¡Hola! Soy nueva en este foro. :3 Amo Supernatural desde que tengo uso de razón, o algo así, pero recién en el 2014 empecé a meterme a fondo en el fandom. Mi pareja favorita es el Destiel, bueno esta historia es sobre ellos. Espero que lo disfruten.

Por cierto, si alguien de aquí tiene Wattpad, pues ahí subo la mayoría de mis historias, si alguien desea ver, bajo el nombre de BrokenWingsPD

Pareja: Destiel (o algo así)

Advertencia: Como es un fanfic no esperen mucha coherencia, ya que solo es ficción (?)

Disclaimer: Los personajes de esta historia no me pertenecen, todo crédito con respecto a ellos al todopoderoso Eric Kripke.


Capítulo 1

Era una de esas tardes lluviosas que el pequeño Dean creyó no olvidaría jamás. Las aguas que caían del cielo golpeteaban la ventana del cuarto donde su hermano menor yacía dormido, la lluvia parecía tenerle envidia a la tranquilidad que brotaba del blanquecino rostro de Sam. Dean gruñó entre dientes aproximándose a la ventana más cercana, definitivamente no olvidaría esa tarde. Su papá seguía de cacería, y él no se encontraba preocupado, era normal para el señor John demorarse más de dos semanas cazando un Wendigo.

El pequeño Sam, aún en sueños, comenzó a rodar sobre la cama quejándose en muto silencio del ruido provocado por las gotas de lluvia, Dean frunció el rostro mirando hacia la calle, hacia la estúpida naturaleza que se atrevía a fastidiar al pequeño Sammy.

De pronto como si la misma naturaleza le retara, relámpagos y truenos se escucharon incomodando los dulces sueños de Sam, Dean maldijo, palabras fuertes para sus 14 años, pero bueno, él no tenía exactamente la mentalidad de un niño de esa edad.

Creyó ver algo raro, sí, algo muy raro, cosa que no pasaba muy a menudo, pues él había visto casi de todo a su corta edad, y eso sí que era raro.

¿Y es que cada cuánto tiempo se puede ver una luz resplandeciente titilar sobre la rama de un viejo y robusto árbol? Para él era su primera vez.

Realmente era extraño, sobre todo porque por más que se sobaba los ojos, aquella luz no dejaba de brillar titubeante cada vez más, como si estuviera inquieta, como si quisiera decirle algo. El pequeño Dean pensó que debía dormir más tiempo si no quería seguir alucinando. Iba a darse por vencido con su pequeña locura sino fuera porque la luz dorada golpeó contra su ventana. El jovencito cayó aterrado hacia el piso, tembloroso se levantó y tomó la escopeta que descansaba debajo de la cama de Sammy, le echó un pequeño vistazo a su hermano, él seguía durmiendo. Corrió hacia la ventana apuntando con su larga arma y recordó las palabras de papá: "Disparar primero, preguntar después"

Pero la luz ya se había apagado, no había nada, ni siquiera se escuchaban los truenos, solo la lluvia caía.

El pequeño rubio de ojos verdes suspiró, dejó caer la escopeta y se subió a la cama, a un lado de Sam. Dean le miró, cuán tranquilo se veía el menor, seguramente soñaba con la escuela, el mayor sabía que Sammy amaba la escuela, pero solo era cuestión de tiempo para que él supiera del negocio familiar y se acostumbre a ello. Dean tenía sentimientos encontrados con respecto a eso… Sus pensamientos se dispersaron cuando escuchó la puerta, él sabía perfectamente que no era papá ¿entonces quién podría ser? Sea quien sea, la escopeta ya se hallaba en su palma derecha.

No dijo nada, solo vio por el agujerito de la puerta y gran fue su sorpresa al ver a un niño, sí, y aunque Los Winchester solo habían llegado a esa casa alquilada hace una semana, él sabía que ese niño era su vecino de enfrente.

Tiró la escopeta hacia un lado para que no pudiera verla el pequeño que estaba al otro lado de la puerta. Abriendo con cuidado, mostró solo su rostro fruncido y preguntó:

—¿Quién eres y qué quieres?

