Disclaimer: los personajes de InuYasha no me pertenecen, son de la súper cool Rumiko Takahashi
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Vida de Infortunios
Capítulo 1
I
Todo estaba saliendo tal cual su amiga lo había estado planeando los últimos seis meses. Kagome miraba con total fascinación la decoración del lugar desde las luces hasta las flores que adornaban las mesas, y sobre todo miraba a su amiga que ahora bailaba con Miroku su primer vals.
Lo que siguió después, el brindis, las fotografías, la cena, el lanzamiento del ramo y la fiesta en general, pasaron para Kagome tan rápido que no podía creer que ya eran las cinco cuarenta de la mañana cuando se encontraba en un balcón acompañada de InuYasha hablando de su situación actual.
No era que le gustase andarle contando a todo el mundo lo que en su vida pasaba —quizá había decidido ser así desde que estuvo con él—, aparte de Sango, InuYasha era el único que sabía de su actual infortunio por llamarlo de alguna manera.
—Sabes, yo sabía que esto pasaría —bramo enojado, mientras se empinaba una botella de champagne, haciendo una mueca al tomarla—. Odio el champagne —añadió.
—¡Entonces no tomes! —Se la quitó Kagome, para luego servirse de esta en una copa—. En todo caso fui yo la que prefirió no seguir. Creo que ya no éramos compatibles. Fue cargante.
—Con esto, nos jodío todo —decía mientras revisaba en una licorería y sacaba de ella una botella de Brandi.
Kagome levantó las cejas y lo quedo mirando fijamente — ¿Nos?
InuYasha rodo los ojos para luego tomar un gran sorbo y volvió a maldecir —¡Demonios Kagome! pues claro, a mí me interesa todo lo que pase contigo. ¡Siempre!
Para InuYasha la vida siempre había un tanto solitaria, dentro de ciertos puntos, siempre se sintió un incomprendido dentro de un mundo, lleno de lujos, dinero, y de gente que según su parecer solo vivía-de-apariencias, en un momento se sintió completamente solo, sobre todo después de que su único amigo Miroku cambiase de ciudad. Dejándolo solo, sin más amigos.
Si a InuYasha siempre le gustaba exagerar un toque —mucho— las cosas.
Tenía quince años cuando Kagome llego a vivir a su casa, no había pasado ni media hora cuando ya estaban discutiendo. Aunque Kagome junto a su madre siempre fueran visitantes comunes en su casa, tenerla viviendo allí lo exasperaba un poco —nunca se habían llevado muy bien—, sobre todo por no poder ganar a los alegatos que ellos mismo creaban.
Nunca comprendió —ni le importo—el por qué Kagome había llegado a vivir de un momento a otro a su casa, hasta una tarde cuando la vio abrazada a su madre, llorando desconsoladamente. Fue ahí cuando comprendió todo.
Durante los funerales de la madre de Kagome él estuvo todo el tiempo a su lado, y no le soltó la mano en ningún momento desde el momento en que el ataúd empezó a bajar hasta que ya se iban a casa.
Aunque Kagome le había dicho que no tenia de que sentirse culpable, el así se sintió, en realidad aun lo estaba, sintió que no fue un apoyo, cuando ella más lo necesito. Se prometió así mismo que nunca más volvería a dejar que pasara.
—No creo que pueda manejar en este estado —Le dijo InuYasha cuando ya habían salido de la recepción y se palpaba los bolsillos de su smoking buscando sus llaves—. No se ve nadie —agrego mirando por todas partes el estacionamiento.
—¡Idiota! no vinimos en auto —lo jalo Kagome de las mangas, mientras este la miraba confundido—. Vamos Inu, pidamos un taxi.
