Los personajes de Katekyo Hitman Reborn! Le pertenecen a la maestra Akira Amano.
Notas de la autora:
Se me ocurrió este oneshot luego de estar cinco minutos en el mermaid AU de tumblr.
Un viejo navío militar se balanceaba quedamente en alguna parte del basto océano, la noche sin luna pintaba las saladas aguas como si de negra tinta se tratare, las densas nubes de oscuro color se movían silenciosas e invisibles cubriendo las pocas estrellas que adornaban aquella silenciosa noche.
Dentro de aquel viejo navío un grupo de mercenarios celebraba la obtención de un valioso y extraño tesoro, los tarros de licor chocaban entre si mientras las estruendosas carcajadas y la desentonada música de un desafinado violín llenaban el espacio dentro del cuarto lleno de veteranos de guerra que luego de haber servido a la corona de la que alguna vez fue su patria decidieron volverse sin ley, hombres cuyo único hogar es el mar y cuya única vocación es la libertad.
Más abajo, en aquel mismo viejo, barco tres hombres se adentraban a las mazmorras que alguna vez sirvieron de prisión para los enemigos de una patria olvidada, uno de ellos, el más viejo, portaba una linterna de aceite que apenas iluminaba el oscuro y tétrico pasillo que los llevaría al cuarto que buscaban, los otros dos eran jóvenes que hacía poco se habían unido a la tripulación, un par de náufragos que fueron recogidos de una muerte segura a mitad del mar, ninguno de los dos había visto el tesoro aun, solo el capitán y algunos otros, su guía incluido, habían visto la supuesta rara y fabulosa joya que los volvería obscenamente ricos apenas llegaran al puerto de subastas.
Escúchenme bien, mocosos. – hablo el más viejo – Lo que están a punto de ver es una de las joyas más extrañas y mejor escondidas que el océano ha tenido en bajo su manga desde antes de la existencia de la humanidad misma. Se trata de algo tan maravilloso que no habría precio en el puerto de subastas se acercara en lo absoluto a la cantidad correcta para algo como esto. – explico el viejo mientras los dos muchachos a sus espaldas tragaban pesado de saberse guardianes de algo tan único.
El viejo se acercó a una vieja y al mismo tiempo nueva puerta, vieja porque la madera debía tener al menos treinta años, nueva porque las bisagras y la chapa habían sido cambiadas por hierro nuevo hace poco más de un mes, y saco una llave que ensarto en el cerrojo de la puerta, giro la chapa dos veces hacia la derecha y la puerta se abrió con un silencioso quejido. El viejo metió primero la lámpara para iluminar el tesoro que los dos jóvenes debían resguardar, los dos jóvenes se adelantaron un poco para apreciar mejor el tesoro.
En medio de un cuarto de no más 5x5, una habitación antiguamente destinada a interrogatorios, yacía un enorme tanque que ocupaba casi toda la habitación, acurrucada y flotando en medio del tanque lleno de agua hasta el tope había una criatura, la cola estaba encadenada a una enorme y pesada bola de hierro, la poca luz hacia que las escamas de la criatura brillaran vivazmente con un tono que recuerda al amanecer, el cabello castaño flotaba y mecía delicadamente en el agua, el rostro de la criatura estaba oculto detrás de su cola, de cada lado de la cabeza dos pequeñas aletas a juego con la gran aleta de la cola en forma y color sobresalían.
Los dos jóvenes estaban boquiabiertos y con sus ojos a punto de salirse de sus cuencas, ninguno pudiendo procesar la magnitud de la situación.
- Está durmiendo. – hablo en un susurro el viejo de la lámpara – No le hemos dado nada de comer desde que le atrapamos la noche de ayer. –
- ¿A quién exactamente le robamos, señor? – cuestiono uno de los jóvenes – Si no mal recuerdo el capitán, usted y varios otros salieron en la mañana y no volvieron hasta muy entrada la noche cargando esto bajo mantas húmedas para que nadie le viera. –
- No te preocupes por los detalles, el punto es que nosotros le tenemos y nos haremos de un buen dinero. – desecho el viejo el asunto – Ustedes dos son los primeros en ver esto aparte del equipo que le trajo aquí, así que no vayan por ahí diciendo lo que tenemos escondido, el capitán no quiere arriesgarse a un motín. Recuerden que debe permanecer durmiendo, no hagan ruidos fuertes y por el amor a todo lo sacro, no quiero que ni una maldita miga de pan caiga dentro de ese tanque, si percibe el mínimo aroma de algo comestible despertara y querrá alimentarse. – advirtió el viejo antes de dejarles la lámpara y salir de la habitación.