—Sam tendrá fiebre dentro de 2 minutos con 43 segundos, será fiebre de 41 grados, si no te apresuras le dará pulmonía también. El hospital más cercano queda a 37 kilómetros. Pídele a la mamá de Jimmy que los lleve, ella es buena persona y tiene un auto que va muy rápido.

Dean no sabía por dónde empezar a sorprenderse, por las estupideces que estaba escuchando o porque el niño decía "mamá de Jimmy" cuando se estaba refiriendo a su propia madre, puesto que ese niño era el propio Jimmy, Dean había oído su nombre sin querer cierto día.

Por ello no hizo mucho caso, rodando los ojos solo atinó por bufar.

—Es en serio ¿Qué demonios quieres?

—Esas palabras son desagradables de escuchar para nosotros.

—¿Nosotros?

—Sí. Esos seres repugnantes que se pudren en el infierno. No deben ser mencionados frente a nosotros.

—Oye amigo, no entiendo qué diablos quieres. Solo vete a tu casa si no…

Muy tarde, el pequeño vecino ya había entrado, no solo eso, sino que caminó rápidamente hacia el cuarto donde se encontraba Sam, como si él conociera la casa de toda la vida.

Dean corrió gritando con la escopeta en mano.

—¡¿Tienes algún problema?! ¡No te atrevas a acercarte a Sammy!

Pero el niño era sordo cuando le convenía. Estando al lado de Sam, colocó su mano sobre la frente pequeña y sudorosa.

Dean extendió los párpados cuando observó a su hermano menor sacudirse con fuerza.

—¿Qué le estás haciendo, maldito? ¡Déjalo en paz!

—Su fiebre ya está comenzando. Date prisa y ve con la señora Novak

—Tú estás loco — gruñó apuntándole con el arma — ¡LARGO DE AQUÍ!

—No apuntes eso contra mí, lastimarás a Jimmy—

Sam no dejaba de respirar con molestia, a lo lejos Dean veía a su hermano sudar.

—¿Qué le hiciste?

—Yo no le hice nada. Comió mucho helado ayer, y durmió solo con calzoncillos. Eso pasó por…

—Mi descuido… — completó el rubio — ¡Pero tú cómo sabes de eso! ¿Qué eres?

Dean se había percatado que no era su vecino con el que hablaba. Sea lo que sea era algo sobrenatural y debía acabar con él.

—Soy un ángel de la guarda—

¡Gran chiste!

—¡¿Qué?! Tú realmente estás loco — respondió cargando el arma — ¡Dime la verdad! ¿Qué eres?

—Ya te lo dije, humano.

Dean se encontraba muy intranquilo, Sammy no dejaba de sudar mientras daba vuelta en la cama, tosía y se retorcía. Además frente a él había un niño completamente loco, bueno era eso, o no sabía qué. ¿Qué podría ser?

*Nunca había oído de algo que tuviera la capacidad de suplantar a una persona.

Y si realmente era un… ¡Imposible! ¡Eso era mentira! Él lo sabía. Los ángeles no existían, porque por más que mamá le hablara de ellos en las noches antes de dormir, por más que ella creyera tanto en esos seres alados, ninguno la ayudó, ninguno bajó de su maldita nube y veló por ella. ¡Así que era mentira!

—Dean, lo que le pasó a tu madre…

Con las manos temblorosas y lleno de miedo, Dean disparó.

Pero la bala jamás fue impactada hacia algo. La bala se detuvo centímetros antes de chocar contra el vecino.

—Te dije que no lastimes el cuerpo de Jimmy. Soy responsable de lo que le pase a este niño. E incluso si me hubieras disparado, esas armas creadas por el hombre son inmune ante nosotros.

Dean quedó despavorido.

—No queda mucho tiempo. La fiebre de Sam está aumentando cada vez más.

Dean corrió hacia su hermano menor y barrió su cabello castaño. Era cierto, la frente de Sam ardía, y el pequeño gimoteaba.