Mientras iban de camino a casa de InuYasha, este no dejaba de pensar en una forma de ayudar a Kagome, y solo se ocurrió una manera que no fuera el pedirle dinero o ayuda a sus padres, aunque no sabía que era peor…
Esa noche ya cuando Kagome había quedado dormida InuYasha se levantó del sillón donde se encontraba, y fue directo a la cartera de Kagome torpemente vertió todo su contenido en la mesa de centro del salón, esparciéndolo hasta encontrar el móvil comenzó a buscar torpemente el nombre de su hermano sin mayor éxito, se fue a la opción para poder escribir un email, a duras penas termino de escribirlo, lo único que esperaba era que Sesshômaru se pusiese en contacto y no dudara, luego de enviarlo lo borro, sabía que era lo que menos quería Kagome en ese momento. Puso todo lentamente en la cartera y la tiro sin fijarse ni siquiera donde caía, y luego volvió a su sitio en el sofá.
—Esperemos que el desgraciado se ponga en contacto —fue lo último que dijo antes de caer dormido.
II
No quería contestar esa llamada, pero sabía muy bien que debía hacerlo, ya debía romper y terminar con ello aunque el fuese el único enterado de esa ruptura, se dirigió al baño para ahí contestar.
—¿Sesshômaru? —se oyó una voz cansada a través del teléfono.
—Cuéntame —fue la escueta respuesta que dio y sonó con algo de hastío, lo cual fue desapercibido por la persona al otro lado.
—Ya tomare el avión —susurro—. Y nos veremos ya casi a fin de año.
—Pasara volando, no es primera vez que uno de los dos viaja por varios días.
—Pero no son eso, no dejan de ser días —la voz se quebró—, ahora serán meses.
Sesshômaru rodo los ojos mientras con su mano desocupada se rastrillaba su larga cabellera, para después ubicarlo detrás de su oreja, y luego fijarse en su nariz y comenzar inconscientemente a tocarse el puente de esta, escuchando sin muchas ganas como aún le hablaban.
—¿tú crees que este viaje me pueda ayudar? —volvió a poner atención ante esa pregunta.
—Por supuesto, es lo mejor, así te distraerás y no pensaras tanto en lo que ocurrió —se apresuró a decir, no quería hablar más.
—Sé que estar con mamá me ayudara, pero Sesshômaru igual me gustaría estar contigo, que podamos vivir nuestra perdida juntos —podía oír el llanto a través del teléfono.
—Sabes que debo viajar a Tokio —estaba irritado, pero aun así su voz sonaba tan serena y distante como siempre —, ve.
—Mi vuelo saldrá ya, debo abordar, chao te amo —susurro lo último.
—Adiós Sara.
Se miró por última vez en el espejo antes de salir, con el pensamiento de que luego tendría que bloquear el número de Sara, para que esta no insistiera en llamarle tanto, se dirigió a la mesa donde aún lo esperaba su amigo, por llamarlo de alguna manera, porque una persona como él se reusaba a entablar ciertos círculos, y más si estos no eran para su propia conveniencia ¿Desde cuándo se había vuelto tan canalla?
De siempre. Si, de siempre.
Se sentó y de un sorbo termino el whisky que le quedaba en el vaso, pidiendo otro al instante.
— ¡Vaya que haz demorado! —rompió el silencio Naraku quien dejo de ver su móvil para reír burlescamente mientras añadía —. Y por lo visto te han dejado un tanto tenso. Déjame adivinar ¿Sara?
No necesito que le contestara para saber la respuesta, por algo ya conocía a Sesshômaru de hacía varios años, como también sabía que esa relación tenia fecha de término. Lo sentía extrañamente por Sara.
—Acaba de tomar un avión a Saint Tropez —hablo Sesshômaru luego de un rato, mientras leía sus correos a través del móvil fijándose en uno en especial. Otra vez.
—¿Su padre viajara también para allá?
—No sé ni me interesa —contesto arrogante—, mis tratos con él ya terminaron, y muy beneficiosamente.
—¡Deberás que ahora hablo con el rector Taisho…! —levanto su capa en son de brindis para luego añadir —. ¿Cómo se tomara tu ahora ex suegro su rompimiento?
—Ella siempre supo que yo no quería nada más serio que un par de revolcones—interrumpió Sesshômaru secamente—. Y no me preocupa lo que piense Asano, si pensé en comprometerme, fue por el embarazo, cosa que nunca jamás estuvo pensado que ocurriera —respondió Sesshômaru, sin ni siquiera levantar la voz, a pasar de estar irritado.