Fuera del navío, volviendo a la silenciosa y oscura noche, otro barco se mece lentamente en la inmensidad del mar, este barco es más nuevo que el viejo y parchado navío, aunque solo por unos años, se trata de otro navío militar cuyos tripulantes no son solo mercenarios, sino los mejores que nadie jamás haya tenido la oportunidad de ver o escuchar de.
Este nuevo navío estaba anclado a una buena distancia del viejo navío que aún seguía a la vista de los ocho tripulantes de aquel poco más nuevo navío, ocho entes tan dispares y excéntricos entre sí que uno no podía evitar preguntarse ¿Cómo es que aún no se matan los unos a los otros?
- Está tardando mucho. – hablo un joven hombre de alborotado cabello purpura que apenas se notaba en la oscuridad de la noche, sus ojos del mismo tono que su cabello estaban delineados y ahumados con tonos purpura oscuros, su boca delicadamente pintada por labial purpura semi-transparente - ¿Creen que este bien? – cuestiono preocupado mientras volteaba a ver a los sus compañeros, una amplia variedad de individuos de muchas nacionalidades y personalidades.
- Considerando que no ha comido nada desde anteayer en la noche… – hablo un hombre alto con barba corta y esparcida por su mandíbula y parte del cuello, alborotado cabello verde oscuro, ojos filosos y con aire aburrido enmarcados por un par de anteojos redondos, tenía una libreta abierta en sus manos – Yo diría que justo ahora esta tan profundamente dormido que no habría diferencia entre un muerto y él. -
- Oh, vaya. – expreso en una especie de suspiro un hombre de largo cabello oscuro amarrado en una larga trenza que caía por todo lo largo de su espalda hasta el principio de las piernas, sus filosos ojos negros tenían un brillo tranquilo que escondía la tormenta que rugía en su interior – Cuando despierte tendrá mucha hambre. –
- Sera una masacre. – añadió un joven que probablemente apenas está saliendo de su adolescencia, era difícil decirlo pues escondía su rostro con una gran capucha que solo dejaba visible la punta de la nariz y la pequeña boca, podías notar un par de oscuros mechones que caían a cada lado de su rostro hasta la altura de la barbilla, también tenía pintados dos pequeños triángulos en cada una de sus mejillas, era el segundo más bajo de los tripulantes presentes de aquel navío.
- "Podemos dejarlo solo en el barco, kora." "Estamos demasiado cerca del puerto como para dejarle cazar, kora." – imito en tono exasperado un rubio alto con brillantes ojos azules lo dicho por sus compañeros la mañana anterior.
- Cállate, idiota! – reprendió la única mujer de la tripulación mientras le daba un fuerte golpe en la cabeza al rubio. Era la tercera más baja de los miembros presentes, tenía alborotado cabello azul tan oscuro como la noche que les cubría cortado en alocadas capas, sus ojos eran fieros de un color café rojizo brillante, su mejilla derecha era decorada por la cicatriz de una quemadura - ¡¿Cómo diablos íbamos a saber que aún hay imbéciles que creen que pueden meterse en nuestros asuntos sin salir muertos?! –
- Ciertamente. – hablo el más bajo de los tripulantes presentes, un chico en plena adolescencia pero con aire noble, su desgastado sombrero de copa decorado por un listón gris de seda amarrado en un enorme moño ocultaba su disparejo y corto cabello negro, su rostro era cubierto por vendas desgastadas y algo sucias que solo dejaban al descubierto la boca y los ojos grises que asemejaban a los ojos de un gato a mitad de la noche, grandes y redondos.
- Colonello, Lal Mirch. – llamo un hombre alto con fedora, un par de patillas súper rizadas sobresalían debajo del ala del sombrero, el hombre tenía toda su atención en el viejo navío que tenía cautivo su más grande tesoro, el rubio ojiazul y la única mujer de abordo dirigieron su atención al del fedora – Soplen el cuerno, es hora de que nuestro bello durmiente abra los ojos. – indico mientras se giraba y encaraba al resto de la tripulación.
