Alice despertó de golpe a mitad de la mañana cuando sintió un intruso tocándole la cintura, cosa que le extrañó tanto que ni siquiera sentía ya ningún tipo de sueño. Miró el brazo del hombre con el que se había acostado la noche anterior y realmente esperaba no haberlo encontrado por la mañana. Le miró de mala manera, odiaba despertarse con alguien en la misma cama y mucho más aún cuando no la dejan dormir todo lo que quisiera, así no hay quien disfrute de su sueño. Gruñendo se escapó de ese brazo sin ningún miramiento y se levantó sin preocuparse de su extrema desnudez, ni aunque estuviera despierto se hubiera preocupado por nada.
Revolvió su melena pelirroja colocándose bien pelo y se puso la camiseta más cercana que tenía, aparte de ropa interior limpia, en este caso una camiseta de tirantes de colo anaranjado casi rojizo, adoraba ese color. No se había preocupado ni de hacer ruído y aún así aquel hombre no se despertaba, a parte de los ronquidos que estaban saliendo de él en ese momento, suspiró cansada y se dirigió a la cocina.
Le gustaba mucho donde vivía, no se podía quejar, un piso de lujo en pleno Tokyo con todo tipo de comodidades, sabía que en realidad no se la merecía, pero tampoco iba a negarse a tenerlo, puesto que fue un regalo de su abuelo. Llegó a la isla en su salón-cocina y cogió el paquete de tabaco que había allí encima, sacó uno de los pitillos y se lo llevó a la boca para después susurras unas palabras y encenderlo con con simplemente uno de sus dedos. Acababa de terminar hace poco su estudio en la Torre del Reloj quedando en rango de color verde, le hubiera gustado un rango superior, pero tampoco se quejaba con lo que le había quedado.
Mientras se preparaba la taza de café escuchó como la puerta de su habitación se abría dejando paso al sonido de las pisadas desnudas del hombre que llega a su lado y le planta un beso en la mejilla, cosa que le hizo poner una pequeña mueca de asco.
"Buenos días cariño, ¿yo también tengo un café"
"¿Por qué deberías tener un café preparado?"
Arqueó una ceja mirándole
"Bueno, te has despertado tú antes."
"Es que en ningún momento tendrías que haberte despertado tú aquí, si quieres un café vete a tu casa a hacértelo"
Dijo tan tranquila y se sentó en el sofá mientras bebía de su taza de café
"¿Perdona?"
"Que preferiría que recogieses tus cosas y te largases de aquí, realmente ¿qué pensabas que quería yo? despertarme de golpe con el brazo de alguien en mi cuerpo no, por supuesto."
Realmente no estaba intentando ser borde, básicamente ni siquiera había emoción en su voz.
"Vaya... Es un placer despertar así cada mañana."
La voz del hombre empezaba a ser fastidiosa para ella.
Unos minutos después el hombre ya había salido del piso y ella podía hacer exactamente lo que estaba deseando hacer desde que había despertado. Gritó con gusto y puso las piernas sobre la mesa sin nada de decoro y pone el brazos sobre el respaldo mientras admiraba lo que recientemente había descubierto sobre su tobillo con una inmensa sonrisa lobuna, los hechizos de comando.
"Esto si que es una agradable sorpresa"
Unas horas después, con bastante despreocupación la verdad, Alice hizo acto de presencia en la empresa de su abuelo, en este caso vistiendo con una camisa entreabierta, dejando a la vista parte de su pecho (no muy grande), que se pegaba perfectamente a su figura y unos pantaloes de traje del mismo color que su pelo, además de unas gafas de sol que no dejaban ver sus ojos casi dorados. Sabía perfectamente que su abuelo no iba a estar muy contento de que se tomara con tanta tranquilidad la guerra por el Santo Grial pero aún así no pensaba darle más importancia de lo que para ella tenía.
Cuando por fín el ascensor de tan alto edificio de oficinas llegó a su destino ya escuchó las palabras de aquel hombre dirigidas a ella sin girarse siquiera de su asiento.
"Me alegro de que hayas decidido hacer acto de presencia Alice, es un alivio que al menos te hayas dignado a venir."
