengo muchos buenos recuerdos que compartir con él", le había dicho una vez y ahora pensaba que las piezas encajaban, ella estaba escribiendo esos diarios para alguien, y las historias igual.
Ella, como su profesora, aunque nunca habían leído sus historias pensaban realmente que eran historias fascinantes, está hoja había sido encontrada solo por casualidad por la profesora en el pasillo del salón el día anterior cuando se retiraba y todos los alumnos ya habían ido a casa.
En ningún lugar se notaba que fuera Sakura la protagonista, pero sabía que era así, la hoja estaba enmarcada por el formal diseño que ella había escogido de su último diario de la veintena que llevaba desde que los habían empezado.
Aunque ahora pensaba que no todos debían ser diarios, muchos de ellos debían ser parte de está historia que ella estaba escribiendo.
No le diría que lo había leído, ella quizás se molestaría, había sido terriblemente celosa de esos cuadernos para que nadie los leyera.
- Solo Syaoran…
No sabía si su hija realmente habría conocido a un chico que se llamara Syaoran, pero no lo creía, solo de algún lado debía haber sacado el nombre y había bautizado al joven de sus historias con ese nombre, y quizás, se habían enamorado de él, todas las niñas de esa edad se enamoraban de alguna manera, por que no de un personaje de un libro que ella misma escribía.
No, se llevaría la hoja a casa y la dejaría caer bajo su cama, ella quizás pensaría que se había desprendido de su cuaderno allí y nadie había tenido que verla.
Se levantó del banco en el patio yéndose del lugar, Sakura no la había visto así que no tenía que saber que había estado allí.
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11 años.
- Syaoran…
Tomoyo vio a su querida amiga Sakura reclinada sobre el cerezo de su casa, como casi siempre, la chica tenía la expresión más angelical del mundo mientras su cuerpo entero, de rodillas a cabeza estaban sobre el cerezo, recostada contra él con una genuina y calida sonrisa.
Casi deseó haber traído su cámara para poder captarla de ese modo.
De pronto su sonrojó mucho y su cabeza se inclinó suavemente como si fuera besada por alguien. Y Tomoyo sintió un escalofrió, como si alguien realmente estuviera allí, no se atrevió a moverse o llamarla, era como entrar en la misma habitación de una pareja en busca de intimidad y se sintió una intrusa.
"El día de hoy he recordado nuestra estadía en el mundo de los sueños Syaoran… ahora que lo puedo ver en retrospectiva puedo ver lo mucho que te dolió ese momento"
Sakura pensó contra el árbol, desde el primer día que la habían dejado salir y había sentido la presencia de ese árbol de cerezo supo que había una conexión con él, siempre que estaba a su lado sentía que no estaba sola, y pensaba, creía o deseaba creer que él podía escucharla. Odiaba pensar que estaban tan lejos uno del otro que no había manera de comunicarse.
Habían pasado ya 11 años, 11 largos años de todos los días buscar su rostro entre la gente y no encontrarlo, y se había esforzado por poder ver los de cada persona que se atravesara en su camino.
Desde los 10 años los recuerdos habían llegado en multiplicada velocidad, hasta que había tenido más o menos nueve los recuerdos seguían al parecer la sincronía de su edad, pero desde hacia un año los sueños eran vertiginosos, prácticamente casi todo el tiempo tenía sueño y en sus sueños empezaron a llegar todos esos recuerdos.
Al principio se sentían incompletos, pero mientras fueron pasando uno tras otro se dio cuenta de por que, ella había sido despojada de sus recuerdos y estaba como hueca, y mientras viajaban por los diferentes mundos iba llenándose más y más.
Y en esos momentos, por increíble que eso fuera no podía recocer a Syaoran, lo había visto durante toda su niñez pero no podía reconocerlo, no fue si no hasta que dijo su nombre en sus sueños y ella despertó supo quien era. Era extraño dormida, dentro de sus sueños no lo reconocía, pero despierta sabía perfectamente bien quien era.
Era tan extraño, pero después comprendió, los velados comentarios que Fay y Kurogane hacían le dieron a entender que los recuerdos que tenía se Syaoran los tenía la bruja de las dimensiones, el pago por la habilidad de cruzar las dimensiones.
Que duro y que difícil, pero aun así Syaoran no la había abandonado nunca, aunque ella lo tratara como a un extraño al principio se había quedado con él y después lo que había descubierto de su real esencia y lo que había pasado, alejarlos a los dos, y volverlo a reunir solo en un momento tan duro.