- ¿Estás seguro, Reborn? – cuestiono el rubio, Colonello – Tu sabes cómo es cuando a dormido por mucho tiempo. –
- Yo me ocupo. – sacudió el del fedora el asunto con un ademan de su mano – Fon, Bermuda, vienen conmigo. – llamo el del fedora al hombre de la larga trenza y al chico con el sombrero de copa respectivamente.
- Oh, cielos. – expreso en un suspiro el de la trenza, Fon – Realmente espero que esto no acabe como la última vez. –
- No sé de qué te quejas. – hablo el del sombrero de copa – Ni tu ni yo fuimos de los que salieron volando la última vez. –
- Skull. – llamo el del fedora al chico maquillado con purpura – desancla y acércanos silenciosamente. Viper. – llamo el pequeño con la capucha – Haz eso que haces con la niebla y cúbrenos. –
- Ya te he dicho que no me llames así, mi nombre es Mammon. – repelo el de la capucha al del fedora - ¿Cuánto vas a pagarme? –
- Te daré la cuarta parte de lo que me toque del próximo botín. – propuso el del fedora.
- La mitad. – contra oferto el de la capucha.
- Un cuarto y no te lleno la cabeza de plomo. – sentencio el del fedora mientras daba media vuelta y sacaba de su saco una pistola que apunto directamente al entrecejo del de la capucha.
- Hecho. – acepto el de la capucha antes de dar calmadamente media vuelta y acercarse a la proa.
- Verde, prepara los calmantes por si acaso. – instruyo el del fedora al de lentes – Lal Mirch, quedas a cargo. –
- Claro, déjame a los más inestables a mí. – dijo sarcástica de bella y peligrosa dama antes de jalar al rubio al interior del navío.
El no tan nuevo navío militar se fue acercando lenta y silenciosamente a través de las oscuras aguas al viejo navío militar, la niebla del mar abierto comenzó a volverse cada vez más densa engullendo por completo a ambos barcos. En la sala de cañones del no tan nuevo navío, Lal Mirch y Colonello tenían cargado un cañón mediano.
- Despierta solecito~. – canto en un susurro Lar Mirch mientras apuntaba el cañón a la apenas visible proa del barco enemigo.
- Es hora de desayunar~. – canto también quedito Colonello mientras encendía la mecha del cañón.
- ¿Crees que sea un él o una ella? – cuestiono uno de los jóvenes mientras con la lámpara iluminaba la acurrucada y flotante figura encerrada en el tanque de agua dentro de la mazmorra.
- ¿Y si es ambos? – respondido con otra pregunta el otro joven.
- Eso no es posible. – argumento el primero - ¿O sí? – miro a su acompañante con duda.
- ¡Claro que sí! – respondió el segundo muy seguro – Lo leí en uno de esos libros de reportes médicos una vez, creo que les llaman herma-algo*. –
- ¡Tú ni siquiera sabes leer! – acuso el primero.
- ¡Leo mejor que tú! – respondió el segundo.
- ¡¿Y de dónde demonios sacaste tu un libro de reportes médicos?! – reclamo el primero.
- Se lo robe a un doctor el mes pasado, antes de que naufragáramos! Y se supone que no debemos gritar! – respondió fuerte el segundo.
- Oh, mierda. Es cierto. – exclamo el primero rápidamente achicando su voz y cubriéndola con sus dos manos.
El segundo imito esta acción.
Ambos lentamente dirigieron su atención a la figura dentro del tanque y suspiraron aliviados cuando notaron que seguía acurrucada flotando sumida en un profundo estado de sueño.
- ¿Por qué crees que duerma? – pregunto el primero de los jóvenes.
- El viejo dijo que no ha comido nada en un buen rato, quizás como no ha comido este guardando fuerza por medio del sueño. – razono – Yo lo haría. -
BOOM!
Se escuchó de repente demasiado cerca para gusto de los dos jóvenes.
CRASH!
Algo choco fuerte contra el barco sacudiéndolo fuertemente haciendo que ambos jóvenes cayeran con la sacudida soltando de paso la lámpara de aceite haciendo que se rompiera cuando chocó contra el suelo de madera, el aceite encendido se esparció frente a la única entrada/salida de la mazmorra cerrando cualquier paso, lenguas de fuego no tardaron en alzarse.