"No es para tanto abuelo, al menos he venido el mismo día. Sabes que sería capaz de venir antes del combate final"
Respondió sin problemas y se sentó de golpe en la silla justo en frente de la mesa del más importante magus de su familia, aunque no tenían más de cuatro generaciones, pero aún así tenían gran capacidad mágica. Su nombre: Kojirou Ryuki
"Estoy impresionado de que te creas que ya vas a llegar a ser una de las últimas Master"
Su abuelo se giró al fin y la miró a los ojos con una mirada severa
"Con el Servant que voy a tener en realidad me extrañaría el no ganar"
Sonrió con ganas llevándose los brazos detrás de la cabeza
"Aún no te he dado el catalizador que hemos conseguido, ¿cómo sabes cual es el Servant que vas a tener?"
"No pienso usar el catalizador abuelo, el Grial invoca el Servant que más pueda ser compatible con su Master ¿no? y creo que se perfectamente quien me va a tocar"
"¿Vas a rechazar el regalo de tu familia?"
"Vamos, no lo tomes como un rechazo, sino como... la decisión que le parece más óptima a un Master"
Intentó explicarse como pudo poniendo como excusa su deber sobre sus propias intenciones.
"Alice... Todo el peso de esta familia recae ahora sobre ti, eres la mejor magus que se ha tenido hasta ahora, aunque aún te falta seriedad para superarme. No debería ser algo que pedirle a alguien tan joven.. pero el Grial ha decidido sobre nosotros, debes mantener el orgullo de esta familia, no solo las grandes casas perdurarán en la historia"
"Mi nombre perdurará por encima de todos ellos"
Sonrió completamente satisfecha de si misma y, aunque pudiera parecer egocéntrica, era algo que realmente ansiaba.
"No tienes remedio Alice..."
"No pretendo tenerlo"
"Alice... A mi parecer aún eres una niña... Me quedaría más tranquilo si invocaras al Servant que te recomiendo."
En ese momento la sonrisa en la cara de la joven desapareció cerró los ojos algo conmovida, su abuelo no dejaba de preocuparse por ella más que por nadie en este mundo desde que nació, ni siquiera sus propios hijos... Pero no podía echarse atrás.
"No va a pasarme nada abuelo, te lo prometo, estoy completamente lista y se que puedo ganar, confía en mi."
"Nunca he dejado de hacerlo"
Su abuelo sonrió ligeramente y le lanzó unas llaves que ella cogió perfectamente al vuelo.
"Te confío todo lo que tiene esta familia"
"Te lo agradezco abuelo"
A mitad de la noche al fin había conseguido terminar con todos los preparativos del círculo mágico y se levantó del suelo bastante sudada, en pleno verano incluso a esa hora de la noche algo de trabajo podía ser muy sofocante. Se limpió el sudor con el brazo y se mantuvo justo delante del círculo mágico esperando relajarse un poco antes de comenzar con la invocación.
Para ello, como siempre, tomó la decisión de quedarse en su ropa más cómoda, que consistía en unos shorts y un top blancos, más bien ropa para dormir fresquita, y de pedir unas pizzas, coger una botella de vino, también habría buscado a alguien con quien pasar la tarde antes de la invocación pero nadie le llamaba la atención, de hecho hubiera preferido juntar todo aquello en uno solo (no es que tuviera muchos escrúpulos a eso) pero decidió
Se sentó en el sofá sin dejar de observar el círculo de invocación llevándose la copa de vino a los labios y dejando bajar el dulce fluído por su garganta, disfrutando de tan maravilloso sabor. Tras esto se observó a su mismo enarcando una ceja divertida y sonrió.
"Querido Santo Grial, creeme que si no aparece el Servant que espero me voy a sentir bastante ofendida"
Y se llevó un trozo de pizza a la boca antes de observar detenidamente el reloj, esperaba la hora propicia para hacer la invocación y eso que aún faltaba una hora más o menos, debía ser la primera vez que hacía las cosas con tanta antelación, de hecho no recordaba ningún día en que hubiera hecho algo antes de tiempo, ella era de hacerlo en el último momento... si es que lo hacía.. Debía ser por eso que no había llegado al máximo rango.
Mientras pensaba en esto se le ocurrió una brillante idea, estaba a punto de invocar a un espíritu heroico, ¡debería recibirle como es debido!, aparte de que eso ayudaría el hecho de hacer exactamente lo que ella tenía planeado.