Cuanto debió dolerle a él verse obligado a hacer lo que había hecho, cuanto le dolió a ella no poderle decir lo que quería decirle. Ahora solo les quedaba la esperanza de volverse a ver.
¿Y si la bruja de las dimensiones los había engañado? Si les había dicho que nacerían en el mismo mundo y dimensión solo para apaciguarlos y sacarlos de las manos de Fei Wan. La bruja no había parecido nunca una mala persona, siempre que le pedían ayuda, aunque cobrara su precio nunca la había negado. Pero es que el mundo era tan grande, solo Japón era tan grande, que podía pasarse la vida buscando y no encontrarlo hasta que su ultimo suspiro pudiera salir de su pecho.
Al menos por medio del árbol de Sakura podría hacerle llegar sus sentimientos, lo sabía, lo sentía.
"Solo quiero que sepas Syaoran que desde el primer instante supe que no lo hacías por tu libre voluntad, que eras tan prisionero del rey demonio como lo éramos todos nosotros, Fai, Kurogane, y yo, todos de un modo u otro fuimos controlados por ese monstruo, pero tú más que nadie, tú no tenían libre voluntad ni siquiera de tu corazón, por eso nunca podría culparte… desearía tanto verte mi querido Syaoran"
Inclinada sobre el árbol envió todos sus sentimientos calidos y amorosos, esperando que las hojas de Sakura llevaran sus pensamientos hasta donde él estaba, si solo pudiera por un momento sentir los de él de regreso.
Los necesitaba tanto.
"Todo lo que quería decirte ese día era lo mucho que te quería, que desde que nos conocimos supe que había una conexión entre tú y yo, que era mucho más grande que cualquier otra cosa en el mundo, lo que tú y yo sentíamos era un vinculo imposible de romper y aun el día de hoy lo es, sigues siendo la persona más importante y especial para mi… deseo poder encontrarte pronto Syaoran, más que nada en el mundo deseo poder encontrarte pronto".
Sonrió, sonrió para él donde quiera que estuviera.
"Te quiero Syaoran, con toda mi alma y mi corazón yo te quiero".
Si fue real o no, no podía saberlo, pero sintió una mano sobre su mejilla, cerró los ojos fuertemente para que esa impresión no se fuera y por un momento, con los ojos cerrados pudo ver a Syaoran, vestido con un traje verde estilo chino, descalzo, empuñando una espada en su mano, pero alegre y emocionado, quiso pensar que por poderla ver por un momento.
Inclinó su cabeza contra su calida mano y él acercó su cabeza a su oído y podía jurar que susurró:
"Yo también te amo".
Sitió su corazón latir muy rápido cuando posó sus labios sobre su mejilla con tanta ternura que sintió que el corazón se le saldría del pecho.
- Sakura chan.
Sakura abrió los ojos sorprendida y la presencia de Syaoran desapareció, buscó a su alrededor y no había nadie, sintió como las lagrimas empezaban a bajar por sus mejillas y perdió la fuerza de sus piernas, cayó al piso conmocionada.
- Sakura chan, Sakura chan.
Tomoyo fue hasta el lugar donde su querida prima estaba arrodillada y llorando a mares, sabía que no debían haberla llamado, pero en un instante Sakura parecía que estaba a punto de abandonar su cuerpo e irse que la asustó y su nombre salio sin su permiso de su boca.
- ¡Sakura chan!
Sakura miró a su prima y las lágrimas vinieron con más fuerza, se reclinó sobre el regazo de Tomoyo y lloró con más fuerza.
- ¿Qué es lo que te pasa Sakura? – dijo angustiada, nunca había visto a Sakura llorar así, le partía el corazón verla hacerlo.
- Lo extraño tanto Tomoyo – dijo con lagrimas calientes bajando por sus ojos – tanto que siento que el aire me falta al no tenerlo, quiero verlo, con toda mi alma deseo verlo y no lo encuentro.
Tomoyo no entendió lo que su prima decía, pero supo que su sentimiento era autentico, Sakura deseaba encontrar a alguien, todos sabían que así era aunque no supieran a quien, si solo ella pudiera ayudarla.
- ¿A quien Sakura? – preguntó – ¿A quien debes encontrar?
- A Syaoran, quiero verlo, necesito verlo.
Ella no logro que le dijera nada más, solo su nombre.
Bien, su familia era rica, y si tenía que invertir cada peso que ella tuviera lo haría, pero encontraría al tal Syaoran para ella, costara, lo que costara.