Los dos jóvenes recuperaron un poco su compostura y se pusieron de pie, primero miraron las llamas que impedían su escape, luego giraron sus rostros y encararon el tanque detrás de ellos para encontrar un par de grandes ojos totalmente naranjas, sin rastro alguno de blanco pero pura pupila naranja brillante, mirándoles inquisitivamente, el delicado y bello rostro del tesoro que resguardaban no más escondido detrás de la aleta, su nariz era pequeña y ligeramente respingada, sus labios carnosos enmarcando la pequeña boca, largas, tupidas y rizadas pestañas enmarcaban los extraños ojos de color naranja amanecer, las llamaradas a sus espaldas iluminaban por completo la figura, las escamas brillaban como si joyas de ámbar estuviesen incrustadas en la cola, el abdomen era plano lo mismo que el pecho, pero los pezones eran rozados y la areola perfectamente circular. Ambos muchachos miraron el ser frente a ellos boquiabiertos, esta era la belleza que describían los cuentos que habían escuchado desde niños.
El castaño atrapado en el tanque intento mover su gran cola pero la cadena y la gran bala de cañón al final de esta que estaban atados a su cola no le permitieron moverse con facilidad, los grandes ojos anaranjados se desviaron de los dos jóvenes a la punta de su cola donde diviso lo que le retenía, con facilidad se dobló sobre su cola, tomo la gruesa cadena con sus pequeñas manos y con una velocidad y fuerza dignas de un gran tiburón blanco rompió la cadena con sus dientes, pequeños, blancos y afilados triángulos que partieron la gruesa cadena como si fuera de mantequilla y que siguieron masticándola hasta que por fin se la trago con una facilidad pasmante.
Los dos muchachos tenían los ojos como platos ante lo que veían, el castaño en el tanque siguió comiendo la cadena hasta que solo quedo la gran bala de cañón al final, cuando no hubo más gruesa cadena de hierro forjado enredada en la cola del castaño este regreso su atención a los dos muchachos, los antes mencionados dieron un respingo pero no fue hasta que una pequeña sonrisa, tan radiante como el sol en verano, decoro el dulce rostro del ente en el tanque que los dos sintieron verdadero miedo, la sonrisa en el rostro del castaño se agrando mostrando los pequeños y blancos triángulos, la mirada volviéndose algo siniestra, el hambre brillaba en esos ojos. El castaño alzo la mirada y noto que el tanque no tenía tapa en la parte superior, con un movimiento de su cola salió disparado hacia arriba y salto fuera del tanque que le retenía, la figura del castaño choco contra el suelo de madera y se alzó con sus manos, su cuerpo comenzó a temblar violentamente mientras el agua que resbalaba por su cuerpo comenzaba a secarse a una velocidad inconcebible, aunque la verdad era que la piel del castaño estaba absorbiendo el agua para dar paso a la segunda forma del castaño.
Los muchachos miraron como las escamas comenzaban a retraerse dentro de la piel de la cola, la enorme aleta en la punta comenzaba a achicarse como uva al sol, la cola se partió un dos, trozos de piel seca comenzaron a desprenderse de los dos nuevos apéndices que nacían donde antes estaba la cola, la piel entre los dedos de las manos del castaño que le permitía nadar mejor bajo el agua también comenzó a retraerse dejando un espacio entre los finos dedos, las aletas que sobresalían de la cabeza y que fungían como protección para los agujeros auditivos se transformaron en orejas pequeñas y ligeramente torcidas, el castaño alzo el rostro cuando sus nuevas piernas estuvieron completamente formadas, los ojos seguían siendo totalmente naranjas y los afilados triángulos en su boca eran mostrados en una expresión feroz. El grito de horror de los dos muchachos no fue escuchado por nadie, las mazmorras estaban demasiado abajo en el navío.
En la parte de arriba un veterano marino salía de la sala donde se celebraba la obtención de la joya del mar al exterior del navío, se trataba nada menos que del capitán que necesitaba refrescarse de la caldeada atmósfera en el interior del cuarto lleno de medio ebrios marineros y malos músicos.
- La niebla se puso muy densa en poco tiempo. – se dijo a si mismo mientras se acercaba a la orilla del barco y se bajaba los pantalones para desechar algo del licor que ha estado bebiendo sin parar por ya varias horas – Espero que ese par de mocosos no lo eche a perder. – mascullo el capitán.
- Tú lo echaste a perder en el momento en el que nos robaste a nosotros. – respondió una voz desconocida en la niebla.