Como siempre había aparecido en medio de una especie de niebla mágica y un aura de rayos debido al poder de la invocación y el suyo propio, del cual realmente se sentía orgulloso, le daba el digno aspecto de un poderoso rey, tal como era. Con sus enormes brazos cruzados espero a que se disipase la niebla para ver por primera vez a su nuevo Master, esperaba que esta vez no fuera como el que anteriormente estuvo a punto de invocarle, aunque posteriormente se había sentido orgulloso de su Master al final de esa guerra.
Expiró con fuerza recordando los últimos momento que había vivido en ese tiempo, su combate contra el Rey de los Heroes que le había dejado completamente satisfecho a pesar de la derrota que había sufrido, al menos recibió honorables palabras de tan grande rey.
Cuando por fin la niebla estaba a punto de disiparse alzó la mirada y empezó a decir sus palabras:
"¿Eres tu el Master que me ha invoc-"
De repente sus palabras se cortaron de golpe al observar la escena que estaba justo delante de él, incluso sus ojos se abrieron de golpe, jamás habría esperado esto ni en un millón de vidas, no era exactamente por que no le gustase, era increíblemente satisfactorio, pero... No se lo esperaba.
"Me alegro de que el Grial haya entendido a la perfección quien es compatible conmigo. Si, yo soy la Master que te ha invocado, un placer Iskandar, Rey de los Conquistadores"
Frente a él había una mujer extremadamente sonriente que le tendía lo que parecía una botella de vino mientras se mantenía entre dos jovenes, un hombre y una mujer, que parecían estar inconscientes, al ver dos copas de vino más en la mesa adivinó que ella debió haberles hecho perder el conocimiento antes de hacer la invocación. La chica ladeó la cabeza extrañada al ver que Alejandro Magno no soltaba ni una sola palabra.
"Mmm mis disculpas, no sabía que te podía gustar, así que he traído a dos... No pasa nada, cualquiera que elijas yo elegiré al otro, para mi no hay problema."
Iskandar tampoco dijo nada en ese momento y descruzó los brazos llevando uno a coger la botella que le ofrecía tan gustosa para llevárselo a la boca y disfrutar el mismo de su sabor. Después de unos cuantos tragos al fin lo separó de sus labios y soltó un pequeño grito de satisfacción.
"¡Vaya! ¡jamás hubiera esperado tan buena bienvenida de un Master!"
Alice sonrió con gusto y ella misma bebió de su copa de vino.
"Empezaba a pensar que en los libros de historia se les había olvidado poner que era mudo."
"¡Más quisieran! ¡Un Rey debe gritar más alto que nadie!"
Alzó bastante la voz sin preocuparse de que pudiera ser oído por alguien más que su Master
"Un líder en general debería gritar más alto que nadie"
Alzó la copa aceptando esas grandes palabras de tan gran hombre.
"Y... dime una cosa... Espero que estos dos chicos no estén aquí por obligación... El placer del sexo esta bien, pero hay unos límites."
"Que va, no te preocupes, han venido aquí por propia voluntad y no tengo intención de obligarles a nada, simplemente les he dormido hasta que llegase mi amigo. No soy una depravada. Además... Han venido aquí por mi, eso está claro, habría que ver quien de los dos quiere estar contigo."
Miró a ambos lados observando los rostros jóvenes y tranquilos.
"Me alegra oír eso entonces."
"Es que he pensado que una noche de placer antes de una guerra no estaría nada mal"
En ese momento el hombre corpulento sonrió muy satisfecho, esa Master era perfecta para él.
"Creo que puedo adelantar que me siento completamente honrado de luchar por el Santo Grial con tan maravillosa Master"
Alice se levantó del sofá oyendo esas palabras y pasó por detrás mientras hablaba.
"Creeme, estoy muy halagada de recibir esas palabras de tu parte mi Rey de Conquistadores, será un placer luchar a tu lado. Por cierto..."
Al llegar a donde deseaba detrás del sofá se agachó y abrazó ligeramente a la joven chica bajo ella y acarició su rostro con delicadeza.
"Si tenemos la opción de elegir, ya tengo preferencia por alguien."