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12 años
Mi querido Syaoran, mientras más pasa el tiempo más pierdo la calma, han pasado 12 años y aun no he sabido nada de ti… te extraño, te extraño más de lo que alguna vez he extrañado a alguien.
¿Me pregunto si tú sientes lo mismo?
Igual que antes, me quedo las noches en vela pensando si tú me extrañarás tanto como lo hago yo contigo, me pregunto que estarás haciendo, o si de verdad me recuerdas como yo a ti, no he vuelto a sentir tu presencia desde hace un año y todo mundo se ha dado cuenta de que me hace profundamente infeliz.
Sabes la semana pasada iba por la calle y en una esquina vi a un chico, con tu misma estatura y tu mismo cabello, sentí que el corazón se me iba a salir del pecho y corrí en pos de él, casi lo pierdo en una calle concurrida pero logré verlo parado en un puesto de revistas saludando a alguien.
Corrí hacia él pero cuando estuve a un par de pasos volteó al lugar donde yo estaba y supe que no eras tú, incluso aunque tenía tus ojos castaños no estabas detrás de ellos.
Toda la semana me he sentido algo así como enferma, la verdad no se que hacer para controlar lo que siento, si solo pudiera verte una vez más, si solo supiera que en realidad estamos en el mismo mundo y dimensión, si al menos pudiera sentirte otra vez, no pediría más.
No he vuelto a tener sueños, ningún recuerdo sobre ti o sobre mi, en mis sueños solo estoy en un limbo, vi una vez el joven que se parecía mucho a ti y pude hablar con él, pero nada más.
Estoy en ese limbo y no alcanzo nada más, ¿Cómo fue que salí de allí? Realmente quisiera saberlo.
¿Realmente nos reencontraremos Syaoran?
¿Realmente nos volveremos a ver?
Sakura cerró su diario y se limpió las lágrimas de los ojos, el reloj a su lado marcaba las 4:33 a.m. pero el sueño no venia, y no lo haría esa noche, se asomó por su ventana y miró las estrellas, cerró sus ojos y pidió, con todo su corazón pidió.
"Por favor, solo quiero volverlo a ver"
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13 años
- Sakura san.
Sakura volteó a ver a su espalda, un chico de cabello negro se acercaba a ella con una sonrisa, ella le respondió el gesto por cortesía.
- ¿Sakura san verdad? – dijo a un lado de ella en un instante.
- Si – respondió ella con amabilidad.
- ¿Le importa que le acompañe? – preguntó el joven.
- Bueno…
- Por favor – no la dejo darle una excusa – me agradaría mucho que cruzara unas palabras conmigo, soy Eriol Hiraguizawa.
El nombre de pronto se puso en neón brillante en su cabeza, Eriol era el chico que tanto le gustaba a su prima Tomoyo.
- Está bien Hiraguizawa kun.
Echó a andar con pasos calmados y el chico la siguió.
- ¿Te ha gustado la secundaria? – le preguntó abriendo un tema de conversación.
- Es bonita – dijo sin demasiada emoción.
- Estuvo buscando a alguien todo el día – preguntó de nuevo – ¿Esperaba que algún conocido estuviera en la misma escuela?
Sakura sonrió con cierta amargura, aun después de 13 años no se había podido quitar el habito, lo cierto era que si, durante todo el día había estado mirando con atención a la mayoría de los chicos de su aula y los que habían pasado cerca, en el descanso había recorrido casi todo lo que le dio tiempo observando, quizás debería ser más discreta.
- Si, un querido amigo que no he visto en mucho tiempo – respondió al fin.
- De la forma en que lo buscaba supongo que será realmente muy querido.
- Lo es, es… - "la persona más importante para mi, mi persona especial" – mucho.
- Que afortunado, debe ser todo un lujo contar con el aprecio de una muchacha tan bonita como tú Sakura san.
Campanas de alerta sonaron dentro de Sakura, el curso de esa conversación no le gustaba, el chico que Tomoyo quería debía decirle bonita a Tomoyo, y solo a Tomoyo, no tenía que decírselo a ella.
- Gracias – algo cambió en el ambiente, siempre se le había dado bien leer los sentimientos de las demás personas y no le gusto lo que sintió de este chico en particular, ella no era la indicada, nunca podría corresponder sentimientos como este, salvo con una sola persona y ciertamente no era él.
- Sakura san…
- Tengo que irme – dijo un poco incomoda.
- Por favor espera – dijo y se puso delante de ella – no creo haber dicho nada malo para que quiera irse sin mi, había aceptado mi compañía.