El capitán del viejo navío no tuvo tiempo para reaccionar cuando un cañón fue disparado a corta distancia y voló la parte del enfrente del barco en mil pedazos, entonces de entre la niebla apareció una cadena, delgada y delicada en apariencia pero tan fuerte como el diamante, que se enredó fuertemente en el cuello del capitán del viejo navío y de una patada el capitán fue empujado por la borda, antes de que tocara el océano la cadena fue jalada hacia arriba y el cuello del viejo capitán trono fuertemente, el hombre murió al instante. La cadena se desenredo y el cuerpo inerte cayó al oscuro y traicionero mar.
- Que dramático eres, Bermuda. – acuso Reborn con humor mientras la niebla que los envolvía lentamente se desvanecía.
- Tú fuiste el que dijo ese lamentable comentario, bien pudiste simplemente dejarme matarle en silencio, Reborn-kun. – respondió el del sombrero de copa mientras re-enredaba su cadena a su brazo.
- Creo que deberíamos dejar esa discusión para después, ahora tenemos compañía. – señalo calmadamente Fon mientras apuntaba en dirección de la puerta al interior del navío.
Los varios demás tripulantes del viejo navío militar salieron disparados de la sala donde antiguamente celebraban, lo ebrio se les había bajado del susto cuando escucharon el disparo de un cañón enemigo y sintieron la sacudida, ahora miraban al trío de hombres que habían matado a su capitán con odio y sin intención de perdonar.
- Buenas noches, caballeros. – hablo Fon cortésmente – Sé que esto es algo inesperado pero su capitán, el hombre al cual mi amigo… - Fon señalo a Bermuda - … acaba de rápidamente asesinar y lanzar por la borda, y un puñado de sus compañeros entraron a nuestro barco y se llevaron algo realmente valioso para nosotros. Si nos lo entregan de regreso junto con las personas que entraron a nuestro barco las vidas de los demás serán perdonadas, ¿Qué les parece? –
Varios hombres apuntaron sus pistolas en dirección de los tres enemigos.
- Creo que eso es un "no". – acepto en un suspiro derrotado Fon antes de que una sonrisita siniestra decorara su rostro – No que eso sea no sea bueno. –
Los hombres dispararon a los tres asesinos de su capitán.
Los tres asesinos del capitán desaparecieron en menos de un parpadeo, milímetros antes de que las balas les tocaran.
Fon había saltado con fuerza y cayó de grácilmente en medio del tumulto que amenazaba con asesinarle y a sus amigos, con un giro certero y tan rápido como el viento salvaje a mitad de una tormenta, una patada y un puño firme el de la trenza rompió cuellos y costillas, causando hemorragias internas y muertes instantáneas.
Bermuda uso sus cadenas para lazar a un par de los mercenarios y los uso como escudo contra las balas, al saberse a salvo de sus atacantes el del sombrero de copa uso las mismas cadenas para perforar los pechos de sus enemigos y atravesar sus corazones, pulmones y estómagos causando muertes dolorosas que dejarían un sabor amargo incluso ante los ojos de la misma muerte.
Reborn uso sus largas y fuertes piernas para saltar, al mismo tiempo saco sus dos pistolas favoritas de la funda bajo su saco y comenzó a disparar a diestra y siniestra, jamás perdiendo su objetivo, ninguna de las balas de sus enemigos ni siquiera le rozo, la velocidad, agilidad y gracia con la que el del fedora se movía eran como las sombras que asechaban en los rincones más oscuros del pensamiento racional.
Los veteranos tripulantes del viejo navío no fueron oponentes para Reborn, Fon y Bermuda, la muerte para estos fue rápida y a pesar de eso dolorosa.
- ¿Es en serio? – comento Bermuda sin asombro – Se atrevieron a entrar a nuestro barco, tomar a uno de nosotros, retar nuestro poder, y esto es todo lo que tienen. – el del sombrero de copa miro con disgusto y asco los cuerpos inertes a sus pies – Patético no es suficiente para describir esto. –
- Relájate, principito. – dijo Reborn al menor mientras juguetonamente inclinaba de más el sombrero de copa sobre el rostro de su portador – Cometer decisiones estúpidas no tiene nada que ver con si puedes o no soportar sus consecuencias, estos viejos mordieron más de lo que podían masticar, eso es todo. – razono el del fedora mientras caminaba en dirección de la entrada al interior del barco.