—Llevémosla con la madre de Jimmy —

El rubio miró hacia los ojos azules del otro niño. Quiso hacer preguntas pero solo afirmó con la cabeza. Lo más importante en ese momento era salvar a Sam.

La madre de Jimmy parecía ser una mujer normal, con una personalidad normal y un coche normal.

—Gracias señora Novak — agradeció Dean.

—No hay problema, pequeño. Ya vamos a llegar, Sam estará bien.

Incluso llegaron a un hospital normal y se hizo cargo de Sam un doctor normal. Entonces el único raro y diferente ahí era Jimmy, o el que estaba dentro de él.

—Vayan a comprarse algo caliente —

Jimmy miró extrañado el dinero que le daba su madre, Dean rodó los ojos y le jaló hacia una dispensadora de café.

—Entonces este pedazo de papel es el que vuelve loco al hombre —Jimmy vio a Dean muy pensativo — No temas, Sam saldrá de aquí dentro de trece horas y trece minutos aproximadamente. El doctor solo le recetará tomar bebidas calientes y sus medicinas. Estará completamente curado dentro de un día y veinti… —dijo tratando de meter el billete dentro del aparato

—¿Realmente eres un ángel de la guarda?— preguntó Dean ayudándole a meter el billete. Eso era lo primero que quería que le respondiera, después de todo tal vez era cierto y los ángeles sí existían, tal vez su mamá tenía razón.

—Sí, lo soy —contestó el supuesto Jimmy mientras recogía su vaso lleno de café clásico

—¿Qué es lo que eres exactamente? Quiero decir… ¿cómo es un ángel de la guarda?

—Incluso en el mundo de arriba existen categorizaciones. Luego de un tiempo en el que un ángel nace, es mandado al mundo de los humanos para velar por los más pequeños. Cada ángel tiene designado a un niño, del cuál sabrá todo su destino hasta que cumpla la edad en que sus acciones se determinen por el raciocinio.

—Entonces…¿Eres el ángel de Sam?

—No. Soy el ángel de Jimmy, por eso mismo he podido poseer su cuerpo, es mi recipiente.

—¿Y cómo sabes el destino de Sam?

—No lo sé. Sam es de los pocos niños que no tienen un ángel de la guarda, por eso cualquier ángel de la guarda que esté cerca podrá ver su destino.

—¿Por qué él no tiene un ángel? Si todo niño debe tenerlo ¿por qué no tiene uno?

—Yo… no lo sé…

—¿Por lo menos puedes decirme si habrá otro momento en el que Sammy estará en peligro?

—No... Pero sí puedo decirte que no importa qué pase. Tú siempre estarás ahí para él, protegiéndole.

Dean por primera vez vio al niño de cabellos negros sonreírle, confiadamente también le devolvió la sonrisa.

—¿Los ángeles tienen nombre? O tal vez se llaman por códigos.

—Me llamo Castiel —

—Así que Castiel, que nombre tan gay.

Volvieron a sonreírse mutuamente. Dean se sentía muy tranquilo, y ese tipo de sentimiento era algo que rara vez experimentaba.

—¡DEAN! — el grito turbulento de su padre le sacó de su zona de confort, devolviéndole a la realidad donde sentirse agobiado era de lo más común para él. —¡¿DÓNDE ESTÁ SAM?! ¿ACASO NO TE DIJE QUE CUIDARAS DE ÉL?

—Sí señor.

—¿Y entonces qué se supone que significa esto? ¡Te di una orden Dean!

—Yo… lo siento, señor.

—Señor Winchester, baje la voz o lo sacarán de aquí. Sam ya se encuentra estable, el doctor dijo que lo trajimos a tiempo — la mamá de Jimmy se aproximó a calmar al alterado patriarca de los Winchester

—Muchas gracias por haber ayudado a mis hijos señora Novak, pero no se meta en esto por favor. Dean, quiero que vayas a la casa y comiences a empacar nuestras cosas.

—Sí, señor.

—Pero él no sabe el camino.

—Lo encontrará.