- Pero una chica puede cambiar de parecer cuando quiera, chico.
Sakura volteó a ver a tres chicas paradas en una esquina una chica de largo cabello azulado, junto con otra de un rubio cenizo que eran lideradas con otra chica de cabello oscuro algo desmadejado con actitud desafiante.
- Nadie te ha preguntado – dijo Eriol volteándola a ver – Hikaru.
- No – dijo sin abandonar su pose – pero la chica ha sido demasiado tímida y distraída como para darse cuenta de la clase de casanova que has demostrado ser.
- ¿Casanova?
Hikaru casi se va de frente contra el piso, ¿Era posible que la chica ni siquiera supiera lo que el termino significaba? Sabía que había personas distraídas, pero no era posible que tanto.
- Sakura san – la llamó la chica de cabello azulado – ¿Quiere caminar con él? Si es así nosotras nos iremos en este momento.
Sakura miró al trío de chicas y luego a Hiraguizawa, lo que más la apenaba de esto es que Sakura había sentido más que ninguna otra cosa, las intenciones románticas de Eriol. Y tendría que comentarle eso a Tomoyo.
- Lo siento Hiraguizawa.
- Como guste, Sakura san.
El chico echó a andar con molestia delante de ellas dejándolas solas, la de cabello desmadejado le gruñó cuando paso a su lado y el chico brincó un momento asustado, luego las 4 se arrojaron a reír.
- Gracias – dijo Sakura una vez que estuvieron las tres solas – la verdad no supe ni como me metí en una situación tan incomoda.
- Creo que eres demasiado distraída para no darte cuenta de las intenciones de Hiraguizawa o de la mitad de la clase para el caso - le dijo Hikaru con una sonrisa, la joven de ojos verdes esmeralda había puesto en revolución las hormonas de la mitad de la clase, más que solo una chica de 13 años parecía que entre ellos hubiera una de 18, todos se habían visto atraídos a ella, ni siquiera era más alta que las demás, quizás era la forma en que los había mirado a todos, con tanta ansiedad.
- Hikaru –a regañó la chica de cabello cebada.
- Pero es la verdad – se defendió la aludida.
- Si, pero no tienes que ser tan directa – dijo con amabilidad la chica de cabello azulado – discúlpala, no tiene ni idea de lo que significan los buenos modales. Yo soy Umi
- Mucho gusto – dijo con una leve inclinación – yo soy sakura
- Y yo soy Fuu – dijo la rubia con el mismo gesto – mucho gusto Sakura san.
- Hikaru – dijo la última solo levantando su mano.
- Mucho gusto, Umi san, Fuu san e Hikaru san.
- ¿Vas en está dirección? – le preguntó Umi.
- Si – respondió – Vivo como a 4 calles más.
- En ese caso quizás podamos ir juntas por las mañanas al colegio – dijo Fuu con una amable sonrisa – nosotras también vivimos por allí, en los departamentos Hanasaki
- Oh, están muy cerca de mi casa – dijo sorprendida, había pasado por allí esa mañana camino al colegio – vivo solo un bloque abajo.
- De paso quizás todas podamos levantarnos temprano – dijo la rubia mirando a la castaña – si prometemos recogerte para clases, eso obligaría a una de nosotras que no es tan puntual
- ¿Van todas en primero? – preguntó Sakura con curiosidad.
Las tres chicas la miraron y después de un segundo se echaron a reír.
- Oh Sakura san – dijo siendo Umi la primera en calmarse – vamos en el mismo salón.
- ¿En serio? – preguntó sonrojada Sakura.
- Si.
- Lo siento.
- No te preocupes.
La verdad era que siempre estaba mirando a los chicos, no necesariamente a las chicas así que eso solía pasar muy a menudo.
Sin más las tres chicas echaron a andar con dirección a casa, de algún modo Sakura pronto se sintió parte del grupo, se había sentido preocupada por que Tomoyo no podía recogerla para ir al colegio por las mañanas por que iba a la compañía de su mamá a firmar papeles que su mamá le había delegado, y sería así todo el tiempo y por las tardes tenía que correr al club de canto, así que conocer a esas tres chicas era muy bueno.
- ¿Han visto lo guapo que es el profesor de historia? – dijo Hikaru continuando con otra platica diferente – además luce tan joven, imposible que sea tan bueno.
- Eto… - la joven de cabello cebada no supo que responder.
- ¿Tu que piensas Sakura san? – le preguntó con una sonrisa Umi.