—Dudo que ella, supiera que solo te acercaste y la utilizaste como trampolín para tener mayor influencia para con su padre —dijo Naraku expresando su idea —. Y menos cuando quedo embarazada y eran casi la pareja del año —termino elevando las manos haciendo un ademan con ellas —. ¿Debió ser un alivio cuando lo perdió, cierto? —pregunto mirándolo fijamente.
—Me aburriste, cuando tengas algo mejor de que conversar te acepto otra ronda —dio Sesshômaru como respuesta poniéndose de pie dándole el ultimo sorbo a su vaso para dejarlo sobre la mesa, y encaminarse hacia la salida, no tomando más atención en lo que Naraku aún le decía.
Que más le hubiese respondido a Naraku, si es que no se hubiese parado e ido. Que si, que si sintió un alivio cuando llego a la clínica y ella ya había perdido al bebe, porque él nunca traería un bebe al mundo, porque él no quería formar familia, porque aquello era y siempre fue algo tan lejano en su vida.
El dejar embarazada a Sara fue una sorpresa tremenda para ambos. Él la había querido únicamente para acercarse a su padre, por ello cada mes de los cinco que llego a cumplir de embarazo Sara, los sintió tan vacíos e irreales, ni siquiera una sola vez le palpo la panza… Y con ello comenzó a alejarse a finiquitar los negocios que lo vinculaban con ella y con su familia. Ya cuando tenía asegurado su puesto de rector de la carrera de abogacía.
¿Desde cuándo se había vuelto tan canalla?
De siempre. Si, de siempre, pero hace cuatro años un poco más.
—Maldito Naraku —mascullo mientras se sacaba su imprescindible cadena del cuello y la dejaba con cuidado sobre la mesa —, debiste tu habértela tirado, y así no estarías recriminándome nada.
Abrió el dije en forma de luna menguante que yacía con la cadena y cuidadosamente vertió su contenido sobre su mano para luego metérselos a la boca. Eso menos lo haría dormir pero lo llevaría a hacer algo más productivo que pensar.
Recordó el correo antes visto, tomo su móvil yéndose exactamente a los correos abrió enseguida uno en específico el de InuYasha con el asunto Kagome remarcado que había estado evitando abrir por varios días rápidamente comenzó a leer su contenido.
"Hola Sesshômaru, serias tan amable de ponerte en contacto conmigo urgente
Se trata de Kagome. Esperare saber de ti
Tu no tan querido medio hermano: InuYasha"
—Kagome —susurro
…
—Cuando vi el correo de InuYasha con el asunto ´Kagome´ no lo pensaba abrir, incluso pasaron tres o cuatro días hasta que la curiosidad fue más, sé que en el fondo quería saber de ella, y me sorprendió su contenido, que ella necesitara algo.
—¿Ella alguna vez intento acercarse a usted después de lo sucedido anteriormente?
—No, ¿Tú te hubieses acercado a un canalla como lo fui yo con ella? yo creo que no. Por ella nunca más me hubiese visto. Me lo repitió tantas veces pensó.
—Entonces fue iniciativa de su hermano ¿cierto? —él asintió — ahí fue cuando la vio otra ves?
—Sí, después de cuatro años. —Musito mirando al aire desconcentradamente—. Después de esa noche cuando la hice mía
Rin boto el lápiz con el cual tomaba notas y lo miro sorprendida.
Continuara…
Hello! A todos, espero que les guste esta historia, espero recibir críticas o consejos para seguir haciéndola, como todos acá soy amateur y obviamente quiero ir mejorando!
No creo que demore mucho con la próxima entrega.
No se aun si el título de la historia en si sea el correcto.
También espero no salirme mucho de las personalidades de los personajes acá presente pero a la vez siendo UA es un tanto difícil, sobre todo que Sesshômaru se refiera así mismo como; ¨este Sesshômaru¨ en fin saludos a todos!
