Toda la isla Tenrou parecía sumirse en un silencio total después de que Cana hubiese confesado ante Gildarts que ella había ido a Fairy Tail buscándole, que a pesar de que él no había sabido siquiera de su existencia; pese a que él no había sabido reconocerle ahí estaba ella, sintiendo como la ira comenzaba a crecer en su cuerpo, era de esperarse. Gildarts siempre dejaba el gremio, ella estaba enterada de que él había tenido muchas novias, pero de verdad aun tratando de mantenerse firme el oírle decir nombre tras nombre sin recordar a su madre la hizo enojarse, juntando todo el orgullo que pudo volteo y susurró más para sí misma que para el mago más fuerte de Fairy Tail:
-Como sea, solo quería que supieras eso, esto no cambia nada. No cambia las cosas, esto está bien tal y como esta.
De un momento a otro se sorprende cuando siente que alguien la voltea, tardó unos minutos en reaccionar y darse cuenta que se encontraba en los brazos de Gildarts, se sorprendió más cuando le escuchó decirle:
-La hija de Cordelia, me alegra que seas de ella.
Ella fue a la primera que ame, con la única que me casé.
El mago de cabellos naranja y ojos verde oscuro no dejaba de mirar a Cana, era cierto que le conocía desde que se unió a Fairy Tail, y de que él hablaba con ella cuando podía, pero ahora que miraba detenidamente sus ojos cafés sentía un balde de agua fría cayéndole encima; al fin entendía por qué la niña llamo su atención; era igual a Cordelia, compartía su fiereza, determinación; pero por sobre todo ese carácter que no dejaba que vieran lo puro de sus sentimientos, Gildarts comenzó a derramar lágrimas al tenerle en sus brazos, el corazón de Cana estaba lleno de alegría, no esperaba nada más hasta que escuchó la profunda voz del mago susurrar:
-¿Por qué esperaste tanto para decirme?
Cada vez podía sentir todo el cariño que le entregaba en un abrazo reconfortante, mientras que su mente comenzaba a divagar en lo que vivió de niña escuchó como le sacaba de sus pensamientos diciéndole:
-Con todo lo que pasamos, debe ser difícil confesar algo así
En su mente Gildarts simplemente se lamentaba haber dejado al amor de su vida por su trabajo, mientras que sentía el corazón de Cana miles de dudas llenaban su cabeza; ¿Cómo encontró el gremio?, ¿Cordelia llego a perdonarle el que las abandonara a ella y a Cana?; mientras rogaba en silencio por el perdón de su esposa e hija solo podía pensar en que Cana no debía cambiar su apellido, Cana Clive sonaba lindo; era lo apropiado que todos supiesen que ella era su hija; pero de algo estaba seguro, él quería que el legado de Cordelia fuera eterno.
¿Qué mejor legado podría tener?, bastaba con ver a Cana, con saber que Cana y Cordelia su único y verdadero amor no solo compartían un apellido o sangre que podía derramarse, ellas compartían fiereza, determinación y un amor tan grande a la vida misma que se sobrepondrían sin importar que costara.