- Más importante aún, ¿Es humo lo que está saliendo del interior del barco? – señalo Fon percatándose de la densa nube que salía de la puerta y que era demasiado oscura como para ser niebla.
Los tres asesinos, alarmados, apuraron su carrera al interior del viejo navío, entraron uno tras otro en el cuarto donde anteriormente se había celebrado y bebido y que ahora estaba lleno de botellas tiradas, instrumentos abandonados y una densa nube de humo acumulándose en el techo y saliendo lentamente por la puerta abierta al exterior.
- ¡Tsuna! – grito Reborn con desesperación, Fon y Bermuda siguiéndole de cerca.
Los tres ya estaban corriendo en dirección de la puerta que guía hacia más adentro en el barco y a los niveles menores cuando de esa misma puerta apareció una mopa de alocado, esponjoso y antigravitatorio cabello castaño avellana brillante.
- ¿Qué? – respondió la dulce y melodiosa voz del chico desnudo al cual le pertenecía la antes mencionada mopa de cabello castaño.
Frente a Reborn, Fon y Bermuda se postraba en su traje de nacimiento un chico no más alto que Bermuda, probablemente a mediados de su adolescencia, sus ojos eran castaño-ambarinos, grandes y enmarcados por gruesas, rizadas y largas pestañas, su nariz era delicada y ligeramente respingada al final, su boca pequeña enmarcada por carnosos labios, su cuerpo de apariencia delgada y delicada, una sensual curva unía su abdomen y sus caderas.
Pero no fue la etérea y andrógina** belleza del castaño lo que llamo la atención de Bermuda, Fon y Reborn, sino el hecho de que estaba empapado en fresca sangre de pies a cabeza, su rostro tenia rastros de carne cruda y de las mejillas hasta el pecho tenia sangre escurriéndole, sus pequeñas manos manchadas de rojo como si las hubiese hundido en un balde lleno del vital líquido de sus dedos goteando constantemente.
- Tsunayoshi-kun, ¿Estas bien? – cuestiono con cuidado Fon mientras disimuladamente le hacia una señal a Bermuda para que se preparara a sujetar al castaño a la menor señal de violencia.
La última vez que Tsunayoshi, un joven joya del océano (como es llamada su raza en aquel mundo) paso por un largo lapso de tiempo sin alimentarse el castaño ataco sin duda, y si bien no hubo verdadero daño, Skull y Verde salieron volando, Lal Mirch y Colonello salieron con moretones, Fon y Bermuda tuvieron que sostenerle, lo cual no fue para nada sencillo pues el castaño es más feroz de lo que su apariencia le da crédito, y Reborn tuvo que dispararle un calmante especial que Verde había hecho en secreto por si acaso, cosa que hizo que el del fedora se sintiera culpable por semanas.
- Oh? – Tsuna miro confundido a Fon y luego comprendió – Oh! – exclamo mientras se miraba las manos llenas de sangre – Si, esto, uhmm, bueno… como dijeron que no podía acompañarlos a pasear por el puerto porque estaba lloviendo y que no podía cazar mi comida porque las redes de pesca cercanas al puerto podrían atraparme y me dejaron sólito en el barco… - esto último lo dijo con un puchero - … prepare la tina de baño con algo de agua caliente, me metí y me quede dormido, luego cuando desperté por un horrible estruendo y un fuerte sacudida me encontré con un par de sujetos que me tenían atrapado en un tanque, tenía hambre así que me comí la cadena con la que me tenían sujeto, pero no fue suficiente así que salí del tanque y… bueno… - Tsunayoshi miro al suelo algo avergonzado.
- Te los comiste. – acuso divertido Reborn mientras ponía su saco sobre los delicados hombros del castaño haciendo que este le dedicara una mirada de perrito castigado – Sabes que a Lal y a Verde no les gusta que comas cualquier porquería, si quieres comer carne humana podemos conseguirte algo de mejor calidad. – comento casual el del fedora mientras tomaba el delicado rostro de Tsuna entre sus manos y lo alzaba ligeramente para darle un ligero beso en los ensangrentados labios - ¿Qué te parece un Duque***? Puedo conseguirte un Duque en este mismo instante, Bermuda ven para acá, deja que Tsuna te coma. – Reborn miro a Bermuda con seriedad mientras abrazaba a Tsuna.