- Bueno – dijo un poco apenada Sakura – el profesor Fujitaka es mi papá así que no se que debo decir.
Las tres chicas se sonrojaron vivamente y está vez fue Sakura quien sonrió levemente.
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14 años
Mi querido Syaoran, tengo un presentimiento, no puedo explicarlo, pero siento que pronto voy a encontrarte, desde el día de hoy, 1 de abril, que es nuestro cumpleaños, siento que algo en el ambiente a mi alrededor ha cambiado, ha pasado mucho tiempo y empiezo a pensar que todo ese tiempo que ha pasado, ha servido para que nuestro amor finalmente madure y se haga tan grande como solía ser.
Sabes, fue a está misma edad, la primera vez que me di cuenta realmente lo mucho que te quería, ¿Recuerdas aquella vez que había estado tan enferma y habías sostenido mi mano toda la noche? En aquella ocasión, soñé con toda una vida de esa forma, vernos a los dos en la misma habitación, recostados en la misma cama y sosteniendo nuestras manos mientras dormíamos.
En esa ocasión supe que quería estar contigo siempre, todo el tiempo, y supe con toda seguridad, no solo que me gustabas o que te quería, si no realmente que eras la persona más especial para mi.
Y que te amaba.
No se como lo se, pero tengo la seguridad de que te encontrare, por eso te pido que esperes un poco más, solo un poco más y te prometo que estaremos finalmente juntos.
Solo un poco más Syaoran, prometo que voy a encontrarte.
Sakura cerró el diario y ató la cinta que lo cerraba y miró hacia arriba, una farola de luz azul estaba sobre su cabeza iluminando la media noche.
Su familia había hecho una gran fiesta por su cumpleaños, todos sus amigos habían ido: Tomoyo, Hikaru, Umi y Fuu también habían estado allí, incluso Eriol que finalmente había sentado cabeza con Tomoyo, además de muchos otros compañeros de colegio. Había sido una linda fiesta y se había divertido de verdad mucho.
"Sakura"
Pero al final cuando todos se habían ido y se había podido recostar contra el árbol de sakuras, se había sentido muy bien, su mamá estaba lavando la vajilla en la cocina, desde allí la podía ver y su papá estaba a su lado secándola, estaba sola en el patio, pero no se sintió sola, después de un par de años de no sentir la presencia de Syaoran este había regresado, no sabía como o por que se había mantenido apartado, pero no importaba, sentirlo de nuevo le dio la seguridad de que sin duda alguna lo volvería a ver. Pronto.
"Tengo la seguridad de que te encontraré pronto Syaoran, por favor solo espera un poco más".
Un viento calido le llego de algún lugar con un roció de pétalos de Sakura y supo que él de algún modo había dicho "siempre te esperaré" y sonrió feliz.
Verdaderamente feliz.
Fin capitulo 1
Domingo 06 de septiembre de 2009
1:02 p.m.
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Nota de autora: que puedo decir, cuando llegue a este capitulo en particular y solo vimos a una Sakura como de 15 años parada bajo el cerezo en hong kong no pude evitar preguntarme como fue su vida antes por dios, después de que la bruja les dijo que lo recordarían todo y se volverían a encontrar yo no podía dejar de preguntarme, ¿Cómo? ¿Cuándo?, me esperaba siquiera un beso en el reencuentro pero las CLAMP siempre nos dejas con las ganas y después pues todo esto se me vino a la mente, pequeños fragmentos de su vida buscándose uno al otro, solo pequeños por que si me pongo a darles detalles jamás termino este fic – y de por si ya llevamos 30 paginas – y la verdad no se que podría contarles y que no, aun ni siquiera se si ella lo recordó finalmente en su reencarnación pero espero que si, de todos modos ya lo puse.
Ahora sigue Syaoran, que será ligeramente diferente, pero esperen a verlo.
publico esta historia despues de usasemana dehaber leido el final del manga asi que pido persmiso para las cosas que ya todos leimos y saben y ven que no estan claras pero despues de ese final.... ya no puedo decir nada para defenderme..... cielos que final, pero al menos ya fue el final e igual que ranma un final tan abierto puede versele el lado amable, sirve para imaginar y hacer realidad todo eso que hubiesemos deseado ver y aqui esta una ligera version
Bueno sin más me despido
Shian shen
Mimi chan
/ Sakura obviamente está tratando de decir Okasan o Otousan padre y madre en japonés, entrecortadamente como un bebe lo hace