- Soy el bastardo de un Duque, Reborn-kun. – respondió Bermuda mientras volvía a guardar sus cadenas disimuladamente para que Tsuna no lo notara – No creo que mi carne sea suficiente para Tsunayoshi-kun, pero conozco a alguien que puede conseguirnos un Márques****. –
- No quiero comerme a un Márques. – respondió Tsuna con humor mientras tomaba las manos de Reborn y entrelazaba las propias con las del fedora – Ni a un Duque. – miro el castaño a Reborn – He estado planteándome el dejar de comer personas, la última vez los lastime y… -
- Ese fue nuestro descuido. – interrumpió Fon al castaño – Intentaste advertirnos que algo malo pasaría si no te alimentabas propiamente y no te escuchamos. Esta vez fue un descuido el asumir que no habría quienes aún no comprendían las consecuencias de meterse con nosotros, pero creo que después de esta noche el mensaje fue más que claro. –
- Además, nadie dijo nada acerca de personas, puedo conseguirte carne humana sin matar a nadie, eso es totalmente diferente. – añadió Reborn mientras ponía su frente sobre la del castaño.
- Y eso no lo hace para nada más retorcido. – mascullo Tsuna acusador.
Reborn sonrió siniestro ante lo dicho por el castaño.
- Como sea. – hablo Bermuda – Sera mejor que volvamos al barco, a juzgar por la densidad del humo que está llenando este cuarto no hay mucho tiempo antes de que el fuego llegue al cuarto de cañones y pólvora. –
- El principito tiene razón. – concordó Reborn – Además Skull y Colonello estarán aliviados de verte sano y salvo. –
- Aunque estoy bastante seguro de que Lal Mirch y Verde van a regañar a Tsunayoshi-kun por volver a comer chatarra. – comento divertido Fon.
- ¡Hiee! ¡No quiero más bofetadas! – lloro el castaño mientras caminaba al lado de Reborn.
Los cuatro salieron a cubierta y la espesa niebla que antes cubría el poco más nuevo navío militar que tripulaba el grupo de mercenarios conocidos como Los Arcobaleno, los mejores mercenarios que el mundo hubiese visto en su historia, apareció como un fantasma en aquella oscura noche sin luna.
- Tsunaaaah~! – llamo Skull mientras movía sus brazos de arriba hacia abajo en euforia cuando diviso al castaño.
- Koraaaaaah~! – exclamo Colonello feliz de ver al castaño.
- ¡¿Por qué chingados vienes lleno de sangre?! – cuestiono enojada Lal Mirch cuando una de las lámparas de su navío ilumino al castaño – ¡Volviste a comer porquerías! – esa acusación no era en pregunta.
Tsuna y sus tres rescatistas subieron al navío que era su hogar, informaron a Skull sobre la situación del fuego en el barco que atacaron y este alejo lo más rápido posible su navío del que se quemaba, Lal Mirch y Verde regañaban a Tsuna sobre su mala costumbre de comer cualquier cosa y sobre quedarse dormido en la bañera mientras el navío del grupo de mercenarios se alejaba en la oscuridad y volvía a ser engullido por la espesa niebla de mar abierto.
Notas finales.
"Herma-algo" refiriéndonos al HERMAFRODITISMO*- Término de la biología y la zoología con el cual se designa a los organismos que poseen al mismo tiempo los órganos reproductivos tanto masculinos como femeninos. El término proviene de Hermafrodito, un personaje de la mitología griega hijo de la diosa Afrodita y el dios Hermes.
"Andrógina" refiriéndonos a la ANDROGINIA**~ (Del griego ἀνήρ "hombre" y γυνή "mujer") se refiere a un organismo que tiene características tanto masculinas como femeninas. El andrógino sería un ser físicamente intermedio, con rasgos de hombre y de mujer, o bien un hombre o una mujer que no aparenta de forma clara el sexo al que pertenece.
Duque***~ Es uno de los títulos nobiliarios con que los monarcas muestran su gratitud a ciertas personas. Su forma femenina es duquesa. El señorío de un duque se llama ducado. Se suele conceder a hijos de la realeza que no son herederos.
Márques****~ Título nobiliario mediante el cual monarcas han concedido un honor o dignidad a ciertas personas y linajes a lo largo de la historia. Su posición en la jerarquía nobiliaria europea es superior a la de Conde e inmediatamente inferior a la de duque.
